El hijo pródigo perdido ha sido hallado en el templo. No sé si Neo Pistea es muy religioso, espero que no se moleste con la referencia bíblica, pero no encontraba mejor frase para empezar este texto. El que fuera uno de los pioneros del trap en Argentina estuvo un tiempo alejado de su género, pero tiempo después ha vuelto a ser encontrado donde siempre, entre ritmos 808 y hit hats, hablando de la calle y defendiendo los valores de un estilo que es más de vida que de música.
Neo Pistea huyó de su zona de confort para embarcarse en otros caminos y reencontrar su espacio en un trap que sentía a la deriva, pero ya está de vuelta. Culto y Culto II son sus nuevos evangelios. Que nadie los considere apócrifos, porque no puede haber cosa más canónica.
En este nuevo disco, separado en dos partes como puede intuirse, Tony vuelve a sus raíces, unas que nacen en las esquinas de Atlanta y que, gracias gran parte a su obra, ahora son la banda sonora de toda una generación en Argentina. Con una terna espectacular de compañeros, como Duki, Eladio, YSY A, Pablo Chill-E, Khea, Bhavi, Yung Beef, Cyril Kamer o Lucho SSJ, entre muchos otros, pretende volver a refundar un movimiento que se había perdido en la radiofórmula y restaurar sus valores fundacionales para que nadie pueda pervertirlos sin saberlo. Siempre habrá espacio en el futuro para discos más experimentales en él, como Neo, pero este era el momento perfecto para volver a poner los puntos sobre las ies. Lápiz y boli al escuchar este trabajo, hay que estar atento a este manifiesto artístico.
¿Qué te trae a España? Creo que tienes un show dentro de poco.
Sí, vinimos más que nada para el show de Granada en el Infierno. Es un festival en el que queríamos tocar hace mucho. Volvemos a finales de agosto pero tenemos en septiembre unas fechas en Valencia, Barcelona, Madrid y el Riverland.
Supongo que todo está enmarcado dentro del Cultour, la gira de tu último disco. ¿Cómo están yendo las fechas?
No iniciamos todavía. Hicimos solamente la primera parte en Argentina: Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Provincias cercanas.
Este Cultour, en el que presentan Culto y Culto II, confirma tu vuelta al trap. ¿Tenía ganas tu público de esta vuelta a tus raíces?
Siento que la gente estaba esperando escuchar este tipo de trap, y más por mi parte, que llevaba mucho tiempo sin hacerlo. Se recibieron bien los dos discos.
¿Y tú estabas con ganas también de volver a este sonido más clásico en ti?
Sí, obvio. Ahora me encuentro más maduro, con otro estilo de vida, más sano y prolijo. A nivel musical también aprendí mucho todos estos años. He mejorado mis melodías, mis flows y todo lo que metemos en las canciones. Me encontré con cosas nuevas, con todas esas herramientas, para plasmar mejor mis ideas.
Alguna vez te he leído decir que estuviste desencantado con la escena del trap en Argentina. ¿Con Culto te has vuelto a reconciliar con el movimiento?
Lo que me pasaba a mí no era tanto con el trap, sino con lo que estaba pasando. Nunca me dejó de gustar el trap, sino que me alejé del movimiento porque no estaba muy alineado con mis valores o con lo que para mí significaba. Utilicé ese tiempo para reencontrarme, pero aún hay cosas que no me representan del trap actual.
¿A qué te refieres?
El trap no es un género musical en sí, es una forma de vida. En Estados Unidos y en otros países se entiende de esta manera, pero en Argentina se cree que hacer trap es coger un sonido concreto y ponerle autotune. Y no es eso. El trap está en las letras, en la manera de pensar y en la manera de rapear.
Por ejemplo, el trap romántico no existe porque el trap habla de las cosas de la calle. El trap pop no existe, no porque yo lo diga, sino porque va más lejos del sonido. Es una estética, una cultura, una manera de pensar. Lo que a mí me estaba pasando era que no encontraba la manera de plasmar todo eso en ese momento. Muchos se estaban alejando del trap, estaban haciendo otros géneros y yo necesitaba una búsqueda para poder traer Culto.
Por ejemplo, el trap romántico no existe porque el trap habla de las cosas de la calle. El trap pop no existe, no porque yo lo diga, sino porque va más lejos del sonido. Es una estética, una cultura, una manera de pensar. Lo que a mí me estaba pasando era que no encontraba la manera de plasmar todo eso en ese momento. Muchos se estaban alejando del trap, estaban haciendo otros géneros y yo necesitaba una búsqueda para poder traer Culto.
Entiendo que veías el panorama alejado de este concepto del trap.
Sí, veo que está muy alejado el concepto de la música. No sé, sale algún artista al que se le mete en la bolsa del trap, y yo no siento que lo haga. Aunque me gusten sus instrumentales, como canta o sus letras, no lo puedo considerar trap porque sus últimas cinco canciones son románticas.
¿Puede que el trap haya llegado muy lejos en el mainstream y se haya perdido la esencia?
Muchos artistas, al llegar al mainstream, tienen otras responsabilidades y cada uno las afronta como cree. Igual a mí me gusta mucho la música y la disfruto de otra manera, pero cuando hablo de trap, profundizo en el tema. Pasa con todos los géneros.
Con el punk también pasó, que es un género indudablemente ligado a un estilo de vida.
También puedo hacer trap haciendo punk, porque hagas el sonido que hagas, va en la manera de escribir, de expresar y en ciertos valores que invocas.
Alguna vez has dicho que el trap es una especie de vida bohemia moderna.
Sí, pero es muy complicado seguir con la vida bohemia en 2025.
¿Te genera contradicción no poder vivir al cien por cien ese tipo de vida?
Sí, constantemente, por eso Culto fue la manera de hacer trap en base a mi estilo de vida. Sigo hablando de un montón de cosas que vivo, pero siempre en base a mi realidad actual.
Entrando más en Culto, se nota un sonido más directamente influenciado por Estados Unidos, no tan adaptado a tu contexto geográfico. ¿Esto es provocado?
Lo que pasa es que el trap que siempre escuché era en inglés. Cuando empezamos nosotros no llegaba nada en nuestro idioma. Luego le dimos un lugar propio al trap hecho aquí, después de hacer música y escucharnos entre nosotros, pero lo que vino de España o de Puerto Rico ya fue para generaciones siguientes. Todo lo que vino después tampoco llegó a influenciarnos. Sonar más yankee es algo que sale natural.
Ahora estamos haciendo canciones nuevas que tienen el nivel de producción de tremendas producciones allá, de Estados Unidos, con sus estructuras, la forma de los beats, la versatilidad de los sonidos, cómo están separadas las partes, el estribillo, el puente. Estamos volviendo al trap re-experimental que se hacía hace un par de años.
Ahora estamos haciendo canciones nuevas que tienen el nivel de producción de tremendas producciones allá, de Estados Unidos, con sus estructuras, la forma de los beats, la versatilidad de los sonidos, cómo están separadas las partes, el estribillo, el puente. Estamos volviendo al trap re-experimental que se hacía hace un par de años.
¿A qué artistas habéis estado escuchando durante la producción del disco?
No estamos escuchando nada de trap. Son los productores más que nada los que están muy actualizados de todo lo que pasa, pero yo en el día a día no escucho nada de trap. Escucho mucho a pibes del underground de aquí. He de decir que lo que pasó con Culto es que somos tantas personas con un nivel tan alto, que para que algo nos influencie tiene que ser muy bueno. Las nuevas generaciones en Estados Unidos han tenido un retroceso y ahora los temas duran un minuto y medio. No me encaja. Cambió la estructura. Como nosotros estamos respetando lo de antes, estamos volviendo para atrás.
Supongo que los géneros que han surgido desde el trap tampoco los trabajas mucho.
Cuando aparecieron el Detroit o el drill fueron vecinos, sí, pero como te digo, los escucho más por el protocolo de entenderlo. Es por responsabilidad, por ponernos al día.
Volviendo al disco. ¿Por qué dividir Culto en dos partes?
Íbamos a hacer solo una, pero lo dividimos porque nos parecía que capaz estaba muy largo y queríamos priorizar más las canciones, que no se perdiera alguna. Con los discos largos a veces corres ese riesgo. Fue medio una estrategia. Por otro lado, cuando ya surgió la idea de separarlo, vimos que era piola tener tiempo para trabajar en la segunda parte.
Pero en el momento de idearlo y producirlo, ¿fueron planeadas las veintitrés canciones desde un principio?
Sí, fue un disco largo.
¿Cómo decides cuáles están en una parte y cuáles en otra?
Eso lo armé yo más o menos, después lo empecé a pasar al equipo y entre todos fuimos corrigiendo en común. Fue un trabajo bastante difícil.
La selección de las colaboraciones es espectacular, ¿cómo han surgido?
Tenía más o menos una lista de feats que quería sí o sí. Después tenía otros que soñaba. Y por último, tenía una lista enorme de los que no, ¿entendés? Siempre tuve la idea de meter gente que haya influenciado mucho en el trap, que sea pesada en él y que mantenga la línea de lo que es el género. No quería incomodar a nadie que no sintiese los valores del trap y que no se sintiese representado por lo que se iba a hablar en el disco. Fue meter a cada persona en cada tema con una idea y con algo que represente.

¿Cuál de todas ha sido la que menos te esperabas conseguir?
La de Eladio, que fue de hecho una de las que más rápido salió. Eladio no está grabando casi con nadie y yo lo pillé en ese momento. Tuvimos que esperar bastante para que mandara las voces y todo, pero tuvo mucha predisposición desde el día cero. Fue increíble tenerlo en la parte uno. En la parte dos grabamos con Fernando (Yung Beef), que venía de gira y lo esperamos para ir al estudio. Mandó las voces casi al final y pudimos meterlo.
Choca la cantidad de feats de Culto con respecto a Neo, tu anterior disco, donde no había ninguna.
Neo fue un disco que hice bastante solo, contaba lo que yo quería contar y solo yo quería representarlo. No encontraba mucha gente con quien compartir ese mundo.
¿Te divertiste haciendo el disco solo?
Fue el disco que más me divirtió hacer en mi vida.
¿Y por qué no seguir en esa estela si tanto lo disfrutaste?
Ahora era el momento de hacer Culto, pero va a venir el momento de volver a experimentar y seguir con la banda. La verdad que todo eso me gusta mucho.
Neo vino después de una de las pausas que te has tomado durante tu carrera. ¿Qué te pasó durante ese tiempo para que te apeteciera adentrarte en sonidos más alejados del trap que tanto te gusta?
Siempre me han gustado mucho los géneros que toqué en Neo. Era algo que tenía ganas de hacer hace mucho. Igual de ganas que tocar con banda, no remixeando mis canciones, haciendo algo pensado desde un primer momento para ella. En base a eso fuimos armando las primeras canciones, me recontra cebé y quise hacer el disco.
También yo estaba en ese momento, del que hablábamos antes, en el que quería ver de qué manera me alejaba un poco del trap sin tener que hacer reggaetón, RKT o los géneros que más o menos estaban haciendo todos de trap re-pop, re-Disney.
También yo estaba en ese momento, del que hablábamos antes, en el que quería ver de qué manera me alejaba un poco del trap sin tener que hacer reggaetón, RKT o los géneros que más o menos estaban haciendo todos de trap re-pop, re-Disney.
Eres de los artistas que más pausas ha tenido. ¿Nunca te ha dado miedo tomarte un descanso estando en la época de la dopamina de la que hemos hablado antes?
La verdad que no. Sí que afronté las consecuencias y era consciente de ellas. Siempre intento tomar las decisiones que son correctas para mí, aunque capaz no sean tan correctas para mi carrera. Antes de Neo, yo venía de sacar un disco que se llamaba Pandemia que fue muy bien. Claramente lo que tenía que hacer era sacar otro disco y otro disco, pero tengo un hijo y, mientras estaba todo pasando, yo estaba en el campo con él.
Supongo que tener un hijo te empuja más a parar.
Sí, obvio. Desde que él nació, el 70% de mí está dedicado a él y el 30% a la música. Siempre busco ese equilibrio constante, aunque tenga muchas responsabilidades que muchos de los pibes no tienen. Quería estar presente en su vida. De repente un sábado tengo un show importante pero también tengo que acompañar a mi hijo porque justo tiene él otro show en el colegio. Son muchas responsabilidades por las que yo opté, no por obligación. Siempre fue natural y siempre lo disfruté.
Todo lo que pasó con Culto fue un sacrificio tremendo, tuve que ser un superhumano. Me he pasado un año durmiendo cuatro horas por día, encargándome de las cosas de casa y del niño, manejando dos horas todos los días para ir a Capital, estaba casi doce horas en el estudio y volvía a las tres de la mañana para dormir y llevarlo de nuevo a la escuela.
Todo lo que pasó con Culto fue un sacrificio tremendo, tuve que ser un superhumano. Me he pasado un año durmiendo cuatro horas por día, encargándome de las cosas de casa y del niño, manejando dos horas todos los días para ir a Capital, estaba casi doce horas en el estudio y volvía a las tres de la mañana para dormir y llevarlo de nuevo a la escuela.
¿No te arrepentiste alguna vez de haberte mudado de Caballito a Luján cuando estabas trabajando?
No, porque a mí Capital para vivir no me gusta. Quería criar a mi hijo en un lugar más natural, así que en ese sentido, no, no me arrepiento. Pero sí que todo el tiempo digo, fuck, que lejos que vivo. Eso es un pensamiento crónico (risas). Pero luego veo que hay quilombo, más ahora que están pasando cosas todo el rato, y yo estoy allá y digo: qué bueno. Pasé la pandemia en Luján y fue una bendición. Tiene sus pros y sus contras.
Últimamente me gusta preguntar si hay algo que te hubiera gustado que te preguntase y no lo he hecho. Muchas veces somos muy predecibles los periodistas, y se nos pueden escapar cosas. De momento no me ha salido, espero que tú rompas la racha.
Yo te voy a romper la racha (risas). El otro día justo me agarró un shock de inspiración y me empecé a hacer una entrevista a mí mismo. Me he dejado las preguntas en Luján, pero había algunas muy buenas. Quiero hacer un formato de entrevistas en el que yo mismo me entrevisto, capaz lo haga un día.
[Tras una pausa en la que el artista piensa] No me digas que al final voy a seguir con la racha negativa…
No, hermano, te prometo que no. Puede ser cuál fue la primera canción que grabé. Muchos artistas no se deben acordar.
¿Cuál fue la primera canción que recuerdas que grabaste?
No recuerdo cuál fue (risas). Pero me acuerdo de la primera canción que quise subir. Es una que se llama Me quedo fumando solo. Es re vieja, es un remix de un tema de Mac Miller, y salió el mismo año que la original. En realidad le chorié la instrumental y es un remix. No sé si era 2013. Me acuerdo que me hice yo las fotos. La portada era yo tirando humo con una camisa. Es increíble [con tono irónico]. Era una mierda. La edité con una página que se llamaba Picmonkey porque no tenía ningún programa. Subías la foto y le cambiabas la tipografía y cosas así. Era tan mierda que tenías que pagar, y si no pagabas se quedaba con un sello de agua. La editaba más grande para después cortarla y que no se viera la marca. Imaginate todas las ideas con las herramientas que había (risas). Debajo le puse todas las fotos de todas mis crews, como cinco crews.
Tus amigos del fútbol estaban ahí (risas).
Sí, mis amigos del fútbol. Todos. Esa la considero mi primera canción.
