Fuego hace de Razzmatazz la casa de la música urbana cada viernes. Todas las salas están abiertas, de la 1 a la 5, o sea que dos pasos te pueden llevar a otro mundo. En esta ocasión, entrar a la sala 3 era trasladarte a una fiesta de pueblo, que pasó por el techno que roza la música de feria de la mano de Otro, llegó a un estilo singular poco etiquetable (una mezcla de estilos entre punk, techno-pop, no wave) del cabeza de cartel Nueve Desconocidos, y cerró con un DJ set más cañero de Azombike.
La noche arrancó con Otro, quien conocido por su faceta de productor tiene colaboraciones con artistas top de la escena como Rojuu, Mda, o Baby Pantera, con quien tiene un disco en conjunto, Ninot. Está preparando un disco, La vida que nos dé rumba, trabajo que pinta estar bañado de referentes y ritmos de la música española más bailable por la dirección que marcan sus últimos singles. Ese ambiente se respiró durante su actuación. Vino chill pero se montó una fiesta con los que se acercaron a escucharlo y tocó sus mejores canciones para la ocasión, entre ellas Vivendo essa rumba, Soy toxi y Pichi pachá. Como digo, las que tienen sonidos más de música de feria. Jugó con su set a su gusto, y para hablar con nosotros, en más de una ocasión, se moduló el tono de voz a través del micro, casi hasta el punto que escuchamos más su voz de pito que la normal.
La actuación de Nueve Desconocidos pasó por distintas fases, pues su cambio de estilo en sus diferentes trabajos ya le impulsa a ello. Hizo gala de su voz, sobre todo en las canciones del álbum Primer disco de Nueve desconocidos llamado Nueve desconocidos, que tiene un estilo más melódico influenciado por el punk, el hard rock, e incluso el indie español. Luego tuvo algunas más movidas, como Soledad o Humo Negro, y hasta en esta última intentó pasar el micro a gente del público (spoiler: no salió bien). Estas dos últimas canciones son sus más recientes y parecen ser adelantos del que será su próximo disco, Toque de ánimas, que tendrá un estilo más techno, aunque su sonido ya sabemos que puede recordar a muchos géneros.
La sala 3 de Razzmatazz es de las más pequeñas, con lo que los que estuvimos allí pudimos sentir todo muy de cerca, lo único que distinguía al cantante del público era que él llevaba micro. El show es muy completo, pero como todo, tuvo sus picos –a destacar, el cierre de Nueve Desconocidos con Llagas, que cantó con el corazón–. Todo esto sumado al DJ set de Azombike, que se encargó de hacer mover el cuerpo a los presentes y que completó una noche de club con rollazo.
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