Hay actrices que no necesitan levantar la voz para hacerse notar. Megan Montaner ha construido su carrera con una mezcla de intuición, entrega y coherencia, moviéndose entre grandes producciones televisivas y proyectos cinematográficos que le exigen ir más allá. Con una mirada que contiene tanto fuerza como fragilidad, la intérprete lleva más de una década habitando personajes complejos sin perder de vista su centro.
Ahora, estrena dos películas que revelan facetas opuestas de su registro: La buena suerte, una historia íntima sobre la posibilidad de redención, y Ya no quedan junglas, un thriller tenso y oscuro que la saca de su zona de confort. A la vez, se prepara para el regreso de La caza, serie en la que vuelve a encarnar a la sargento Sara Campos, un personaje que la ha acompañado durante años y que sigue evolucionando con cada temporada. 
Charlamos con Megan sobre sus inquietudes, su manera de entender la interpretación y los retos que le plantean estos nuevos proyectos. Porque detrás de cada uno de sus personajes, hay una actriz que se arriesga, observa y, sobre todo, escucha.
¿Recuerdas el momento en que sentiste por primera vez que la interpretación podía ser tu camino?
Fue en el seminario de interpretación que hice en Cristina Rota donde me di cuenta de que realmente quería seguir explorando ese camino. No era algo que me hubiera planteado desde niña, pero con el tiempo descubrí que era mi gran pasión.
¿Qué es lo que sigue alimentando tu pasión por la actuación después de tantos años de carrera?
Poder contar historias tan distintas y vivir muchas vidas a través de los personajes.
¿Cómo eliges los proyectos en los que te involucras? ¿Hay algo que siempre busques en un personaje o una historia?
Busco que el proyecto me emocione y me motive. Me gusta elegir historias que me permitan explorar distintos registros y me hagan crecer como actriz.
¿Qué tipo de papeles o historias te siguen desafiando o te gustaría explorar más?
Los que están más alejados de mí. Aquellos que exigen un sobreesfuerzo porque sientes que no vas a poder hacerlos creíbles. Los que suponen un verdadero reto.
En La buena suerte interpretas a un personaje marcado por la incertidumbre y el azar. ¿Qué fue lo que más te atrajo de esta historia?
Me pareció muy interesante abordar un tema tan delicado como la violencia familiar. Afrontar situaciones que no deseas pero que te tocan en la vida, y la manera en que cada uno lidia con ellas. Además, me hacía mucha ilusión volver a trabajar con Gracia y con Hugo.
¿Cómo fue el proceso de construir tu personaje en La buena suerte y qué descubriste en él?
El personaje ya estaba muy bien definido en la novela, solo había que darle vida, que no es poco, con la ayuda de Gracia y sus directrices. Respetamos los tempos que creíamos que tenía Raluca, hablamos mucho sobre ella e intentamos comprenderla. Fue una experiencia muy enriquecedora.
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La película juega mucho con la idea de la suerte y las segundas oportunidades. ¿Cómo vives tú esos conceptos en tu vida personal?
Sí creo en la buena suerte. Me considero una afortunada por poder trabajar en lo que me gusta, porque, por desgracia, hay muchos compañeros con talento que no corren la misma suerte. Creo que el éxito en esta profesión no solo depende del talento y la perseverancia; también influye estar en el lugar adecuado en el momento justo, y para eso, a veces, se necesita un poco de suerte.
En Ya no quedan junglas das un giro hacia un registro más oscuro y crudo. ¿Qué te exigió este proyecto a nivel actoral y emocional?
En todos los proyectos trato de dar el cien por cien, así que, sea más oscuro o más luminoso el personaje, la implicación siempre es la misma. Otra cosa es que consiga estar a la altura de lo que se espera de mí, pero la actitud de tirarse a la piscina tiene que estar siempre presente.
¿Cómo afrontaste las escenas más intensas de Ya no quedan junglas? ¿Hubo algún momento especialmente difícil o revelador durante el rodaje?
Las escenas con Ron Perlman me imponían mucho, así que traté de llevarlas más preparadas de lo habitual para que los nervios no me jugaran una mala pasada.
La película aborda la violencia y la desesperanza desde un lugar muy realista. ¿Cómo te preparaste para adentrarte en ese universo?
Leí la novela y hablé mucho con Gabriel para intentar comprender todo lo que esa mujer llevaba dentro y qué la empujaba a tomar determinadas decisiones. Había aspectos muy ambiguos que tuvimos que terminar de definir en torno a mi personaje.
¿Qué ha significado para ti trabajar con el equipo creativo y el director? ¿Hubo algo en su manera de contar la historia que te impactara especialmente?
Ha sido una oportunidad maravillosa. Trabajar con Gabriel es un regalo. Era su primera película como director, y se notaba el cariño y la implicación que ponía en cada detalle. Pero él ya era un peso pesado en la industria de Hollywood como director de fotografía, así que verlo en acción ha sido un lujo. La productora y el equipo hicieron que todo fuera fácil, divertido y muy agradable. Me encantaría repetir con ellos muchas veces más.
“El éxito en esta profesión no solo depende del talento y la perseverancia; también influye estar en el lugar adecuado en el momento justo, y para eso, a veces, se necesita un poco de suerte.”
¿Qué esperas que se lleve el público?
Espero que se enganchen a la historia, que les atrape y que puedan desconectar un rato del mundo. Que se dejen llevar.
¿Qué crees que aporta Ya no quedan junglas al panorama actual del cine español?
Creo que es una película que logra atraparte, crear suspense y tensión. Plantea preguntas sobre lo que es ético o no, sobre dónde están los límites en nuestra sociedad. Y que una historia genere debate siempre despierta curiosidad.
Vuelve La caza con una nueva temporada. ¿Qué nos puedes adelantar de tu personaje y de esta nueva trama?
Volvemos con una temporada llena de misterio, suspense y quizá más oscura. Con nuevos personajes y tramas. Esta vez nos trasladamos a una zona vinculada a la brujería, y esa energía ancestral nos acompaña durante toda la temporada. Sara tendrá que ayudar a resolver el caso, pero también enfrentarse a los problemas que lleva cargando desde hace años y asumir su situación actual.
¿Cómo ha evolucionado tu forma de encarnar a la sargento Campos a lo largo de las diferentes temporadas?
Con el paso del tiempo, conozco cada vez mejor al personaje, ya no me cuesta meterme en su universo. Pero siempre está esa duda de si estaré a la altura de las nuevas situaciones que crean Agustín Martínez y el equipo de guion. Sigo recibiendo los guiones con muchísima curiosidad e intriga, porque nunca dejan de sorprenderme.
¿Qué tiene La caza como serie que conecta tan bien con el público?
Lo bien hecha que está. La manera en la que te generan dudas constantemente sobre quién puede ser el culpable, los giros de guion, etc. Y esos paisajes increíbles que nos han acompañado en todas las temporadas, y la banda sonora.
¿Sientes que estos últimos proyectos han cambiado algo en ti o en tu manera de entender la profesión?
No. Sigo trabajando con el mismo criterio de siempre, aunque con más experiencia.
Si miras hacia adelante, ¿qué inquietudes o retos te gustaría explorar, ya sea dentro o fuera de la interpretación?
Mi mayor reto es poder seguir en la industria muchos años más.
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