Imagina esto: un vaquero del siglo XXI, con botas, guitarra en mano y raíces nigerianas. No canta sobre ranchos en Texas, sino sobre la fragilidad de la identidad, emociones que duelen y la fugacidad del tiempo. Así suena Shaboozey en Blink twice, su nuevo sencillo junto a Myles Smith, una balada honesta, que te mira directo a los ojos y te dice que el tiempo se va y que, si no estás prestando atención, te lo vas a perder.
Lo que hace único a Shaboozey, además de su talento vocal o su carisma, es el lugar desde el que canta. En un género históricamente blanco y conservador como el country, que durante décadas ha excluido voces negras, su presencia como artista nigeriano se convierte en algo revolucionario. Desde Virginia hasta Lagos, sus influencias culturales redefinen lo que significa hacer country en la actualidad. 
Tras el fenómeno global de A bar song (tipsy), que ha hecho historia al igualar el récord de permanencia en el número 1 del Billboard Hot 100, Shaboozey demuestra con Blink twice que lo suyo no es un golpe de suerte. Es una manera distinta de narrar el país profundo estadounidense desde una mirada propia, migrante, urbana, y al mismo tiempo profundamente conectada con la tradición musical del sur.
Así, la balada es también un recordatorio de que el arte más poderoso surge cuando se rompen barreras. Y Shaboozey, con su voz y honestidad lírica, está escribiendo un nuevo capítulo en la historia de la música estadounidense desde una esquina del mundo que, hasta hace poco, nadie esperaba.