Es cosa casi de brujería cómo la filmografía de Paco León, actor y director, ha conseguido estar presente en muchos momentos claves para toda una generación. Desde los domingos de resaca viendo Aída, a las risas con amigos gracias a las desventuras de su madre en Carmina o revienta, pasando por las citas a las que esperábamos nerviosos bajo las enormes vayas publicitarias de su aplaudida serie Arde Madrid. Paco ya es parte del imaginario colectivo de un país al que ha conseguido emocionar a golpe de comedia, siempre con el humor como medicina para cualquier angustia o desamparo. Ahora con Rainbow, su nueva película como director que se estrena el 23 de septiembre, Paco nos sumerge en su propia versión de El Mago de Oz capitaneada por la joven cantante Dora, quien se estrena en la pantalla acompañada de las siempre titánicas Carmen Maura y Carmen Machi. Los hechizos, la sangre manchando vestidos de alta costura, y una psicodelia sin fin convergen en este personalísimo homenaje a aquella juventud, la vivida y la que aún está por vivir. Larga vida al reinado de nuestro mago, Paco León.
Paco, enhorabuena, llevas ya nada más ni nada menos que cuatro películas escritas y dirigidas. Empezaste hace una década con Carmina o revienta. Cuéntame, ¿qué has aprendido sobre ti mismo trabajando detrás de las cámaras?
Yo creo que he aprendido mucho. Una de las principales enseñanzas podría decirte que es rodearte de un buen equipo. También he aprendido a “no saber”, a extraer osadía y cierta libertad de mi propio analfabetismo que quizás otra gente más formada no pueda hacer. Creo que esto último es muy importante para salirte de lo establecido y encontrar así nuevas maneras de hacer las cosas.
¿Nunca te ha picado el gusanillo de formarte técnicamente en lo que se refiere a la dirección cinematográfica?
Más allá de estudiar una carrera yo creo que hay tres caminos posibles que conducen a dirigir cine. Uno es la realización, desde el guión o desde la interpretación. Y yo soy actor.
¿Siempre tuviste la inquietud por dirigir?
Sí, siempre he sido muy inquieto y he generado mis propios proyectos desde que salí de la escuela de interpretación. Cuando estaba en Aída necesitaba hacer cosas nuevas y surgió la idea de dirigir y contar historias sobre mi madre. Todo empezó como una actividad extraescolar sin ninguna pretensión de convertirme en director. Ahora, después de cuatro películas y una serie, la cosa se ha puesto seria. ¡Pero yo no quería que se pusiera tan seria! (risas).
Pese a la seriedad, ¿lo sigues disfrutando de la misma manera?
No, por primera vez noto el peso de las expectativas. Después de Arde Madrid noto que la industria me ha tomado demasiado en serio (risas). Ahora se espera que, hostias, que mantenga el listón. Noto esas expectativas pero intento zafarme de ellas como sea. He hecho lo que me ha dado la gana durante el proceso de creación de “Rainbow” pero ahora que vamos a estrenarla, noto la presión.
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¿Piensas mucho en el éxito?
Lo pienso pero intento liberarme. Hemos trabajado muchísimo en crear el éxito porque para mí el éxito es una sensación que hay que trabajarla. Como decía Don Draper, “el amor es algo que inventamos para vender medias”, el éxito también. La película va a salir en Netflix y estamos trabajando en una gran campaña de marketing. Guste más o menos vamos a hacer que sea notorio y todo eso es cuestión de trabajo.
Aprovechando que mencionas Arde Madrid, la serie se quedó únicamente en una temporada ya que acordasteis que la mejor idea era dejar la historia como estaba. Yo siempre he tenido una curiosidad: ¿nunca se te ocurrió crear una antología a lo Ryan Murphy?
¡Eso podría haber sido! Incluso se planteó cambiar de ciudad, se nos ocurrieron muchas cosas. Sentimos que la historia ya estaba contada y pese a los premios y los fans creímos que era mejor hacer únicamente una miniserie.
La pandemia vino después de disfrutar de uno de los momentos más triunfales de tu carrera gracias precisamente al gran recibimiento de Arde Madrid. ¿Cómo viviste toda esta crisis mundial?
Durante estos dos años he hecho seis o siete proyectos, he rodado mucho, no he parado de trabajar. Incluso durante el confinamiento, que fue cuando surgió la idea de Rainbow. Yo me iba a ir a Los Ángeles pero empezó el confinamiento y me tuve que quedar. Escribí el guión junto a Javier Gullón, que se encontraba allí en California y creo que, en cierto modo, sí nos influyó toda la situación.
Decía Nicole Kidman que es a una sala de cine a donde vamos para sentir que no estamos tan solos, ¿nos encontramos ante un momento en el que la ficción es más necesaria que nunca?
Siempre ha sido necesaria pero ahora, es verdad, que se consume mucho más. Hay como una burbuja de ficción que te envuelve y te hace sentir que no se puede ver todo lo que se hace, ni promocionar todo lo que se produce. Pero, aún así, vivimos un momento dorado en la ficción marcado por la ruptura de la barrera entre cine y televisión.
¿Tú has llevado bien esa ruptura entre cine y televisión?
Hace diez años estrenamos Carmina y revienta en multitud de plataformas y fue pionera en hacerlo, ya que se proyectó también en cines. Fue muy sonado ya que por aquel entonces había mucha piratería y nadie daba un duro porque alguien consumiera ficción pagando. ¡Imagínate lo que ha cambiado la cosa! Por eso me siento muy orgulloso y tiene sentido que diez años después Rainbow siga el mismo camino y se estrene en salas pero también en plataformas como Netflix. Las ventanas a las que los espectadores tienen acceso se están flexibilizando. Ya hay varias maneras de ver el cine y se debe al éxito de las plataformas.
Pasando a hablar de la ficción que tú has creado como director, me resulta intrigante que construyas un guion y un film basado en el cuento infantil de L. Fran Baum, El Mago de Oz. ¿Por qué precisamente esta historia? ¿Qué conexión existe entre Paco León y la obra de Baum?
Buscaba una estructura sobre la que crear un universo, una mitología contemporánea y me topé con este cuento que creo que es muy contemporáneo ya que no hay la típica historia de amor con un príncipe. La protagonista es una chica que se busca a sí misma en una historia que habla de temas como la diversidad, y los discursos de los que habla la obra creo que son muy fáciles de asumir hoy en día. Durante su viaje, ella se convierte en la líder de un grupo de desplazados sociales y se topa igualmente con una sensación poco común en este tipo de historias: el desencanto que se produce al ver que al final del camino no hay nada, que detrás de Oz solo hay un tío tras una cortina. El camino es el viaje y esa idea ayuda a desmitificar un poco la obsesión por el éxito e incluso el sueño americano por así decirlo.
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La trama principal de la película gira en torno al personaje adolescente interpretado por Dora quien se busca así misma buscando a su propia madre. Me gustaría saber, ¿qué le inquietaba a Paco León durante esa edad?
¡Uy! (risas) a esa edad estaba yo un poco igual que ella, intentando conectar conmigo mismo, averiguando qué talentos tenía y qué podía hacer. Me encontraba terminado los estudios y a la vez haciendo teatro para poder meterme en la interpretación. Tenía una vocación muy clara. El tener una pandilla también era algo muy importante y yo estaba buscando la mía, buscando esas relaciones amistosas que tanto marcan.
¿Conservas amistades de toda la vida?
Cuando me metí ya en el tema del teatro con 18 años ya me hice yo mi grupo, de antes aún tengo algún amigo pero los que conservo así más como grupo fue a esa edad.
¿Piensas mucho en aquellos años?
La verdad es que no (risas). No soy nada nostálgico. Sí que me gusta mucho, y era uno de los objetivos de esta película, conectar con esa generación de veinteañeros muy poderosos y sin ningún prejuicio. Siento que conecto mucho con la generación de Dora, de Palomo, de Ayax, de Arca… en la película he contado con algunos de ellos pero también muchos maquilladores, bailarines, músicos que forman parte de esa generación. Y la idea de hacer esta película consistía precisamente en eso.
¡Yo creo que lo has conseguido!
Quería poner el micrófono a gente emergente y hacer una polaroid de este momento cultural. He metido muchos cameos precisamente por eso, para que esas intervenciones reflejen ese universo pop e instagramero que vivo y que está lleno de gente a me gusta. Me siento muy orgulloso de colaborar con gente a la que admiro.
Escribiendo la historia sobre la búsqueda de la identidad y la insatisfacción que vemos representada en el personaje de Luis Bermejo, ¿dirías que te has convertido en quien deseabas ser cuando eras más joven?
Pues no lo sé. Siempre uno siente que ha conseguido menos de lo que quiere, pero teniendo en cuenta que uno quiere tanto, lo que he conseguido tampoco está mal. Siempre hay cierta insatisfacción pero en la vida hay que darle valor a lo que se hace.
Has creado tus propias versiones del león, el espantapájaros y el hombre de hojalata, ¿hay alguno de esos tres personajes con el que te sientas especialmente identificado?
Creo que como actor estoy más cerca del espantapájaros, pero a mí el que más me gusta es el personaje de Bermejo, es muy complejo y por edad se acerca más a mí. Pasa por muchos estados y es muy muy interesante.
La película nos habla también de las dinámicas entre madres, hermanas e hijas con los personajes de Carmen Maura, Carmen Machi y Dora. En un momento de la película el personaje de Machi dice que a las madres siempre se les culpa de todo, ¿estás de acuerdo?
Sí, claro. Las madres siempre tienen la culpa de todo, otra cosa es que eso sea justo o no (risas). No solamente me refiero a la culpa por sus hijos, también por la culpa que sienten ellas mismas.
Has reunido a tres generaciones de actrices en esta película y me gustaría saber qué has aprendido de cada una de ellas.
Carmen Machi y Carmen Maura son dos monstruos de la interpretación, en cambio para Dora este ha sido su debut y es una chica con un talento increíble, una naturalidad maravillosa y mucho carisma. Le auguro un futuro brillante, también en la música. No sé decirte que he aprendido pero sí que me he divertido muchísimo, trabajar con las tres ha sido un placer y no siempre es así. Con Dora ha sido muy placentero y con las dos Carmen ha sido más trabajo y más tenso porque son más duras, pero con las tres me lo he pasado estupendamente. Ha sido muy divertido.
A los actores que pasan a dirigir, como ha pasado con Robert Redford o Sarah Polley, se les pregunta si se han planteado posicionarse únicamente detrás de las cámaras. ¿Te lo has llegado a plantear?
No, por ahora no. A mí me gusta mucho actuar y disfruto mucho compaginando estas facetas.
Hablando de Robert Redford que ganó el Oscar por el durísimo drama Gente corriente, ¿te gustaría hacer un drama más absoluto?
Para mí la comedia es inevitable. Como actor sí que me gustaría y hecho más cosas así, pero como director me veo incapaz y me gusta siempre tener guasa y cachondeo.
A mí esta película me ha sorprendido, Rainbow no es a lo que nos tienes acostumbrado como director.
¡Me alegro! Salir de lo que ya has hecho es bueno, prefiero meterme en camisa de once varas y explorar nuevos territorios aunque luego la cague.
Yo creo que Rainbow va a sorprender mucho…
Tiene muchos elementos, muchos ganchos por los que atrapar al espectador.
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Mira, una película en la que Carmen Maura le dice a Carmen Machi, “¡Quita ahora mismo esa cara de coño!”, va a hacer que la gente hable…
¡Eso espero! (risas).
¿Y el terror? El terror triunfa en el cine español gracias a Balagueró o Paco Plaza, ¿no te animarías a dar ese paso?
¡Uy, no me veo! Ellos son los reyes del género y, como te digo, mi forma de ver la vida siempre tiene que tener algo de comedia. Para mí el humor es fundamental.
¿Quizás mezclar terror y comedia?
¡Claro! Quizás en un futuro mezcle géneros…
Un paso que sí te has animado a dar es el de protagonizar un film americano junto a Pedro Pascal y Nicholas Cage en El insoportable peso de un talento descomunal. Ahora que has vivido la experiencia, ¿renta dar el salto a Hollywood como otros actores han intentado antes?
Para mí ha sido toda una experiencia. Me pagaron bien, lo pasé bien, se ha visto en todo el mundo y la película está muy guay. Otra cosa es lo de irte allí a buscarte la vida, cosa que yo nunca voy a hacer. A mí me llamaron y por eso pude hacerlo. Entonces, claro, me ha rentado.
En la película haces de un mafioso y eso me ha hecho preguntarme, ¿no hay cierta tendencia al encasillamiento de los españoles en el extranjero donde parece que a los actores se les ofrecen esos papeles de latinos malvados o gente en la exclusión social?
En esta película como se parodiaban este tipo de tópicos encajaba muy bien pero, sí, existen unos estereotipos que cansan bastante.
Hombre, imagino que estaréis hasta el gorro de que desde allí a veces solo lleguen papeles de ese estilo.
A mí este papel me resultó exótico, nunca había interpretado a un narco asesino y me gustó mucho.
Traje DUARTE.
Oye, y lo de hacer de malo, ¿no te gustaría hacerlo más? ¡Lo haces muy poco!
¿A que sí? Me ofrecen pocos y quiero más. Han tenido que venir los americanos a ofrecer un papel de ese estilo.
Hazte un Najwa Nimri que se cascó un papel como el de Zulema y ahora todo el mundo la identifica con ese personaje…
¡Pues sí! Pero la cosa es que no te lo haces tú, te tienen que llamar. Pero, vamos, que yo estaría encantadísimo.
Eres un actor que no para, estrenas en cines y también en plataformas de streaming pero, dime, ahora que se plantea un nuevo proyecto de Ley Audiovisual que quiere dar más peso a lo online, ¿dirías que se está cuidando la ficción española en nuestro país?
Depende de con qué lo compares, no lo sé. Creo que se está viviendo un buen momento y que hay mucha variedad, pero la parte más débil de la industria es siempre la referida a las producciones independientes y precisamente esta ley, en algunos aspectos, no les favorece demasiado. La producción de todas estas películas como Alcarrás o Cinco lobitos, que nos están dando grandes alegrías en festivales internacionales, se va a hacer cada vez más difícil. En lo mainstream hay muchas puertas y posibilidades, pero creo que el cine independiente y el de autor se debe seguir protegiendo.
Oye, hemos hablado de papeles y no he hecho la pregunta que les hago a todos los actores con los que hablo. Si pudieras escoger el interpretar cualquier papel en cualquier película, ¿cuál sería?
¡Uf! Mejor que lo hayan hecho ellos está difícil. A mí me marcó mucho la película El Talento de Mr. Ripley, me hubiera gustado mucho vivir esa experiencia.
¡Qué fancy!
¿A que sí? (risas).
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