Suu no tiene miedo a decir lo que siente, y Material sensible es su manifiesto. Una oda al amor, a la vulnerabilidad y a las contradicciones emocionales que nos hacen humanos. La misma vulnerabilidad que, como ella misma cuenta, está presente no solo en sus canciones, sino en la vida misma, en la búsqueda constante de un lugar al que pertenecer. En este álbum, la artista catalana se sumerge en algo que le resulta tan natural como necesario. Nos habla de cómo el amor, en todas sus formas, sigue siendo el motor de su música, y de cómo las vivencias personales se transforman en canciones que nos tocan a todos.
Para esta charla, nos encontramos en una cafetería de especialidad en el barrio madrileño de La Latina, entre el murmullo suave de conversaciones y el aroma a café recién molido. Allí también hablamos del problema de la vivienda en las grandes ciudades como Madrid, donde se acaba de mudar. Su gira arrancó en la sala Copérnico el fin de semana pasado, para no te preocupes, que también pasaá por Mallorca, Barcelona, Girona y Valencia.
Suu, comenzaste en redes sociales y a tus veinticinco años acabas de publicar tu cuarto álbum de estudio, Material sensible. ¿Cómo ha cambiado la percepción de tu música y de ti como artista desde esos primeros momentos?
En mi música, el sonido es muy evidente que ha ido cambiando de estilo hasta que me he encontrado. Me he afianzado en el pop, que creo que es lo que más me representa actualmente. Antes era un poco inconsciente porque hacía las cosas por inercia, no con un plan. Ahora sí que sé que mi plan es vivir de eso toda la vida, entonces le pongo muchas ganas.
Al empezar de esa manera tan casera, ¿qué crees que te aportó esa etapa?
Creo que las redes son una herramienta de doble filo, claramente. Hay que estar muy presente, y más ahora con TikTok, hay que estar al día de todo. Es una forma de llegar a otras personas gratuitamente y en un momento, y eso hay que utilizarlo (y aprender a utilizarlo). Por otro lado, el tema de las comparaciones y de estar todo el rato viendo que este o aquel tienen más visitas, o este vídeo por qué no ha ido bien si me lo he currado más que el otro que sí ha funcionado… eso es una tontería. Te comes más la olla de lo que harías, pero hay que aprender a gestionarlo con terapia y filosofía.
En los primeros pasos de tu carrera tuviste que demostrar que no solo eras cantante, sino también compositora y productora. ¿Qué supusieron esos retos para ti y qué aprendizaje te llevaste?
He tenido la suerte de que el equipo con el que trabajo (la mayoría son hombres) enseguida acató que aquí la que mandaba era yo. Es duro decirlo, pero es así. Enseguida me han dado mi espacio y me han hecho el caso que requería.
Cuando vas a festivales o compartes cartel con otros artistas, te das cuenta de que por ser una chica nunca vas a optar a la primera o segunda línea del cartel, o que si ya hay una tú no vas a ir. Nos hacen competir entre nosotras (la propia industria), y eso me da muchísima pena porque admiro a muchísimas artistas del panorama. Me da pena sentir esa competencia que no sienten los hombres entre ellos, o que yo no siento con los hombres.
Cuando vas a festivales o compartes cartel con otros artistas, te das cuenta de que por ser una chica nunca vas a optar a la primera o segunda línea del cartel, o que si ya hay una tú no vas a ir. Nos hacen competir entre nosotras (la propia industria), y eso me da muchísima pena porque admiro a muchísimas artistas del panorama. Me da pena sentir esa competencia que no sienten los hombres entre ellos, o que yo no siento con los hombres.
Ahora que has recorrido más camino, ¿cómo crees que ha cambiado la industria para las mujeres jóvenes que vienen detrás de ti?
Creo que estamos en un momento muy rico, de perder el miedo. Están saliendo proyectos todo el rato de gente interesantísima y de mucha autoproducción, y se les empieza a dar su espacio. Gente que igual se ha dado cuenta de que no requieres de una multinacional para poder prosperar y vivir de la música.
El público está más educado para esto también, que también cuesta. A un chico le preguntas qué música escucha y el mayor porcentaje de artistas que dirá son masculinos. En cambio, una chica te dirá algo más dispar. Es una lástima, pero es así.
El público está más educado para esto también, que también cuesta. A un chico le preguntas qué música escucha y el mayor porcentaje de artistas que dirá son masculinos. En cambio, una chica te dirá algo más dispar. Es una lástima, pero es así.

Durante tu trayectoria has probado con diversos géneros, pero siempre ligados al pop y al indie. ¿De qué manera definirías tu sonido a día de hoy y cómo ha sido la búsqueda del mismo?
Hago pop. Durante muchos años me ha dado miedo decirlo porque estaba muy denostado, la gente banalizaba muchísimo el género, pero hacer melodías pegadizas es complicadísimo. Yo me he afianzado en el pop. Evidentemente es un pop condimentado con indie, con pop-rock, incluso algunos toques de Britpop, en plan Beatles.
Odiar el pop no hace a la gente más profunda ni cool.
Pop es un diminutivo de popular. Que le guste a mucha gente no significa que esté mal, ¿no? Y, no sé, siento que la mayoría de estilos que no son clásico nacen del pop. Odiar eso no tiene ningún tipo de sentido. Por mucho que seas el más indie o el más urbano del barrio, todo nace de lo mismo.
Este disco, Material sensible, es una oda a la juventud y sobre todo al amor, ya sea romántico, propio, familiar o amistoso. También lo tratas desde diferentes ángulos, como el enamoramiento, la ruptura y la reconstrucción. ¿Qué significa para ti esta emoción y de qué manera influye en tu proyecto?
El amor es el motor de mi vida, pero también el de mucha gente. Aprendo del amor hacia personas, el amor a la música, el amor a existir, el amor a estar vivo. Le canto al amor todo el rato, es así, es muy típico y muy tópico, pero es lo que a me remueve y me hace tener ganas de escribir.
En concreto, en Passen coses, exploras una declaración de amor romántica, pero también reconoces el proceso de negarlo. ¿Por qué piensas que esta situación sucede tan a menudo?
Pues por el miedo a mostrarnos vulnerables, yo creo, al menos en mi caso. No quiero ser la voz de nadie, pero creo que cuando estás intentando sentir cosas por alguien, dejar que alguien forme parte de tu vida, es también dejar que la destruya de alguna forma. Es muy tétrico, pero es así. Cuando me empiezo a enamorar me siento pequeña, no me siento grande y potente, al revés. Digo, ostras, en cualquier momento esa persona me puede trastocar mi vida, y no queremos eso. Pero bueno, también hay que aprender a gestionarlo y que no sea un trompicón tan grande. Enamorarse y que se pueda gestionar un poco más suavemente. No sé cómo, molaría saberlo.
“Hago pop. Durante muchos años me ha dado miedo decirlo porque estaba muy denostado, pero hacer melodías pegadizas es complicadísimo.”
Además del amor, en Material sensible también expones situaciones de duda, incertidumbre, vulnerabilidad emocional. ¿Cómo fue el proceso de enfrentarte a esos aspectos más íntimos de ti misma al escribir las canciones?
Es una cosa muy natural. Poco a poco vas creciendo, conociendo a gente y te van sucediendo, no lo eliges. Molaría mucho poder elegir de quién te enamoras, pero también sería más aburrido, y yo creo que no haría canciones. Hago canciones porque me suceden cosas que necesito contar. Si las pudiese elegir, no sería tan divertido.
En el disco también encontramos una colaboración con Éxtasis en Me siento mejor. ¿Cómo surge este featuring y qué aprendiste de este trabajo?
Éxtasis, aparte de ser un grupo emergente, son mis mejores amigos. El cantante es mi mejor amigo, de hecho, y es el productor de la mayoría de temas del disco, Gerard Giner. Me parecía muy honesto que la única colaboración fuese con alguien que realmente ha participado en el disco.
En mis trabajos no he puesto muchas colaboraciones, normalmente. Siempre han sido con gente que ha tenido mucho que ver en el proyecto. Me parecía coherente que la única colaboración fuese con ellos porque más cerca del disco que ellos no ha habido nadie, solo yo. Además, es un tema que escribimos hace tres años, lo teníamos ahí, lo cantábamos siempre en las fiestas. Y decidimos meterlo porque ya tocaba tenerlo publicado.
En mis trabajos no he puesto muchas colaboraciones, normalmente. Siempre han sido con gente que ha tenido mucho que ver en el proyecto. Me parecía coherente que la única colaboración fuese con ellos porque más cerca del disco que ellos no ha habido nadie, solo yo. Además, es un tema que escribimos hace tres años, lo teníamos ahí, lo cantábamos siempre en las fiestas. Y decidimos meterlo porque ya tocaba tenerlo publicado.
Entonces, ¿esta canción ya existía?
Sí, esta canción ya existía. Con mis amigos soy la pesada de la guitarra, entonces estamos siempre componiendo, haciendo melodías. Esta canción surgió un día de resaca, me atrevo a decir, en su piso, una mañana. La cantábamos siempre.
Por otro lado, Un poco es una canción grabada en una sola toma de guitarra y voz, ¿qué te motivó a hacer algo tan íntimo y auténtico en medio de un disco más producido?
Es mi favorita. Esta canción no estaba en el disco. Llegué al estudio el último día que teníamos que grabar coros o algún retoque final, y la había compuesto la noche anterior. Llegué y dije, chicos, vamos a parar máquinas un segundo. Íbamos tardísimo, ha salido más tarde de lo que tenía que salir. No había tiempo para hacer esto pero por mis ovarios que la quise meter, y me alegro mucho de haberlo hecho.
También porque en redes me muestro a guitarra. Dije, ¿cómo me muestro con todo el vestido después? Me parecía honesto meter una canción tal cual. Está grabada a una toma; la grabo yo, no hay nada, no hay trampa ni cartón, no hay afinación de voz, es lo que hay. Y eso me gusta.
También porque en redes me muestro a guitarra. Dije, ¿cómo me muestro con todo el vestido después? Me parecía honesto meter una canción tal cual. Está grabada a una toma; la grabo yo, no hay nada, no hay trampa ni cartón, no hay afinación de voz, es lo que hay. Y eso me gusta.

Eres una gran defensora de la música en catalán y de preservar este idioma en la industria. ¿De qué manera consideras que tus canciones han ayudado a visibilizar esta lengua dentro de la escena?
Cuando empecé a hacer canciones y a publicar mi música, en Catalunya no había ninguna mujer solista, no existían. Sí que había mujeres solistas haciendo más lírico o clásico, pero nadie haciendo mainstream. Había muchos grupos, muchos hombres, pero ninguna mujer. Crecí sin referentes femeninos. Fui haciendo mi camino y me gusta mucho ver que mujeres que venían a mis conciertos, como Mushka o María Hein, ahora han hecho sus proyectos.
No quiero decir que yo haya servido de ejemplo ni nada, pero tengo la sensación de que he allanado el terreno para que ahora sea más fácil y, sobre todo, para que los festivales y los contratadores tengan más presente el no diferenciarlo, que me parece absurdo. A ningún hombre le preguntan si hace música para hombres o si hace música masculina. En cambio, todas las mujeres se etiquetan como ‘la cantante mujer’, o ‘música para chicas’, ‘música femenina’. Hacemos música. No la hago pensando que la va a escuchar una chica en su habitación rosa con su pijama de terciopelo. Hago canciones y ya está.
No quiero decir que yo haya servido de ejemplo ni nada, pero tengo la sensación de que he allanado el terreno para que ahora sea más fácil y, sobre todo, para que los festivales y los contratadores tengan más presente el no diferenciarlo, que me parece absurdo. A ningún hombre le preguntan si hace música para hombres o si hace música masculina. En cambio, todas las mujeres se etiquetan como ‘la cantante mujer’, o ‘música para chicas’, ‘música femenina’. Hacemos música. No la hago pensando que la va a escuchar una chica en su habitación rosa con su pijama de terciopelo. Hago canciones y ya está.
¿Alguna vez has sentido que cantar en un idioma u otro te ofrece una mayor libertad creativa o emocional?
Yo soy bilingüe. Mi padre no habla catalán y mi madre prácticamente no habla castellano, así que en casa he crecido con ambas lenguas. A veces pienso en las dos y es un poco lío, por eso las ganas de escribir en los dos idiomas. En catalán, como es igual la lengua con la que más me he relacionado en mi infancia, me siento un poquito más sensible y me salen las canciones más dulces. También por la música que he consumido en esta lengua. En castellano me siento un poquito más punk, no sé por qué. Habré consumido más indie o más rock.
Tienes preparada una gira por España pero aseguras que te encantaría cruzar el charco y tocar en Latinoamérica. ¿Qué significa para ti la conexión con el público latinoamericano y cómo crees que tu música resuena en esa región?
Me sorprende el tema de las redes porque te escribe alguien de México y te dice ‘estoy aprendiendo catalán por una canción tuya’, y a mí eso me llena el corazón. Hace muchos años que quiero ir porque hay un volumen grande de gente de México, Chile, Argentina… Creo que al final de año podremos ir por primera vez. Aunque sea yo con la guitarra y montar un show más modesto. Quiero conocerlos y ver qué hay allí.
Si miras atrás, ¿qué momento de tu carrera consideras como el más significativo en tu evolución artística?
El primer día que decidí publicar una canción en redes. Yo creo que sin ese disparo de salida seguramente no estaríamos aquí ahora, o habría sido todo muy distinto.
Por último, ¿qué otros proyectos tienes en mente tras la salida de Material sensible?
Este año mi idea es, aparte de haber sacado el disco, juntarme mucho en el estudio y hacer colaboraciones con varios artistas. Es el plan que tengo ahora mismo en mente, por eso he venido a Madrid.
¿Con qué artista o productor te haría especial ilusión trabajar?
Me encantaría juntarme con personas como Las Ginebras o Jimena Amarillo. Barry B me gusta mucho lo que está haciendo, me encanta. Hens también. Gente más joven que está haciendo mucho ruido y que me parece muy interesante. Area, Dani Fernández… Bueno, te puedo decir una lista enorme de gente con la que me querría juntar y que espero hacerlo pronto.
