Marlon Collins, el artista emergente de La Habana que hace unos años empezó a experimentar con la música, lo deja todo en su primer EP, Caballo negro. Desde la sensación de no pertenecer a ningún lugar compone melodías y letras como una vía de comunicación, con la finalidad de llegar a la gente.
Muchas veces, tocar fondo te ayuda a encontrarte, conocerte y a poder crear estos tracks que son joyas llenas de energía. Marlon apuesta por ser auténtico y mostrarse tal y como es y crear sin miedo. Al final, si eres tú mismo, la gente nota la vibra y los mensajes de las canciones llegan al corazón. O eso dice él. Marlon se abre con nosotros y nos cuenta lo que significa la música en su vida.
Hola, Marlon. Es la primera vez que te tenemos en ACERO. ¿Cómo te describirías a ti mismo y tu música para alguien que aún no te ha escuchado?
Me veo como un chaval que siente una conexión con la música, llamémosle espiritual. De eso parte mi búsqueda y curiosidad en crearla.
Estudiaste Arte Dramático en Cuba, donde naciste, y has participado en series como Diez latidos por segundo y Tras la huella. ¿Qué te llevó a dar el salto del mundo de la actuación al de la música?
Siempre lo había tenido en mente y sentía que debía hacerlo, solo quería prepararme bien. Una vez me sentí listo, decidí crear durante tres años sin parar: mi imaginario, mi sonido y mi imagen visual. Ha sido un proceso heavy y doloroso que ha tomado tiempo. El autoconocimiento, sobre todo siendo un veinteañero, también forma parte de ese camino. Hoy en día, trabajar sin esperar reconocimiento ni aprobación inmediata es, para mí, una estrategia. En eso radica el poder del silencio.
¿Recuerdas la primera canción que escribiste? ¿Qué te impulsó a hacerlo?
Fue en 2022, en La Habana. Regresé para descansar y creo que el tomarme dos meses allí, en calma y sin nada que perder, me hizo empezar a experimentar sonidos con mi productor, Chezcazana. Entre conversaciones salió el tema de los sueños como algo simbólico que se repite en mi vida, y en ese momento le conté sobre un caballo negro. Al terminar, los dos lo tuvimos claro: Caballo negro era lo que debíamos hacer si nos lanzábamos a la aventura.
Muchos artistas ven la música como un diario personal, una manera de expresar emociones que a veces reprimimos. ¿Qué significa para ti componer? ¿En qué consiste ese proceso?
Para mí, la música es una búsqueda de la fe con Dios. Desde pequeño he sentido que no encajo en ningún sitio. Si expreso esa inconformidad a través de melodías o letras que generen en quien las escuche el impulso de salir de un estado estático y moverse, hacia dentro o hacia fuera, o incluso a través de visuales, entonces estoy diciendo algo, aunque nunca de manera objetiva. Me gusta que haya algo de surrealismo. Cuando tienes algo que decir, la composición llega de manera muy subconsciente. No se trata de ti, sino de algo que tú solo representas: una vía de comunicación para que eso se concrete y sea palpable en el mundo físico y llegue a donde tiene que llegar. Tiene un propósito que no te permite tener miedo ni dudar. Es algo que me repetía constantemente durante estos tres años: no es un acto egoísta, sino colaborativo, para quien necesite escucharlo, para que sepa que no está solo.
“Trabajar sin esperar reconocimiento ni aprobación inmediata es, para mí, una estrategia. En eso radica el poder del silencio.”
Ahora lanzas tu primer EP, con temas como Nana del caballo, Cuchillo y dios, Perra nueva o Escorpión de noche. ¿Cómo definirías este proyecto?
En Caballo negro las letras te invitan a hacer un trabajo de sombra: dejar de performar y comenzar a desnudarse totalmente, abrazar tu yo femenino y masculino, seas hombre, mujer o con lo que te sientas cómodo identificándote. Se trata de abrazar lo que más reprimes y convertirlo en tu autenticidad más pura y animal. El universo es muy espiritual, barroco y gótico, y juega con el misticismo de la fe pero desde lo opuesto a la luz. No todos partimos desde ahí. Somos muchos, yo incluido, los que tocamos fondo en la oscuridad y vamos tropezando, encontrando nuestra versión más pura por el camino.
Todas las canciones llegan con mucha fuerza. ¿Cuál sientes que llegará más al público?
Siento que todas, pero en especial Escorpión de noche. Es una canción con una letra muy nostálgica y dolorosa. Es para escuchar en otoño o invierno, por la noche, mientras llueve. Aborda el extrañar a alguien desde el otro lado del mundo y vivir en una ciudad que te resulta extraña, y, a pesar de todos esos obstáculos, soñar a lo grande, no ser mediocre en tu grandeza. No ser una luna llena (depresiva durante el día, porque realmente solo tú puedes salvarte). Habla de esa etapa de la vida en la que afrontamos dejar nuestra zona de confort.
Adelantaste el EP con dos canciones, Perra nueva y Puto con diamantes. El primer tema destaca por su mezcla de electrónica, reggaetón y lo-fi. ¿Cómo nació y qué buscabas transmitir con ella?
Perra nueva salió desde una sátira a ese estado recurrente de nuestra vida emocional en el que sabes que estás disfrutando pero también intuyes que no es lo mejor para ti y que representa una red flag. Entonces debes tener la valentía de dejarlo ir. Es doloroso pero también sanador sentirse mal después de tomar la decisión. Por ende, o te hundes o abrazas el amor propio. Por eso existen los tres cambios de estructura y de colores en la sonoridad.
La referencia más icónica es Bohemian Rhapsody, esa conversación interna de dejar ir para luego llegar a la gloria del ciao, hasta nunca jamás. También están presentes el dancehall jamaicano y elementos del son cubano. Ha sido muy divertido crear esta canción y la acogida ha sido genial. La disfruto mucho en vivo y los feedbacks de la gente son muy originales. Muchos crean su teoría sobre quién es, pero eso es un secreto.
La referencia más icónica es Bohemian Rhapsody, esa conversación interna de dejar ir para luego llegar a la gloria del ciao, hasta nunca jamás. También están presentes el dancehall jamaicano y elementos del son cubano. Ha sido muy divertido crear esta canción y la acogida ha sido genial. La disfruto mucho en vivo y los feedbacks de la gente son muy originales. Muchos crean su teoría sobre quién es, pero eso es un secreto.
La canción apareció en Fresh Finds España de Spotify. ¿Qué significó para ti ese reconocimiento?
Ha sido muy emocional. Tengo DMs de muchos cubanos, tanto de fuera como de dentro de la isla, que se sienten orgullosos de que el reparto cubano esté logrando colocarse en el radar español. Muchos están siguiendo el EP con lupa. Esto representa un cambio cultural en la escena pop urbana cubana.

Participaste en Bahía Guaraná del álbum Baghoo de Edu Requejo. ¿Cómo surgió esa colaboración y cómo fue la experiencia de trabajar juntos?
Tenemos en común nuestro sello, Management Influx (nuestro mánager, Cali). Además, él es el productor general de mi siguiente álbum junto al pianista y director musical Yoyi Lagarza. En cuanto al sonido, es muy avant-garde.
Actualmente formas parte del sello BMG. ¿Cómo empezó esa colaboración y qué ha aportado a tu desarrollo artístico?
Es un sueño hecho realidad, todavía estoy en shock de trabajar con ellos. Mi equipo, Andrés e Isa junto a Jacob y Dorian son, para mí, artistas ante todo, porque ven la misma visión que yo y, sobre todo, me gusta escuchar la visión que tienen ellos desde fuera. Están constantemente elevando el gusto estético y artístico del proyecto, así que estoy muy feliz de formar parte del sello.
Tus visuales son muy potentes y parecen dialogar directamente con tus canciones. ¿Qué papel juega la estética visual en tu música?
Me considero un artista que opta por crear universos, mi referencia en cuanto a eso siempre ha sido David Bowie. Me gusta el concepto y que sea sonoro, visual y performativo. En este caso, el equipo visual ha sido Lucía Lamata junto a Álvaro. Es un equipo con una sensibilidad por el arte que me mueve e inspira a ser mejor artista. Ellos han creado junto conmigo un universo que yo me imaginaba de cierto modo, pero lo han llevado a otro level. Han confiado en mí desde el inicio y han tenido la paciencia de crear todo con muchísimo detalle y con una sensibilidad que pone el arte por encima de todo.
Cotilleando tu Instagram, vi una publicación donde decías que hay una pregunta que te sigues haciendo, pero la respuesta siempre cambia: si pudieras empezar una nueva vida, pero a costa de destruir la anterior, ¿lo harías? ¿Cómo responderías a esa pregunta hoy?
La respondería con mi canción Cuchillo y dios. Lo haría, y de hecho lo he hecho, me he decidido a que, si voy a hacer esto durante toda mi vida, haré lo imposible para crear siempre desde la verdad, aun si cometo errores. Pero si es con esa finalidad, la música siempre va a ser trascendental.
Perteneces a una generación de artistas emergentes cubanos que están redefiniendo su identidad fuera de la isla. ¿Cómo ves esa escena y qué sitio ocupas dentro de ella?
De la manera que lo estoy haciendo, espero que otros vean la esperanza de que, siendo ellos mismos, pueden funcionar en cualquier sitio del mundo. La música no tiene fronteras, lo que viene del corazón llega al corazón, y eso es algo que compartimos todos los seres humanos.
¿Qué artistas, referencias o sonidos te inspiran a la hora de crear?
Kendrick Lamar, Erykah Badu, David Bowie, John Galliano, Tyler, The Creator, Ibeyi, Omara Portuondo, Silvio Rodríguez, Carlos Santana, Arca, Kanye, Nina Simone, Alabama Shakes, Madonna, Michael Jackson, Sting, The Beatles, Van Morrison, Mac Miller.
Para acabar, ¿dónde te ves en unos años dentro de la música y cómo te gustaría que evolucionara tu carrera?
A LEGEND IN THE MAKING.


