A Taichu nunca le hemos quitado el ojo de encima. Hace años, que mirando hacia atrás parecen siglos, fundaba junto a más artistas argentinos la RIP Gang para más adelante adentrarse en su carrera personal. Ahora, después de todo este tiempo de trap violento, lanza su álbum debut RAWR, y lo hace como punto de partida a su nueva exploración musical, a todo lo que será y a su nueva identidad. Ecléctica y peligrosa, frágil y sentimental. En pleasure shoes con el rímel hasta las mejillas.
Sateo, velocidad o derroche son palabras que podrían definir a la perfección la esencia del álbum. En un camino lleno de altibajos, vamos de los bajos corrosivos de Top o Extra brut con los que abre el disco, pasando por la transparencia y el pop de d Cero o Baladarks, hasta la canción con la que cierra el largo y que nunca hubiésemos pensado que podría formar parte de su discografía por estilo y género musical, Chacha Fight.
Este recorrido por el que avanzamos mientras escuchamos las canciones, y te pido, por favor, que no pongas el aleatorio, también le ha permitido sacar su lado más agresivo tanto en lírica como instrumental, al que ya nos tiene un poco mas acostumbrados. Pero, oye, lo hace, y en la siguiente pista nos habla de sus puntos flacos. Y todo encaja, no importa cómo, porque ya no existen ni el blanco ni el negro, ni el género ni los estilos.
Tan divertida como experimental, la argentina se presenta como una mujer fatal durante todo el álbum. Un poco modo The Other Woman de Lana del Rey, vaya: sexy, con clase, siempre impoluta pero enganchada a un amor que no cura ni le hace bien. Y si no, escucha Alaska. Misma esencia en diferente frasco.
Las colaboraciones tampoco nos han dejado indiferentes. Momento apreciación de su canción junto a Rusowsky, Payday, como parte de esas subidas chulescas del principio del álbum que os comentaba. La solidez de Taichu llega justo cuando debía, con esta nueva era que asumimos como un regalo que ya estamos difrutando.
Track favorito: Extra brut.