Es hora de descubrir un músico capaz de traer de vuelta las grandes baladas de cantautor a la par que los bailes de feria que invocan pasos tan universales como un “la mano arriba, cintura sola, da media vuelta”. Sin embargo, los bailes no es lo único universal de su proyecto. Su público, que va desde chavales a ancianos, de toreros a trotskistas, son un indicativo de que su música es tan camaleónica como sorprendente; pero sobre todo un producto de calidad. Si no le conocías, aquí te presentamos a Paco Pecado.
Entre bodegas y ferias, el título de su debut, nos lleva de la lucidez a la borrachera entre las cumbias, folk, boleros y tangos que convierte en clásicos contemporáneos. Paco nos lleva a tomar un vermut o un vino, sin importar el sitio. Pero asegurándonos que el baile y la reflexión estarán servidos.
¿Cómo construyes a un personaje tan camaleónico como Paco Pecado? Que va desde intimísimas baladas a showman de fiestas patronales.
No es un personaje sino una parte de mí. Es atreverse a hacer lo que no está bien, por eso lo del pecado. No he buscado crear un personaje, el personaje me ha encontrado a mí. Sí tiene una retórica, una manera de estar, de escribir incluso. Pero esencialmente es algo universal porque es una parte del ser que está en todo el mundo. Todos tenemos esos sitios en los que a veces nos gustaría estar pero no nos atrevemos.
Paco viene de Francisco pero tú te llamas Javier, ¿de dónde surge entonces tu nombre artístico?
Lo de Paco es un mote que me pusieron. Bueno, yo empecé a usar ‘Paco’ como un vocativo generalista, se lo decía a todo el mundo, por ejemplo, Paco, no sé qué. Mis colegas me empezaron a llamar Paco entonces a mí. Además, también creo que el nombre tiene ese flow así arcaico, muy España, un genérico para el país. Me hacía mucha gracia porque representaba todas las cosas que quería explicar. Lo de Pecado fue porque buscaba un adjetivo que complementara ese nombre. Cacofónicamente queda increíble: Paco Pecado. Wow, no sé, a mí me mola mucho.
El disco está dividido entre bodegas y ferias, dos partes muy diferentes. ¿Cómo se complementan para ti?
Para mí es una suerte de yin yang. Si tuviera que resumir mi vida, de algún modo las bodegas representan esa conversación profunda, ese abrirse y encontrarse pero desde un punto personal o introspectivo. Las ferias, por contraste, son el encontrarse en el desenfreno y el jolgorio. Las bodegas son lugares donde compartes de dentro para fuera y en las ferias, al revés, de fuera para dentro. Para mí son dos caras de una misma moneda. Arquitectónicamente también tienen una representatividad y casan muy bien juntos. Por ejemplo, beber vino puedes hacerlo en ambos sitios, pero son dos maneras distintas de hacerlo.
“El concepto del disco va como si fuera una borrachera: empiezas sereno y sobrio, te dejas llevar y luego llega un momento en el que dejas de ser tú.”
Imagino que cuando acaba la feria compones las bodegas. ¿Cómo compones y de dónde nacen estas canciones?
El concepto del disco va como si fuera una borrachera: empiezas sereno y sobrio, te dejas llevar y luego llega un momento en el que dejas de ser tú y, en cierto modo, performas. Haces cosas que no te son propias para luego volver a encontrarte en algo medianamente trascendental, donde te conectas contigo mismo y te preguntas cosas profundas, como por ejemplo volviendo a casa a las cuatro de la mañana, con una filosofada monumental sobre cómo ha ido la noche, cómo te sientes y sobre una serie de cosas.
En esos momentos de caos absoluto en los que parece que todo está desdibujado aparecen destellos de lucidez que, en Cachito, están muy bien expresados. Pero esa idea también se percibe en otros temas, donde, en el desorden más absoluto, se puede encontrar un orden, una luz, un faro, algo que te dice que por ahí sí.
En esos momentos de caos absoluto en los que parece que todo está desdibujado aparecen destellos de lucidez que, en Cachito, están muy bien expresados. Pero esa idea también se percibe en otros temas, donde, en el desorden más absoluto, se puede encontrar un orden, una luz, un faro, algo que te dice que por ahí sí.
La otra cara del disco: las ferias. ¿Cómo han sido las de tu vida y qué han significado para ti?
El concepto de la feria lo conecto a tres cosas distintas porque es una palabra muy amplia con muchas connotaciones. Por un lado, las ferias se vinculan a las patronales, pero es más el rollo de ir a las atracciones, comer golosinas, estar ahí con otros niños y niñas; me recuerda mucho a la infancia. Luego está la otra parte de la feria, un espacio de encuentro, una suerte de mercado (en la acepción moderna) y también creo que ahí se performa mucho. Cada uno va a vender su producto, lo muestra y quiere que los demás se sientan atraídos por él.
Luego, la última tiene que ver con la feria gitana, el rollo mercadillo de domingo y ‘niña, cómprate aquí que te traigo castañas bien ricas’. Todo este imaginario que para mí representa el sur y todo lo que he vivido ahí de vacaciones, porque nunca he vivido en Andalucía ni nada. Pero me lleva a un folclore muy puro que siempre me ha llamado mucho la atención, una forma de estar que siempre me ha gustado mucho. Esa manera de hablar y ese desparpajo al vivir siempre me han inspirado.
Luego, la última tiene que ver con la feria gitana, el rollo mercadillo de domingo y ‘niña, cómprate aquí que te traigo castañas bien ricas’. Todo este imaginario que para mí representa el sur y todo lo que he vivido ahí de vacaciones, porque nunca he vivido en Andalucía ni nada. Pero me lleva a un folclore muy puro que siempre me ha llamado mucho la atención, una forma de estar que siempre me ha gustado mucho. Esa manera de hablar y ese desparpajo al vivir siempre me han inspirado.
En este espíritu añejo que te representa, ¿qué referencias pasadas has hecho servir en tu proyecto?
Me he ubicado en la manera de vivir de nuestros abuelos, de ahí he sacado mucha inspiración. No he buscado referentes tampoco, sino que lo narro como si yo fuera mi abuelo, y de ahí encontrar esos vínculos en el pasado. El proyecto tiene una cosa muy intergeneracional. Lo estoy viendo ahora con el público, pero creo que una de las particularidades de este disco es que interpela a públicos de muchas edades y de muchas generaciones. Tengo fans que son chavales de quince años a quienes les hace gracia porque mi personaje es casi un meme, y luego señoras de ochenta a quienes les flipa porque les recuerda a artistas de su época o a sonidos y maneras de cantar que ya no se estilan tanto. La inspiración la encuentro en los abuelos, pero al traerlo a la contemporaneidad, eso hace que tenga un abanico de gente muy distinta y muy diversa.
También a nivel de sensibilidades políticas he flipado porque me escucha desde un militante de un ateneo trotskista a un torero. Hay una multiplicidad de espectros que es muy difícil de encontrar ahora, parece que todo está politizado. Abrazo muchas capas que pueden llegar a todo el mundo, pero por ser algo tan de esencia. Claro que la esencia también tiene una identidad, y esa identidad puede estar politizada. Bueno, lo está. Entonces es curioso que pueda incluso apelar a gente que esté a las antípodas de mi pensamiento, de mi manera de entender el mundo. Y eso me parece bonito a la vez porque creo que el arte, o el buen arte para mí, tiene que ser universal.
También a nivel de sensibilidades políticas he flipado porque me escucha desde un militante de un ateneo trotskista a un torero. Hay una multiplicidad de espectros que es muy difícil de encontrar ahora, parece que todo está politizado. Abrazo muchas capas que pueden llegar a todo el mundo, pero por ser algo tan de esencia. Claro que la esencia también tiene una identidad, y esa identidad puede estar politizada. Bueno, lo está. Entonces es curioso que pueda incluso apelar a gente que esté a las antípodas de mi pensamiento, de mi manera de entender el mundo. Y eso me parece bonito a la vez porque creo que el arte, o el buen arte para mí, tiene que ser universal.
¿Crees que proyectos como el tuyo, que habrían sido de lo más mainstream en la España de hace cincuenta años, tienen espacio en el mainstream actual?
Ahora hay una cierta reivindicación del folklore en España a nivel general, y creo que el mainstream lo está aceptando a base de trabajo. Como ejemplos notables podría mencionar Tanxugueiras o Rodrigo Cuevas. En el flamenco sí que ha habido mucho antes este tema, pero yo qué sé, Rosalía o C. Tangana han mirado para adentro y han querido reivindicar la música propia versus otros referentes extranjeros que igual les habían inspirado más antiguamente. Ahora sí que en la música española hay ese mirar hacia adentro e intentar encontrar vínculos entre el pasado y las nuevas músicas. Entonces, sí, creo que el folklore puede llegar a ser mainstream.
Hay folklores que aún no se aceptan como mainstream, primero por desconocimiento, y después porque la producción a nivel musical es uno de los elementos que hoy en día dictan lo que puede ser mainstream y lo que no. Todas las músicas que están de algún modo bebiendo del folklore y haciéndolo mainstream incorporan visiones de producción o conceptos de producción que llevan esas músicas a un contexto contemporáneo. Entonces creo que el folklore puede ser mainstream pasando por el filtro de una producción contemporánea.
Hay folklores que aún no se aceptan como mainstream, primero por desconocimiento, y después porque la producción a nivel musical es uno de los elementos que hoy en día dictan lo que puede ser mainstream y lo que no. Todas las músicas que están de algún modo bebiendo del folklore y haciéndolo mainstream incorporan visiones de producción o conceptos de producción que llevan esas músicas a un contexto contemporáneo. Entonces creo que el folklore puede ser mainstream pasando por el filtro de una producción contemporánea.
“Tengo fans que son chavales de quince años a quienes les hace gracia porque mi personaje es casi un meme, y luego señoras de ochenta a quienes les flipa porque les recuerda a artistas de su época.”
¿En qué difiere para ti lo mainstream de la cultura popular?
Creo que lo mainstream acaba siendo cultura popular a veces porque lo pop también viene de ahí. Cuando hablas de música pop, hablas de esa música que todo el mundo escucha. Pero yo lo relaciono con lo viral. Para mí, lo pop representa algo que puede llevar a un nivel de popularidad muy heavy, pero esa popularidad es tan grande como corta. La cultura popular tiene un arraigo que puede ser, quizá, inferior en alcance, pero puede perdurar más en el tiempo.
Por ejemplo, el flamenco: todo el mundo sabe lo que es pero muy poca gente lo conoce. Para mí es cultura popular en la medida en que, pese a que la gente no lo conoce, está ahí, sigue estando ahí y sigue mutando. Sigue siendo un elemento cultural que todo el mundo reconoce como propio, aun si no lo conoce. Mientras que el K-pop, por decir algo, en este momento, por el tipo de lenguaje y de iconografía que utilizan, puede tener un boom, pero no tengo claro si esto, en el tiempo, continuará representando la identidad de un lugar. No sé si el K-pop en Corea, dentro de cincuenta años, la gente dirá, ‘a mí identitariamente, yo que soy coreana, me identifico con esta música’.
Por ejemplo, el flamenco: todo el mundo sabe lo que es pero muy poca gente lo conoce. Para mí es cultura popular en la medida en que, pese a que la gente no lo conoce, está ahí, sigue estando ahí y sigue mutando. Sigue siendo un elemento cultural que todo el mundo reconoce como propio, aun si no lo conoce. Mientras que el K-pop, por decir algo, en este momento, por el tipo de lenguaje y de iconografía que utilizan, puede tener un boom, pero no tengo claro si esto, en el tiempo, continuará representando la identidad de un lugar. No sé si el K-pop en Corea, dentro de cincuenta años, la gente dirá, ‘a mí identitariamente, yo que soy coreana, me identifico con esta música’.
Para muchos, la Tombolera de Dianka y tus bodegas y ferias son las dos caras de una misma moneda. ¿Cómo fue trabajar con ella?
DianKa es increíble. Primero de todo, me parece una artistaza, tiene una cosa muy potente entre manos. Yo estaba trabajando en el disco y la descubrí casualmente. Justo estaba escribiendo Raffaella y quería hacer una colaboración porque, por la narrativa de la canción, creía que podía salir muy bien. De hecho, el tema lo pedía. Al principio se me ocurrió pedírselo a una amiga, que jugara un poco un papel comodín, pero luego pensé que debía encontrar a alguien a quien esto le represente y esté alineado con el proyecto, y que pudiera defenderlo dentro del suyo propio también.
Fue un match brutal con Dianka. Le escribí y le mandé el tema, pero en ese momento ella estaba muy metida en su disco también, y creo que no quería despistarse o poner atención en otras cosas. Pero le moló, resonó con ella porque vio que teníamos proyectos bastante paralelos y me dijo de quedar. Y nada, hicimos un par de sesiones, lo vimos claro y fue muy rápido.
Fue un match brutal con Dianka. Le escribí y le mandé el tema, pero en ese momento ella estaba muy metida en su disco también, y creo que no quería despistarse o poner atención en otras cosas. Pero le moló, resonó con ella porque vio que teníamos proyectos bastante paralelos y me dijo de quedar. Y nada, hicimos un par de sesiones, lo vimos claro y fue muy rápido.
Para acabar. ¿Puedes recomendarnos tres artistas de estilos diferentes que inspiren tu proyecto?
Sara Montiel, Roberto Murolo y Ortiga.
