La primera vez que fui consciente del efecto Taichu fue cuando, pocos días antes de tener la entrevista, se lo comenté a una amiga. Su reacción fue cogerme la mano y gritar de emoción. La segunda, cuando, entre toda la información que encontré sobre ella, me topé con una cantidad enorme de comentarios en redes sociales que hablaban de cómo les hacía sentir su música. Todos coincidían en lo mismo: como una perra dispuesta a comerse la noche.
Entrevista extraída de ACERO vol. 8, publicada en julio de 2024. Hazte con tu copia aquí
Tais Lopez Miranda ha sido Taichu desde que era pequeña, cuando la apodaron de este modo. Empezó bailando y cantando flamenco con su madre, luego llegaron las covers subidas a Instagram, la RIP Gang (crew en la que también están Dillom y Saramalacara entre otros) y la publicación el año pasado de Rawr, su álbum debut. No había molde previo para Taichu porque lo hizo trizas desde el principio y eso la incluye tanto a ella, como a su música. Quizá por eso dio con el concepto de ‘hotcore’ para describir su sonido y su imagen. En sus propias palabras: “Quería hacerlo todo y que siguiera sonando a mí”. 
La artista me recibe desde su casa en Argentina, con cinco horas de diferencia respecto a España, y me comenta mientras se enciende un cigarro que está contentísima de estar de nuevo en su país tras haber pasado unos días en Madrid. También me dice que la pillo con ganas de hablar y durante la hora siguiente no hay espacio para los silencios.
¿Qué tal Tais? ¿Cómo te encuentras?
Bien, mejor después del viaje a Madrid. Venía en arenas movedizas y el ir para allá, ver a tanta gente e ir al estudio con ellos, que es algo que tampoco suelo hacer tanto porque soy más cerrada en eso, estuvo muy lindo, la verdad.
Qué bueno, me alegro de que te haya venido bien el viaje. Tengo entendido que empezaste en la música de muy pequeña cantando flamenco, ¿no? ¿Qué canciones recuerdas cantar? No sabía que se escuchara mucho flamenco en Argentina.
Sí, yo empecé estudiando canto y de chiquita mi mamá me envió a bailar flamenco. Ella tenía varias amigas que bailaban también, bailaoras de acá, de Argentina, y recuerdo que mi mamá escuchaba mucho flamenco en casa. De tanto escucharlo me salía cantarlo, no lo estudié ni nada, sino que me salía natural esa quebradora que hacen. Lo hice por diversión y por hacer cosas con ella que también era muy joven. Cuando escuché el primer disco de Rosalía, el de Los Ángeles, obvio que me flasheó porque en mi casa venía escuchando flamenco supertradicional, y cuando escuché ese disco, me acuerdo que pensé, ah, esto es flamenco. Yo cantaba mucho Catalina, esa la recuerdo muy bien. 
En 2019 ayudaste a fundar la RIP Gang, esa crew argentina de la que también son miembros Dillom, Saramalacara y Muerejoven, entre otros, ¿cómo fue aquello?
La RIP Gang es un colectivo de artistas del que yo formé parte en los inicios. Éramos todos chicos que querían hacer cosas y nos apoyamos mucho entre nosotros. Creo que la RIP Gang, en lo que es la escena de música más urbana de Argentina, tuvo mayor impacto porque era diferente de la que se venía haciendo o escuchando del mismo género. Todos tenían una identidad muy marcada y, si te fijas hoy, que ya han pasado los años, cada uno ha tomado el camino al que aspiró desde siempre. Aprendí muchas cosas de la mano de ellos y me hicieron ver que podía trabajar haciendo música. Ahí conocí el trabajo de ser artista como tal. Siento que fue el primer empujón que necesitábamos para despegar, estábamos todos muy unidos, fue muy lindo. Hoy en día somos grandes amigos. Yo los siento muy parte de mi recorrido.
¿Te encuentras ahí con el urbano por primera vez?
No, yo ya lo venía escuchando, obviamente. Me acuerdo de escuchar a La Joaqui y a Lara91k cuando aún no había muchas minas rapeando. Siempre escuché mucha música argentina, y también la de España porque era lo único que nos llegaba en español.
Ahora que todos habéis despegado con vuestras carreras individuales, ¿crees que os volveréis a juntar en algún momento?
No lo sé porque la RIP Gang ya no es un grupo como lo fue en ese momento. Yo, por ejemplo, en algún punto tomé otro camino. Creo que sí estaría bueno volver a hacer algo, pero no sé si todos juntos, con Sara sí veo un cruce. Lo de grabar un tema todos solo pasó una vez, de hecho, era una canción por Halloween y la borramos al toque porque no estaba nada bien (risas). 
Antes mencionabas España y, estuviste, si no me equivoco, en el Scrapworld de 2023, ¿Fue tu primera vez aquí? 
No, mi primera vez en España fue en 2021 y toqué en Infierno de Madrid y de Granada y en el Costa Social de Barcelona. Fui varias veces allá pero siempre en eventos o en festivales compartiendo cartel. Todavía no he tenido la experiencia de encontrarme con mi público español del todo, pero ya vendrá.
¿Y cuál fue tu primera impresión de España?
Fue superloco. Imagínate, acá somos como del tercer mundo, para que me entiendas, así que para mí ir a España fue toda una experiencia. Además, me sentí muy bien recibida por artistas que yo escuchaba mucho como La Zowi, Soto Asa y Kaydy Cain. Es más, la primera vez que fui me junté con él en el estudio. Fue todo un flash. 
En el Scrapworld coincidiste con varios artistas como Polimá Westcoast, La Zowi, Aleesha y Gloosito, y has acabado trabajando con todos, menos con Gloosito, ¿Has considerado alguna vez hacer algún tema con él? Lo digo porque el rollo Detroit te pega bastante, además, sacaste una canción con Mechayrxmeo que hace algo similar. 
No, no lo he pensado. A mí el Detroit me redivierte. Si se pinta hacer un tema yo estoy ahí porque siento que entra en mi mundo y en mi identidad sonora, pero así como tal no lo he hablado nunca con él. Por lo general, no me gustan las colaboraciones frías, con toda la gente con la que he trabajado es porque hablé, me llevé bien y teníamos ganas de juntarnos artísticamente, no por colaborar sin más.
Si miramos tu producción musical vemos que hay muchos vínculos con artistas españolas como Juicy BAE, Aleesha, Ms Nina y La Zowi, ¿qué es lo que más te atrae de la escena de nuestro país ahora mismo?
A mí siempre y desde siempre me han maravillado La Zowi, la Juicy, Bad Gyal, Rojuu y Soto Asa. Son de los que más me gustan. De lo nuevo que estuve escuchando, Mushka me encanta, me gusta mucho ese dancehall que ella hace. 
Por lo que hablamos, se te ve muy cómoda en Madrid y teniendo en cuenta la situación política tan compleja que atraviesa Argentina ahora mismo, ¿te has planteado alguna vez afincarte en España?
Yo de chica, cuando la industria urbana Argentina no existía tanto, digamos, porque, como te decía, acá siempre escuchábamos mucho a la Mafia del Amor, a la Pxxr Gvng, a La Zowi y demás, sí me quería ir a España ya que pensaba que allá iba a poder hacer música. Hoy en día te digo que no, que no me iría de mi país porque lo amo por más que la situación sea así de difícil a nivel económico, político y social. Prefiero irme un mes o el tiempo que necesite, pero me gusta el piso de mi país, me gusta Argentina para vivir, mis raíces son de acá, pero sí que me gustaría ir a plantar semillitas en lugares que me interesan.
¿Cómo vivís los artistas la situación de Argentina?
Bueno, yo creo que los artistas tenemos un lugar bastante privilegiado, la verdad, en comparación quizá con la del resto de ciudadanos y más en este momento. Como artista creo que tenemos mucho que aportar. Siento que la música y los músicos mueven a la masa, al pueblo, y es importante también que no nos callemos la boca con las cosas que pasan. Yo, por ejemplo, hago más pop ahora y para mí eso implica una responsabilidad y un placer porque siempre lo vi como un escudo con el que luchaba el colectivo LGTBIQ+ en cierta forma. Creo que toda la música siempre es escudo de algo. Para mí es reimportante que los músicos estemos del lado de la gente porque al final son quienes nos escuchan y nos tienen como referencia, qué mejor entonces que poder darles algún tipo de aliento en una situación que es complicada para todos, pero más para algunos. Desde el lado de oyente, a mí no me gusta ver a un artista tibio, ¿entendés? Me gusta ver a un artista que se para y defiende lo que cree, pierda el público que pierda o gane el público que gane. Esas cosas son las que luego pesan en el tiempo: los que hablaron y los que no por el pueblo y agradecieron cosas tan simples como que te compren tickets. Yo no puedo hacer mucho, pero sí puedo al menos no quedarme callada.
Hace casi dos semanas salió S.O.S con Lali, ¿estás contenta con el resultado? Sé que ella era una de esas colaboraciones pendientes desde hace tiempo.
Estoy recontenta. Lali para mí es de las artistas que más defendió el pop en Argentina cuando todos estábamos haciendo trap porque era cool. Valoro un montón eso de los artistas, cuando se la bancan y defienden lo que quieren hacer. Para mí Lali es una megalaburadora, una persona de diez, tiene un mucho peso como artista y la recontra admiro como colega. Por suerte, la colaboración fue cálida y fue muy divertido bailar con ella. Tengo muchas ganas de tocar este tema en vivo.
Ella te dijo aquello de “el pop lo hacemos entre todas”, ¿no?
Ay, sí, yo estaba trabajando en mi disco y ella también andaba haciendo temas. Sacó un corte que se llama ¿Quiénes son?, que es una frase icónica de una vedette y figura de acá de Argentina, Moria Casán, que para mí es un icono muy pop. Fui al cumpleaños de Lali y le conté que también estaba haciendo una canción con frases de Moria porque me agarré entrevistas de ella y fui apuntando las que me gustaban. Así es como hice bby spice. Ahí me dijo lo de “amor, el pop lo hacemos entre todas” y fue superlindo. Amo tener esa relación con las colegas que también hacen música porque la verdad es que en la industria siendo mujer hay mucha competencia, hay muchas cosas feas, a veces se sintiera como si no hubiera lugar para todas y realmente sí lo hay.
En el videoclip se aprecia una estética muy cuidada, en la que la ropa se vuelve instrumento para expresar vuestra sexualidad, ¿era importante para ambas transmitir esa confianza en vosotras mismas a través de la moda?
En el vídeo creo que fue más algo temático, pero si me preguntas a mí, la moda y la imagen son superimportantes. Es, tal vez, de las cosas que más me gusta de hacer música, también porque me justifica el gastarme dinero en ropa (risas). Yo como artista prefiero explotar mi imagen que mi música. Para mí, la primera acompaña mucho a la segunda y es la que me ayuda a construir ese universo, te da contexto.
De hecho la imagen Taichu es muy llamativa con las gafas extragrandes, las plataformas, el corte pegado al cuerpo y, en general, ese rollo a medio camino entre Showgirls y la divas del pop de los 2000. ¿Cómo creaste tu imagen artística? ¿Qué referencias tenías en mente?
¿No crees que ese momento ya pasó? Siento que está pasando algo reloco, que por suerte me está tocando vivir, y es que parece que ahora estamos en 2014 de nuevo. Ya pasaron los 2000, ahora estamos en el momento EDM. Esto es una rueda que vuelve todo el tiempo. Es verdad que tengo un montón de esas referencias, pero porque, como te digo, soy una gran consumidora del pop en general. 
¿Cómo describirías tu estética entonces?
Scary hot.
Me encanta, ¿hemos pasado del hotcore al scary hot?
Con el hotcore siento que encontré algo supermío, algo con lo que poder entender también mi posición y mi propuesta musical. Estaba haciendo el disco cuando salió el concepto. Mi equipo y yo repasamos todo mi recorrido hasta el momento y ellos buscaron miles de tweets con mi nombre. Todos, de verdad, todos, eran tipo “me siento hot escuchando a Taichu” o “me maquillo mientras escucho a Taichu” o "qué perra me siento cuando la escucho”. Ahí paré y reflexioné, porque eso es lo que yo busco incitar con mi música, así que me agarré a eso, a entender también quiénes son las personas que me escuchan y qué sienten al hacerlo. Igualmente me sirvió para ponerle nombre a mi género que, al mezclar tantas cosas, nunca sabes si es trap del todo o pop o electrónica porque hay sonidos muy diferentes todo el tiempo. El hotcore me sirvió para salirme de las etiquetas de los géneros y tener el mío propio. 
Me parece que el peak del hotcore es Rawr, el álbum que publicaste el año pasado, más clubero, con sonidos distorsionados y mucha electrónica, pero con canciones como Presión, que es un reggaetón, y Payday, con base de dembow, es decir, independientemente del género, hay algo que une y cohesiona los temas, ¿tenías esto en mente cuando ideaste la producción del disco?
No a propósito, pero por suerte me quedaron todos los temas dentro de un mismo universo. Es un poco a lo que siempre apunté también, a no tener que hacer siempre un tema de trap o una canción medio balada o un reggaetón. Quería hacerlo todo y que siguiera sonando a Taichu.
He leído que te habías planteado sacar un EP por cada género que exploras en Rawr, ¿sigue en pie la idea?
Lo dije, lo dije, pero luego me di cuenta de que era un poco locura.
Pero es tan buena idea.
Es una muy buena idea y tal vez en algún momento la haga, pero me he dado cuenta de que quiero ser una artista de discos. El EP me lo guardo para otras cosas. En el álbum apunté mucho al club y a la noche, y me cruzo con muchos remixes de canciones mías en las fiestas. Luego siempre los voy a buscar, a ver quién ha hecho qué, y así los voy recolectando. Me interesa más, por ejemplo, sacar un EP de esos remixes de DJs que son de acá, de Argentina, y que tienen un montón de potencial, un montón de talento y son de la escena más under de acá. También porque creo que al contrario que en España, donde siento que esa misma escena está más formada y tiene más cuerpo, acá están todos intentando hacer que exista un poco más, pero no es tan conocida todavía. La verdad es que hay muchos productores con mucha mente, así que el EP lo guardaría más para eso.
¿Entonces este EP es un proyecto en el que ya estás trabajando?
Ya está encaminado, sí. Lo que me gusta del remix es que hay gente que me reinterpreta y a veces me explota la cabeza porque aciertan mucho. Me pasó con el primero que escuché. Yo había publicado Hi-C, pero todavía no había sacado nada más electrónico, y era un momento en el que venía escuchando mucho a gente del PC Music, como A.G. Cook o SOPHIE. Un chique de Argentina me etiqueta un día en una historia porque había hecho un remix mío con un tema de SOPHIE. Era High C mezclado con It’s Okay to Cry. Ahí dije, ¿cómo sabe esto? A partir de ese momento me encantó la idea de encontrarme con remixes o versiones mías.
¿Algún DJ de Argentina que quieras recomendar?
Están Manu Calmet, Maja, Okte, Mabel. Tayhana y Anita B Queen, que son parte superimportante de la escena club de Argentina. En mi show tengo un bloque que es DJ set, Tayhana estuvo en el de enero y Anita B Queen en el de octubre. Maja y Okte, además, son también los productores de las reversiones del show en vivo que tienen mucho trabajo y son todos temas inéditos.
Estuviste nominada a los Premios Gardel a Mejor Álbum de Pop Alternativo con Rawr, que es un género con el que también has jugado en S.O.S, ¿qué significa para ti el pop y qué tipo de pop quieres hacer?
Yo creo que la historia del pop refleja un poco todo esto que te decía antes de ser escudo, y gracias a ello en el pop se puede hablar de un montón de temas. A mí me sirvió también de protección, y desde él siento que estoy aportando algo. Me gustaría hacer pop alternativo porque yo voy a mezclar sonidos siempre. Es un género que tiene que ver con lo popular, es más amplio, no sé, siento que la música es más libre en el pop, no está tan encasillada. Pop hotcore, eso quiero hacer (risas).
Este mismo año publicabas Push con Skrillex. De hecho, estrenó el tema nada más y nada menos que en Coachella, ¿qué pensaste al escucharte por primera vez en un festival de esa magnitud?
Fue loco. Imagínate, yo soy una perra del tercer mundo, ¿me entendés? Y ahora estoy sonando en el Coachella. Me llamó y me avisó de que lo quería poner en el festival porque, al cancelar Frank Ocean, iba a cerrar él. A mí me parecía todo muy surrealista. Yo de chica escuchaba mucho dubstep, iba a bailarlo a unas fiestas de acá en el Microcentro, una zona de Buenos Aires, entonces cuando lo conocí a él para mí fue como conocer a una eminencia. Siento que Skrillex es la Madonna de la electrónica. Rompió todo un género y lo hizo mainstream, que se pusiera en contacto y quisiera trabajar conmigo fue un sueño que yo no sabía que tenía. 
¿Te has planteado trabajar con algún artista anglo, no solo a nivel producción, si no que te acompañara cantando? Lo digo porque tienes muchos temas en los que cantas fragmentos en inglés.
Sí, sí, obvio, pero la música que yo hago ya existe en inglés y en español no. Por más que me guste componer en inglés, me gusta el desafío de hacerlo en mi idioma y que ese sonido exista en español también.
Me está dando la impresión de que Taichu es bastante reivindicativa. Primero, con lo de no querer quedarte callada, luego por querer ayudar a los DJs de la escena más underground argentina, y ahora por apostar por tu idioma materno. 
Evidentemente, yo también busco el límite en mi música para que sea vendible, pero trato mucho de no abandonar mi deseo artístico por eso. Dentro de ese deseo, sí creo que entra reivindicar las cosas que me calientan cuando las escucho y por eso lo hago.
A Push le siguieron G Class, bby katana y ahora S.O.S ¿Significa esto que habrá próximo álbum? ¿Hacia dónde quieres dirigirte en cuanto a sonido?
Sí, obvio que lo hay. Por ahora tienen esas primeras probaditas, pero todavía no puedo adelantar nada. Sí puedo decirles que tengo muchas ganas de sacarlo ya, pero que también lo quiero hacer bien, así que le estoy dando mucha importancia, lo estoy cuidando muchísimo. Creo que en este segundo álbum se reafirma lo hotcore y scary hot que soy.
TAICHU-4.jpg
Top DESIGUAL, gafas BALENCIAGA, collar SUOT STUDIO, shorts y zapatos de la artista.
TAICHU-3.jpg
TAICHU-2.jpg
Sandalias DOLLSKILL, joyas UNODE50, vestido vintage.