Castiza y perversa, romántica y virtual. Rebe es el reverso contemporáneo de las divas de antaño, las Marisoles y las Lolas Flores de toda la vida, las novias de España que Rebeca Díaz pasa por su propio filtro –tanto metafórico como de Instagram– dando luz a un personaje raro y reconocible a la vez. Esa familiaridad extraña es la esencia de su propuesta musical, basada en gran medida en la deconstrucción y reconstrucción de canciones tan dispares como el Corazón partío de Alejandro Sanz o la banda sonora de La abeja Maya. Lejos de ser meras versiones, sus temas presentan un sonido puramente Rebe, y demuestran que la apropiación de lo que existe puede ser la forma más original de crear.
Entrevista extraída de ACERO vol. 3, publicada en octubre 2022. Hazte con tu copia aquí.
A un primer disco que recopilaba sus primeros temas (Recuerdos de cuando me aplastó una roca y me morí, 2019) ha ido sumando una retahíla de deliciosos singles y EPs que lleva lanzando consistentemente desde entonces. Pero para disfrutar de Rebe hay que sumergirse también en su mundo visual: una estética que impregna su Instagram y videoclips, pero también su propia apariencia. Ella es algo así como una chulapa de after hours, una maja androide, y por supuesto, una diva total.
¿En qué momento sentiste que nacía una diva llamada Rebe?
Creo que fue al empezar a tener Instagram, a los 16 años o así. Ahí volcaba cosas que no eran típicamente de redes sociales. Entonces aún no hacía música, era una mezcla de cosas raras, por así decirlo: me grababa cantando o haciendo el idiota, escribía, hacía fotos... La música vino eventualmente por otro lado y el personaje se fue desarrollando, aunque obviamente siempre va pegado a mi persona. Así que, respondiendo a tu pregunta, Rebe no nació realmente como proyecto artístico o alter ego premeditado, sino que llegó de forma orgánica.
¿Y te sigue pareciendo alguien muy cercana a quien eres, o ahora que tu carrera se ha desarrollado la entiendes de otra forma?
Hay más distancia que antes, pero creo que eso es algo que sucede en mi vida personal también. Solía sobreexponerme más y seguir esta ola de la vulnerabilidad, de ser muy abierta con todo, y ahora ya no. Me parece que el misterio y el secretismo son fantásticos, y eso lo llevo conmigo en todo momento.
¿Cuál dirías que son las palabras clave del vocabulario de Rebe?
Todo lo femenino, y no entendido por sí solo, sino como los hombres y las mujeres, Rebe es un poco binaria. También el amor romántico, los crímenes pasionales, el erotismo y lo castizo, lo típicamente español.
Ese es uno de los aspectos que más me llaman la atención de tu mundo. ¿De dónde te viene esta curiosidad por el folclore español, es algo que has absorbido desde pequeña?
Mi padre, por ejemplo, me enseñaba sobre todo música anglosajona, la española no le gustaba mucho, aparte de alguna cosa de flamenco. Así que ha sido un interés que surgió al ser yo más mayor, y que he ido explorando por cuenta propia. Me fui a Edimburgo a trabajar al acabar bachillerato y lo pasé tan mal, me pareció tan asqueroso, que empezó a nacerme una obsesión con España (risas). Y volví bastante anti anglosajona en general.
Te entiendo, creo que al irse a vivir fuera una empieza a romantizar de donde viene. ¿El folclore te interesa principalmente a nivel musical, o en todas sus vertientes?
Me interesa todo. Por ejemplo, también voy mucho al rastro y a tiendas de antigüedades, y tengo una mini colección de muñecas españolas. Y me encanta la ropa... Soy muy aficionada a Todocolección.net, que es la mejor página web del mundo (risas).
Hablemos ahora de lo romántico. Me atrae el hecho de que no lo trates de forma dulce y convencionalmente femenina, sino que aparezca como algo que a veces es oscuro y macabro. ¿Hay ironía tras ello?
No es nada irónico, aunque a veces pueda haber algo de humor en las letras. En mi día a día me interesa mucho ese lado oscuro del amor, los celos, los crímenes pasionales, como te decía antes... Y me gusta hablar de ello con la música.
Tu mundo visual, sobre todo en tu Instagram, es una ventana al mundo Rebe. Entiendo que es un lenguaje que ya debe de ser muy natural para ti pero, ¿cuál es tu proceso a la hora de crear este contenido?
No es premeditado, ni pienso mucho en qué cosas subir. Pero mi forma de entender las imágenes es algo que ido desarrollando a lo largo de muchos años, por lo que, aunque el acto de subir cosas sea espontáneo, hay una coherencia detrás, porque todo está basado en mi gusto estético propio.
¿Recuerdas algún referente en concreto que te haya ayudado a desarrollar esta cultura visual?
En general no suelo ser fanática de cosas específicas, sino que me gustan muchas cosas de muchos sitios, así que me cuesta responderte. Pero, por ejemplo, recuerdo un videoclip en concreto que me impactó muchísimo al empezar a hacer música, Miel, de Carola Bony. A día de hoy me sigue pareciendo increíble.
Sé que al principio la idea de un directo te daba un poco de vértigo, y que has explorado la posibilidad de dar conciertos desde casa y reunir a la gente online. Ahora que tienes más rodaje, ¿cómo entiendes la experiencia IRL de Rebe?
Yo nunca me había planteado hacer cosas escénicas en directo, y al principio me chocó mucho, pero ahora lo tengo más naturalizado. Es verdad que siento que no es lo que más me gusta, ni de broma, y me puede aburrir bastante, la verdad. Me pone muy nerviosa que me programen pronto, no exactamente por tener que ser la primera en salir a tocar, sino porque se interprete mi música como algo que se tiene que escuchar de día. A mí me gusta que la gente esté borracha en mis conciertos, me parece que mi música es dramática y pasional, y que no es para estar ahí tranquilamente escuchándola al sol. Me gusta que mis conciertos sean de noche, con la oscuridad y todo lo que eso conlleva.
Si pudieras escoger cualquier lugar del mundo, ¿cómo sería tu concierto de ensueño?
Me parecería fantástico que fuera en un bosque con niebla, por la noche, un bosque muy cerrado donde apenas se viese el cielo.
Artísticamente, la escena en la que surge Rebe es bastante independiente y DIY. La distinción entre lo mainstream y lo underground, ¿te interesa, te afecta de alguna manera?
Para mí la diferencia es muy confusa, sobre todo porque a nivel mainstream está súper de moda la idea de lo underground. Y no es que crea que ya no existen escenas underground, pero pienso que el concepto ha perdido sentido, o a mí personalmente me cuesta entenderlo y no me siento identificada con ello.
Me he ido dando cuenta con los años de que no sé dónde encaja exactamente mi música, sobre todo en el contexto general de España, ya que aquí no hay mucha variedad de escenas musicales: está el indie, la música urbana... Y poco más (risas). Creo que sobre todo tengo sentido en la escena en la que surgí.
Me he ido dando cuenta con los años de que no sé dónde encaja exactamente mi música, sobre todo en el contexto general de España, ya que aquí no hay mucha variedad de escenas musicales: está el indie, la música urbana... Y poco más (risas). Creo que sobre todo tengo sentido en la escena en la que surgí.
¿Te gustaría exportar tu proyecto musical a otros sitios, aunque tal vez no se entienda de la misma manera?
Sí, alguna vez he tenido la fantasía de hacer canciones mías en japonés. O en italiano, como solían hacer las divas españolas e italianas, que cantaban en el idioma contrario. No sé si pasará, pero muchas veces lo he pensado, y me haría muchísima gracia.
De niña y adolescente, ¿eras muy melómana? Y ahora que trabajas en este ámbito, ¿sigues escuchando música de la misma manera, o la entiendes diferente?
He escuchado mucha música desde que era pequeña, bastante de la mano de mi padre, como decía antes. Supongo que eso creó un poso para estar luego yo siempre explorando y buscando cosas, y tener el hábito de descubrir música nueva todo el rato. Ahora que me dedico a ello, hay épocas en que no me apetece escuchar música, por ejemplo si estoy haciendo la mía propia. Y me pasa también que escuchar a gente actual y de mi entorno cercano me remite demasiado a la realidad y no me permite fantasear. Así que cuando quiero abstraerme escucho, por ejemplo, bandas sonoras italianas, que me apasionan y que, al no ser nada actuales, no me pueden remitir a casi nada (risas).
En una entrevista hablabas de que, a la hora de hacer música, no distingues mucho entre crear tus propios temas o hacer versiones de otros. Es una forma muy contemporánea y natural de hacer música, que se basa en remezclar y regurgitar referentes y sonidos. ¿Cómo funciona tu proceso creativo?
Siempre que estoy en casa, hago música, en mi cuarto, con el ordenador, teclados y micrófono. Normalmente el proceso consiste en escoger una canción que me gusta, fijarme en los acordes y la estructura y empezar a copiarla. Y entonces hago modificaciones hasta que suena de forma completamente distinta. Creo que me costaría hacer lo mismo en un estudio de grabación, y por ahora no veo qué beneficios me aportaría trabajar en ese espacio. Pero me gusta mucho hacer colaboraciones, por ejemplo últimamente me junto bastante con Otro y con Pup Puppy, y lo disfruto mucho.
En 2019 sacaste un LP, pero casi parece como un acto aislado, ya que tu música ha ido apareciendo más bien a miguitas continuas en forma de EPs y singles. ¿Es por preferencia, porque conceptualmente la idea de álbum no te convence, o simplemente no ha llegado la oportunidad adecuada?
El disco de 2019 fue una recopilación de canciones que había ido sacando a lo largo del año en Soundcloud y en Youtube, así que no surgió de forma premeditada. Me gusta que todos los temas juntos tengan una lógica, y me parece que esa coherencia es más fácil en formatos más pequeños. Si saco un EP normalmente es para recoger todo lo que me parecía que tenía que hacer durante una época en concreto, y supongo que si en este tiempo hubiera hecho más canciones, sería un álbum.
La gente asocia tu música a sonidos calmados o introspectivos, por decirlo de alguna manera, pero también has expresado interés en hacer cosas más electrónicas o de pista. ¿Da vértigo hacer algo diferente a lo que la gente está acostumbrada?
No me da vértigo, al final toda mi música es una mezcolanza extraña de géneros, y seguirá siéndolo siempre. Es verdad que ahora tiro por música más movidita que antes, y creo que es bailable... Pero siento que mi opinión sobre lo que significa bailable es muy distinta de la de otros (risas).
Antes hablabas de cómo Rebe ha ido surgiendo de forma orgánica y espontánea. Ahora que se trata de tu carrera, ¿han cambiado tus expectativas en cuanto a ella?
No me siento súper apegada a la idea de hacer música toda la vida, creo que es muy posible que más adelante haga cosas distintas desde el punto de vista de Rebe. Me veo teniendo un puesto en el rastro o una tienda de antigüedades muy rara. Y me encantaría lanzarme al mundo de la gran pantalla, como se decía antes. Me parecería súper divertido.
Rebe, para acabar, pide un deseo.
Déjame pensar un momento... Vale, ya lo tengo. Que la gente aprenda a bailar pasodobles y se reúna en las plazas de los pueblos para bailarlos en pareja.