¿Genio o chalado? Probablemente las dos cosas. Lo que está claro es que Samu Catalán, el creador de Kevabrö, ese local que se ha convertido en ‘el sitio’ de Barcelona sin necesidad de matchas ni espejos de postureo, tiene claro a qué ha venido. Hablamos con él sobre creatividad, caos, birras y döner, pero también sobre qué es currar fregando platos, vivir como si estuviera en el Animal Crossing y convertir un meme en una marca con hambre de expansión y de la que seguramente hayas oído hablar. Bienvenidos al universo de Kevabrö: un mix entre branding, risas, comida callejera y mucha ambición.

¿Cómo describirías lo que haces si te preguntara alguien que no tiene ni idea de quién eres?
Mmm… Difícil respuesta. Para muchos, hago el subnormal en internet; para pocos, soy un genio. Pero lo que hago realmente es crear contenido, ya sea storytellings, ideas, formatos audiovisuales, campañas. Crear divirtiéndome y haciendo lo que a mí me gustaría consumir o ver.
Una de tus frases más repetidas es: la vida es una simulación. ¿En qué momento empezaste a sentir que estabas jugando tu propio juego?
Desde muy pequeño que vi El show de Truman y empecé a fumar mis primeros porros. Me quedé traumado y emparanoiado pensando que así era la vida (risas). Pero supongo que también porque todo lo que sueñas y manifiestas, si lo acompañas de cojones y amor, se cumple.
¿Cuál fue ese primer momento en el que dijiste: creo que puedo vivir de mis ideas?
Hacía mis vídeos, mis movidas, for fun, muy curradas, incluso para alguna marca pocha. Pero mientras, seguía trabajando en hostelería para subsistir. Recuerdo el primer vídeo que hice para una marca, me pagaban trescientos pavos con gastos incluidos, y creía que me había pasado el juego (risas). Pero tenía claro que algún día viviría de ello.
Hablas mucho de tu pasado lavando platos o como repartidor, ¿crees que esa etapa ayudó a despertar tu creatividad?
Cien por cien. Todo suma. Aparte de saber lo que vale ganar la pasta, ser humilde y tener empatía, estoy seguro de que las diferentes situaciones, entornos de peña y salir de la zona de confort constantemente, activan la creatividad, el ingenio, el humor.
¿Has estudiado algo, o esas piezas audiovisuales que haces nacen por puro instinto?
Nunca estudié comunicación, marketing o algo de ese palo. La verdad que hice mil cosas sin acabar ninguna hasta darme cuenta de lo que disfrutaba de verdad por el camino. Empecé grados medios de empresa, diseño de producto, diseño de interiores, montaje de cine, etc. En todos menos de dos años y con hostelería de por medio.
¿Qué te obsesiona más ahora mismo?
Kevabrö. Llevarlo a ser una marca top cinco a nivel comunicación en España, formatos, eventos, contenido, drops, collabs, etc. Si estamos aquí es para hacer todo lo que las otras marcas no se atreven a hacer.
¿Cómo diferencias una idea que solo es graciosa de una que tiene fondo y merece ejecutarse?
Iba a decir que compartiéndolo con terceros y viendo su reacción. Pero creo que cuando es ‘la buena’ lo notas. O sabes que le falta algo pero que, dándole una vuelta, va a llegar a serlo.

Has trabajado con marcas como G-Shock y Nude Project, ¿cómo eliges con quién colaborar? ¿Qué te hace decir que sí o que no?
Sobre todo, que me guste el producto o cómo lo comunican. En el caso de G-Shock, desde pequeño me había encantado la marca, así que, era easy estar hipermotivado.
Tu última pieza con Nude fue épica, pero luego te fuiste. ¿Qué te hizo desconectar y buscar una nueva etapa?
Estuve más de un año y los últimos meses me sentía desmotivado y sin ganas. Era algo que iba arrastrando y se hacía cada vez más grande. Al final, estoy agradecido a Nude por la oportunidad y por lo que aprendí. Pero trabajar para el proyecto de otro y darlo todo por algo que ni es mío ni me representa… Teniendo tiempo nulo para mi novia, ideas, proyectos, gym y cobrando poco para lo que aportaba (risas). Si me quedo calvo, gordo y depresivo, ¡al menos que sea por Kevabrö!
2024 fue un año intenso: París, Colombia, Tenerife. ¿Qué viaje te cambió de verdad, más allá de la postal?
Creo que el de Colombia fue el más épico y trascendente. Era mi primera vez en Latinoamérica, y un mes recorriendo Colombia entera con mi novia y sus amigas. Fue un paraíso a nivel de selvas, playas, cultura y toda la peña muy humilde y con una perspectiva muy diferente de vida a lo que tenemos en España: bucle, ansiedad, trabajo y demás.
Empezaste como autónomo este año. ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor?
Lo mejor, cobrar; lo peor, pagar el IRPF.
¿Cómo mantienes la inspiración viva?
Creo que la inspiración se basa en la motivación, en no parar de hacer cosas. Obvio, también el feedback que da la gente es una respuesta clara. Pero el entorno, de quien te rodeas, es muy importante. Si todos tus colegas solo esperan el viernes para salir de fiesta y pillarse el ciego, ¡es que tú estás igual! Las referencias, querer trascender y no tener miedo a hacer cosas nuevas si te salen de dentro.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Desde siempre ha sido poco profesional y flow Fifa Street (risas). Pero si tuviera que resumirlo, sería: ¿qué se quiere comunicar o vender?, ¿qué se quiere transmitir y cómo? Lluvia de ideas, buscar refes guays, atar cabos, unir todo en un buen storytelling con concepto y sentido, guionizar bien y luego, ya todo lo que es producción, rodaje y edit.
Ahora sí, cuéntanos cómo nace la idea de Kevabro.
¡¡¡¡Por fin!!!! (Risas). Realmente nace de un vídeo meme que hice hace como tres años en el que creaba un kebab. Todo fake en ese momento.
¿Por qué elegiste ese nombre?
Del meme y lo absurdo: qué va bro.

¿Por qué un kebab? ¿De verdad esto nace de un meme?
Cómo decía en el vídeo que mencionaba antes, había quedado ahí como un meme. También porque no tenía ni los medios, ni los recursos, ni el conocimiento para montar algo así en ese momento. Más tarde se juntaron mis ansias de montar un proyecto propio y dejar de trabajar para proyectos y sueños de terceros. Encontrarme con gente en el camino que sí tenían conocimientos financieros, de cocina, de producto, etc. Las ganas de emprender, de llevar el universo Kevabrö a la realidad y con un mismo objetivo. Porque, en esta vida, tú solo, honestamente, te comes cuatro mierdas.
¿Qué otras mentes creativas han formado parte de este proyecto?
Sergi Cots, uno de mis socios, o Paul Lorant, que me hizo el logo y la identidad. Y luego, infinidad de personas me han ayudado a lo largo del proceso, ya sea con su opinión, su punto de vista o sus consejos: Arnau Arias de Asa Piece, Coko Gabriel de Not Founf Agency, Sergio y Miquel de Vicio, Mateo Quindós, Gigi Cruces, etc. Y también colegas que no tienen nada que ver con el mundo de la comunicación. Pienso que hay que ser una esponja y rodearse de peña que es mejor que tú. Siempre con filtro, pero chupar al máximo de gente a la que admiras.
¿Qué aporta este local a Barcelona?
Frescura, the place to be (sin matchas ni espejos de postureo), un sitio al que sabes que puedes ir a tomarte unas birras, en el que hay buen ambiente y en el que puedes echarte unas risas con peña con ganas de hacer cosas. ¡Ah! Y se me olvidaba: el mejor döner de Barcelona.
¿Cómo fue el proceso de convertir una idea en un sitio que ahora es, como decías, the place to be por excelencia de Barcelona?
Cuesta pararse a pensarlo. Es como que fue ayer pero a la vez han pasado cincuenta años. Una de las cosas que más me intento recordar es: disfrutar del presente y del camino, porque qué hay más épico que ver cómo una idea de mofa se convierte en realidad. A veces se me olvida que hace cuatro meses era una locura pensar en lo que ahora podemos facturar, los números en redes y el buen feedback de la gente. Es un proceso muy duro, pero es algo que vale cien por cien la pena siempre que tengas una obsesión y quieras algo de verdad.
¿Qué papel tiene Ahmed en esto? ¿Te fuiste de verdad a Turquía o solo es parte del relato?
Ahmed es un producto de mi imaginación, y por lo que veo, ahora vosotros también tenéis esquizofrenia. ¡Nooo! En verdad Ahmed es uno de los socios, pero últimamente han pasado cosas. No quiero spoilear, pero pronto, nueva serie.
¿Qué aprendiste de abrir un negocio que no aprendiste haciendo vídeos?
Supongo que cosas de facturas, de dinero en B, locales, licencias, traspasos. Algo que tengo que aprender a gestionar son los trabajadores y las movidas entre ellos.
¿Es esto un experimento más o quieres llevar el concepto a otros lugares?
Va a llegar a otros sitios seguro. Espero que sea como el Covid: de momento se está incubando a fuego lento en Barcelona, pero pienso que a muchas más personas y ciudades les encantaría sufrir #lanuevareligión dentro de ellos.
Y para cerrar: si tuvieras que resumir tu vida en una sola frase, ¿cuál sería?
Vivo la vida como Animal Crossing. Puede que la vida sea una simulación, sí, pero lo que está montando Samu Catalán es muy real. ¿El siguiente paso? Solo él lo sabe. Pero si algo ha quedado claro, es que Kevabrö no es solo un sitio donde se come bien: es una forma de estar en el mundo.
