Después de su debut con In The Backyard Of The Castle, un álbum que describe como más clásico, Meritxell Neddermann nos presenta Suelta, donde afirma que su deseo de jugar y experimentar apenas ha cambiado. Diez canciones que exploran temas cotidianos, con letras sencillas que evocan imágenes delicadas, todas ellas enmarcadas por una increíble producción experimental a cargo de Carles Campi.
Nacida en Barcelona, Nedderman no solo es cantante sino que también ha sido pianista durante casi toda su vida. Durante su formación musical colaboró con diversas bandas de jazz y soul, y en 2019 lanzó un álbum con su hermana Judit llamado Neddermann Sisters. Además, ha acompañado a Jorge Drexler en su gira durante más de dos años. Ahora, embarca en la suya propia, que comenzó en Girona y pasará por más de veinte destinos, incluyendo Zaragoza y Madrid.
Hola, Meritxell, es un placer hablar contigo. Antes de centrarme en el álbum quería preguntarte sobre tus comienzos. Empezaste a crear tu propia música mientras estudiabas en Nueva York, tras haber pasado un buen tiempo tocando en diferentes grupos y colaborando en proyectos de otros artistas. Además, durante más de dos años has sido la pianista en la gira internacional de Jorge Drexler. ¿Qué lecciones crees que te han enseñado esas experiencias? ¿Cómo crees que el haber tocado para otra gente ha influido en tu trabajo actual? 
Haber visto otros proyectos y haber trabajado como instrumentista me ha enseñado a valorar mucho la responsabilidad de estar delante de un proyecto y apreciar el rol que se lleva a cabo. También a entender que cada persona es diferente, y que cada empresa y proyecto tiene la personalidad y los valores de la gente que la emprende.
Lanzaste Suelta, tu segundo álbum, en septiembre de 2023. ¿Qué ha sido lo más bonito de compartir un proyecto en el que llevabas trabajando durante tanto tiempo?
Lo más bonito de compartir un proyecto musical es sin duda ver que puede tocar a la gente de maneras insospechadas y que puede contribuir a sanar, a reír, a bailar o simplemente a disfrutarlo.
Hace cuatro años, en plena pandemia, lanzaste In The Backyard of The Castle, álbum que percibes como más clásico que Suelta. ¿Qué crees que ha cambiado entre la Meritxell de 2020 frente a la de 2023?
Creo que, interiormente, no han cambiado mucho ni las ganas de jugar ni las de experimentar. Quizás, al conocer más el mundo del estudio, he tenido acceso a herramientas que no sabía que existían.
Como su propio nombre indica, Suelta lanza un mensaje liberador, que nos invita a desprendernos de lo que ya no nos sirve. ¿Cómo ha sido tu propio proceso de dejar soltar y experimentar con la música?
Es un proceso siempre catártico y queda fuera de las leyes ‘terrenales’. Me fascina ir más allá y dejarme llevar por donde me lleva la música.
Como adelanto del disco elegiste Restaurante en el mar como primer sencillo. ¿Qué te llevó a seleccionar esta canción para dar inicio a la promoción del álbum?
Una conversación con la discográfica nos llevó a decidir esta canción como primer single. Era el más ‘pop’ y nos pareció una buena idea presentarlo primero, dejando el más ‘electrónico’ para el segundo single. No le di muchas vueltas porque, aunque veo la importancia promocional que tienen, pienso en el disco como una obra entera. 
Hablando de Restaurante en el mar, es una de las canciones que tienen videoclip. Son unas vibras increíbles; sol, playa, relax… ¿Qué es lo que más disfrutaste creándolo?
Lo que más disfruté fue ponerme el outfit de los años ochenta que me preparó la estilista, Ariadna Vázquez, y ver a mi doble patinadora con el mismo outfit. Y lo que menos disfruté fue intentar ir en patines hasta el punto donde me tenía que colocar para la grabación.
Como tú misma has dicho, en las letras de este disco adoptas un papel más narrativo. Te centras más en lo que sucede en el exterior que en el interior, algo que se puede ver claramente en Amiga. ¿Qué hace que en este proyecto decidas tomar este rol?
Sentí la necesidad de explicar situaciones que ‘veía’, situaciones que acaban siendo un proceso interior. Quizás fue la sonoridad más extrovertida de este disco, respecto al anterior, la que me hizo atreverme a hablar de situaciones extremas. 
En bastantes canciones, las letras son cortitas. ¿Es eso una manera de permitir que haya más espacio para la experimentación?
Las letras son una consecuencia de querer hacer música, y a veces la música me inspira de lo que hablar. Aunque me encanta escribir, a veces siento que las letras son una excusa para hacer un ‘todo’ que sea una canción. 
También he notado que las letras tratan temas bastante cotidianos: que tu amiga esté con un tóxico, la comunicación entre pareja, el lidiar con un borracho, etc. Todas tienen un punto muy bonito de sencillez. ¿Qué te lleva a escribir sobre estos temas?
En este disco no se me ocurrieron historias largas o metáforas muy trabajadas para hacer letras, tiré más por decir las cosas tal cual las pienso. 
En Let Them Be hablas sobre estar en las nubes, dispersa. Dices You wont know the things I have been planning ideas in my brain… let them be”. ¿Cuál era la idea principal detrás de la canción? ¿Crees que a veces se nos impide sumergirnos en nuestro propio mundo?
Sí, sobre todo las frases, ‘en qué piensas?’ o ‘en qué estás pensando?’. Siempre lo he sentido muy invasivo. Sobre todo si estaba en las nubes, de repente me bajan con esas preguntas y tengo que encima decidir si digo la verdad de lo que pienso o qué parte comparto. No pretendía ser una gran crítica sino dar un poco de espacio a poder perderse en la imaginación o en la mente. 
¿Cómo ha sido producir de la mano de Carles Campi? ¿Por qué le escogiste a él?
Admiro mucho a Campi, cómo piensa, lo que sabe, cómo lo usa, y su visión musical. Lo escogí porque tuve la sensación de que elevaría la música a un lugar de una gran calidad y calidez que buscaba. ¡Y así siento que fue!
Anunciaste tu gira en febrero. Empezaste por Girona, vas a ir a Zaragoza y a Madrid y luego vas a recorrer más ciudades y pueblos catalanes. ¿Qué es lo más gratificante para ti de presentar tu propio proyecto en diferentes lugares?
Es un deseo muy grande el que tengo de poder llevar la música a diferentes ciudades. Hacerlo realidad y ver que la gente conecta con la música y que les afecta en el mejor de los sentidos es lo más gratificante de todo. 
Eres una fan de la música en vivo. ¿Qué tiene un directo de Meritxell Neddermann que no tengan los demás? ¿Qué esperas que la gente se lleve de tus conciertos?
Intento dejar espacio en el directo para que pasen cosas que no pasarían en otros conciertos. No tiramos pistas pregrabadas, cambiamos el setlist para que no sea siempre igual y, a menudo, cambio el formato por una razón u otra, lo que permite mucha frescura a la hora de interpretar las canciones. Tengo la suerte de contar con músicos a los que admiro muchísimo, tanto musical como personalmente, y que me permiten ser capaz de experimentar con todo lo mencionado.
Abriste el concierto de Jorge Drexler en San Francisco y en octubre cantaste en Buenos Aires. Mirando hacia el futuro, ¿cómo te imaginas expandiendo tu proyecto y llevándolo de gira por más lugares del mundo? 
Mirando hacia el futuro, tengo muchas ganas de poder llevar mi música a más países y colaborar con músicos a los que admiro mucho. ¡Ganas de seguir componiendo, produciendo y hacer mucha música que me guste!