Poder representar tu mundo emocional a través de la música no siempre es fácil, a veces aparecen contradicciones que son elementos que nuestra propia cabeza va alimentando. La frustración, el amor, las contradicciones de la vida... todo eso queda plasmado a la perfección en el primer trabajo de PabloPablo, alias de Pablo Drexler, a quien lo de ser músico le viene de familia.
Entrevista extraída de ACERO vol. 3, publicada en octubre 2022. Hazte con tu copia aquí.
Su manera de jugar con las voz hace que se convierta en un instrumento más, que se mezcla a la perfección con los suspiros del piano y los ritmos electrónicos que acaban sonando acústicos. Pero la esencia de PabloPablo se extiende más allá de su simple sonido y es que la música, las letras y los elementos visuales se funden en el mismo universo, un mundo de voces e intimidad que nos acerca a la realidad emocional de este joven madrileño. Con un pasado, un presente y un futuro siempre relacionados con la música nos muestra ahora todas sus facetas, la de compositor, la de intérprete y la de productor.
Después de recorrer el mundo al lado de C. Tangana en la gira Sin cantar ni afinar, PabloPablo lanza su primer y homónimo álbum en solitario como una promesa para acariciar todos nuestros sentidos. Hablamos con el artista sobre su música, sobre su vida y sobre lo que nos tiene preparado para el futuro más cercano, que no va a ser poco.
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Chaqueta NANUSHKA.
Apenas habías publicado un par de temas, y ya se dijo que podrías ser una especie de James Blake a la española, pero tú, ¿cómo describirías tu música?
James Blake claramente es una influencia súper fuerte. Creo que es un formato que mucha gente hemos seguido, cantar canciones buscando la emoción encima de bases muy electrónicas, ese sonido es algo que a mí me flipó. ¿Cómo describiría yo mi música? Pues no sé... me da mucha libertad el no poder describirla y simplemente ponerme a escribir sin ningún tipo de conciencia de lo que he hecho o de lo que voy a hacer ni nada. Los géneros para mí se crean después de la música para poder entenderla, no es bueno que te limites. Me gusta siempre probarlo todo, escucho de todo e inevitablemente siempre acabo mezclando todas mis influencias en un mejunje raro. Es difícil de definir al final, supongo que la definiría como electrónica, aunque a la vez hay muchas canciones rollo acústico... así que no sé.
¿Qué dirías que es lo que más te inspira a la hora de componer?
Cuando me pongo a componer no estoy pensando en algo que me haya inspirado en concreto, es más como que empiezo a escribir y poco a poco me voy dando cuenta de lo que estoy queriendo contar. Diría que me inspiran las emociones que siento, los momentos chungos, los momentos súper felices, momentos de mucha frustración, momentos de liberación... Las cosas que me pasan en la vida. Un mo- tor que muchas veces me impulsa a ponerme a escribir es escuchar un tema que me gusta. Quizás escucho un tema y me digo, me flipa esto y quiero probar de hacerlo así. He oído a mucha gente decir que no le gusta nada hacer eso, yo soy al revés. Escucho muchas cosas y eso me motiva, me inspira el escuchar otra música.
¿Cuáles son tus referentes? Teniendo en cuenta el ambiente en el que has crecido, me imagino que no son pocos.
Desde pequeño, un referente siempre han sido los Beatles; al final son el principio de todo. A partir de ahí pues muchas cosas... desde música clásica como Bach a mucha música latinoamericana, cumbia... funk carioca. Por ejemplo, esa especie de reggaeton brasileño es un género que me flipa. También Kanye, James Blake, C. Tangana, Rosalía, Radiohead... No sé, un montón de cosas, la verdad.
Es inevitable preguntar esto, y es que tus padres (Ana Laan y Jorge Drexler) son dos grandes cantantes y compositores, ¿cómo dirías que ha influido eso en ti?
Al final me he criado en una familia en la que siempre había mucha música, eso como que marca mucho y me dio ganas de hacer música desde muy pequeño. Es un privilegio enorme el criarte en una casa en la que te tropiezas con instrumentos todo el rato, era como estar todo el día en estudios de grabación con mi viejo y con mi madre. Mi madre hacía los coros en todos los discos de mi padre, era un entorno muy musical que para mí era increíble, tengo unos recuerdos súper bonitos de mi infancia. Todo era música, todo era un constante hablar de música, debatir, tocar, cantar...
¿Qué dirías que te han enseñado tus padres?
Mi madre Ana es profesora de voz y su manera de cantar me ha influenciado muchísimo, su perspectiva de la música como ángulo, Björk, Radiohead, Everything But The Girl... Todo me lo trajo ella, ese montón de bandas raras de UK, ella escuchaba mucho eso. Luego mi padre me ha enseñado más el lado de la canción tradicional como Bob Dylan, Leonard Cohen, la canción uruguaya y argentina antigua... Pero sobre todo diría que los dos me han enseñado a tener una visión abierta, sin miedo a lo raro, creo que eso es lo que más me ha influenciado de ellos.
Te estrenaste como PabloPablo con Azul zafiro y como dices, has pasado toda tu vida inevitablemente ligada al mundo de la música. ¿Qué supuso para ti el poder lanzar este tema y la buena acogida que tuvo?
Pues me puse súper contento. Incluso antes de que alguien me dijese que le gustaba la canción yo ya estaba súper feliz. Al final llevo tantos años haciendo esto en mi cuarto que de repente ver que por fin tengo un conjunto de canciones que me funcionan, que tengo un álbum y me gusta, con lo perfeccionista que soy, es una liberación. Es súper guay el poder compartirlo y que alguien le dé al play y esté contento. Y también que yo lo pueda escuchar con alguien que no conozco de nada, y decirle que eso es lo que hago y que me encanta. Estoy muy contento.
Azul zafiro y Números rojos los compusiste de forma conjunta y el álbum parece contar una misma historia, ¿está todo el álbum pensado para escuchar seguido?
Sí, totalmente, es lo que me gustaría. Aunque en verdad fue un poco sin querer. Escribí todas las canciones como en un periodo de un año, año y medio, y como que, de repente, al mirarlas y estar organizándolas con mi manager, nos dimos cuenta de que podía ser un continuos play, y que de la primera canción a la última el disco va viajando de un lado a otro. Me parece que escuchar el álbum de esa forma te ayuda mucho más a conceptualizarlo y que todo esté más unido. Me gusta.
¿De dónde nace este disco?
Siempre estoy haciendo música y por coincidencia es la primera vez que digo, estoy listo. Antes no me sentía listo, sentía que necesitaba aprender mucho todavía, escuchar mucha más música diferente... Todo el proceso es más como si fuera una cadena de producción y es la primera vez que digo, vale, esto lo puedo cortar aquí y lo puedo presentar. No es que dijera, me voy a poner a hacer un álbum ahora, llevo haciendo álbumes muchísimo tiempo, pero este es el primero que me gusta.
¿Cuál dirías que es la canción que representa mejor este trabajo?
Probablemente, París. Creo que es la canción que representa mejor los dos mundos emocionales del disco.
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Full look PAUL SMITH, zapatos BIRKENSTOCK.
Hablando de la historia que nos cuentas en el álbum, es una historia de amor contada en primera persona donde se ve una clara dependencia, pero ese amor apenas se mantiene en pie. Tu voz muchas veces suena distorsionada a propósito, ¿podríamos decir que todos esos efectos de voz pretenden ser una herramienta más para acabar de representar todos esos sentimientos?
Sí, al cien por cien. Una cosa que descubrí a la vez que creaba el álbum es que no es necesario que solo aparezca una voz contándote algo, sino que también puede ser tu propia conciencia la que esté hablando a la vez. En tu cabeza no hay una frase lineal nunca, quizás estás diciendo una cosa y luego piensas otra totalmente distinta. Eso en París pasa mucho. En la canción me cuestiono y me contesto a mí mismo todo el tiempo, y es algo que quise representar mucho con las voces, de repente una voz se queda trabada y aparece otra por ahí que te está diciendo otra cosa distinta. Me gusta mucho jugar con eso e intento usar la voz para todo, creo que al final es cómo se consigue esa intimidad. Si toco un sintetizador lo que va a sonar va a ser la máquina, en cambio, si grabo mi voz haciendo lo mismo da más intimidad, aparte de ser más divertido, consigues meterle más emoción a la canción porque estás creando con tu voz, que es con lo que hablas, y lo que lleva directamente a cómo te sientes.
En los videoclips de los singles dirigidos por Carlos Sáez aparecen muchos elementos también distorsionados o rotos, ¿qué intentas explicar con esos elementos visuales? Imagen, sonido y letra quedan muy ligados entre sí.
Es el objetivo al final, poder traducir las sensaciones que estoy intentando comunicar con la música en algo visual. Para mí es muy importante. Esa sensación de ruptura de los vídeos también representa un poco esa frustración que intento representar siempre con la música. Lo guay es que Carlos y yo nos hemos entendido muchísimo porque él tiene un poco lo mismo en su arte. Él crea esculturas metálicas, luego las funde y las tira desde un piso alto para que se deformen al caer por el impacto. Ese tipo de fuerza que tiene su arte a mí me interesa muchísimo y es algo que nos conecta mucho estéticamente.
¿De dónde surge la unión entre Carlos Sáez y tú? Ha dirigido todos los vídeos que tienes publicados hasta la fecha.
 Mira, tuve muchísima suerte. Carlos es amigo de mi manager y fueron al colegio juntos. Yo a él ya lo conocía y me flipaban las cosas que había hecho para Arca, y que fuera colega de mi manager, al final, es mucha coña. Le mandé mi música, le gustó y empezamos a hablar. Ya desde el principio del álbum, desde hace un año o así, hablábamos acerca de cómo conceptualizar- lo y de cómo jugar juntos. Al final nos hemos entendido súper bien y la relación que tenemos ahora es muy guay.
En la letra de Agua y arena nos presentas muchos términos contradictorios. Por ejemplo, hablas de una espada de seda o de un escudo de cristal, ¿por qué te interesan tanto las contradicciones?
Son como las contradicciones que yo tengo en mi vida en general. Me gusta que todo esté un poco torcido, porque en mi vida me siento así, como que nada sea lo que parece del todo, que no termines de entender nunca qué es lo que está pasando. Esa es una emoción que yo no quiero transmitir aposta, no es algo en lo que yo haya pensado, es más, creo que ahora es la primera vez que lo pienso.
Esa canción trata sobre una amistad que se rompió. A mí me da mucha pena cuando pasa eso. La canción tiene mucho que ver con ese conflicto de cuando estás con un amigo y no te terminas de entender con él, cuando hay problemas y, tiempo después, te acuerdas de cuando erais súper colegas, y es como muy triste.
¿Y qué me puedes decir acerca de San Lorenzo, con ese audio de unas señoras hablando por la calle donde se escuchan los coches pasar con música de piano de fondo?
Ese audio lo grabé con 15 años o así en San Lorenzo del Escorial. Hace tiempo que mi madre se mudó de allí y ya no tenemos la casa donde vivíamos. Tengo una nostalgia enorme por ese pueblo, es una montaña preciosa y pasé toda mi infancia ahí. Ese audio me devuelve directamente a mi pueblo, y necesitaba ponerlo en algún lugar del álbum para poder escucharlo y transportarme otra vez a aquellos tiempos. Muchas veces pienso, menos mal que lo grabé. Estaba ahí, justo al lado de dos abuelas que hablaban sobre un centro comercial que se llama El Gran Plaza, sobre que sus hijas se habían comprado unos zapatos. Me pareció que la forma en la que hablaban era muy bonita, al final es un centro comercial, una cosa tan imposible de entender para ellas y tan de nuestro momento de ahora. Es muy íntimo, se escuchan muy vulnerables. Aparte, estaban esperando un bus que cogen todos los mayores del Escorial, que va del hospital hasta la zona del pueblo donde hay una residencia de ancianos, lo cogen cuando van a hacerse revisiones y así. Son momentos súper íntimos que me parecen muy bonitos.
Después de eso, a pesar de que todo el álbum está escrito en castellano, la siguiente y última canción que nos presentas, Mandela Place, está cantada en inglés, ¿por qué decides cambiar de idioma?
Escribo la misma cantidad de canciones en inglés que en castellano. Cuando estás creando un álbum, algunas te pegan más y otras no. Justo coincide que en este la mayoría eran en castellano. No es una decisión consciente, es algo que tiene más que ver con la emoción de la canción. Es una canción que va sobre estar en un piso en Londres, y los vecinos están poniendo música súper fuerte y tú estás con un día cruzado, llevas ya un año cruzado, va sobre eso, en plan, vamos a hacer que esto funcione. Con mi madre hablo en inglés, y ahora estoy viviendo en Londres; vivo en ambos idiomas así que no es un tema en el que piense demasiado.
La producción del álbum está muy cuidada, y los elementos sonoros se complementan entre sí dibujando, y a la vez desdibujando, de alguna forma, las letras de las canciones, ¿cómo ha sido el proceso de producción?
Para mí es muy mindful. Me gusta pasar muchas horas cuidando los sonidos y buscando cosas, me gusta estar ahí solo y explorando. Compongo y produzco al mismo tiempo, o sea, no hago una canción primero y luego la produzco, todo va ocurriendo en el mismo momento. Intento que desde el minuto cero pueda escuchar los sonidos y las texturas que me gustan, y que eso me inspire quizás a hacer otro acorde u otra letra, que todo sea como un feedback constante. El proceso fue muy solitario, yo en mi cuarto buscando cosas y explorando e intentando comunicar lo máximo posible con cada sonido, utilizando mucho las voces para crear más intimidad.
Estás en la gira con C. Tangana, pero no es la primera vez que cantas delante de tanta gente, el año pasado cantaste con tu padre High and Dry de Radiohead en el festival Noches del Botánico. ¿Te acuerdas de la primera vez que cantaste con público? ¿Cómo fue?
Seguramente tendría unos 14 años, en un bar de Uruguay o alguna cosa así, no lo recuerdo muy bien, pero de chiquitito, lo típico de tocar por cinco pavos o tocar en la calle. El cantar delante de gente hoy en día no es algo que me raye mucho, la verdad. Lo más importante es que tú sepas lo que estás haciendo. Si no estás preparado, no te sabes la canción, o si no tienes bien la voz, por ejemplo, en esos casos es normal que salgan nervios, pero si yo controlo lo que estoy haciendo estoy muy tranquilo. Donde me he curtido más, entre comillas, es tocando para amigos o para mi familia. En mi familia, como todos somos músicos, hay mucha tradición de sacar la guitarra después de las cenas con amigos, nos la vamos pasando y todos tocamos canciones que hemos hecho, ahí es donde peor lo pasas porque tienes al lado un amigo que es músico, que entiende todo lo que estás haciendo. Ahí sí me ponía más nervioso con 14 o 15 años, pero eso es lo que más me ha entrenado en ese aspecto.
¿Cuáles son tus planes a corto/largo plazo?
Hacer otro álbum, escribir más cosas, hacer música todo el rato, básicamente, y tocar este disco en vivo. Se está empezando a ver algo sobre una gira, ya tengo el formato, he hecho algunos ensayos para ver cómo suena y estoy muy contento.
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Sudadera PALACE SKATEBOARDS, pantalón LEVI’S.