Roja no borda para decorar; borda para incomodar, para explorar lo que fascina y aterra a partes iguales. Nacida en Chubut y formada en La Plata, su recorrido artístico atraviesa la cerámica, el maquillaje, la dirección de arte y, finalmente, el bordado, donde encontró su verdadera voz.
Sus obras fusionan estética punk con paisajes oníricos y personajes que parecen salir de una distopía bordada: cuerpos desnudos, escenas crudas y una violencia sutil que se entrelaza con la belleza de lo hecho a mano. Roja nos habla de la crueldad de la naturaleza, la fragilidad humana y la necesidad de transformar sus emociones más oscuras en arte. En esta entrevista, nos sumergimos en su universo de hilos, donde cada puntada es un acto de resistencia y cada paisaje, un espejo distorsionado del mundo que habitamos.
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Comenzaste estudiando cerámica y grabado en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, y más adelante ampliaste tu formación en maquillaje, vestuario, efectos especiales y dirección de arte. ¿De dónde nace tu interés por el mundo artístico?
No puedo decir que nace por algo o en un momento en particular, siento que es algo inherente. Recuerdo dibujar mucho desde chica. Lo único que me interesaba en la escuela era la materia de plástica y literatura. Además de haber ido a la universidad a estudiar la carrera de Plástica, también fui a la secundaria de bellas artes, donde también hacía grabado. Nunca pensé ‘quiero ser abogada’ o ‘me interesa la carrera de contadora’. Creo que no podría haber hecho otra cosa, siempre el rumbo fue para ese lado consciente o inconscientemente.
¿Cómo dialogan entre ellas estas disciplinas artísticas?
Cuando empecé a trabajar en el mundo audiovisual comencé como maquilladora y vestuarista. Después fui buscando lo que me hacía sentir más cómoda dentro del departamento de arte y aprendí lo que significa el trabajo en equipo, que siempre me costó mucho. Todas tienen que ver con la construcción de un personaje. Creo que estas disciplinas forman parte de un trayecto, un aprendizaje y una búsqueda. Sin todas ellas no hubiese llegado a bordar.
El bordado parece haberse convertido en el corazón de tu práctica artística. ¿Qué fue lo que te llevó a encontrar esta técnica?
Encontré el bordado mientras trabajaba en teatro como maquilladora. Me anoté en un curso de peluquería para teatro, donde hacía postizos y pelucas y al mismo tiempo me anoté en uno de bordado, solo por curiosidad. Nunca antes había bordado, y por primera vez sentí que estaba segura de algo, de lo que quería hacer realmente.
Me siento muy cómoda trabajando en soledad en mi taller y con los tiempos del bordado, que son muy lentos. Están todos hechos a mano y algunos, los más grandes, quizás me lleve meses hacerlos. La vorágine con la que se puede llegar a trabajar en otros ámbitos me genera un poquito de ansiedad.
El rojo, ya presente en tu seudónimo artístico (Roja Rex), es un color intenso y cargado de simbolismo. ¿Qué significa para ti?
Roja es mi apodo, me dicen así todos mis amigos y tiene que ver con el color de mi pelo. Este color está cargado de intensidad, cierta violencia, mucha fuerza y siento que eso tiene que ver conmigo, con mi personalidad y con la intensidad con la que vivo las cosas. El color rojo en sí no me gusta demasiado.
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Tus bordados tienen una estética punk y los paisajes son una mezcla de humor, violencia y poética naive. ¿Cómo eliges los temas de tus obras?
Creo que no elijo un tema específico, sino que mi proceso creativo es más bien orgánico. A veces comienza con un dibujo o un boceto hecho en cualquier papel, y muchas veces no tiene nada que ver con el resultado final. Sin embargo, creo que el tema se va formando solo y está relacionado con cómo me siento en ese momento. Está más ligado a mis emociones que a algo premeditado: en qué estoy fantaseando, cuál es mi nuevo miedo, qué es lo que me gusta y, al mismo tiempo, me asusta, lo que me fascina o incluso alguna que otra pesadilla.
En este momento, estoy preparando un show en solitario en Buenos Aires y, esta vez sí, a partir de uno de esos dibujos. Hubo una decisión consciente. El tema está relacionado con los dibujos animados que consumía de chica: las princesas de Disney, Sailor Moon, Dragon Ball, pero hice hincapié en las princesas. Volví a ver todas esas películas que todavía me encantan por sus colores, movimientos y animaciones. Me generan una nostalgia hermosa, pero a la vez pensé, ¡faa! ¿Cómo pueden ser tan idiotas? Me di cuenta de cómo nos ha afectado la idea de la hegemonía y la representación de la mujer como una inútil que espera a ese príncipe que la salve. Entonces, quiero mostrarlas de otra manera: cómo serían ahora si jamás hubieran vivido en ese mundo de fantasía.
¿Hay algo que te obsesione particularmente en este momento y que sientas la necesidad de bordar?
Milei. Tengo la necesidad y me estoy resistiendo porque el proceso puede llegar a envenenarme aún más y no sé si ese tiempo quiero dárselo a un ser tan repulsivo. Pero he pensado en bordarlo a él y a todo lo que representa de la manera más cruel, sufriendo y suplicando perdón. Quizás lo haga.
¿Existe un hilo conductor en tus obras? ¿Sientes que todas forman parte de un mismo relato o cada pieza es un mundo independiente?
Hay un hilo conductor que gira en torno a las relaciones humanas, los cuerpos desnudos y vulnerables, la crueldad de la naturaleza, la muerte y el fin inminente. Son temas recurrentes, todo aquello que me genera fascinación y terror al mismo tiempo. Sin embargo, no todo forma parte de un mismo relato. Hay bordados que merecen su propia individualidad. No todo es tan hostil; algunas obras exploran otro lenguaje, con cierta ternura.
¿Qué influencias narrativas o visuales moldean tu imaginario?
Películas de terror y ciencia ficción. Las imágenes apocalípticas me parecen hermosísimas. La novela Las primas de Aurora Venturini me volvió loca, es una deformidad en todos los sentidos.
Los protagonistas de tus obras parecen habitar en un mundo complejo. ¿Tienen una voz propia o son reflejos de algo más grande: emociones colectivas, arquetipos, símbolos de una historia más universal?
Creo que tienen una voz propia y a la vez son emociones colectivas. Esa voz propia es un espejo de lo que está pasando en este momento.
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Algunos artistas crean personajes recurrentes que funcionan como su alter ego. ¿Existe un personaje dentro de tu obra que sientas como una extensión de ti misma?
Algunos personajes que he bordado son explícitamente yo, y algunos inevitablemente tienen algo de mí, de mis amigos, de la figura del ser humano en sí (carne, memoria, emociones) y la manera de vincularnos entre nosotros.
Si pudieras darles voz a los personajes de tus bordados, ¿qué crees que dirían? ¿Susurrarían secretos, lanzarían advertencias o simplemente existirían en silencio?
Ay, no sé, supongo que dicen sin necesidad de hablar. Me gustaría que lanzaran advertencias pero en un idioma que no entendiéramos.
Si tuvieras que hacer un bordado sobre el momento vital en el que te encuentras, ¿qué elementos tendría? ¿Por qué?
En este momento de tanta oscuridad que se está viviendo en Argentina y en el mundo en general, tal vez bordara un pequeño paraíso donde las minorías o disidencias sexuales, que están siendo discriminadas y estigmatizadas más que nunca, puedan despojarse de todo ese odio y esa injusticia. Un pequeño paraíso de reivindicación.
¿Sientes que tienes límites al desarrollar tu creatividad?
Es difícil. Mi cerebro no tiene límites pero muchas veces siento que al querer vivir de esto e intentar convivir en el mercado del arte, en cierto modo limita. Alguna que otra vez me he encontrado pensando: ¿alguien querría tener en su casa a estos dos tipos matándose?
Si pudiéramos espiar tu espacio de trabajo, ¿qué detalles nos llamarían la atención?
Mi taller está muy desprovisto de cosas, solo los materiales que necesito, no mucho estímulo visual.
¿Tienes algún ritual o hábito poco convencional en tu proceso creativo?
Podría llamar ritual a la necesidad de limpiar en profundidad cuando comienzo un bordado nuevo. Ventilar toda la casa, el taller, fumarme un pucho y empezar. En el día a día es hacerse un mate, poner la radio o alguna entrevista y bordar.
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