Mariana També se considera una romántica empedernida, estudió sociología y en su último EP aborda temas como la autopercepción distorsionada o el querer rendirnos ante una relación que se desmorona poco a poco. Cada vez que te digo adiós me siento rara encapsula un conjunto de emociones crudas que, según sus propias palabras, representan lo más sólido que ha producido hasta la fecha.
Desde 2020, ha lanzado una serie de sencillos, además de su primer EP, Necesito un café, que considera su carta de presentación definitiva y que abordaba, como es habitual en ella, emociones intensas como el desamor, el amor y el odio.
Estudiaste sociología. ¿Cuándo te diste cuenta de que acabarías dedicándote a la música?
Siempre he sentido que la música forma parte de mi día a día. De niña y adolescente iba a clases de música y vivía la música como una parte de mí. Yo quería ser detective, como Detectiu Conan, pero estudié sociología porque me enteré que para ser detective había que estudiar mucho derecho, y eso a mí no me gusta demasiado. Siempre he sentido curiosidad por el estudio social, la filosofía y las dinámicas interpersonales que creamos. En cuanto empecé a estudiar sociología me di cuenta de lo mucho que conectaba con mi proceso de composición. Cuando un profesor comentó que muchos músicos estudiaban sociología para entender mejor quienes eran y así plasmarlo en su arte, algo en mi hizo click. 
El título Cada vez que te digo adiós me siento rara ya nos dice mucho. Eres una artista que explora mucho la vulnerabilidad y los sentimientos cotidianos. ¿Qué esperas transmitir a través de este álbum?
Totalmente. Soy una masoquista de la vulnerabilidad, y creo que es algo que se puede sentir en todas mis canciones. Cuando compongo siempre tengo miedo a enseñar mis canciones a las personas de mi alrededor por lo que pueden opinar sobre mí, pero en este EP me he dejado llevar y he escrito todo lo que me ha dado la gana. Así, aceptando que en mis canciones probablemente transmita debilidad, narcisismo, dramatismo, e intensidad, me libero de lo que pueda decirme algún ex por Whatsapp. 
¿Cómo de importante crees que es mostrarse vulnerable en tu música?  
Es la base de todo lo que escribo. Cuando consigo desenredar todos los líos que se me hacen en la cabeza, es cuando llego a un estado de liberación y vulnerabilidad desde el que puedo componer lo que realmente siento.
¿Hay algún artista que haya influenciado tu elección de mostrar tu faceta más íntima en tus canciones?
¡Detectiu Conan! (risas) Es broma. Las primeras cantantes que me influenciaron al principio de mi adolescencia eran consideradas como grandes productos discográficos: Hilary Duff, Miley Cyrus, Nelly Furtado… Y aunque me inspiraron mucho, sus letras no eran mi principal obsesión. Cuando se popularizó el bedroom pop diría que fue cuando comencé a conectar de verdad con la conexión entre letra y artista. Quizá las producciones tan crudas de artistas como Ed Maverik, Bratty, Luca Bocci, Dromedarios Mágicos o Clairo me influyeron en la composición. También los álbumes Russian Red de Agent Cooper, Estrella de mar de Amaral o de Julieta Venegas. Todos me volaron la cabeza en distintos momentos de mi vida, incluso cuando estaba segura de que sería la nueva detective de mi generación.  
El EP muestra emociones crudas como el desamor y la tristeza, sentimientos que todos experimentamos en algún momento. Sobre Rendir dices que “te desgarró”. ¿Cuánto hay de ti en las canciones que creas?
Rendir es dura de pelar. Sobre todo por el hecho de que la escribí cuando aún estaba saliendo con esa persona, y hablo de dejarla ir. Todas mis canciones son muy mías, me cuesta escribir sobre emociones que no he tenido o momentos que no he vivido. Se me hace complicado alejarme de las canciones una vez que las termino. Cuando las canto vuelvo a esa Mariana que fui, a esa Mariana que sentí ser.
Hablando de Rendir, en el videoclip apareces bailando de manera contemporánea con una edición que distorsiona tu imagen. Cuéntame de dónde salió la inspiración y por qué. 
Estaba buscando cambios en mi estilo y dirección creativa. De alguna manera quería marcar mi crecimiento y madurez artística, que se han transformado en algo más digital. Gracias a dos artistas que han estado trabajando conmigo durante esta transformación, Adrián Palomo y Alex Villarejo, exploramos el concepto del cuerpo digital, el cómo se representa el cuerpo a través del formato digital. Se entiende que el cuerpo digital es un cuerpo líquido, moldeable y de cambio. Partiendo de esa idea quisimos elaborar una tesis sobre mi propia imagen digital. En Rendir hay distorsión y también en los cuatro otros videoclips del EP que se acercan a ese concepto. En todo momento sabíamos que no estábamos innovando en esta idea, hay artistas como Arca que se aproximaron a ella de una forma más radical, pero hemos querido crearlo desde una estética más pop y más accesible. 
Siguiendo con el desamor, este parece ser un tema recurrente en tus letras. También estuvo muy presente en Necesito un café. ¿Te consideras una romántica empedernida?
Sí, una romántica empedernida y soltera (risas).
No paro de llorar es un reflejo de tus dudas, de mirar alrededor y sentir que vas en automático. En Plantas ahogadas abordas un poco la culpa de no hacer lo suficiente por la gente a la que quieres. ¿Cómo manejas la culpa y de qué manera te ayuda la música a llevarlo mejor?
Tengo muchas épocas en las que distorsiono mucho mi autopercepción, y diría que en terapia he podido ser consciente de esta dinámica que no me deja vivir con la calma con la que quiero vivir. Escuchar música me lleva a terrenos nuevos de mi cuerpo, me quita esas contracturas emocionales que a veces tengo y me las cambia por momentos bonitos.  Como dice Drexler, “nada se pierde, todo se transforma”.
Dices que no sigues un proceso específico a la hora de crear pero, ¿qué crees que es lo que más te motiva a seguir haciendo música?
Hay una sensación adictiva que no sé muy bien cómo describir. La cabeza me empieza a ir muy rápido, las ideas no paran de llegar e irse en modo loop, los ojos miran a todos lados pero no veo nada, solo tengo el cuerpo exaltado. Cuando las ideas se empiezan a traducir, empiezan a sonar, o percibo que se acercan, es una sensación parecida a correrse. Me encanta. Creo que es lo que más motiva a hacer música.  
Hablando de crear, optaste por que Xenia produjera la mayor parte del álbum. ¿Qué te hizo elegirla a ella y qué crees que aportó a la realización del proyecto?
Xenia es una artista que arriesga en su sonido, que experimenta e indaga en su estética y en las canciones que hace. No quiero poner palabras en su boca, pero diría que no solo la elegí yo a ella, sino que ella también me eligió a mí. Al fin y al cabo, Cada vez que te digo adiós me siento rara es un EP donde Xenia ha llevado la batuta, aportando y apostando por sonidos muy eclécticos: desde géneros más electrónicos y pop, hasta sonidos habituales en canciones post-punk, o disfrutando de ritmos de reggaetón con su sello personal de dark-pop. De hecho, Quiero bailar, que es una colaboración con Xenia, es una canción que compuse hace tiempo y había dejado a medias. Fue tan orgánico la forma en la que desarrollamos la segunda parte de la canción, que no había forma que ese tema no tuviera su voz y su letra.
Respecto a Necesito un café, me da la sensación de que habéis optado por una producción más experimental. ¿Cómo describirías la evolución desde tu primer EP?
Necesito un café es el resultado de ideas y trabajos que ya tenía producidos antes de decidir sacar todo  en formato conjunto. Me gustó como carta de presentación porque en ese EP toqué varios palos, pero sin la firmeza de este segundo proyecto. Diría que hay varias cosas que han evolucionado desde mi primer EP, incluyendo, sin duda, el sonido y el concepto. Toda la producción es de mano de Xenia, el mix de la de RuvenRuven y el concepto visual se ha planteado a la vez que componía. También he aprendido a ser metódica en el proceso creativo de la obra, apoyándome en el equipo de Helsinkipro y confiando en los tiempos que se marcan para llevar a cabo una producción homogénea. Todo eso hace que este trabajo sea más maduro y compacto. 
Acostumbras a mantener tus EP breves. En este, cinco temas y en Necesito un café cinco también. ¿Por qué tan reducido?
La verdad es que no hay una explicación, ni un mensaje oculto detrás. Durante la producción, Xenia y yo no quisimos basarnos en cuanto duraban, simplemente estábamos haciendo arte. Eso no significa que mi próxima canción no pueda durar siete minutos, porque claramente haré lo que me apetezca, pero estas canciones nos pedían a gritos dos cosas: ¡méteme en un EP con el resto de mis hermanas! y ¡haz una segunda parte! Lo primero lo he conseguido, y lo segundo lo veo posible.
Si miras hacia el futuro, ¿cómo imaginas tu carrera musical?
Ojalá con dinero, porque vivir del arte es casi una utopía. Ahora mismo considero que mi creación musical es equivalente a pagarle a mi hijo una extraescolar de hípica. Lo pagaré con gusto porque amo a mi hijo, pero es una extraescolar cara. Aclaro que no tengo hijos: sigo siendo la misma romántica empedernida y soltera del principio de la entrevista. 
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