Ayer el segundo día de Sonorama arrancó con la resaca del primero, pero eso no nos frenó. Con las pilas recargadas, protector solar y una botella de agua en mano, estábamos listas para otro día en Aranda de Duero. Comenzamos la jornada a orillas del río con Suu, y por la noche nos trasladamos al Recinto Ferial para disfrutar de Hinds, Travis Birds, Valeria Castro y Luz Casal. Y por supuesto, no podíamos perdernos a los OG’s del rap español: SFDK y Natos y Waor. No había tiempo para elegir, había que disfrutar de todo.
Llegamos a las cuatro de la tarde a los conciertos gratuitos de El Charco, a la orilla del Duero, donde las peleas con pistolas de agua eran la solución perfecta para combatir el calor del mediodía. Suu también lo fue. La catalana y su banda se subieron al escenario puntuales y vestidos de negro. Aunque el escenario era pequeño, fue ideal para sobrellevar la resaca de ayer. Lo más divertido fue escuchar a la gente cantar en catalán con un marcado acento castellano, y para rematar, Suu se lanzó al público, que la recibió con una lluvia de disparos de agua. Cerró con Tu eres un temazo, y quien no la conocía, la aprendió en el acto. Nosotras ya la teníamos bien aprendida.
Aunque el calor fuera devastador, a las seis y medida salíamos directas al Recinto Ferial con la ilusión de ver a las Hinds. No éramos las únicas, una hilera de personas en la entrada esperando a poder entrar, mientras escuchábamos el concierto de fondo. Tras correr hacia el escenario Ribera del Duero, nos encontrábamos a Carlota y Ana tocando En forma, con todas nosotras gritando “Mírame, no puedo más” a viva voz. Está claro que el calor no puede parar a las fans de Hinds.
Cuando comenzó el concierto de Travis Birds en el escenario Aranda de Duero, se notaba una clara división entre quienes buscaban la sombra y quienes lo daban todo por estar en primera fila, aguantando el sol abrasador. Travis, como un gato negro en el escenario, se movía con sigilo, seducción y una fuerza increíble. Para quienes no la conocían, esta fue la oportunidad perfecta para enamorarse de ella. Su voz, áspera como la arena, combinada con la potencia de la banda que la acompañaba, fue sencillamente impresionante. Escuchar Coyotes en directo fue toda una experiencia.
Poco después nos tocó una de las más esperadas del festival. Valeria Castro había comentado en X que temía no tener público en su primer Sonorama, se equivocó. La gente se peleaba por estar en primera fila, y Valeria apareció en el escenario como un ángel, con un conjunto blanco y su pandero cuadrado apoyado en el suelo. Su voz, capaz de ponernos la piel de gallina con una sola frase, hizo que el concierto fuera redondo de principio a fin, arrancando lágrimas a más de uno. Aunque el sonido de un escenario vecino se colaba de fondo, no impidió que todo Aranda cantara al unísono Quítame la pena, creando un momento único.
Tantas emociones y sentimientos nos estaban dejando blanditas, pero entonces llegó Maikel Delacalle y montó la fiesta. Nos atrapó de inmediato. Su espectáculo fue una explosión de energía, con confeti y globos gigantes volando por todas partes. Maikel hizo que Aranda se convirtiera en una auténtica celebración y Fanático hizo que el público explotara. Pero si hablamos de celebración, tenemos que hablar del show de Luz Casal, a quien no teníamos pensado ver, pero nos hipnotizó cuando pasábamos a pedir una cerveza. Se nota quien lleva una vida en los escenarios, eso está claro, nos mantuvo mirando la pantalla durante treinta minutos que se hicieron cortos. Sonaron clásicos como No me importa nada y Entre mis recuerdos,
El concierto de Natos y Waor fue puro barrio, con esas voces rotas que lo daban todo en cada tema. Y sí, por si os lo preguntabais, Generación perdida hizo que el público explotara. Natos, casi al borde de quedarse sin voz, se dejó la piel en el escenario, mientras los beats venían con un toque más electrónico, transformando RocknRollas en un teknazo. Sonaron sus temas más míticos, el recinto estaba petadísimo y hasta que no acabó el concierto no pudimos ni movernos. Está claro que los de Carabanchel han marcado una etapa en la vida de los chavales. Un bolazo, aunque hubiera estado guapo que Recycled J se hubiera sumado al show.
Para acabar el día tuvimos a SFDK, los OG’s del rap español. Hay grupos que envejecen mal, pero ellos no son uno de esos. De hecho, podrían seguir otros treinta años y seguiríamos yendo a sus conciertos. Sin necesidad de aparentar, se presentaron con sus camisetas de basket y ofrecieron un show que mezclaba lo mejor de sus clásicos con los temas de su nuevo álbum. Zatu, siempre genuino, conectó con el público con su energía y su humor: “¿A alguien le ha subido más el porro de la cuenta?”. Fue una noche redonda, que dejó claro por qué SFDK sigue siendo una referencia en la escena después de tantos años.