Oye, no es por molestar a nadie, pero últimamente el Barça está más fuerte que el Madrid, ¿no? Y no, no estoy hablando de fútbol. Existen alternativas en la industria musical y se puede hacer recorrido sin irse a vivir a la ciudad a la que todos se mudan; es más difícil, pero se puede. La Slad Mobb quiere demostrar que en Barcelona existe esa oportunidad y la gente tiene ganas de que así sea. Por eso, concierto al que vamos de alguien del movimiento, concierto que vemos que se vive como si fuera el primero.
33 myself, Zadi Plug, Litro y Xarlyto son la Slad Mobb, un equipo que lleva unos años remando hacia la misma dirección, y eso al final da sus frutos. Arrancaron en pandemia con vídeos caseros y haciendo música con una clara influencia estadounidense. Ahora todo sigue igual en esencia, pero la experiencia les ha hecho creer más en ellos, apostar por su proyecto y, en consecuencia, pegar un upgrade notable. La música es mejor, los vídeos son mejores y ellos cada vez se diferencian más de los demás (vamos, que han encontrado su identidad), momento ideal para verlos en directo, ¿no creéis? 
En el concierto vimos caras conocidas, tanto arriba del escenario como entre el público. Se ve una gran comunión entre artistas en ocasiones como esta, algo que ya no es casualidad, pues da la sensación de que se esté gestando algo más grande de lo que todos quieren formar parte y con lo que se sienten identificados. Para que un movimiento funcione es tan importante que se forme un circuito comercial como que se forme una buena escena underground, y en Catalunya ya tenemos nombres como Mushka o Flashy Ice Cream ocupando festivales; no se puede fallar en la otra parte, hay que fomentar el under.
Que me voy del tema. La Slad fue a Club Sauvage a presentar su nuevo EP, La clau de la ciutat, pero como con ser cuatro no les bastaba, vinieron acompañados de Thatkid y de unos cuantos más. Alguno de los nombres quizás te suena, te digo un par: Raly (debería), Lucigarci (también); pues ambos vinieron a cantar sus respectivas colabos, A la meva pell y First Class. Hubo momentos en los que entre el espacio limitado y la cantidad de protagonistas que había en el escenario se sembró un poco el caos, pero ellos mismos se encargaron más adelante de que ese caos nos supiera a poco.
Muchos de los artistas que llenan estadios echan de menos tocar en una sala a reventar y salir a liarla. Pues eso es justamente lo que este cuarteto ha visto que se puede permitir y se lo ha permitido. Pogos en escasos metros cuadrados, saltos al público (en realidad creo que solo lo hizo Zadi) y energía para repartir entre un público que estuvo activo de principio a fin. Sin duda el momento de Mala & Boujee fue de nuestros favoritos, ese estribillo tiene algo especial en directo. 
Finalmente, nos quedamos como recuerdo con un par de billetes personalizados que lanzaron a la multitud mientras cantaban aquello de “billets, billets, billets, billets, billets, billets, billets de cent”. Nosotros tenemos uno de Litro y otro de Zadi. Y tú, ¿pillaste alguno?
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