Todos la conocimos en 2021 cuando escribió e interpretó No estás junto a Natalia Lacunza, y en estos dos años la compositora, productora y cantante Maria Blaya no ha hecho más que crecer. Hace escasos días lanzaba Grande, su segundo LP, lleno de contrastes y giros en cuanto a sonido, y de sinceridad y emotividad en cuanto a lírica. Con este release también se saca un peso de encima y descubre que debe seguir por este camino, “soltando más cosas que tengo guardadas dentro que quieren salir para fuera”, como nos cuenta en esta entrevista.
El género en el que te mueves es el pop experimental, pero en este disco lo llevas a otro nivel. Abres directamente con Daño, que es toda una experiencia sensorial, llena de momentos melódicos y otros glitchy más agresivos. ¿Cómo has llegado a este sonido y cuáles han sido tus referencias en este nuevo álbum?
Sí, siempre digo que mi género es el pop experimental porque mi voz le da el toque pop y el beat es experimental. La composición de Daño ha pasado por varias etapas. Al principio fue tranquila, pero claro, no había escrito la letra todavía, y conforme empecé a escribirla y a desarrollarla el cuerpo me iba pidiendo cambios drásticos en la canción. Fue un poco complicado porque tenía muchos estilos, pero al final conseguí verlo desde una perspectiva más general y supe cómo hacer las transiciones más fundibles para que la canción pudiera fluir sin distraer mucho.
En cuanto a las referencias del álbum, hay de todo. Desde música que escuchaba de pequeña de habla no hispana hasta la música que escucho hoy en día, que es de todo tipo y de diferentes géneros y lenguas.
Te he escuchado en El Aura, el podcast de Alba Reche, mencionar que tu dislexia complementa tus composiciones, y que a veces te lleva a encontrar caminos más experimentales para tu música. ¿Cómo aprendiste a sacar partido a esta condición? ¿Algo de lo que escuchamos en el álbum está influenciado por ella?
(Risas) Sí, me acuerdo de esa entrevista, fue muy guay. Desde ese día le di más vueltas al concepto de la dislexia en la música y digo que mis canciones son canciones TDAH, porque tienen todo tipo de variaciones para crear diferentes tipos de estímulos. Simplemente me dejo llevar y la creatividad llega sola. Todo el álbum está influenciado por esta condición porque al final soy yo.
Destaca mucho en tus canciones su importante componente emocional y la forma tan sincera que tienes de expresar tus sentimientos ¿Qué es componer para ti? ¿Qué dirías que te aporta el ejercicio de plasmar lo que sientes y compartirlo con el público?
Gracias, para mí que la letra pueda llegar a la persona que lo escucha es importantísimo, y si algo he aprendido es que esto no pasa si de verdad las letras no están escritas desde una experiencia vivida. Para mí componer una canción, en general, es una cosa que me encanta, pero el momento de escribir la letra me bloquea porque lo primero que tengo que hacer es aceptar por lo que estoy pasando y escribirlo. Ponerle palabras a tus sentimientos  muchas veces es duro, pero a la vez guay y bonito, y al final lo consigo.
El ejercicio de plasmar y describir lo que siento es precioso porque es una forma de terapia que a mí me ayuda y me desfoga muchísimo, es un ejercicio de superación. Saber que luego va a estar fuera expuesto al público… al principio da vergüenza e inseguridad, pero luego veo por el feedback de que en realidad lo que me ha pasado a mí le ha pasado a muchísima más gente de lo que creía y eso también ayuda a seguir explorando los sentimientos y expresarlos con la música.
En este disco especialmente se notan sentimientos muy crudos y latentes. ¿Te estás sincerando por algo?
Todo el disco está hecho desde y con el corazón. Son sentimientos que de alguna manera necesitaba expulsar de dentro de mí. Ahora, después de este proyecto, sé que tengo que seguir soltando más cosas que tengo guardadas dentro que quieren salir para fuera y ser compartidas desde lo artístico.
No solo eres compositora, también produces tus canciones. Casi todo este álbum es curro tuyo, pero veo que has contado con la ayuda de Anxo Ferreira (soy muy fan) y de Manuel Blanco. ¿Cómo ha sido trabajar con estos dos artistas, y qué te llevó a colaborar con ellos? ¿Han aportado su granito de alguna forma al proceso creativo?
Sí, estoy muy orgullosa de que Grande haya sido compuesto y producido por mí desde el minuto cero, pero la verdad es que trabajar con Anxo y con Manu ha hecho que el proyecto coja más cuerpo y más fuerza. Trabajar con ellos dos ha sido como trabajar con la familia. Han puesto su granito de arena en cada una de las canciones, y de ellos he aprendido muchísimo como persona y como artista. Anxo y Manu tienen algo que no muchos productores tienen, que es que respetan el espacio del artista, lo comprenden, saben de dónde viene y a dónde le gustaría ir, y a partir de ahí trabajan desde el amor al proyecto.
Una de las cosas que se me ha quedado grabada para siempre ha sido el estar en el estudio grabando voces y comprender qué es lo que estoy haciendo, la actitud y el sentimiento. Si por mi fuera trabajaría con ellos toda la vida porque sé que seguirían respetando toda la creatividad que tengo en la cabeza, y eso para mí es lo primero.
En la canción Mariposas confiesas que te sientes perdida, pero con la confianza y la certeza que lo que tenga que venir, ya vendrá. ¿Qué estás esperando que llegue a tu vida, que se manifieste?
La canción de Mariposas la compuse en un momento de aceptación de que a veces idealizar un amor es una trampa y una mierda completamente. Hablo de unas mariposas que tengo dentro, que son las ganas de amar y ser amada, pero que por idealizar te llevas una decepción y lo pasas mal. Por eso digo, “tengo mariposas, pero no quieren bailar”, y luego el estribillo hace referencia a que en realidad todos estamos destinados a ser queridos en lo amoroso por alguien, pero que nos llegará cuando nos tenga que llegar, y que hay que tener mucha paciencia. Realmente no espero nada pero tengo el presentimiento de que algo llegará.
¿En qué momento decidiste dejar Murcia y mudarte a Madrid? ¿Cómo te trata la cuidad? ¿Tienes algún sitio favorito al que vas a inspirarte o a pasar el rato?
Vine a Madrid por trabajo cuando tenía 21 años, pero aquí conocí gente que me motivó a darle rienda suelta a la rama artística de la música. No tengo ningún sitio que me inspire. A mí me inspira la gente que conozco y las situaciones que vivo con ellos. Pero sí, Madrid me ha tratado muy bien y es lo mejor que me ha pasado, pero creo que por el hecho de salir de mi ciudad natal y vivir experiencias nuevas. 
En la canción que da título al disco, Grande, dices que quieres hacerte grande y que las cosas no te queden grandes. ¿Sientes que no estás a la altura en algún aspecto de tu vida? ¿Qué representa ‘grande’ para ti? Tanto como palabra como álbum.
Grande es la canción clave que le da sentido a todo el disco. Cuando la terminé y vi todo lo que tenía, tuve que decidir un título para el disco, y fue complicado porque me gusta rebuscar las cosas, pero a veces pecamos de hacernos los interesantes y enrevesar cuando lo más interesante y lo más difícil es la simpleza. A día de hoy siento que estoy y que estaré a la altura de todo lo que me proponga, pero durante el proceso no estuve tan segura, pasé por una etapa muy oscura, y el hecho de haber tenido el disco de por medio me dio un empujón emocional muy grande y sólido para ser la persona que soy ahora mismo.
El concepto del disco es la palabra ‘grande’, de grandeza mental. Hablo de conseguir hacerte grande poco a poco sin darte cuenta, y de que las cosas que se nos hacen bola ahora y son complejas de gestionar y nos hacen sentirnos invadidos, conforme trabajamos esa gestión y pasa el tiempo, nos hacemos grandes. Todo lo que nos parecía grande antes se nos hace pequeño, y ahora nosotros somos los grandes.
En 5 minutos más parece que la historia que cuentas en el álbum llega a un punto de inflexión. Es como si saliese el sol y la luz, aunque te molesta, te despierta, y puedes ver que nada en realidad es tan importante. ¿A qué te refieres, y qué es realmente importante para ti?
Pues el sol y la luz que parece que hay es en realidad la voz de mi madre (risas), y el punto de inflexión es darme cuenta de que todos los dramas personales y profesionales por los que he pasado en realidad no son tan importantes como para estar parada. Es cuando me doy cuenta de que la vida sigue y que me tengo que levantar de la cama y disfrutar de la vida, solucionar las cosas, mover el culo, trabajar mucho y sobre todo defender lo que hago y no dar tantas explicaciones, dejarme llevar y agradecer lo que tengo a mi alrededor, mi familia y mis amigos. Para mí es muy importante sentirme abrazada emocionalmente por ellos.
Una declaración que haces que me llamó la atención, y que me parece un tema recurrente tanto musicalmente como en los visuales de este trabajo, es en Amor puro: “No me lo creo, ya no tengo la cruz, y no me pesa, ahora sigo la luz”. ¿Qué dirías que estás dejando atrás?
Pues en esa canción estoy dejando una cruz que me pesaba mucho que era un amor y una mentira. Hablo de tropezarme y seguir caminando y de que la verdad siempre me hace libre y muchas veces se me olvida. Esta canción en concreto me da vida porque me siento más empoderada cada vez que me doy cuenta de la letra que escribí en aquel momento.
Has sacado tres videoclips para los singles Grande, Amor puro y Daño. Todos tienen una continuidad narrativa y parecen contar una historia de mudanzas, metamorfosis y evolución. En ellos aparece una niña con la que interactúas, y que parece representar a tu yo del pasado. ¿Qué le dirías a esa niña?
A esa niña le diría que todo va a estar bien siempre, que tiene que ser agradecida con lo que le rodea, que nunca va a estar sola, que los sueños se cumplen cuando los trabajas, te lo crees y lo defiendes, y que siempre haga las cosas de corazón pero con cabeza.
Por último,, ¿te podremos ver en algún show a corto o medio plazo? ¿Dónde?
¡Sí, por supuesto! Tengo muchísimas ganas de enseñar lo que tengo preparado para los shows… De momento, podréis verme el 22 de febrero en la sala La Nau de Barcelona, y el 23 de febrero en la sala Changó de Madrid. Se me encoge la barriga de emoción al pensar que ya por fin voy a poder cantar estas canciones en directo, y encima con una banda increíble que he formado con gente maravillosa: Carreño a la guitarra, Bloodstein al bajo, Telmo al teclado, y Nico a la batería. Nada puede salir mal, son gente muy talentosa y los cinco tenemos mucha energía y pasión por tocar este proyecto encima del escenario.
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