Simona se pasea por la vida como quien tiene una experiencia milenaria. El amor, la muerte, vivir cinco años sin papeles en Barcelona o reafirmarse en su identidad han marcado su paso al mundo adulto. Pero ella ha encontrado la salvación en sí misma y en la música. Porque ser una popstar con pelucón nos hace ver la vida de otra forma, y aunque comer de esto no sea tan fácil como parece, ella no está dispuesta a tirar la toalla. Sobre esto y muchas cosas más hablamos aquí.
Entrevista extraída de ACERO vol. 6, publicada en noviembre de 2023. Hazte con tu copia aquí.
Su último disco, Esfera de amor, habla de todo esto. De buscar la sanación en sí misma, de aceptar todas las identidades de su vida, de la intimidad, de la sensualidad y la ternura. A finales de noviembre, o principios de diciembre, lanzará Esfera de amor club edits, con sus trece canciones remixeadas por otros artistas, entre ellos, Daniel 2000, Roza Terenzi o Sherelle. Algo que ella se lleva a la performance y a la transmutación de toda su obra.
Con esto ya tendría material para escribir unas memorias, pero si le sumas un discurso impecable y un afán constante por superarse, nos encontramos frente a una de esas artistas que tanta falta nos hacen hoy en día. Simona, indudablemente, lo es. Sin prejuicios, sin miedos ni artificios.
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Vestido PEPA SALAZAR, collar ARMANDO COLLARES, zapatos MERR FER, anillo PIA GLASSWORKS.
Tenía muchas ganas de hablar contigo. ¿Qué tal va todo?
Muy bien. Esta semana he trabajado un montón pero esta mañana la he tenido libre, así que más chill.
La última vez que nos vimos actuabas en nuestra primera fiesta de ACERO Club, menudo estreno tuvimos. ¿Cómo recuerdas tú el concierto?
Fue chulísimo, me encantó que no hubiera escenario, así la vibe es más contagiosa. Para mí estar tan lejos de la gente se me hace raro, yo soy muy cercana, muy de tocar a las personas y de sentirlas. A veces me siento muy pequeña allá arriba, no me gusta estar por encima de nadie (risas).
Desde luego, quedó clarísimo que tienes madera de estrella del pop. Y así te presentas en Esfera de amor, tu último disco. Después de cuatro años en la música lanzas tu primer álbum. ¿Por qué ahora?
Siempre he ido sobre la marcha, nunca me he preocupado por eso de ¿qué voy a hacer? ¿Cómo van a ser las cosas? Todo ha sido bastante improvisado. Estos cuatro años han sido un hobby, y aunque sabía que acabaría dedicándome a esto, ahora parece que ha cogido forma. El álbum lo hice el año pasado, en diez días en Tarragona con Sr. Chen. Yo escribo mucho en cuadernos, tengo millones de poemas ahí. Siempre le doy mucha fantasía, pero ese año tenía escritos muy darks, y sentí que sería la oportunidad de plasmarlo en un largo. Solo tuve claro que seguiría la línea de Shampoo, y que sería la canción que definiría el sonido del disco.
No me esperaba que partieras de textos tristes, la vibe del disco parece todo lo contrario. Hablas del selfcare, del cuidarse a uno mismo, de amarse; pero, claro, también está relacionado.
Sí. Siempre hay que indagar dentro cuando uno está triste y buscar la forma de cuidarse. Para mí, Esfera de amor ha sido ese refugio que encuentro en la música para salvarme del mundo. No hay amor más grande que una canción que te hace feliz. Si vos estás en el peor día de tu vida y te ponen una canción que te hace feliz en el supermercado, vas a por todas (risas).
Surge un paréntesis, ¿no?
Total, para mí la música es eso, un paréntesis dentro del caos.
¿Se puede saber qué te pasó ese año?
Un montón de cosas. Experimenté por primera vez la muerte de un amigo, volví a ver a mi familia y a Argentina después de cinco años. Me dio una crisis de identidad muy fuerte, porque no me sentía de allá pero tampoco de acá. Me di cuenta de que estaba creciendo, y que las cosas ya no te las tomas tan a la ligera. También me hizo preguntarme cuál era el espacio de sanación que uno encuentra cuando se hace mayor.
¿Lo has descubierto o todavía estás en el proceso?
Para mí es la música, mis amigos e ir a bailar al club.
Y te curaste a ti misma con Esfera de amor.
Sí, literal.
Se nota. En Ámate hablas del placer de estar contigo misma, en Esfera de amor dices, “vivo en una esfera de amor en la que todo está bien, no pinches mi burbuja, no te acerques a mí”. ¿Qué haces en tu día día para no explotarla?
Es un trabajo muy duro. Soy canceriana con ascendente y luna en Piscis; toda agua, empática, muy abierta y emocional. Me cuesta muchísimo mantener mi energía, la gente entra mucho en mí. Yo lo fuerzo mucho, diariamente me digo, ¿cuáles son tus ideas reales? ¿Qué es lo que pensás? ¿Qué es lo que querés? Me ayuda mucho ir al gimnasio, comer sano y meditar, y me chupa el huevo que sean cosas de señora de treinta años (risas). Estar sola para mí es la clave, y mira que soy fanática de mi gente, pero amo quedarme en casa, escuchar música, fumarme un porro y escribir.
Estar para ti.
Sí, y más ahora que no parás de pensar en producir y sacar temas. A veces pienso, ¿cuánto tiempo has estado sin el celular o sin la computadora? ¿Qué momentos utilizas para estar con vos?
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Vestido PEPA SALAZAR, bolso MERR FER, collar ARMANDO COLLARES.
¿Verdad? Parece que nuestro tiempo libre se base en ser productivos, en hacer to do lists, el skincare obligatorio mañana y noche, batch cooking… es agotador. Ya no sé qué es bienestar y qué es producción.
Nuestros días se basan en hacer check lists constantes. Todo muy aesthetic, de té matcha por la mañana y de escribir cartas a Dios (risas). Siento que estamos tan intoxicadas que ya no sabemos ni a qué aferrarnos, y nos encanta esto porque creemos que la sanación es la salvación. Por eso el bienestar real es la intuición, y preguntarte cada día, ¿quién querés ser hoy? Tipo, por la mañana no quiero ver a nadie, y por la tarde soy actriz porno (risas).
¿De eso va Plush, no? La verdad es que aúna muy bien toda esa energía entre ser pop y porn star, dealer, el baile y el erotismo, o así lo cantas. ¿Ya te imaginabas que sería EL hit mientras la grababas?
Fue la primera canción que grabamos en el estudio el primer día. Plush es una canción que habla de todas las cosas que tenemos que hacer para vivir de lo que nos gusta. La primera vez que la escuché, cuando ya habíamos sampleado las voces, dije, wow. Así que, sí, ya sabía que sería el highlight del álbum.
Quizá por eso no te la puedes quitar de la cabeza.
Me encanta, es súper divertida. Me acuerdo que la primera vez que la escuché fuera del estudio fue en Maricxs y me volví loca. Nunca me había pasado esto de escuchar mis canciones en un club.
¿En serio?
Sí. Obvio mis amigas me las ponen porque me molesta, pero de escucharlas en un contexto más random no me había pasado.
Qué fuerte, o sea, te incomoda.
No, pero me da vergüenza. No siempre soy una popstar (risas).
¿Cómo llevas lo de compaginar la música con otros curros?
Es un viaje. Siento que nada es suficiente, y es superinjusto. Tanto los artistas como los que curran en cultura somos personas que trabajamos un montón. En Latinoamérica ni qué decir, pero en España el arte es para personas privilegiadas. Mucha gente que está a mi mismo nivel de proyecto lleva años viviendo de él, pero porque tienen privilegios de los que yo ni parto, ni vivo en casa de mis papás, ni tengo ayuda de nadie. Hay gente que se cree que gano un montón de dinero.
A mí también me ha pasado esto, es como padecer el síndrome de Hannah Montana.
Total, yo esta noche trabajo de camarera en un hotel. Compaginar otro curro con la música tampoco es fácil, no me pueden reservar todos los findes de semana porque tenga un shooting, una entrevista, un show o que ir al estudio a grabar, se hace muy difícil. Por eso hago webcam, porque en un rato libre me pongo en la cama y chao.
¿En algún momento has pensado dejar la música?
Sí, de hecho, me pregunté si todo este esfuerzo merecía la pena. Dije, lo dejo todo y me pongo a trabajar en cualquier sitio normal, pero siempre pienso que así no sería feliz. Se me pasa a diario por la cabeza, y es una lucha interna por hacer lo que me gusta o tener una vida estable. Y obvio que elijo esta, y no me quiero cansar.
¿Qué cambios propones?
Para empezar, tener más información a mano, algún tipo de financiación por parte del estado, más convocatorias artísticas, que nos explicaran toda la burocracia que hay detrás y que los clubs pongan mejores condiciones para los artistas. En general, la oferta de espacios para generar cultura es malísima.
Además de artista también eres migrante, o sea, doble complicación. Si no me equivoco estuviste en Barcelona cinco años sin papeles. ¿Cuánto te marcó esta experiencia?
No sabía todo lo que me estaba marcando hasta el día que tuve mis papeles. Es un situación de mierda. Me ha pasado hasta que en un curro no me pagaran mi sueldo por la cara. El tema de la salud no está mal, pero igualmente no podés salir del país. Me pongo mala hablando de esto, es que, tener derecho a unas cosas o no por el lugar en el que naciste me parece de lo más nefasto y fascista que hay.
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Creo que es el momento perfecto para hablar de tu canción Meloni (risas). Me interesa saber cómo surge y qué te lleva a no quedarte callada.
El discurso de esta señora es muy heavy. Acá en España fue muy aplaudido, y es muy loco cómo la ultraderecha cada vez tiene más poder. No sé si soy yo que me muevo por ambientes diferentes, solo con mariconas increíbles que pensamos de otra forma, pero es muy fuerte que haya personas que piensen así.
Esto pasa más de lo que creemos. Hacemos nuestra propia burbuja de confort y cuando salimos al mundo real, flipamos.
¿Viste? Te quedas confundida. Porque no es que sean personas con ideas distintas, es que fomentan el odio. También pensé, a mí esta señora me quiere exterminar; soy migrante, bisexual, puta, hija de una lesbiana. Y en las webcams pienso mucho en esto, porque muchos clientes serán padres de familia que si sus hijas se ponen falda corta les dirán que no salgan así vestidas. Es una doble moral irónica, y tiene gracia que ella grite no a la inmigración cuando Europa vive por la explotación de inmigrantes ilegales.
¿Recibiste mucho hate después de lanzarla?
Sí, algún comentario cayó tipo, “antes eras mucho más linda cuando cantabas sobre la playa”. Que también me encanta, pero para mí es importante hablar de estos temas en una entrevista o una canción porque está bueno que haya algo de compromiso con cosas que vayan más allá de lo ideal en el arte, del amor, o de lo romántico. A veces miro para atrás y veo que la música tenía un valor más reivindicativo y creo que se está perdiendo. Aunque las pibas lo están recuperando, Tokischa por ejemplo es increíble.
O sea, para ti la música es full política.
Exacto. Mi experiencia cultural y social es esta, pero tampoco tiene que ser para todos los artistas. Yo sé que hay otros artistas que no les tocan de cerca y que no tienen la culpa tampoco.
Cuando lanzas una canción como esta, y escribes “cuéntale a tu mamá, abro la webcam y me toco, quién se ha conectado, tu padre”. ¿No te da miedo que eso quede a la escucha de cualquiera?
Obvio, un montón. Los días que lanzo música nueva me siento extraña porque sé que me expongo un montón a mi familia y amigos; muchas veces no querés que sepan cómo sos. Pero siento que eso hace que mi música sea real. Mi padre me escribió el día que saqué el álbum y me dijo que había flipado porque hablaba de muchas cosas que nadie habla. Es superlindo, porque otro tipo de persona se avergonzaría, pero tengo un montón de suerte.
La suerte de haber creado otra esfera de amor con tu gente.
Sí, mis amigos y, en general, mi familia son supercute. Quizá no han tenido los recursos suficientes para apoyar mi proyecto artístico, pero me lo han dado todo en calidad humana, en libertad y en amor. Puedes tener toda la plata y recursos del mundo, pero si no tenés gente que te apoye y te quiera, no tenés nada. Y eso para mí es el privilegio más grande.
Volviendo al disco, de Esfera de amor se dice que es tu glow up definitivo. ¿Lo sientes así?
No sé, yo cambio mucho de gustos. Ojalá vengan cosas mejores. Y también me gustan mucho las canciones que ya he hecho, me parecen supervaliosas. A medida que haces música y que encuentras a personas que te entienden, como Chen me conoce a mí, se abren nuevos universos. En el ambiente de la producción la mayoría son tíos mazo raros con los que siento que no encajo. Antes iba al estudio y pensaba, si ni siquiera conozco a esta persona. Y para mí, que hacer música es como hacer el amor, parecía una cita rara (risas).
De esto habláis en Women in the Studio, el cortometraje de AWWZ sobre su último álbum Ladah Temple, de reivindicar la presencia de las mujeres en una industria que sigue dominada por las figuras masculinas.
Sí, y gracias a Chen que ahora me siento más cómoda. Esfera de amor también me ha ayudado en confiar en alguien para crear música. Antes tenía el prejuicio de no saber producir o utilizar el Ableton. Pero me he dado cuenta de que no es la parte que más me gusta, yo vibro más con componer.
Pues quería preguntarte por esto. Me ha llamado la atención que las trece canciones del disco se funden entre sí. ¿Hay alguna intención?
En ese momento solo escuchaba DJ sets o mixtapes que me gustaban en Soundcloud. También me encanta escuchar álbumes que parece que no acaban y que las canciones se transformen en otras. Me inspiró mucho Renaissance, de Beyoncé. Pero al final yo lo que quería es que se sintiera como una fiesta. En los shows también lo hago así, nunca paro la música.
Tú sudas del aleatorio.
Sí, no me importa nada (risas).
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Preparando la entrevista pensé mucho en esto. Los más puretas de la música odian escuchar un disco en aleatorio, porque si el sentido es uno, dicen que debe ser en orden. Luego están los que dicen que una vez la música llega al oyente, el poder es suyo y pueden hacer lo que quieran. ¿Qué piensas de esto? ¿Respetar la idea del artista o hacer con el arte lo que te venga en gana?
A mí me encanta que la primera escucha de un álbum sea como lo hizo el artista, pero hay millones de formar de redefinir una obra, y creo que ahí está lo interesante. Cada uno que interprete las canciones, los mensajes o las metáforas como quiera. De hecho, ahora estoy haciendo un álbum de edits de Esfera de amor, y habrá remixes de un montón de gente que me flipa.
¿Qué me puedes adelantar de esto?
Lo que te puedo decir es que se llamará Esfera de amor club edits, y aparecen remixes de Sherelle, Roza Terenzi, Gazzi, Daniel 2000, Minu y Luca Bocci, entre otros. Directamente agarré todas las canciones del álbum y se las pasé. Les dije, haced con esto lo que queráis, quiero que lo transformes en lo que te guste.
Vaya performance, ¿no?
Sí, full. He entregado mi obra para transformarla. Está quedando un álbum súper chiflado, y siento que esto es lo más lindo del arte. Hacer un proyecto honesto también es un búsqueda, porque me pregunto todo el tiempo quién soy o qué quiero de mí misma. Y esto lo siento con todos mis trabajos, pero también con la música.
¿Tienes fecha de lanzamiento?
Todavía estamos cerrándola, pero a finales de noviembre o principios de diciembre estará en la calle.
¿Seguirás por esta línea más pop o ya planeas moverte a otros sonidos?
Sigo con ganas de seguir por este camino. Y por la música de baile. Me encanta bailar y generar eso en la gente, pero también estoy abierta a registros diferentes. A veces voy al estudio y pienso que me gustaría volver a crear melodías con un instrumento, ¿viste? Como que esas ganas vuelven. De momento estoy en la Simona pop, pero seguro que también vuelve al sonido de antes. 
Para acabar, vamos con una ronda rápida de this or that: brillos en las uñas o en los dientes.
Brillos en los dientes.
Sexo o romance.
Sexo.
Tacones o zapatillas.
Tacones.
Producir en casa o en el estudio.
Producir en el estudio pero escribir en casa.
Vino y blunt o café y blunt.
Ahora estoy más café y blunt.
Artista infravalorado.
Lupe, es una artista argentina y una joya del pop.
¿Y el sobrevalorado?
Kidd Keo.
La última es obligatoria, ¿amor propio o al resto?
Amor propio.
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Full look LUPE, collar PIA GLASSWORKS.