Las noches en el Palau Sant Jordi son mágicas, y más aún cuando se trata del debut de alguien de la casa. Solo imaginemos lo que debió pensar Morad al ver la explanada de Montjuïc llena de fans esperando para verle, o al hacer las pruebas de sonido en un espacio tan inmenso, ¿cómo no iba a ser un saco de nervios? Pero todo esto se lo ha ganado y lo sabe, sabe que está a la altura y también que la ocasión merece su mejor versión. Así que con una muralla de flashes infinita delante de él y el show recién empezado, cogió el micro y dijo: “espero que Barcelona cante tan fuerte que se escuche hasta en La Florida”.
De La Florida, del resto de l’Hospitalet, de Barcelona y de todos lados vinieron a verle. Si te parabas a escuchar a la gente de tu alrededor podías distinguir conversaciones en francés, italiano, inglés e incluso alemán. Quizás no es el artista favorito de la prensa, o así lo ve él, cree que a los medios les cuesta destacar sus logros porque aún lo juzgan por sus errores del pasado; pero sea como sea es el artista español más escuchado en Europa este 2024 y nadie le quita este título. El movimiento MDLR ha llegado a las calles de todo el continente y es un movimiento que, recordemos, empezó en Barcelona.
MDLR ponía en el tag del portal que estaba colocado en el escenario desde antes de que encendieran las luces. Terminó siendo la entrada a lo que sería toda la escenografía del show, una casa sencilla y teatral. Entre las paredes, las luces, el humo y una cámara que se paseó por el escenario, el directo nos ofreció una realización que estuvo al nivel de un videoclip, y lo mejor de todo es que no nos movimos de la casa. El mismo sitio en el que nace todo esto, entre las cuatro paredes en las que Morad soñó algún día llenar un Sant Jordi.
Sobre el escenario pudimos ver a nuestro protagonista moverse de un lado a otro, muy seguro de sí mismo y con ese porte natural que le caracteriza, casi actoral. La primera parte del show la hizo así, cantando singles y canciones de sus dos álbumes en solitario, con la única compañía de los actores que se paseaban por delante de la casa. Entre ellos nuestro favorito fue Izan, el más pequeño de todos y el más activo, le tendremos que seguir la pista. Canciones como Soñar nos mostraron el potencial del público, como no, superentregado. Realmente daba impresión girar la cabeza y ver la multitud con los flashes encendidos coreando cada tema.
Llegando al ecuador del show, tuvimos un momento de pausa para relajar las piernas pero rápidamente se nos acabó el chollo. El sonido de un helicóptero y una luz que nos buscaba nos alteraron el descanso. Ya nos temíamos de quién se trataba, la sirena y unas cegadoras luces azules y rojas solo nos lo confirmaron. Pero, ¿nos buscaban a nosotros o al Morad? Porque él había desaparecido. Con esa incógnita reapareció de repente en una grada entre el público, en el sector donde estaba la gente de su barrio, y desde allí empezó a cantar uno de sus himnos, Normal. Con esta performance sonó más fuerte que nunca el “odio a lo’ azule’, también lo’ picolo’-lo”.
Para la segunda parte del show llegaron las sorpresas. Rvfv salió a cantar Lo que tiene, una de las canciones que más han sonado este año, y por supuesto una de las favoritas del público. Pero no fue el único invitado, también sucedió lo imposible y apareció Dellafuente. Fue uno de los momentos más bonitos, cuando el Palau retumbó con Manos rotas. ¿Y sabéis aquello que se dice que en Barcelona nunca sale nadie y en Madrid se llenan los conciertos de invitados? A lo mejor solo lo decimos los barceloneses… Pues si una ventaja tiene esta ciudad es que está más cerca de Francia y por eso a ElGrandeToto y a Gazo les vino bien pasarse un rato. Qué temazo es Ojos sin ver y cómo mola Fiesta, fue un regalo poder escucharla con la voz de Gazo en directo.
La gran baja de la noche fue Beny Jr, no nos vamos a mentir, pero eso solo puede significar una cosa, que ahora nos debe él un Sant Jordi. Si hay algo que le puede terminar de convencer es el momento final del concierto en el que Morad invitó al escenario a la gente de su barrio y tocó Pelele. Imagina ver a tu barrio disfrutando como lo hizo delante de casi veinte mil personas en tu ciudad favorita. Fue un concierto para enmarcar. La imagen de todas las manos en alto haciendo la L vivirá para siempre en su retina. Nosotros esperamos que la vuelva a recrear pronto.
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