El pasado viernes en la Sala 3 de Razzmatazz, tuvo lugar un concierto inédito: la única fecha de presentación de La mitad pa mi hermano. La ciudad no fue elegida al azar, es un sitio muy importante tanto para Swallow X como para Nico Miseria; así lo dejan ver en sus letras y así lo demostraron en directo. Fue una celebración de su amistad y del amor en general, aunque también hubo momentos para los corazones rotos. Pero por encima de todo, fue una dosis de vitalidad para los afortunados que lo pudimos vivir.
Al entrar podías pillar una pegatina con la portada del disco, es decir, con la cara de los dos, y es que esa noche iban a cerrar un episodio de su vida junto a su coprotagonista. A pesar de la unión que pudimos sentir entre ellos, Nico nos aclaró que no son hermanos, hecho que dejó al título del álbum como un fraude (fuimos engañados). Pero rápidamente notamos que se quieren como si lo fueran, y esa calidez se transmitió al público, un público de entre el que más adelante se desveló algún familiar (esta vez real).
El concierto fue un mix entre las canciones del álbum y algunos tracks antiguos que pegaban. Es una apuesta arriesgada tocar un estreno de hace una semana, porque lo normal es que la gente aún no se sepa las letras, pero para eso se cuelan temas como El censor (rechazo de la llamada). Qué gusto debe dar que te coreen en Barna la barra de “plugg en el Besós, en Diagonal y en Paralelo”. Y qué mejor momento para adaptar Flow de gramear y soltar “comiendo droga en Razzmatazz sin haber desayunado”.
De todos modos, la actuación fue más bien una celebración que un concierto de esos en los que el artista no se puede ni escuchar a sí mismo, y para eso La mitad pa mi hermano fue el álbum ideal. Si todavía no lo has escuchado, te adelanto que ambos muestran su versión más movida, y eso obviamente se vio reflejado en el directo. Los beats de trap y autotune nos alejaron del rap clásico y de sus característicos recitales sobre drumless (quitando La mitad pa mi hermano, último track del disco, que sí lo es), y nos transportaron a un show con una energía muy vitalista y, no sé si estoy solo en el carro, pero también con una vibe futurista.
Fue una hora que nos dejó varios momentazos. Se le cayó el micro a Swallow X, subió un invitado desconocido a cantar, a la hora de despedirse Swallow casi le saca un ojo a Nico… fue una noche especial. Incluso improvisaron una frase combinada que construyeron diciendo una palabra cada uno y que quedó algo así como: “Estamos en Razzmatazz y estamos muy contentos de veros y que estéis borrachos mientras que nosotros no”. Como para no quererlos.
En el cierre culminó toda la magia. Después de regalar al público algunos tracks de El periplo del héroe, bajaron a cantar la que iba a ser ‘la última’ con nosotros. Cantar y bailar, porque para esta ocasión dejaron la bachata, La verdadera. “No recuerdo el nombre de mis ex” solo se puede leer en voz alta y a grito pelado. Claro que después de eso vino la sorpresa final. Nos pusieron a todos a sacar los pasos del meme del baile medieval, de la forma más ridícula posible, e introdujeron OMG, la bomba definitiva. Y así, por todo lo alto, se despidieron de nosotros en un concierto que no se va a volver a repetir.
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