Con retraso, pero ya está aquí. El nuevo disco de Marc Seguí, su segundo de estudio, vio la luz el 28 de marzo después de algún aplazamiento, pero qué más da, él no tenía prisa. El orden de los factores no altera el producto y la estrategia promocional no puede restar en ningún caso el resultado de la música.
Poniendo la calma como epicentro conceptual, el artista trae un nuevo trabajo que ha creado con tranquilidad y tiempo, elementos que últimamente no están muy presentes en el proceso creativo de la era de TikTok. Puede que esto sea un privilegio para muchos, pero él llevaba tiempo necesitándolo. No tengo prisa es el nombre, y más ilustrativo no puede ser.
La nueva forma de trabajar viene acompañada de una nueva forma de entender las cosas, y después de cinco años intensos de movimientos, tanto en la cabina como en los escenarios, Marc ha entendido que la dopamina se disfruta mejor a sorbos pequeños. No con esto quiere decir que lo anterior no le valiera, sino que ahora ha encontrado una forma distinta de disfrutarlo. Atrás quedan las extenuantes giras y la cultura del single; ahora es momento de respirar y pararse a mirar desde arriba lo logrado.
Los colores vivos, el pop fresa y las temáticas naives también se quedan en el pasado, pero estas cosas es mejor que las explique él. El mallorquín empieza una nueva etapa, y solo el que sepa tener paciencia podrá ver hasta donde llega. Las cosas de palacio siempre fueron despacio.
Acabas de sacar un disco muy conceptual, muy redondo. Creo que es mejor que nos cuentes tú todo lo que has querido demostrar.
Creo que es un concepto que representa a todo el mundo. En la vida misma siento que todo va muy rápido y estamos repletos de estímulos, de inmediatez. En el proceso creativo siento que la industria tiene muchas presiones por lo inmediato. Ante esto, he querido expresar la filosofía de vida que me he puesto a mí mismo de buscar esa tranquilidad para tener ese espacio de crear algo que me represente al cien por cien.
De forma concreta, ¿cómo le has dado vida?
A nivel creativo, tanto estético como musical, lo tenía todo bastante claro. Lo principal es haberme dado esa calma y tranquilidad para poder hacer algo que realmente me convenciera. Que fuera un disco que dentro de diez años eche la vista a atrás y me sienta orgulloso.
Entiendo por lo que me dices que en tus otros trabajos no has tenido el tiempo que habrías querido.
No, la verdad que no. Como se ha dado mi carrera, que ha sido de cero a cien, muy rápido, no he tenido ese momento de parón para disfrutar las cosas. Ahora sí que he podido hacer ese ejercicio de darme esa calma para crear sobre todo este álbum en el que he madurado muchas cosas de estos cinco añitos.
¿Qué es lo que te ha hecho darte cuenta de que este era el momento de respirar y hacer algo más pausado?
Bueno, no había sido antes porque mi momento creativo era otro. Antes estaba muy fresco a la hora de entrar en el estudio. Estaba buscando mi personalidad y me salían las canciones como un tiro porque cualquier cosa me llenaba. En el estudio podía hacer una canción simplemente de que me había fumado un peta. Ahora esas cosas han dejado de llenarme.
Cada vez me mueve más cantar sobre mis sentimientos. He ido ampliando todo a nivel producción y vocal, a nivel de las temáticas que hablo o los sentimientos que transmito, y por eso creo que ha llegado en este momento. Aceptar ese proceso, el de ser más crítico conmigo mismo y hacer diez canciones que realmente valgan la pena, es lo que me ha llevado a hacer un álbum de probar, de picar piedra. Cada vez siento que soy más exigente con lo que hago.
“Aceptar ese proceso, el de ser más crítico conmigo mismo y hacer diez canciones que realmente valgan la pena, es lo que me ha llevado a hacer un álbum de probar.”
¿Cómo ha sido este proceso que hablas de autocrítica, de autoexigencia?
Cuando grabas las primeras canciones o la primera vez que te escuchas con autotune, te crees Dios, ¿sabes? Luego pasa el tiempo y tienes que hacer veinte tomas para que te guste. Eso me ha pasado mucho en este disco, que no me valían muchísimas cosas. He pasado un momento bastante frustrante y supongo que la gente que trabaja a mi lado también. Cuando me di esa calma y esa tranquilidad, fue cuando las canciones empezaron a valerme.
Evidentemente, el tema de la tranquilidad está muy presente en tu vida después de sacar No tengo prisa, pero teniendo la edad que tienes (naciste en 1998), no sé si crees que tu inercia generacional encaja con esta filosofía de calma.
Tengo que decir que estoy tranquilo. Sé que hasta dentro de un tiempo largo no voy a sacar música porque tengo que defender este álbum, pero mi cabeza piensa también en cuál será el siguiente paso. Aunque todavía no he entrado en el estudio, voy a empezar a volver, aunque solo por necesidad mía de crear. Necesito crear para sentirme vivo. Soy una persona que se estresa con absolutamente todo, pero quise autoimponerme eso para lanzar el disco porque ya te digo que yo soy todo lo contrario.
¿Crees que en la industria musical es un privilegio poder tomarse la pausa que tú te has tomado para preparar este trabajo?
Totalmente. Es algo que me han planteado más gente y sí, siento que obviamente es un privilegio. Yo ya tengo la suerte de que he estado muchísimo tiempo currando, llevo cinco años en los que no he parado nada. Entonces siento que sí, tengo la gran suerte de estar en una posición y de tener una estabilidad más grande que otros artistas que están empezando. Es una realidad y me parece injusto porque creo que para la creatividad siempre tendría que haber tiempo y espacio.
A nivel gráfico, se ha notado una diferencia con respecto a trabajos anteriores. Los grises o el caracol relacionados con la calma predominan más que la policromía que utilizabas en el pasado. ¿Me puedes hablar sobre esto?
El caracol es una figura evidente que tiene que ver con el no tener prisa, con el ir poco a poco. Y luego está la figura del superdeportivo, que es todo lo contrario, esa velocidad. Lo que queríamos transmitir con ese deportivo es el emprender un viaje disfrutando del trayecto estando en el presente.
En cuanto a los colores, tienen que ver mucho con que ya no soy ese Marc de colorines que era al principio de mi carrera. Yo soy este que veis aquí, que va todo el día con hoodies anchas y con colores mucho más negros, más blancos y más tristes. Siempre que hago un EP creo un imaginario estético que sea especial para mí. Entonces, quería llevar todo hacía ese lado porque siento que si me ven en la calle me representa más.
¿Hasta qué punto piensas que has roto con trabajos anteriores como Pinta y colorea?
He roto mucho porque venía de estar haciendo muchas canciones más pop, canciones para divertirme. Obviamente me divertí muchísimo haciendo este álbum, pero siento que detrás de estas canciones hay un sentimiento grande y es lo que me llena a mí. También para mí lo que he hecho mucho en este álbum es recuperar cosas urbanas. Últimamente estoy escuchando muchísima música urbana.
¿No te daba vértigo romper con lo anterior por tu audiencia?
No me da vértigo porque tengo que decir que es un proyecto que la gente se ha tomado como tal desde el principio. Yo todo el rato he estado hablando de un concepto. También creo que la gente que me escucha de toda la vida puede sentir que ha sido como recuperar un poco al Marc anterior, y era porque era algo que necesitaba yo como persona. Tampoco ha sido un cambio excesivo, no era como AAAAAA, que era más rock.
Y me dices que tus influencias están siendo muy urbanas. ¿Qué influencias concretas has cogido?
A lo mejor sí que entraba a las sesiones y obviamente siempre se ponen referencias y demás, pero no tengo un artista en particular que te pueda decir. Simplemente he estado más al tanto del mundo urbano actual. Sin embargo, por mucho que me puedas ver en una percusión más trap, siempre se va a mantener el pop por el tipo de melodías que hago y mi tono de voz. Lo que tenía claro es que quería rehuir del pop al uso porque siento que es muy fresa, y este es un disco en el que predomina más lo triste.
Otra cosa que me ha sorprendido es que de los quince temas que componen el disco, diez han salido como adelanto.
Realmente no se puede decir que tiene diez adelantos porque lo que estaba haciendo era publicar cada día un tema sin anunciar. Todo lo que he hecho siempre ha sido a nivel corazonada. Sentía que en estos adelantos la gente estaba prestando muchísima atención y que había grandes canciones que por cómo se consume la música hoy en día podían perder de alguna manera. Ha sido una dinámica divertida para el público. No he visto a nadie lanzar un disco de esa manera, diciendo de repente ‘hoy a las nueve sale un tema’ y al día siguiente avisar de que al final nada. Me parecía que la gente iba a estar pendiente de lo que hacíamos.
Entonces, ¿ha sido completamente corazonada y no llegó a haber un plan detrás?
Yo creo que están relacionados. Esa corazonada sentía que era un buen plan, pero tener un disco que se llama No tengo prisa te da esa facilidad para ponerlo de excusa e improvisar. El nombre del disco me ha dado muchísimo juego. Para el lanzamiento tenía una fecha teórica, pero no lo sentía correcto, y, como no tenía prisa, esperé a mi día.
Y sobre las colaboraciones, ¿qué me puedes decir?
Pues la verdad que lo guay de las colaboraciones es que ninguna ha sido forzada. Eran artistas con los que ya había compartido mensajes de que queríamos hacer música juntos y todo se ha dado en el estudio.
¿Has estado haciendo campamentos o algo así fuera de España?
He estado en Puerto Rico, en Miami, en Argentina y en España haciéndolo. Pero como camp, así como tal, lo más parecido fue Miami, que nos organizamos muchas sesiones allí. Luego cuando hablé con Álvaro (Díaz) tiré para Puerto Rico.
“Tenía claro es que quería rehuir del pop al uso porque siento que es muy fresa, y este es un disco en el que predomina más lo triste.”
¿Las dinámicas de trabajo han sido 50/50 o ibas con una idea establecida para cada uno?
Pues absolutamente todas las sesiones se han hecho juntas con el artista. Yo prefiero hacer una idea de instrumental y un vibe, y después sacar una temática con el artista. Yo explicaba un poco el concepto que buscaba y demás para poner las cabezas en el mismo sitio y luego lo trabajábamos con equipos separados.
Con todos así menos con Barry B, que él venía para escribirme cosas y fue ahí escribiendo juntos cuando surgió Por amor, en veinte minutos. Hay momentos en los que la creatividad te da esos veinte minutos de lucidez y lo tienes.
Ya para acabar la entrevista, la gira anunciada para este disco solo tiene confirmadas cuatro fechas, ¿por qué tan corta?
Tenemos la idea de hacer un show más exclusivo y quizás más costoso. Es difícil llevarlo de un lado a otro y, de momento, he querido centrarme en estas cuatro ciudades. También estamos mirando de irnos a Latinoamérica para hacer alguna cosa concreta allí, pero quería darme esa calma a la hora de hacer bolos. Además de esto tenemos festivales, pero ahí no podemos dar un show tan conceptual.
Hablas de show conceptual y me entra intriga, ¿puedes dar alguna pista de lo que el público va a poder encontrarse?
No me voy a poner a bailar (risas), pero queremos hacer algo más conceptual a nivel estético. Queremos pensar ideas para que transmitan esa calma en el escenario y explicar perfectamente el concepto del disco haciendo cosas más especiales. En los festivales es más complicado que en shows propios porque no hay tiempo, así que de momento tenemos esas ciudades, pero espero que puedan ser más.
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