Desde los estudios de Diskover Co. en Vallecas a La Sala del WiZink Center, pasando por el Riverland y la Spook, el 2024 de Mvrk no tiene nada que envidiarle al de Lamine Yamal. Todo comenzó con un disco en febrero, La fe que me tengas, que ya se ha convertido en clásico y que le ha llevado a colaborar con artistas como Natalia Lacunza o L'haine.
El cantante madrileño ha ido añadiendo pequeñas píldoras en forma de EPs a su completísimo año (Pitcheandddo y La misma conversación) para poder afrontar un verano lleno de festivales y completar sus conciertos de Barcelona, Valencia y Madrid, donde ha demostrado una comunión con su público impecable en La Sala del WiZink. 
Con unos visuales muy cuidados que ponían el foco en el público y su cada vez más explotada manía de hacer pogos en todas las canciones, Mvrk salía al escenario con los primeros acordes de Como enamorarme (el tema que le catapultó en TikTok) y hacía enloquecer a un público que ni esperó a que rompiera la base para saltar y empujarse. El concierto estuvo lleno de apariciones especiales como Raúl Clyde en Tiendas, Dirty Suc en Como un tema mío y Take Care y Bon Calso en Cuerpos. También sonaron algunas de las canciones más especiales de su primer disco como Tranqui mamá, Algo nos olíamos, Si supieras o Niebla, todas con una energía envidiable y un público entregado a la causa.
El concierto se volvió más íntimo cuando Mvrk decidió cantar Yo jamás, dándole importancia a su voz y creando el típico momento de todos los shows en el que el público se ve obligado a sacar las linternas de sus móviles. Pronto se recuperó el descontrol cuando sonaron Hawaii y Hot, donde salió un entregado L'haine a darlo todo antes de la traca final.
Mvrk sabía que tenía que cerrar por todo lo alto, por eso reventó la sala con un remix hardcore de Como enamorarme y puso cuatro veces más su canción más famosa para cerrar al estilo Fe!n y que nadie tuviera ganas de irse antes de tiempo. Una lección de cómo cerrar un show en lo más alto y sin que decaiga en ningún momento la energía, muestra del hambre que le ha convertido en poco menos de un año en uno de los artistas emergentes más prometedores del panorama. Siguiente parada: Razzmatazz en Barcelona.
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