Producto del esfuerzo, del talento y algo del destino, Oro Vega no ha parado de luchar por hacer de la música su proyecto de vida. Empezó a escondidas, cantando entre susurros por miedo a ser escuchada, después decidió ir a por todas, montó un estudio junto a Al-Blanco y lo apostó todo por sí misma. Ahora, en un esfuerzo por canalizar las energías de la luz y la oscuridad que conviven en su interior, presenta su primer álbum Cantes de amor y muerte.
“Para mí nada acaba realmente, no puedo dejar que muera el amor que he sentido por alguien, siempre queda en mí y lo mismo con la muerte. Quizás inconscientemente hago canciones para perpetuarme más allá de lo que dure mi vida”, nos dice sobre Háblame de amor, una de las canciones que componen este nuevo lanzamiento. Y es que Vega no para; ya está trabajando en próximos lanzamientos, que esperamos ver en septiembre, y también en shows en directo, el próximo en el Sound Isidro este 11 de junio.
Para quién todavía no te conozca, ¿podrías presentarte?
Tengo 25 años, soy sagitario, ascendiente acuario. Soy trabajadora, muy sensible y me río todo el rato.
Vamos por partes, vienes de una familia con una gran carga artística, eres sobrina de Antonio Vega y Nacho García Vega, más conocidos como Nacha Pop, ¿es algo con lo que, a nivel artístico, has cargado? Me refiero a eso de que constantemente se refieran a ti como ‘la sobrina de’ o, si por lo contrario, no lo has tenido que soportar.
Es cierto que no hay entrevista que no me pregunten por ello, así que decir que no lo he tenido que ‘soportar’ sería mentira. A nivel personal no cargo con ello porque sé que mi música y mi proyecto parten de cero. No me ha abierto ninguna puerta en la industria el ser ‘sobrina de’, no ha supuesto ninguna ventaja con respecto a otrxs artistas, hasta hoy he tenido una trayectoria muy convencional y me gusta que sea así, porque me ha permitido formarme y esforzarme. Tampoco ha influenciado mi música, así que, más allá de admirar su trabajo, no ha tenido mayor impacto en mí a nivel artístico.
Antes de tomar esta industria como tu trabajo, imagino que debías sentirte muy conectada a la música. Cuando os reuníais en familia, ¿era parte de vuestras costumbres tocar y cantar? ¿Cuál fue el papel de la música en tu niñez?
Me siento conectada a la música desde mi niñez porque desde siempre me ha apasionado, y si le debo esa pasión a alguien más allá de a mi propia naturaleza, sería a mi padre. Fue quien me descubrió mucha música de pequeña y con quien tengo muchos recuerdos musicales preciosos. Sí que se solía cantar durante las reuniones familiares, sin embargo, yo me desarrollé como música un poco a escondidas, solía cantar susurrando para que no se me escuchase mucho, y gracias al tiempo y el estudio he conseguido encontrar mi voz a poco a poco.
Tus raíces sefardíes son clave en tus influencias musicales. Algo a lo que refieres como un proceso orgánico desde que eras pequeña. ¿En qué aspectos materializas estas influencias en tu proyecto? En los sonidos, las referencias… Háblame un poco de esto.
Siempre he estado muy unida a mi madre y a mi abuela. Ellas son clave en mi proyecto, a pesar de que no sea de una manera directamente musical. Pero sí en su manera de ver la vida, su valentía, sus valores, y creo que en parte estos beben de su origen sefardí. Creo que lo sefardí tiene cabida en mi proyecto de una manera un poco abstracta, yo no sé realmente en qué se puede palpar esta influencia, si en la parte puramente visual o también en la estética musical. Quizás en lo estético lo hago de manera más consciente, ya que lo sefardí es una parte fundamental de mi imaginario visual. En lo musical, sin embargo, realmente no es intencionado, por lo menos en este proyecto no lo ha sido.
Después de lanzar varios singles a lo largo de estos meses presentas tu nuevo álbum Cantes de amor y muerte, un proyecto que se aleja bastante de lo que habías hecho hasta la fecha. Cuéntanos, ¿cómo fue tu proceso de maduración musical en este sentido?
Casi todos los singles que he sacado hasta la fecha pertenecen al disco, menos tres que eran parte de un álbum que decidí no sacar (Tánger, Reina mora y Master & Margarita). Como ha sido un proceso tan largo me cuesta mucho explicarlo porque he ido creciendo con el álbum, tanto a nivel personal como musical. Creo que he ido recogiendo herramientas por el camino: iniciarme en la producción, seguir estudiando mi voz, experimentar en el estudio con Al-Blanco.. Al fin y al cabo el arte lo informa el vivir, y yo espero que después de cada álbum pueda echar la vista atrás y decir: este álbum me hizo crecer tanto a nivel musical como personal, y por ello le estoy agradecida.
Sea como sea, Cantes de amor y muerte es todo un proceso de introspección, ¿qué nuevos aspectos de ti misma has descubierto gracias a este álbum?
He descubierto que soy resiliente, que por muy duro que haya sido, por la dificultad de combinar la música con trabajos precarios y por la inseguridad que causa la música en sí, sigo volcada en mi proyecto cada día. Cada hora sigo pensando en ello y no he perdido la ilusión. Siento que también he conseguido, de alguna manera, desligar el éxito de la aprobación externa, me siento orgullosa de mi trabajo independientemente de su alcance. Soy más paciente y he entendido que las cosas bien hechas requieren de mucho tiempo.
En la canción Háblame de amor pareces cantar a la muerte. Pese a que el título parece de lo más optimista, encuentro la canción nostálgica o triste por cómo hablas sobre el ser conscientes de la caducidad de nuestra vida y de amar. ¿No es así? ¿Qué te inspiró en la composición de esta canción?
Justo, es una especie de aceptación de la caducidad de las cosas: la finalidad de la vida, del amor… Me cuesta aceptar esta idea, para mí nada acaba realmente, no puedo dejar que muera el amor que he sentido por alguien, siempre queda en mí y lo mismo con la muerte. Quizás inconscientemente hago canciones para perpetuarme más allá de lo que dure mi vida. La canción dice: “que se me recuerde por mis canciones bellas, que si miras p’arriba pa ti sea yo una estrella”. Es una declaración de amor el día que la muerte viene a buscarme. Realmente es una canción a una persona muy concreta y muy querida a la que le pido que si un día muero, no me llore, me recuerde a través de mis canciones, me siga cantando y hablando de amor.
Cambiaste el chip de manera tan radical que antes de lanzar este nuevo álbum tenías otro terminado y decidiste desecharlo para empezar uno nuevo. ¿Qué había en ese disco que no se correspondía con la Oro actual?
Muchos idiomas, mucha falta de decisión sobre cómo quería sonar y cómo quería presentarme con mi primer disco.
He leído que no solo el álbum, sino tú misma hablas de canalizar energías de la luz y la oscuridad. ¿De qué manera están expuestas en estas canciones? Claro, más allá de las letras nostálgicas y tristes y las producciones flamencas, me refiero a nivel personal, a lo que desde tu punto de vista hace que cada canción y sonido proyecte luz y oscuridad.
Creo que el álbum en su totalidad tiene momentos más luminosos, enérgicos y otros más oscuros y frágiles. Hay canciones que combinan los dos: la oscuridad y la energía, como puede ser Diamantes & puñales. Luego hay momentos chulos y poderosos como puede ser Pena, o de superioridad incluso, y otros de derrumbamiento como en la canción Océano. Posee ambas caras y eso me gusta; igual que yo.
Para el proceso de creación trabajaste mano a mano con Al-Blanco. Ya has comentado en otras ocasiones cómo os encerrabais en el estudio a grabar día a día e incluso cómo vosotros mismos cosisteis una sábana enorme para insonorizar la sala… Estos comienzos, tan underground y sinceros, suelen ser los más duros y bonitos en las carreras de los artistas emergentes. ¿Disfrutas trabajando así? O más bien preferirías hacerlo desde una gran discográfica, en proyectos con una mayor producción…
Ha sido una experiencia que no cambiaría por nada en el mundo. Es cierto que ha sido duro, por la precariedad en la que hemos trabajado tanto en mi álbum como en el suyo, y por la intensidad y cantidad de horas que hemos echado. No sé si podríamos repetirlo de la misma manera, pero creo que ambas podemos decir que nos vino a ver Dios juntándonos en el proceso de los dos discos. De momento, trabajar en lo próximo está siendo una experiencia totalmente distinta a nivel de energía, pero sigo trabajando desde ese estudio que montamos hace 3 años. Me siento feliz que este disco naciese de esa manera, me siento muy orgullosa, sé que realmente pusimos todo nuestro corazón.
¿Ya estás trabajando en lo próximo? ¿Algo que puedas contarnos?
Sí, ya estoy con el próximo proyecto y espero sacar algo a partir de septiembre.
Me encanta lo que una vez dijiste sobre cómo te involucras en tus canciones. Hablaste de cómo no podías separar tu vida del estudio y la música, de tu vida personal. ¿Siempre ha sido así? ¿Imaginas posible la música de Oro Vega sin ese aditivo emocional tan importante?
La emoción siempre va a estar, pero sí me gustaría alimentar mi vida más allá de mi proyecto. Ahora mismo tiene que ser así porque soy totalmente independiente y tengo que hacerlo todo yo, pero en algún momento me gustaría delegar más y poder alimentar mi vida para nutrir así mi proyecto desde otros puntos de vista.
Proyectémonos ahora un poco más en el futuro, ¿te gustaría centrarte solo en la música o también te gustaría explorar otras disciplinas artísticas?
Siempre he visto mi proyecto de manera muy holística, no me imagino trabajando en la música sin tener en cuenta la parte estética, videoclips o el directo. Hay disciplinas que están tomando cada vez más espacio en mi proyecto como puede ser la danza y la moda.
Vamos a acabar, Oro, ¿podremos verte en directo próximamente?
Sí, ¡en el Sound Isidro este 11 de junio!