Desde muy joven, Sara Jiménez supo que la interpretación sería su camino. Con tan solo nueve años debutó en Maktub, compartiendo escena con nombres consagrados como Aitana Sánchez-Gijón y Amparo Baró. Desde entonces, su carrera ha estado marcada por una evolución constante, transitando con soltura entre cine y televisión, y trabajando bajo la dirección de cineastas como Pedro Almodóvar, quien la eligió para formar parte del reparto de Julieta. Dueña de una sensibilidad que traspasa la pantalla, sus personajes suelen moverse entre la fuerza y la vulnerabilidad, dos cualidades que ella lleva con naturalidad.
Ahora, Jiménez da un paso más allá con Mango, su primer papel protagonista en una película internacional, rodada en inglés y dirigida por el danés Mehdi Avaz. En esta comedia romántica ambientada en la costa malagueña, que llegará a Netflix este año, la actriz se enfrenta a uno de sus mayores retos interpretativos hasta la fecha. Hablamos con ella sobre su trayectoria, sus aprendizajes a lo largo de los años y su visión de futuro en una industria cada vez más abierta y dinámica. Una conversación honesta y luminosa con una intérprete que no deja de crecer, y que tiene muy claro que el motor de su carrera está, y seguirá estando, en las historias que la conmueven.
Comenzaste tu carrera muy joven, con apenas nueve años, en la película Maktub. ¿Qué recuerdas de esa primera experiencia frente a las cámaras?
La verdad es que tengo muy buenos recuerdos de esa película. Aprendí muchísimo de compañeros maravillosos como Aitana Sánchez-Gijón o Amparo Baró. Además, fue un rodaje muy divertido porque compartía secuencias con gente como Andoni o Aarón, que más o menos teníamos la misma edad, y nos pasábamos el día jugando. Nos llevábamos muy bien. Fue una experiencia muy especial que recuerdo con mucho cariño, y de la que, a día de hoy, todavía conservo aprendizajes, a pesar de lo pequeña que era. Por ejemplo, algo que me marcó fue la idea de que, al final, todo esto es un juego, y actuar es literalmente jugar.
Has trabajado con directores de renombre como Pedro Almodóvar en Julieta. ¿Qué supuso para ti formar parte de una película tan importante?
Pues imagínate… Cuando me dieron la noticia, era la persona más feliz del mundo. Solo tenía quince años e iba a rodar con un director tan grande como Pedro Almodóvar. En ese rodaje intentaba ser una esponja: aprender de cada compañero, de cada situación, de todo lo que pasaba. Fue una experiencia que disfruté muchísimo y que me llevo para siempre.
Me impresionó la delicadeza y la sutileza con la que Pedro dirige a los actores y construye sus puestas en escena. Además, trabajamos muchísimo con la improvisación, casi un ochenta por ciento de nuestras escenas. Eso te da una libertad artística impresionante y, sobre todo, la tranquilidad de saber que estás en buenas manos. Siempre teníamos feedback, y contar con un maestro que sabe por dónde llevar cada escena y a cada actor es un lujo.
Me impresionó la delicadeza y la sutileza con la que Pedro dirige a los actores y construye sus puestas en escena. Además, trabajamos muchísimo con la improvisación, casi un ochenta por ciento de nuestras escenas. Eso te da una libertad artística impresionante y, sobre todo, la tranquilidad de saber que estás en buenas manos. Siempre teníamos feedback, y contar con un maestro que sabe por dónde llevar cada escena y a cada actor es un lujo.
A lo largo de tu carrera has interpretado personajes en series como Estoy vivo o La edad de la ira. ¿Cómo ha sido ese paso constante entre cine y televisión?
De todos los proyectos, ya sean de cine o televisión, me llevo un gran aprendizaje y un crecimiento tanto profesional como personal. Sí que es cierto que, cuando empecé, había una distinción más marcada entre cine y televisión, sobre todo en cuanto a los tiempos de rodaje y la forma de trabajar. Pero gracias a las plataformas y al auge en la producción de series en los últimos años, esa línea es cada vez más difusa. En cualquier caso, a mí lo que me gusta como actriz es el desarrollo del personaje, contar nuevas historias, vivir otras vidas. Y eso lo encuentras en ambos formatos. Así que estoy encantada de moverme entre cine y televisión, aunque es verdad que estoy más acostumbrada al cine.
¿Hay algún papel que consideres especialmente significativo o transformador para ti como actriz?
No sabría decirte uno en concreto que haya sido el más transformador. He tenido la suerte de interpretar a personajes muy diferentes, y los que más me han exigido una transformación han sido, precisamente, los más alejados de mí, como el de Sara. Pero también hay personajes que me han transformado por otros motivos. Por ejemplo, trabajar con Pedro Almodóvar fue un proyecto muy significativo, del que aprendí muchísimo. También personajes como los de Estoy vivo, Mala persona o Mango me han exigido mucho como actriz. Eran personajes muy distintos a mí, con los que no me identifico, y construirlos ha supuesto un gran reto y, a la vez, un disfrute enorme.
En tus personajes suele haber una mezcla de fuerza y vulnerabilidad. ¿Cómo construyes esos matices a la hora de preparar un papel?
Creo que hay algo en cada persona que es intrínseco y que no se puede cambiar, por mucho que te transformes en un personaje. Esos pequeños matices son los que te hacen única, y por eso ciertos papeles encajan mejor con unos actores que con otros. En mi caso, creo que transmito mucha fuerza, pero también soy muy sensible y vulnerable, y eso se refleja en los personajes que interpreto. Es algo que no fuerzo, simplemente está ahí, y quizás por eso se ha convertido un poco en mi sello personal.
¿Cuál dirías que ha sido el mayor reto actoral al que te has enfrentado hasta ahora?
Es curioso, porque cada vez que termino un personaje pienso: este ha sido el mayor reto. Pero luego llega el siguiente, y vuelvo a sentir lo mismo. A día de hoy, te diría que el papel más desafiante ha sido el de Mango, porque fue en inglés (que no es mi lengua materna) y además con acento malagueño, que tampoco es propio. Era un personaje muy distinto a mí en cuanto a energía, y tuve que salir totalmente de mi zona de confort.

Hablemos de Mango, tu próximo proyecto. ¿Qué nos puedes contar sobre tu personaje?
Mi personaje es una chica joven, malagueña, criada en Frigiliana, a las afueras de Málaga. Es dueña de una plantación de mangos porque perdió a su familia en un incendio cuando era pequeña y tuvo que asumir esa responsabilidad desde muy joven. Es una chica valiente, fuerte, decidida, pero también muy sensible y con un gran mundo interior. Tiene un gran sueño: ser piloto de avión contra incendios.
La cinta está dirigida por Mehdi Avaz, un director con una sensibilidad muy particular. ¿Cómo ha sido trabajar bajo su dirección?
Ha sido un reto en todos los sentidos. Mehdi es un director maravilloso, trabaja mucho con los actores y te hace sentir muy acompañada, pero al mismo tiempo le encanta que improvisemos. Había días en los que llegábamos al set sin saber exactamente qué íbamos a rodar. No solo improvisábamos los diálogos, también se generaban nuevas tramas sobre la marcha. Él tenía muy claro todo en su cabeza y construía la película mientras rodábamos. Nunca había trabajado con este nivel de improvisación, pero fue muy divertido.
Además, da muchísima libertad y confianza, porque él sabía perfectamente lo que quería. Me acuerdo especialmente de cómo rodaba las secuencias: no cortaba, hacíamos tomas larguísimas y él nos dirigía desde el combo, dándonos indicaciones en voz alta. Ha sido muy fácil trabajar así, por la seguridad que transmitía.
Además, da muchísima libertad y confianza, porque él sabía perfectamente lo que quería. Me acuerdo especialmente de cómo rodaba las secuencias: no cortaba, hacíamos tomas larguísimas y él nos dirigía desde el combo, dándonos indicaciones en voz alta. Ha sido muy fácil trabajar así, por la seguridad que transmitía.
¿Qué fue lo que más te atrajo del guion de Mango y qué te convenció para unirte al proyecto?
Varias cosas. Primero, que nunca había hecho una comedia romántica, y me encantan, soy muy fan. Segundo, que era un proyecto internacional en inglés, y eso era un reto en sí mismo. Además, en las escenas en español tenía que trabajar el acento malagueño. Y tercero, el personaje. Cuando leí el guion y hablé con Mehdi, me enamoré de la historia. Poder interpretar uno de los personajes protagonistas en una película rodada en Málaga fue una oportunidad completa en todos los sentidos. Un proyecto precioso, con gente maravillosa y un personaje muy distinto a mí, algo que nunca había hecho.
¿Crees que este papel marca una nueva etapa en tu carrera? ¿En qué sentido?
Eso nunca se sabe. A veces piensas que un proyecto va a tener mucha repercusión y no es así, y otras veces pasa lo contrario. No existe una fórmula del éxito. Pero a nivel personal, sí que ha marcado una nueva etapa. Me he demostrado que soy capaz de protagonizar una película con un personaje en inglés, con un noventa y ocho por ciento de improvisación. Sé que quiero seguir expandiendo mi carrera a nivel internacional. Este proyecto ha sido una señal de que puedo hacerlo.
En cuanto a la industria del cine, ¿cómo ves el panorama actual para los jóvenes actores y actrices en España?
Creo que somos una generación que no se conforma con esperar a que llegue la oportunidad, sino que también crea. Salimos a buscar nuestros sueños. En mi caso, eso me llevó a fundar mi propia productora, Jarana Films (@byjarana), junto a varios socios. Gracias a este proyecto, que está creciendo de manera increíble, estoy aprendiendo a mirar la profesión desde otro lugar: contar las historias que quiero contar, darme oportunidades como actriz, crear un espacio para compañeros y amigos, y construir un entorno seguro en el que no tengamos que esperar sentados, sino movernos y generar nuestras propias oportunidades.
Por último, ¿qué tipo de historias te gustaría contar en el futuro y con qué tipo de personajes sueñas trabajar?
No tengo un personaje concreto en mente, eso ha ido cambiando a lo largo de mi carrera. Pero sí tengo claro que mi sueño ahora es seguir expandiéndome a nivel internacional, seguir trabajando como actriz y asumir personajes que me motiven y me reten a salir de mi zona de confort. Quiero contar historias con mensaje, que lleguen al público y dejen huella.
