“Tienes miles y miles de personas mirando con lupa cada movimiento, así que no es fácil encontrarte, ni estar segura de lo que haces, ni tomar decisiones sin sentir la presión. Eso es una dificultad añadida y creo que cada persona la navega como mejor puede”, nos contaba María Escarmiento en su entrevista para ACERO vol. 9 hace casi un año. Hoy, tras una larga temporada sin sacar música en solitario y sintiendo bien cerca la lupa de esas miles y miles de personas expectantes, publica Una nueva canción, un tema refrescante y pegadizo que nos hace reflexionar desde el sarcasmo y la ironía. Cómo no.
Con tacones imposibles, rubia oxigenada y envuelta en colores flúor. Así se nos presenta María Escarmiento en el videoclip de Una nueva canción, dirigido por Fede Mania, uno de los nombres más estimulantes del panorama audiovisual actual: en una furgoneta de camino a algún punto inconcluso de un posible mar Mediterráneo. Pero la vemos andando, sorprendentemente, cómoda desde las alturas de su calzado aterrador, desenvuelta, alocada y divertida. Como hacía tiempo. Como invitándonos a navegar con ella a alguna parte. 
Y es que parece que María Escarmiento regresa con fuerza, y acompañada de este nuevo single que aterriza en el momento preciso, justo a las puertas del mes del terror, de la brujería y de lo esotérico. Octubre, en definitiva, es un mes asociado a la versión en solitario de la artista madrileña. Un mes que, ahora, con Una nueva canción, rompe con todo.
En este nuevo trabajo, el pop de los 2000 se fusiona con ritmos más actuales bajo los mandos de Vau Boy, productor, colaborador habitual y referente de la electrónica española, para hacernos cantar, bailar y trasladarnos a esas felices mañanas de MTV y no tan felices noches de Jersey Shore
En Una nueva canción, María explora los sonidos de antes con puras reminiscencias de estilos a lo Avril Lavigne mezclados con electrónica contemporánea como la de Charlie xcx o 100 gecs. En esta nueva etapa hay mucho de lo viejo. Mucha Ke$ha, mucha Rihanna y mucha Yoli de Física o química. Pero también de lo que ahora no para de sonar: de Madison Beer, de Tate McRae. 
Más allá de su energía contagiosa, este tema es en sí mismo una crítica irónica a la presión constante que enfrentan lxs artistas en la era digital, obligadxs a estar siempre presentes y generando contenido. Una vuelta de tuerca a las exigencias permanentes materializada en forma de himno pop, y, sobre todo, un factor diferenciador en la trayectoria de María.
Porque ahora, en plena era TikTok, en una realidad sumida en la cultura del yaísmo, repleta de Aitanas, Amaias y Lolas, una Escarmiento no solo se hace oír, sino que escucharla se vuelve más necesario que nunca. Más aún si nos arrastra con ella a los 2000.
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