Por fin está aquí el esperadísimo Superman de James Gunn. La película ha llegado con la responsabilidad sobre sus hombros de levantar no solo un universo cinematográfico, sino todo un estudio. Con unas expectativas tan altas —y hay que aceptarlo, casi imposibles de cumplir—, la nueva cinta sobre el último hijo de Krypton no redefine el cine superheroico, lo que hace es recimentar al héroe más grande de todos los tiempos, recordándonos por qué este hombre con capa y calzoncillos sobre los pantalones nos ha inspirado durante generaciones. Y, gracias a este film, lo seguirá haciendo con las nuevas.
James Gunn nos presenta una película que huye del mito y la figura mesiánica para poner el foco en la humanidad de Clark Kent. Nos hace ver que lo que lo hace ‘Súper’ no es su capacidad de volar, ser indestructible o disparar rayos por los ojos, sino cómo nos ve a la humanidad, cómo percibe el potencial en cada uno de nosotros y cómo él intenta estar a la altura de ese estándar. Y esto lo consigue en una aventura tremendamente divertida que no se detiene ni un segundo, en un universo colorido donde hay kaijus, monstruos intergalácticos y un perro volador.
Aunque para nosotros esta es la primera aventura de Superman en este universo, la película no se detiene a contarnos de nuevo su historia de origen. Eso ya forma parte de la cultura popular: todo el mundo sabe que es un alienígena enviado a la Tierra por sus padres antes de que su planeta explotara, y que fue criado por una pareja de granjeros bondadosos que lo inspiraron a ser buena persona y usar sus poderes para ayudar. La película nos sumerge directamente en un mundo que lleva cientos de años expuesto a metahumanos y tres años viendo a Superman surcar los cielos. Tampoco detalla el origen de los villanos o de los secundarios; el film se centra en las acciones de cada uno, dejando que estas los definan.
Este enfoque podría ser un punto débil para algunos, y me lleva a pensar que quizás nos hemos acostumbrado a estar sobreinformados sobre los personajes. Queremos saber de dónde vienen, por qué hacen exactamente lo que hacen, dónde se conocieron y qué se dijeron la primera vez. Sin embargo, recuerdo cuando de pequeño vi por primera vez Regreso al futuro: en ningún momento me contaron cómo se conocieron Marty y Doc, simplemente nos lanzaron a una aventura maravillosa. ¿Podríamos haber disfrutado de un poco más de metraje para saber qué le pasa por la cabeza a Luthor? Sí. ¿Haría la película más rica? También. Pero, de nuevo, el foco de James Gunn es Superman, y Superman es lo que importa.
Hablemos del casting, porque es insuperable. Sobre todo, David Corenswet, que como Superman es simplemente perfecto; este hombre nació para ser el Hombre de Acero. Y qué decir de Rachel Brosnahan como Lois Lane; la química entre ambos en pantalla es una absoluta locura. Sus conversaciones a lo largo del film son una delicia, desde la entrevista que ya intuíamos en los tráileres hasta el diálogo en el que Lois le dice a Clark que tiende a ver a todo el mundo como alguien hermoso, como si eso fuera algo inocente y malo a la vez. Y él responde con la que es, desde ya, una de las frases más importantes pronunciadas por el personaje: “Maybe that’s the real punk rock”.
Y ese es el núcleo de la película. Vivimos en un mundo donde la extrema derecha ocupa más y más espacios a cara descubierta, donde las injusticias están a la orden del día y el odio se esparce sin reparos por las redes sociales hasta normalizarse. Superman llega para decirnos que ser amable es un acto de rebeldía, que ser bondadoso es el nuevo punk. Y ese es un mensaje poderoso.
Pero quien crea que esto es lo único que el film tiene que decir, no conoce bien a James Gunn. Porque sí, esta es una aventura divertida y colorida, pero también hay espacio para la crítica social e incluso geopolítica, presentando un conflicto entre dos territorios que resulta rabiosamente actual. El cineasta tiene para dar y repartir: aquí reciben los troles de internet, retratados literalmente como monos amaestrados. También nos muestra la facilidad con la que un titular malintencionado puede hacer que la gente coja las antorchas para quemarlo todo, orquestado por un millonario megalómano con gran influencia y capacidad para manipular medios, redes y gobiernos. Este es Lex Luthor, retratado de manera brillante por Nicholas Hoult, que se consolida como uno de los villanos más despreciables de la historia.
Superman es una carta de amor a los cómics que, estoy seguro, enamorará a los fans del personaje. Pero hará algo incluso más importante: encandilar a nuevas generaciones que saldrán de la sala con una sonrisa de oreja a oreja, repitiendo una y otra vez: “'Cause I'm a punk rocker, yes I am”.