Hoy charlamos con Silvia Parapar, fundadora de Sel Parapar, una joven diseñadora gallega que acaba de lanzar su primera colección de moda de baño. Después de formarse en Santiago y pasar varios años en Barcelona, ha vuelto a sus raíces para dar vida a un proyecto comprometido con la sensibilidad y con muchas referencias históricas.
La primera colección de Sel Parapar es solo un debut prometedor. Su forma de mirar el pasado para reinterpretarlo desde el presente, junto con un enfoque honesto sobre lo que significa crear de forma sostenible, marca un camino propio en un mercado que necesita más propuestas como la suya. Y esto, claro, no ha hecho más que empezar. Hoy nos sentamos a hablar con ella y nos cuenta cómo ha sido este viaje y qué hay detrás de una propuesta que mezcla lo antiguo y lo contemporáneo con un sello muy personal.
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Sel Parapar es tu primera marca, y esta colección marca tu debut como diseñadora. ¿Cómo ha sido el camino hasta aquí?
Estudié diseño de moda en Santiago de Compostela y después me fui durante ocho años a Barcelona. Allí realicé prácticas en distintas empresas del sector y trabajé durante un tiempo como estilista en una tienda de lujo. Pero con el tiempo, me di cuenta de que necesitaba algo más creativo y libre. Esa necesidad fue lo que me llevó a volver a Galicia, donde sentí que tenía más facilidades y un entorno más propicio para crear algo desde cero. Sin las prisas y sin la presión constante que a veces impone la ciudad. Todo este camino fue fundamental para la creación de Sel Parapar.
¿Siempre supiste que querías crear tu propia firma o fue algo que surgió de manera orgánica?
Siempre me atrajo la idea de tener mi propia marca, pero durante mucho tiempo no me sentía preparada, ni a nivel personal ni económico. Al terminar la carrera no tenía ni la inversión ni la estabilidad que requería montar una firma. Pero con el tiempo, esa idea fue creciendo poco a poco de forma bastante orgánica hasta que sentí que el momento adecuado había llegado. Ahora tengo más madurez, más herramientas y, sobre todo, una visión más clara.
La colección está inspirada en la Bella Otero, una figura fascinante de la Belle Époque. ¿Qué es lo que más te atrae de su historia y cómo ha convertido su esencia en las piezas de trajes de baño que ha creado?
Fue una mujer marcada por la tragedia desde muy joven (fue víctima de abusos), pero logró reinventarse por completo creando una identidad nueva y abrirse paso en un mundo bastante hostil. Esa vida de éxito y esplendor terminó en una espiral de adicción al juego y, consecuentemente, la llevó a su ruina. Esa capacidad de crear una versión de sí misma con total libertad y esa dualidad entre el éxito y el fracaso me inspiraron mucho. También, el hecho de compartir raíces gallegas me hizo verla con más cercanía.
A nivel visual, me inspiré mucho en los looks que llevaba cuando actuaba en el Folies Bergère de París y en los carteles de sus actuaciones. En los diseños intento hacer un guiño a ese glamour del pasado desde una mirada actual.
La estética de la colección se describe como Antique-core, un término que evoca lo vintage con un toque contemporáneo. ¿Cómo consigues que lo antiguo y lo moderno convivan en una propuesta tan actual?
Para mí lo antiguo y lo moderno no están en conflicto. Al contrario, se pueden complementar muy bien. Me encanta la estética de otras épocas. Me gusta la riqueza visual de la Belle Époque y la cantidad de detalles en sus diseños. Quería fusionar esos detalles tan teatrales con una estética más contemporánea utilizando tejidos más funcionales y así conseguir algo fresco. Me gusta la idea de que ambas épocas convivan en una prenda, en una reinterpretación que tenga sentido hoy en día.
“Para mí lo antiguo y lo moderno no están en conflicto. Al contrario, se pueden complementar muy bien. Me encanta la estética de otras épocas.”
¿Qué elementos de la moda antigua han sido clave en el diseño de esta colección?
Me fijo mucho en los elementos decorativos de la época porque en esos tiempos se dedicaba muchísimo tiempo y trabajo a cada diseño y detalle. Cada pieza era única. Me gustan mucho los fruncidos, los volantes y los volúmenes. Añaden una textura rica que conecta con la tradición de la moda antigua.
Hay un look de la Bella Otero que me inspiró mucho. Se vestía con un húsar y lo llevaba en una de sus actuaciones principales y una de las más importantes. Este traje tenía gran cantidad de cierres en la parte frontal, que le dan una gran carga visual. Fue el que me llevó a desarrollar los modelos de cuerdas entrecruzadas.
Uno de los pilares fundamentales de la colección es la sostenibilidad. Todos los tejidos provienen de botellas recicladas. ¿Cómo ha sido trabajar con estos materiales?
El tejido que utilizamos en esta colección es poliéster reciclado que tiene un comportamiento muy similar a otros tejidos de la misma composición con componentes vírgenes. Por tanto, el proceso de confección no presenta grandes diferencias. La calidad y la textura de los tejidos reciclados es muy comparable a la de los tradicionales.
¿Te ha supuesto algún reto a nivel de diseño o ha sido una ventaja creativa?
La búsqueda del tejido perfecto para la colección fue un proceso complicado. Además de tener que encajar con el diseño y la estética que quería transmitir, debía cumplir con las características específicas que buscaba. Al no tener capacidad para grandes producciones, las opciones eran más limitadas, lo cual añadía dificultad.
Después de barajar diferentes opciones, encontré el tejido perfecto en Barcelona, un lugar cercano y en el que puedo controlar de cerca el desarrollo del producto. La energía que utilizan para su producción es la solar, lo que lo hace todavía más sostenible.
La campaña ha sido creada junto a la fotógrafa y directora de arte María Cereijo. ¿Cómo fue el proceso de conceptualización de la editorial?
María y yo hemos trabajado muy en sintonía desde el principio. Fue un proceso muy divertido y muy colaborativo. Las dos estábamos atravesando un momento vital parecido. Volvíamos a Galicia, a reconectar con nuestras raíces después de vivir varios años en Barcelona. Partimos de una idea bastante clara: transmitir esa sensación de libertad, de tiempo propio, de calma. Desde ahí comenzamos a imaginar cómo trasladar esas ideas a imágenes.
Para la construcción de los sets decidimos contar con Lola Vidal, que supo recrear sin problema el tipo de universo que teníamos en mente. Tras varias reuniones y muchas referencias compartidas entre las tres, conseguimos materializar todas las ideas.
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Esta colección invita a desconectar de la rutina, dejar atrás las responsabilidades y lanzarse a unas vacaciones sin preocupaciones. ¿Desde el principio tuvisteis claro este enfoque de escapismo y humor?
Sí. Desde el principio tuvimos bastante claro que queríamos que la editorial transmitiera esa fantasía de unas vacaciones sin preocupaciones, de escapar de la oficina recreada en los sets. La idea de hablar, desde la moda, de esa necesidad de libertad que sentimos cada vez con más fuerza en la sociedad actual: desconectar, parar, salir del ritmo frenético impuesto.
Evidentemente, soy muy consciente de que no todo el mundo tiene la posibilidad real de vivir ese tipo de desconexión. Hay muchas personas para las que la pausa, el descanso o el tiempo libre son un lujo. Pero precisamente por eso creo que es importante reivindicarlo como un derecho, no como una excepción. A todo eso le sumamos un tono de humor que nos parecía necesario. El humor es una herramienta muy potente, sobre todo cuando se combina con lo estético.
María tiene una trayectoria llena de cambios, viajes y experiencias que se reflejan en su mirada artística. ¿Cómo ha influido su visión en la manera en que querías presentar la colección al mundo?
La mirada de María fue clave para dar forma a la campaña. Me encanta la sensibilidad que tiene y la forma en la que observa el mundo. Desde el primer momento sentí que nuestros ideales encajaban. Además, me encantó su forma de fotografiar las pieles, la textura, el grano. La forma tan real que tiene de captar los cuerpos.
Por otro lado, al ser una editorial de moda de baño, teníamos muy claro que no queríamos caer en los cánones de cuerpos ‘perfectos’ ni en representaciones muy forzadas. Todo esto nos ayudó a construir el universo para la editorial. El resultado final creo que es una simbiosis ideal de la idea que teníamos en nuestras mentes por separado.
En un mercado donde el traje de baño sostenible está creciendo, ¿qué crees que diferencia a Sel Parapar? ¿Cuál es tu sello personal como diseñadora?
Creo que mi sello personal está en crear piezas que no solo funcionen visualmente, sino que cuenten una historia. Sé que el mercado para este tipo de prendas no es necesariamente el más grande, pero creo en la importancia de invertir en piezas especiales, que te acompañen durante muchos años. Esa relación más duradera con la ropa es, para mí, una parte esencial de una moda más sostenible.
A nivel estético me representan los detalles, los fruncidos, los volúmenes, los ornamentos. Me inspiran los patrones antiguos y las referencias históricas, pero siempre intento traducirlas al presente desde una mirada más contemporánea y funcional. En cuanto a la sostenibilidad, no me interesa venderla como un valor añadido o como un argumento de marketing. Para mí, debería ser la única forma de construir cualquier proyecto de moda hoy en día.
Ahora que esta primera colección está a punto de ver la luz, ¿qué sientes?
Es una mezcla de nervios y alegría. Todos los cambios del último año, como dejar el trabajo para centrarme en mi proyecto y volverme a Galicia, han sido muy importantes. Estoy muy contenta por todas las personas que he tenido el privilegio de conocer durante este proceso. Tengo muchas ganas de compartirlo y ver cómo encaja. ¡Es muy emocionante!
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