Directa desde Santiago de Chile, Lizz representa la generación post-internet, que no tiene miedo a la hibridez. Su carrera como DJ de música urbana, además de haberla llevado a compartir cartel con artistas de la talla de Daddy Yankee, ha inspirado a miles de mujeres jóvenes de su país, a las que la cultura popular les había dicho que como mucho podían aspirar a ser las groupies de los artistas hombres.
Sus raíces, su voluntad de -en sus palabras- “hacer que la gente mueva el culo”, su vocación game-changer, y su carácter arriesgado y desobediente, la cruzaron hace años con Tomasa del Real, y juntas ondean la bandera del -bautizado por ellas mismas- “neoperreo”. Recientemente colaboraron en La Putería, el single que confirma que la nueva aventura de Lizz como vocalista va bastante en serio.
Durante su extensa gira europea, nos sentamos a hablar con esta agitadora nocturna sobre la desestigmatización del reggaeton, la ocupación por parte de mujeres y colectivo LGTBIQ+ de espacios prehistóricamente misóginos, y el tabú que rodea el trabajo sexual (off y online).
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