“Un win-win”: así presenta RaiNao su último trabajo, un álbum que integra dieciséis canciones y transita desde el reggaetón hasta el rock puertorriqueño. Define Capicú como una apuesta para inspirar a más artistas de la isla a explorar y a experimentar con diferentes sonidos, y en esta entrevista nos habla sobre los desafíos del proyecto y lo significativo que ha sido este proceso para ella. Es orgullo y satisfacción lo que transmite con sus palabras.
A Naomi Ramírez, originaria de Puerto Rico, la música le corre por las venas. Su padre era músico, algo que quizá explique el porqué esto es algo completamente intuitivo para ella. Además de tocar el saxofón, ha sido corista para varios artistas locales y estudió teatro y producción audiovisual. En 2020 lanzó su primera canción como solista, y desde entonces ha seguido activa en la escena musical con un EP, dos álbumes y colaboraciones con artistas como Villano Antillano, La Goony Chonga y Mora. Hoy hablamos con ella sobre su nuevo álbum, su visión para el futuro de la música en Puerto Rico y su experiencia colaborando con otras mujeres artistas.
Antes que nada, felicidades por haber lanzado Capicú, tu segundo álbum. He leído que ‘capicú’ es una jugada de dominó donde logras ganar al oponente sin que se dé cuenta, off guard total, pero la verdad, me encantaría que me lo explicaras tú.
El dominó es un juego bien popular en PR y en el Caribe en general. Se juega mucho en la calle, en los barrios, en las plazas públicas… Capicú es una jugada en la que la ficha gana por ambos lados, como cuando te hacen un jaque mate. Por donde quieras que pongas la ficha, you win or you win.
¿Y por qué decidiste darle ese nombre al álbum?
Porque yo creo que el álbum es un win-win. Hay de todo para todo el mundo, y también fue uno de los procesos más lindos desde que empecé mi carrera. El proceso que yo pasé para crearlo me hizo sentir que ya había ganado. Lo que quedaba era parirlo y volver a ganar.
¿Sientes que ha sido bien recibido?
Sí, o sea, yo no fronteo con números, pero si vamos a los números ha estado muy bien y ha significado una diferencia bien grande en mi desarrollo. También me han sorprendido las canciones que más han capeado, que no eran las que yo esperaba.
Volviendo a tus orígenes, al número 1074 y a tu familia. Te están pasando muchas cosas buenas: has sacado álbum, has colaborado con Mora, con Brray… Siempre has hablado de tu familia como apoyo y como referente. De hecho, tu padre era músico. ¿Sientes que tu destino siempre fue la música?
No, yo di un par de cantazos primero. Obviamente, por parte de mi papá me entró la vena de sentir esa pasión y de esa búsqueda por la música. Estudié en una escuela de música, pero luego estudié Biología, Teatro e hice cuatrocientos mil trabajos diferentes que no tenían nada que ver uno con el otro. Fue después de todo ese proceso que trabajé como corista con un par de artistas de Puerto Rico y empecé, pese a no vivir de eso, a entrar en la industria. Cuando comencé el proyecto, decidí dejar todo. Entregué mi carro y todos mis bienes y dije, voy a irme a todas con esto.
¿Cómo recuerdas ese momento? ¿Mucha incertidumbre?
No sentía incertidumbre porque inconscientemente tenía unas esperanzas bien cabronas en lo que yo iba a hacer. Apenas tenía dos canciones fuera pero estaba haciéndolo tan naturalmente que fluyó.
¿Qué pensaron tus padres de la decisión?
Papi es un músico pasional, pero siempre ha tenido su trabajo para mantenernos a nosotros. Al principio me decía, ‘pero si no te faltaba nada, tú querías ser médico, recuerda que en Puerto Rico es bien difícil’. Creo que es una mentalidad generacional, él lo hacía para protegerme. Esa presión que tenía la generación anterior creo que nosotros ya no la tenemos. Después vieron que yo trabajaba mucho y que estaba haciendo todo lo posible para que todo siguiera fluyendo y corriendo. Ahora están superfelices.
¿Cómo crees que tu infancia te ha marcado para vivir el momento que estás viviendo ahora?
El haber crecido con un padre que nos inspiró a hacer música ha influido mucho en mi criterio musical y en lo que yo quiero crear. Obviamente, en casa no se escuchaba reggaetón porque mi mamá es cristiana. El reggaetón era más de la calle, nosotros fuimos a escuelas públicas en Puerto Rico y eso era lo que sonaba, pero en casa se escuchaba otro tipo de música. Entre lo que nos ponían allí y lo que papi nos inculcaba, mi criterio musical se fue formando. Papi nos llevaba a ensayos, y nos decía, ‘ve mirando qué instrumento te gusta porque vas a aprender a tocarlo’.
¿Qué piensa tu madre de tu música?
Al principio era un poquito reacia con las letras. No se podía creer que yo escribiese sobre algunas cosas. Le decía que era como a mí me gusta expresarme, y que si no le gustaba que no lo escuchase (risas). También con los videoclips. Le decía, ‘mami, si tú ves la tapa del vídeo de YouTube y piensas que está raro, no lo escuches porque va a estar más raro cuando lo hagas’. Hace un tiempo que ella ya fluye. Me considero muy buena hija, ellos no tienen nada que reprocharme. Me dejan hacer lo mío y me apoyan en todo.
Han pasado dos años desde tu primer álbum. En este, noto una influencia mucho más grande de la electrónica. De hecho, al final de Navel Point, el dubstep me sorprendió muchísimo. ¿Qué crees que es lo que más ha evolucionado entre trabajo y trabajo?
Navel Point empezó siendo un belly dancing superlento, otro tono. Luego lo movimos e hicimos un drum & bass. El dubstep es una idea que nace en el proceso de curación final del álbum, cuando ya estaban todas las canciones seleccionadas. Esa influencia de la electrónica y de los sonidos industriales viene de Giova, uno de los productores. Esa es su esquina, y Wiso es más urbano y caribeño.
Esa fusión termina creando ideas un poco locas pero chulas, que nos gustan y que, precisamente, forman el reflejo de esas dos mentes cuando se juntan. Yo amo que ellos inventen. Con que yo escuche la propuesta y diga, ¿qué?, me basta. Realmente el criterio de la gente nunca lo voy a tener antes de sacar la canción. La incertidumbre siempre está ahí, es simplemente atreverse.
El deseo, la sensualidad, el ser dueña de tu sexualidad son una constante en el álbum y, en general, en tu obra. ¿Cuál era la idea principal que querías transmitir a través de Capicú?
La idea principal era crear sin limitaciones y que entendiesen que no es que yo hiciese diferentes géneros para que la gente pensase que podía entrarle a todos, sino que simplemente fueron diferentes procesos. Un día me dio la gana de hacer esto y al otro día, o el mes después, me dio la gana de hacer otra cosa. ¿Y por qué no? ¿Por qué tengo que encasillarme en una línea narrativa o un género? Si de eso se trata crear, de expresarse. Si yo quiero hablar de una experiencia con una tipa o de que me gustó una persona, voy a hablar sobre ello.
Es cierto que la narrativa del queerness ha crecido mucho y ha permitido que las cosas evolucionen, pero yo no lo hago expresamente para apoyar esa evolución, sino porque esa soy yo, esa es mi historia y eso es lo que sale. Y qué bueno que haya historias como la mía, que aparezcan nuevas perspectivas y que la gente empiece a cambiar. Al final del día, queremos cambiar el mundo también.
Para Eva colaboraste con La Goony Chonga y con MJ Nebrada. Dos reinas del perreo y también de esa libertad sexual de la que acabamos de hablar. ¿Por qué decidiste colaborar con ellas específicamente?
Descubrí a La Goony hace un par de años, y desde entonces la stalkeaba. Pensaba, yo a esta tipa la amo. Y de las últimas veces que fui a Miami le tiré y le dije que quería hacer algo con ella. Me dijo que sí y nos juntamos en el estudio. Fue bien loco porque la primera vez que nos juntamos no hicimos nada; lo que hicimos fue hanguear, jugar al ajedrez gigante que había donde ella se estaba quedando.
Después, cuando nos volvimos a juntar, me dijo, Eva es la que me gusta. Y llegó con MJ al estudio y pensé, nos fuimos a fuego. Naturalmente, a MJ también le gusta crear y le gusta estar en esos espacios. Su intención no era estar en la canción, pero se paró un par de veces delante del micrófono para que la emuláramos, y fluyó tan bien que yo dije: loca, se va a quedar tu voz ahí, porque en verdad está cabrón. Fue un proceso muy fácil.
¿Qué es lo más bonito de poder colaborar con mujeres?
Lo que más me gusta es que creamos sin pretensiones. Cuando he creado con mujeres ha sido como, qué brutal que nos estén abriendo las puerta por primera vez en mucho tiempo, porque el género ha sido muy machista y la industria también. Es todo muy orgánico, no es como que queramos que sea.
Sí, no hace falta que sea reivindicativo.
Exacto. Estamos creando como cualquier otro ser humano. Donde quiera que hay muchas mujeres, siempre se siente esa energía de que algo bueno está pasando. Aún así, yo siempre digo que pasa lo contrario también. Todavía hay mucho trabajo que hacer en la industria entre nosotras. No es que no nos apoyemos, es que somos medio ariscas por naturaleza y culturalmente hablando.
También porque nos han hecho ser así. Quiero decir, nuestra situación nos ha hecho ser supercompetitivas porque no había espacio para nosotras.
Sí, muchas cosas a la vez. Todo mejora cuantas más seamos, más unificación haya, más nos apoyemos y más entendamos que hay espacio para todas.
Siempre has dicho que a través de tu música buscas otorgarle una complejidad al género urbano, que a veces se tacha de simple. En Hiato colaboraste con La Secta Allstar, una banda de rock típica puertorriqueña. Cuéntame cómo se gestó esa colaboración y por qué era importante para ti incluirla en el álbum.
La Secta es un clásico de PR, diría que de Latinoamérica. En mi opinión, es la mejor banda de rock de Puerto Rico. Obviamente, crecimos y estuvimos en plena adolescencia escuchándolos. Para mí fue bien loco tener a Gustavo en el estudio porque fue como tener a un adolescente. Él siempre tiene ideas que dar y me quería hasta ayudar a escribir (risas). Fue de las mejores experiencias que he tenido en un estudio.
Cuando le dije a papi que había hecho una canción con La Secta fue increíble. Para mí es similar a lo que pasó con Tainy. Son personas a las que llevo escuchando desde chamaquita, y poder meterme en el estudio con ellos y hacer algo sin tabúes… Para mí es brutal.
Tanto en tu primer EP como en este has metido un track en el que hablas. En Naomi lo utilizas para mostrar tu lado más humano. Desde que empezaste a hacer música, ¿has sentido mucho esa deshumanización por parte de los haters o de la industria?
Cien por cien, claro. Siempre cuento la anécdota de lo que pasó con Un amarre, la canción que tengo con Villano Antillano en el EP. Me metí en los comentarios y, después de eso, ya no me he vuelto a meter en los comentarios de YouTube nunca más. Todo el mundo tiene el derecho a hacer lo que quiera, pero las redes sociales y su dinámica hacen que sea muy fácil ser un hater. Y también es muy fácil que yo lea ese comentario y me afecte.
El artista crea, además de para sí mismo, para la gente. Pero, en Naomi, el mensaje no es tanto para las personas que se toman el permiso de criticar, sino para los mismos artistas. Para que sientan que aparte de ser artistas son humanos, y si no lo fuesen, no podrían ser artistas. Hay que pasar por el proceso, te tiene que pasar todo lo que te pasa. Te mereces todo eso, porque si no, no creces, no cambias. Quizá te mereciste leer algo que no te gustó porque entonces ya sabes que no vuelves más para allá. Todo encaja.
¿Todos los comentarios negativos que leíste en ese momento hicieron que te planteases dejar la música?
No, siempre estoy bien metida en mi nicho, concentrada y trabajando mucho. Creo que eso me impide tener esos pensamientos. Es cierto que todo tiene su nivel de incertidumbre, pero es cuestión de confiar y seguir trabajando. El tiempo dirá, pero el trabajo también dirá, ¿no? Así que no, hasta ahora no ha habido un momento en el que yo haya pensado en quitarme.
Me produce curiosidad la canción Bajo candau. No se ve todos los días que un artista meta en su álbum una canción de otro artista. ¿Por qué lo hiciste tú?
Cuando Gyanma me puso esa canción hace un par de años en una sesión que tuvimos, pens que ojalá hubiese hecho yo esa canción. Cuando estuve en el proceso del álbum y tuve la idea de meter una canción de algún artista que, para mí, necesitase apoyo, tuve claro que iba a ser esa.
¿Y no tuviste la tentación de montarte?
No, porque quería una expresión que fuese de ese artista únicamente, que yo no tuviera nada que ver. ¿Tú quieres que a través de mí te conozcan? Yo voy a ser el medio, dame una canción con la que quieras que la gente que me sigue te conozca.
Me encanta el mix entre bolero y guajira que has hecho en Gualero REFF12.31. ¿Cómo es que los mezclaste?
Como yo no soy ni bolerista ni salsera, le enseñé esta canción a un par de productores en PR para que me ayudaran a llevar a cabo mi idea. Quería tener a personas en el proyecto que tuvieran más conocimientos que yo en ese aspecto, pero las personas a las que me acerqué me ignoraron. Así que decidí hacerlo como nosotros entendíamos qué debía salir.
La canción era bien importante para mí, y además tenía la idea de que fuera un live recording, de que mi papá grabara los coros. Tenía todas esas idea en la mente y pensé, vamos a darle pa’lante con esto. Y ha sido un palo del álbum. Yo creo que fue la magia de creer en un proyecto en el que nadie creyó de primeras.
¿Esa es una de las canciones que me decías que no pensabas que se iban a pegar?
Esa y Pero, que fue el experimento más grande del álbum. Yo pensaba, estoy bien loca pero esto va pa’l álbum.
De Ahora Aka Nao a este álbum hay un salto de calidad fuerte en los visualizers y los videoclips. Tentretiene, Bajo candau y Readysita son mis bichoalizers favoritos. ¿Cuál es el tuyo?
Creo que el que más disfruté fue Logout, quizá también porque pasó por un proceso bien loco. El vídeo aún no ha salido porque lo hicimos en film viajando hasta Los Ángeles para filmarlo. Lo grabamos con un Super-8 que más tarde descubrimos que estaba dañado, no salió nada.
Madre mía, ¿y entonces? ¿No va a salir?
Regresamos y nos llevamos una 16, que es la cámara del fotógrafo, para asegurarnos de que todo salía bien. Lo volvimos a hacer y quedó mejor porque aprendimos de todos los errores. Ese será el video que salga.
¿Y cuáles más te gustó hacer?
También me vacilé mucho Readysita con los gatos, el ratón… El que más difícil de grabar se me hizo fue el de Pero. La idea era muy ambiciosa, y llevarla a cabo con menos recursos de los que hubiésemos necesitado fue difícil. Pero lo hicimos y quedó cabrón. Lo que sí que fue loco fue que todo esos doce bichoalizers los hicimos en seis días, es decir, dos cada día. Fue un reto bien brutal para el equipo, que le metió con todo su corazón y con todas sus ganas. Eran ideas muy ambiciosas y había poco tiempo y poco dinero.
Te prometo que la próxima pregunta era: ¿cómo ha sido lo de hacer tantos vídeos? Pero es que ahora me dices que fue en seis días, me dejas sin palabras. ¿Por qué tan poco tiempo?
En parte por la disponibilidad del director y fotógrafo, Sebastian Cabrera Chelin. Yo quería que fuera él quien dirigiese los vídeos y él estaba filmando una película que terminó justo un mes antes de que saliera el álbum. Casi todo lo escribimos entre él y yo, y después de esas dos semanas de preparación y filmación acabamos todos fundidísimos. Pero eso sí, bien contentos y felices con todo lo que habíamos podido hacer.
La narrativa del queerness ha crecido mucho y ha permitido que las cosas evolucionen, pero yo no lo hago expresamente para apoyar esa evolución, sino porque esa soy yo, esa es mi historia.
El tema de la llave es recurrente en los visualizers. Explícame eso.
Sí, la llave es un accesorio que nació en F*ck$. Lo que pasa con los bichoalizers es que todo tiene que ver, no necesariamente en narrativa o en continuidad, pero sí en elementos y en mundos. Hay muchas cosas que se repiten. Estos dos chamaquitos van a la playa y encuentran una llave que les abre la casa donde ellos viven una historia de amor que, al final, resulta ser una obra de teatro. En Logout yo la entierro en la playa donde ellos la encuentran, y así se cierra el círculo.
Has hablado varias veces del orgullo puertorriqueño que llevas dentro. ¿Cómo notas la escena de PR ahora mismo? ¿Sientes que hay apoyo entre los distintos artistas?
Puerto Rico es una verdadera cuna de artistas. Conocemos a nuestros artistas mainstream y a los deportistas y profesionales de todos los campos que han salido de la isla, pero hay un nicho y un talento increíble que no conocerás hasta que no vayas a la isla personalmente. Es en la calle donde se dan esos movimientos, en los negocios y festivales locales. Hay mucho talento que merece ser más escuchado; sonidos que emulan nuestras raíces, como la bomba o la plena, pero también proyectos indie que son muy experimentales. A veces hay tanta gente haciendo música urbana que es complicado.
Además, el público de Puerto Rico es picky; que la gente abrace y apoye tu proyecto es complicado, tanto para los de fuera como para los de dentro. Pero sí, la escena está bien prendida. Muchas mujeres también, además de Young Miko y Villano Antillano hay mujeres más locales como Tanicha Lopez, Ana Macho, Melodie… Hay un par de nenas dándole, también haciendo mucho trap.
Si miras al futuro, ¿qué crees que significará Capicú para tu carrera?
Creo que es un álbum, por lo menos para mí como puertorriqueña, sin precedentes. Creo que va a ser importante en la evolución y en la transformación del género urbano, además de una fuente de inspiración para que muchos otros artistas de la isla se atrevan a hacer lo que verdaderamente quieren hacer. Yo hice lo que me apetecía y lo que me dio la gana hacer, y estoy bien contenta y orgullosa de ello.