Cuando escuchas cualquiera de sus canciones lo tienes claro: no hay nadie igual que Mori. Dos años después del lanzamiento de su primer tema, q no, una balada electro pop que ya alcanza más de seis millones de reproducciones en Spotify, este cantante y productor se ha convertido en un exponente en la industria musical española, un soplo de aire fresco contra cualquier convencionalismo.
Entrevista extraída de ACERO vol. 3, publicada en octubre 2022. Hazte con tu copia aquí.
Su forma de producir temazos es divertida y se aleja de toda pretensión rimbombante. Por eso ha conseguido abrir las puertas de par en par a que muchísimos jóvenes, con solo el poder de su ordenador, se lancen a expresar el potencial de su música. Ya no hay barreras, no hay límites para la creatividad, solo los autoimpuestos y Mori lo sabe mejor que nadie. Durante todos estos años ha colaborado con artistas como Natalia Lacunza y formado su propia banda junto a Rusowsky, Ralphie Choo, Drummie y TRISTAN!, pero también se ha enfrentado al mayor reto de todos: encontrarse a sí mismo para dejar atrás sus inseguridades.
Ahora regresa más fuerte que nunca con nuevas joyas, temas como Tenía tanto que darte o Linda como tú. Como él mismo afirma, vivimos el mejor momento en la historia de la música y la ruptura entre los géneros y las fronteras musicales es un hecho palpable. Mori tiene las cosas claras y está decidido a seguir su propio instinto sin dejarse influenciar. Su beat es imparable y viene a romper las normas.
Ahora regresa más fuerte que nunca con nuevas joyas, temas como Tenía tanto que darte o Linda como tú. Como él mismo afirma, vivimos el mejor momento en la historia de la música y la ruptura entre los géneros y las fronteras musicales es un hecho palpable. Mori tiene las cosas claras y está decidido a seguir su propio instinto sin dejarse influenciar. Su beat es imparable y viene a romper las normas.
Martín, encantado de volver a verte. ¿Recuerdas cuando nos sentamos a hablar hace más de dos años? ¡Cómo ha pasado el tiempo! Ha llovido mucho desde entonces, ¿no crees?
¡Ahora vivo con mi novia y me he cambiado de carrera! Ahora estudio Comunicación Audiovisual y... ¡mis padres se han divorciado! (risas). Sobre la música puedo decirte algo muy importante para mí: he aprendido a producir. Estoy muy contento. Cuando empecé a hacerme conocido no tenía ni idea, nunca me atrevía a dar el paso. Hablé mucho con Irene Garry y María Amores sobre ese miedo. Todo el mundo podría hacerlo, más aún cuando tienes aptitudes musicales. Tuve un bloqueo muy grande que logré vencer para, después, pasarme estos dos años aprendiendo a producir, sin sacar mucha música, centrándome únicamente en ese aspecto. Quería crear algo de lo que me sintiera seguro y que cumpliera las expectativas.
¿Lo has conseguido?
Sí. Ahora puedo decir que sé producir. No infinitamente bien pero puedo hacer lo mío y defenderlo.
¿Qué temas notas que has logrado producir de esta forma?
Linda como tú y Tenía tanto que darte. El tema que hice también con Hadren... En general las últimas canciones que he ido sacando. Si las he sacado es porque estoy muy contento con ellas.
¿Y las anteriores? ¿Te gustas cuando escuchas tus temas más antiguos?
¡Para nada! Le tengo cariño a Todo lo que hago cuando no estás y, en general, a todas, pero he de decirte que se lo tengo por el momento en el que salieron.
¿Te gustaría rehacerlas?
Lo hago en los conciertos. Cuando toco las canciones con la banda se vuelven mucho más complejas, me pongo a gritar como un loco... Adquieren un punto muy diferente en directo.
¡A mí me gustan mucho!
¡Me dices eso y, claro, no pienso lo mismo! Con las últimas sí.
Mori, ¿estás contento por cómo se ha ido desarrollando todo?
Sí y no. Creo que me alegro mucho de haber aprendido a producir, ya que es lo que más me llena en el mundo. Pero a la vez, pienso que por culpa del fucking mundo en que vivimos siempre hay que estar mega activos y sacando algo todo el rato para que el hype no decaiga. Tengo la sensación de que, inevitablemente, el mío ha caído en algunos momentos. No me cabe duda de que son momentos, pero para mí era muy importante ofrecer cosas hechas con cariño, y si saco pocas, es por sacarlas de verdad, siento que me merezco que gusten.
¿Estás orgulloso de ti mismo?
Ahora sí, un poco. Por mis cojones he aprendido a producir. Me apunté a un curso de Formación Profesional. No me gustó nada y me metí en un estudio con Megansito y Pablo DJ Hater y comencé a involucrarme más y más. Hadren también me ayudó mucho y he aprendido mucho de él. Ahora tengo mis propias herramientas y mi propio sonido.
Tu sonido antes se relacionaba mucho con el bedroom pop. Muchos no sabemos aún en qué consiste exactamente esa música...
¡Dios! El bedroom pop era el género en el que más cómodos nos sentíamos muchos cantantes, aunque no era lo que pretendíamos hacer. Si nos hubieses preguntado qué música nos gustaba hacer en ese momento, no te hubiésemos contestado bedroom pop, porque era un término que se refería simplemente al hecho de realizar una música de manera cutre. Al año yo ya estaba cansado de esa definición.
Claro, entiendo que entonces bedroom pop se refiere a esa música hecha de una forma muy casera...
Sí, pero en la música se producen muchas cosas caseras que no se clasifican dentro de ese género musical. Decir que son bedroom pop parece que llamas a esa música cutre, porque James Blake compone de esa manera y no se dice que haga ese tipo de música. Es una música que suena lo-fi porque la gente que lo hace no suele tener mucha idea.
¿Entonces el bedroom pop consiste más en tener poca idea de cómo hacer música o en la falta de medios?
Las dos cosas. Los medios están al alcance de mucha gente, por ejemplo, un ordenador con plugins puede ser bastante accesible. Yo soy un tío a quien lo analógico no le atrae lo más mínimo. A mí me gusta crear sonidos a partir de samples. Mi música ahora suena súper glitch porque la construyo a través de samples y audios, porque mi ordenador no soportaba los plugins. Por eso, fíjate, lo importante que son los medios de los que dispone cada uno. Quizás si mi ordenador, que encima me costó carísimo, no se hubiese estropeado, mi música no sonaría así.
El bedroom pop ha permitido que muchas voces sin grandes medios se den a conocer. ¿No crees que vivimos una época de apertura musical donde escucharnos los unos a los otros es mucho más sencillo?
El bedroom pop proviene de hace más tiempo y se produjo gracias a un cambio muy heavy que se ha dado en la música: la desaparición de aparatos como los iPods por culpa de Spotify. Antes tú hacías música en tu casa y se la podías pasar a tus colegas a través de foros de Internet o sitios así. Escuchabas en tu iPod únicamente la música que descargabas de Internet. Ahora puedes escuchar infinidad de canciones y mandar toda la música que quieras al momento. Ahí también entra la democratización de los medios para poder hacer música. Creo que ahora mucha gente tiene acceso a un ordenador, hacer música y encima poder subirla a la red para que se pueda escuchar. Vivimos el mejor momento en la historia de la música. ¡Yo escucho tal cantidad de canciones diferentes! Eso antes no pasaba, únicamente se escuchaban los discos que comprabas. Ahora tenemos playlists infinitas. También es muy importante destacar la sensación que sentimos muchos artistas sobre la desaparición de los géneros. Ahora la música ya no puede apenas clasificarse, todo eso se está acabando. Todo es pop, hip hop, rap... ¡Todos rapeamos si lo piensas! (risas).
Pero algo que tiene tu música en particular es ese tono triste, melancólico, como de estar siempre echando algo de menos... ¿De dónde viene esa afinidad por temáticas así?
En su momento debía suplir carencias técnicas por no saber producir, por eso debía intentar contar algo cargado de muchos sentimientos. La movida es que eso me ha ido costando cada vez más, ya que voy sintiendo que las cosas de las que quiero hablar no son para tanto o que simplemente no quiero desnudarme. Mira, si a mí me preocupa mi madre o tengo algún problema en casa y eso ocupa mi mente, no quiero contarlo. Me da miedo que la gente pueda darse cuenta de que hablo de mis cosas en las canciones, no me gusta hacerlo. ¡Una vez escribí una canción sobre unos amigos de Ceuta y uno se dio cuenta! Sin mal rollo ni nada, pero le dolió un montón. Sé que nadie se va a enfadar, pero que puedan doler mis canciones no me gusta. Estoy intentando tirar de inventiva, escribir de cualquier cosa. Tengo que quitarme el límite de escribir solo de desamor y hablar de coñas que se me pueden ocurrir con mis colegas sin romper con el estilo de Mori.
Pero, ¿cuál es el estilo de Mori?
Esa es la movida. Mori debía de ser solemne y poético pero no debería ser así. Encontrar el tono adecuado como cantante es muy difícil. Hay gente que lo logra con mucha facilidad pero a mí no me pasa. Hay cosas que podrías cantar pero te parecen cursis, aunque quizás a otra persona no le resultan igual.
A quien le tiene que gustar lo que cantas principalmente es a ti, ¿no?
Cuando estoy con gente me sale con más facilidad el escribir música. Solo, le doy mil vueltas a la cabeza y me rayo. Si estoy acompañado y alguien me dice, oh, qué guapo eso, pues ya me siento mejor y continúo.
¿Y q no? ¿Cómo lograste ese temazo?
Surgió de uno de los peores momentos de mi vida por culpa de una ruptura muy complicada, aunque ahora es mi mejor amiga. Fue una ruptura horrible y me sentí en un momento muy, muy malo. Nos mudamos a Madrid al mismo tiempo a estudiar y a vivir en la misma residencia y el verano de antes lo dejamos. Ella lo hizo fatal conmigo y la canción de q no habla del querer perdonar. En su momento no me importó cómo ella se pudiera sentir con esa canción, pero ahora que nos llevamos genial no le importa.
¿Tiene Mori miedo al desamor?
Mi novia Marta es muy diferente y no creo que me vuelva a pasar. Aunque me cago un poco cuando pienso que estar bien con Marta hace que me salga escribir canciones preciosas hacia ella cuando quiero escribir sobre desamor (risas).
¡El desamor está muy trillado!
Marta y yo bromeamos diciendo que desde que la conocí no voy a hacerme famoso porque no consigo escribir canciones sobre el desamor, que es el tema que me gusta. La verdad es que no sé qué me pasa... Estoy intentando encontrar la mejor manera de hacer las cosas. Creo que antes donde metía mucha letra ahora estoy haciendo más hincapié en la producción. Con Ralphie Choo, por ejemplo, nos ayudamos a escribir el uno al otro y nos salen las letras súper bien. Pero, sí, me rayo mucho cuando tengo que escribir canciones. A veces me siento un fake. Es muy raro, y encontrar las palabras adecuadas también es muy complicado.
¿Te consideras una persona imaginativa?
¡Mazo! Pero no para lo literario. Sinceramente, si tuviera que decir cuál es mi don, no sería el hacer música o el escribir canciones, estaría relacionado con lo visual. Tengo aptitudes visuales que creo que están muy bien y me salen con mucha naturalidad sin saber por qué.
¿Y no has pensado dedicarte más a esa faceta visual?
No, porque ahora puedo aprovechar para hacer cosas visuales gracias a la música. A mí me gustaría que Mori fuera un proyecto muy visual. Todo es muy complicado, lo sé, pero es que me exijo mucho a mí mismo. Si algo no va a ser súper bueno, mejor no lo hagas. Todo esto de haber parado unos años de sacar música fue porque yo estaba trabajando en un disco, pero se ha terminado perdiendo por el camino. Muchas de las canciones que quería incluir en ese disco las canto solo en directo. Ni siquiera he lanzado algunas a modo de single.
Entonces, estos últimos dos años has vivido una especie de reinvención.
Sí y eso es bueno y malo. Mi novia Marta me dice que me he ido olvidando de ser cantante para ser más productor.
¿Y no has pensando en ser solo productor?
También me gusta cantar. De hecho, cantar en el escenario es mi momento favorito, gritando y siendo alguien que no soy. Salto y pego unos aullidos que cuando acaba la canción me pregunto: ¿quién era ese que estaba cantando?
Este verano, con la banda, habéis tocado ante miles de personas y tu número de seguidores ha ido en aumento. Hemos hablado de que tenéis más medios, un estudio, ordenadores... ¿No hay miedo a perder ese rasgo tan artesanal por el que eres popular?
Es imposible. Todos confiamos ciegamente los unos en los otros. Las cosas no van a ir a menos mientras vayamos sacando cosas.
Pero creo que ya no podemos esperar al Mori de antes...
No, yo ya no soy ese Mori. Muchos creen que por la temática de mis canciones soy alguien triste, pero no lo soy. Creo que la gente ha conectado también con mi música porque muchos están tristes y quieren tener una banda sonora para su tristeza. Yo tengo canciones que sin ellas no podría levantarme de la cama. Ahora mismo me pasa con Platinum Tears de Babyfather, un genio. La escucho de manera obsesiva. Rober Wido siempre dice al levantarse: “Otro día de mierda, otro fucking día de mierda...pero ahora me pongo dos canciones bonitas y se me pasa todo”. Yo soy igual.
Has mencionado a tu banda y los cantantes Ralphie Choo y Ruswosky son miembros de esa banda y, a la vez, dos cantantes con carreras musicales individuales muy potentes. ¿Cómo se creó ese vínculo tan potente que tenéis?
Cuando me empezó a ir bien, me escribía mucha gente que hacía música, pero era gente con la que no tenía nada que ver. Una vez un chico me dijo que tenía que escuchar una de sus canciones y resultó que ya la conocía y era de mis favoritas. Me metí a ver lo que tenía en Soundcloud y me pareció flipante. Ese chico era Rusowsky. A partir de ahí empezamos a hablar y un año después de que mi manager me cogiera a mí, lo cogió también a él. A través de Rusowsky conocí a Ralphie Choo y ahora estamos los tres, más Drummie y TRISTAN!, que se han unido hace poco. Todo nos ha salido por la cara. De estar juntos todo el rato hemos creado nuestro propio lenguaje, muy coherente con lo que hacemos.
Más allá de lanzar temas con miembros de tu banda como Tenía tanto que darte que la lanzaste con TRISTAN! o bobo.0110001v3 con Ralphie Choo, también has colaborado con artistas como Natalia Lacunza en la canción Llueve. ¿Con qué otros artistas te gustaría trabajar?
Me gustaría producir a más gente aunque yo no me considero productor, yo hago las cosas como me salen a mí. Cuando colaboré con Natalia no hacía las cosas como las hago ahora. La canción Llueve no la suelo cantar aunque me la piden. Quizás si hiciera una versión reconstruida, sí que la cantaría en directo.
Me da la sensación de que hay un plan, de que Mori sabe hacia dónde se dirige...
Mi idea es seguir sacando singles, lo del disco por ahora no lo veo, y fíjate que cuando hablamos hace unos años dije lo contrario. Quiero lanzar canciones junto a vídeos para crear una imagen visual sólida. Yo no puedo guardarme las cosas, yo las hago y las saco, así evito que me rayen la cabeza. Lo de hacer un disco se va a terminar planteando, pero por ahora no creo.
Como dices, la parte visual de tu trabajo es muy importante. Me gustaría que profundizáramos un poco en cómo te defines en ese aspecto.
Visualmente yo me defino de manera muy sencilla. Mori se construye a través de fotos de stock e imágenes cursadas que puedes encontrar en muchísimas páginas de Internet. Mi Instagram está lleno de fotos que no sabes muy de dónde han salido. Me encantan, me inspiran. Ahora creo que la vanguardia en el mundo del arte se encuentra en Internet y su cultura meme. Mi artista favorito es Jon Rafman cuyo arte gira en torno a la cultura de Internet. Me encantaría hacer algo así y atrapar al público de la forma en la que lo ha hecho él.
Mori, ¿cómo te ves tú en el futuro?
¡Habiendo sacado un disco! (risas).