El gigante japonés de los videojuegos Konami relanzará el próximo 24 de octubre su colección maestra: la saga de Metal Gear Solid. Por el precio de sesenta euros, los jugadores podrán disfrutar en Nintendo Switch, Play Station 5, Xbox y PC de los videojuegos Metal Gear Solid 1, 2 y 3, así como la versión Special Missions y la integral (que nunca antes ha salido de Japón). También incluirá los juegos predecesores de la saga, Metal Gear 1 y 2, y otros contenidos extra como las dos novelas digitales Metal Gear Digital Novel 1 y 2, screenplay books con los textos del juego de cada título, master books para profundizar en detalles sobre la historia y acceso a la BSO, todo empaquetado dentro de la icónica caja que Snake, el protagonista de la franquicia, utiliza para esconderse de los enemigos.
Los videojuegos son un arte interdisciplinar, y para desarrollarlos hacen falta equipos enormes de profesionales de diferentes especialidades. En los años 80, entre la plantilla de Konami, una de las empresas de videojuegos más respetadas del momento, se encontraban artistas de manga, músicos frustrados, guionistas… Personas que sentían que los videojuegos les darían una segunda oportunidad para perseguir sus sueños creativos, incluso en esta fase primitiva de la disciplina. Entre este personal se encontraba el joven Hideo Kojima, un apasionado de la lectura de ciencia ficción y del cine de acción.
Después de que sus novelas fallasen en ganar algún concurso y convertirse en guiones de película, Kojima decidió meterse en la industria de los videojuegos pese a la desaprobación de su entorno personal (tenía que mentir sobre su profesión en fiestas). Entonces, el título de diseñador o director de videojuegos ni siquiera existía, pero Kojima, al encontrarse un día con la consola Famicom de Nintendo, pensó que podía ser una nueva forma de crear experiencias cinematográficas. Pasó su carrera luchando contra el estigma de trabajar en esta industria, pero él y sus compañeros creían en el medio y en que “los juegos tendrían cierta importancia en el futuro”, como afirma en una entrevista para The Guardian en 2012. Esto “les llevó a crear el mejor trabajo posible”.
Unos diez años más tarde, tras sobrevivir frustraciones creativas y personales, la compañía lo puso a cargo de la dirección de su próximo videojuego de guerra, un género muy popular entonces. En 1998 se publica Metal Gear Solid y se convierte en uno de los pioneros de las grandes historias en 3D como las conocemos hoy. Su desarrollo coincidió con el cambio tecnológico de los gráficos 2D a la tercera dimensión y el gameplay tuvo que adaptarse, así que el equipo desarrolló un motor 3D desde cero. Querían crear una experiencia totalmente inmersiva, pero la tecnología del momento se lo ponía muy difícil. Sin embargo, Kojima supo reconsiderar sus objetivos y adaptarse al motor de desarrollo disponible a cada paso del camino y, buscando rodeos a los obstáculos que se iba encontrando, tuvo una epifanía: ¿y si, en lugar de atacar a los enemigos, el protagonista se esconde de ellos?
Este concepto, nunca antes utilizado en un videojuego, dio lugar a una nueva mecánica de juego y a uno de los géneros más populares hoy, el de los videojuegos de sigilo. Acompañado de un guion brillante, una historia compleja e intrigante y las hoy famosas animaciones de Kojima, sello de identidad que conceden a la experiencia su valor cinematográfico, nació un nuevo tipo de videojuego: la aventura gráfica, una experiencia interactiva centrada en el desarrollo de una historia y la toma de decisiones fundamentales que la modelan y condicionan.
Este juego exploró un nuevo mundo de posibilidades y, además de establecer los aspectos fundamentales del género de infiltración, supo abrir los ojos a mucha gente que ni se había planteado que los videojuegos eran un medio que podía transmitir historias hollywoodienses de forma interactiva, que además interpelaban al espectador y lo involucraban de forma especial. Con el concepto de ‘dirección’ y la incorporación de elementos cinematográficos en el videojuego llegó la autoría: Kojima se convirtió en el primer auteur de videojuegos. Su identidad artística individual permea todo lo que hace y esto le ha ganado muchos fans, algunos detractores y, sobre todo, una enorme influencia en el sector.
Las historias que se exploran en estos videojuegos se adelantaron a su tiempo de forma casi visionaria. Por ejemplo, Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty, publicado en el 2001, se adentra de forma sorprendentemente precisa en temas como la postverdad en la política, las fake news, la infoxicación, las burbujas informativas y feeds de noticias curados por inteligencias artificiales en la Era de la Información, todos problemas culturales de extrema actualidad.
Kojima ha dejado atrás (no en los mejores términos) sus años como vicepresidente de la compañía. Decidió fundar su propio estudio independiente después de que Konami lo despidiese por gastar demasiado tiempo y recursos en sus obras, para el disgusto de los accionistas. La empresa decidió continuar con otras venturas más ‘provechosas’ como los videojuegos para móviles. Ahora, echa la vista atrás y recuerda sus mejores años como cabeza de una revolución artística en los videojuegos y nos ofrece mediante esta colección la oportunidad de revivir (o descubrir por primera vez) estas increíbles historias en las consolas actuales y sus grandes posibilidades.
Este starter pack es una gran oportunidad para los jugadores más jóvenes, que conocen la relevancia de estos títulos a través de gameplays o artículos, pero no los pudieron experimentar en su momento y jugarlos en las consolas antiguas les queda muy lejano. También lo es para los jugadores veteranos que quieren revivir esta memoria de la infancia, ahora técnicamente mejorada, además de disfrutar de todo el resto de contenido exclusivo.
Hay quien los tacha de entretenimiento fútil, pero los videojuegos son sin duda uno de los medios más incomprendidos y a la vez poderosos que existen a la hora de compartir historias, emociones y mensajes. Hideo Kojima lleva creyendo en esto desde los 80, y su forma de explotar las capacidades y limitaciones del medio nos han regalado grandes historias en las que sumergirnos, como la de esta saga. Él afirma que, mirando atrás, se alegra de no haberse metido en la industria cinematográfica, y que no describiría su carrera en la industria del videojuego como “haberse conformado con menos”.
Potenciar al máximo las herramientas que existían en el momento y aprovechar incluso las dificultades en el proceso creativo, además de una visión esperanzada y transgresora, es lo que da a Metal Gear Solid su unicidad y valor artístico. El mundo estaba esperando a ver en qué podían convertirse los videojuegos, y Kojima junto a su equipo hicieron lo imposible posible. Ahora, vuelven a las tiendas modernizados y listos para ofrecer horas de entretenimiento.