María José Llergo enarbola su segundo disco, Ultrabelleza (Sony Music, 2023), con una oración: “A mí me dijeron que le rezara a ella, pero yo solo podía pensar en ti”. La cantaora cordobesa, de voz aparentemente delicada, se viste de rojo y propone a nuestros sentidos un proyecto versátil y abierto a la conexión emocional con el oyente, aunque también desafiante. “Perdona si no me preocupo por el largo de mi falda, ¿para qué quieres tocar mi cuerpo si no puedes tocar mi alma?”.
Si Sanación (Sony Music, 2020), su primer disco, reivindicaba la pasión flamenca heredada de su familia, Ultrabelleza manifiesta una visión mucho más personal del amor y las distintas facetas de su feminidad, manteniendo esa esencia flamenca, andaluza y gitana a la vez que explora sonidos de la electrónica, el east coast, el R&B y el pop de los 2000, entre otros. Llama especialmente la atención la producción de estos trece temas, donde encontramos una primera parte acreditada a la prestigiosa cantante y compositora Zahara, y una segunda bajo el nombre de Antonio Narváez, pieza clave en la obra de Dellafuente. También resuenan nombres como Lost Twin, Oddliquor, el londinense George Moore y el jamaicano Knox Brown.
Pero, ¿a quién reza María José Llergo? A sus obsesiones. A la muerte, la sangre, el fuego, el diablo, la luna, la noche e incluso el romero, al que suplica suerte (“Romero santo, romero bueno, fuera lo malo, venga lo bueno”). Este universo tan lorquiano no es casualidad, puesto que Llergo siempre lleva por bandera la vida y obra del escritor granadino. Si para Lorca, autor de Poeta en Nueva York, la gran ciudad estadounidense fue motivo de desasosiego, para María José es una forma de ampliar fronteras. Superpoder, uno de los temas centrales del disco, reflexiona sobre el paso del tiempo (“Pasa la vida, pasan los años, ahora vuelo por el mundo, vivo en escenarios”) sin dejar de lado sus orígenes (“Los ceros de mi cuenta no son heredaos, yo sola cantando los he ganao; soy como la amapola, morena y roja, no necesito a nadie, yo me cuido sola”). Así, la cantaora inunda este disco de comparaciones y metáforas que le brindan una fuerte atmósfera poética.
Visión y reflejo, además, reúne perfectamente esa dualidad delicada-agresiva que caracteriza a esta obra, con un breakbeat rapeado donde su voz resulta incluso irreconocible, palpándose, a priori, influencias de la Mala Rodríguez y de A Palé de Rosalía. Tampoco se debe pasar por alto la presencia del amor, que culmina en Novix, una bellísima canción (de las más flamencas del disco) que trata el tema de la bisexualidad (“Yo tengo un novio moreno con los ojillos adormilaos […] También tengo una novia con los ojillos verde azulaos”). A esta canción le sigue Tanto tiempo, a compás por bulerías, que aboga por la reconciliación personal hacia una historia de amor pasada: “Tanto tiempo disfrutamos de este amor, nuestras almas se acercaron tanto así que yo guardo tu sabor, pero tú guardas también sabor a mí”.
El disco termina con Lucha que, tal y como ha declarado Llergo, es un tema clave que le ayudó a darle unidad. De ritmos bailables, este final podría asentarse como todo un himno feminista (“Es que nunca viste a una mujer, pero naciste de una mujer, aquí tienes una”), con guiño incluido a Camarón de la Isla y sus famosos tangos Rosa María junto a Paco de Lucía. A pesar de darle la vuelta de manera contundente a la letra (“No quiero que tú tengas celos de las flores, del espejo en que me miro, del peine con que me peino, y del aire que respiro”), el respeto hacia Camarón y sus maestros flamencos se mantiene en el espíritu de este álbum.
Existe una entrevista al cantaor Lin Cortés publicada en Cordópolis donde reflexiona sobre diversos temas, entre ellos las nuevas corrientes de flamenco y la importancia del talento dentro de la industria musical abriendo distintos debates, ente ellos si El mal querer de Rosalía triunfó por considerarse una obra de culto frente a lo mal llamado ‘flamenquito’, siempre denostado. Cuando el entrevistador sacó a colación el nombre de María José Llergo —poniéndola como ejemplo de voz académica—, el cantaor contestó sin dudar: “Esa niña mola, esa niña canta de verdad”. Con este segundo álbum, María José lo demuestra: canta de verdad, desde sus entrañas, abriéndonos una puerta a su universo propio, lleno de voces, matices y géneros distintos. ¿Neoflamenco? ¿Flamenco-fusión? En un futuro hablaremos de este disco como parte de una corriente que todavía no tenemos del todo claro cómo llamar.
Track favorito: Novix.