Hablamos con Lusillon a raíz de Fanática, su segundo álbum, en el que nos invita a entrar en su universo más íntimo y vibrante, donde el amor, la nostalgia y la admiración por lo que nos inspira se entrelazan en canciones que van del susurro acústico al beat más bailable. Cada tema es un viaje emocional, un reflejo de cómo ser fan de uno mismo y de todo lo que nos rodea. Un álbum hecho para ti, basado en la honestidad de los sentimientos y las ganas de pasarlo bien.
Primero de todo, felicidades por tu nuevo proyecto, me ha encantado. Cuéntame, ¿por qué Fanática?
¡Muchas gracias! Recuerdo que estaba componiendo en mi cuarto, un poco bloqueada. No me salía nada y estaba algo cansada de hacer música por hacer. Entonces empecé a cuestionarme por qué hacía música y qué era lo que me había llevado hasta allí. Lo tuve bastante claro: el ser fan de otros artistas, de series, etc. Sobre todo, crecer siendo fan. Me gustó mucho ese concepto para construir un álbum y lo tomé como un agradecimiento a algo que he sentido profundamente, un impulso que me ha ayudado a ser quien soy hoy, a conectar con mis amigos y a hacer música.
¿Cómo has vivido estas últimas semanas desde que lo lanzaste?
Estoy muy agradecida por el recibimiento que ha tenido. Mucha gente me felicita y cada vez veo a más personas unirse a mi universo.
Se nota que en muchas ocasiones tus canciones se relacionan con el amor y la incertidumbre que sentimos al enamorarnos. En concreto, Fanática parece seguir el recorrido de una relación, ¿no? Empieza con canciones como Muero x verte, Cuando tú estás aquí, y termina con Dolor (no compares), Gloria y Tiempo. ¿Soy yo o hay aquí un orden predeterminado?
Exacto. Más allá de buscar un orden sonoro, pasando de los temas más intensos a los más calmados, quería que el disco se sintiera como un viaje emocional. Empezar con un sentimiento más claro, romántico y puro, pero que poco a poco se fuera transformando en duda, envidia y, finalmente, en nostalgia y esperanza.
En proyectos anteriores, tu estilo era mucho más suave, cercano al bedroom pop y al indie, mientras que ahora has conseguido un ritmo más bailable, incluso con un beat reguetonero de fondo. ¿En qué crees que se diferencia este proyecto de tu trabajo anterior, tanto en sonido como en emociones?
Sigo manteniendo ese lado suave en las canciones más acústicas, como Tiempo, Gloria y Aquí en la playa. Pero quise probar algo un poco más movido, aunque la forma de crear siguiera siendo la misma: encerrarme en mí misma y ver qué sale cuando compongo con una guitarra o un teclado. Más adelante, en la producción junto a Yann Rose, mi productor, pude reenamorarme de ese proceso creativo y aprender mucho sobre sintetizadores, los cuales tienen un gran protagonismo y han guiado bastante el sonido del álbum.

¿Cuál fue la canción que más te costó componer o producir, y por qué?
Quizá haya sido Dolor (no compares) la canción más desafiante porque buscábamos conservar su esencia de bolero acústico mientras añadíamos detalles electrónicos sutiles con sintetizadores, sin perder el aire clásico que la define. Un equilibrio delicado y perfecto entre tradición e innovación.
¿Cuánto ha evolucionado tu manera de escribir y crear canciones en Fanática comparado con proyectos anteriores?
Siento que, a la hora de crear melodías, he podido variar más y dejarme llevar por los coros y los ad-libs. También mi forma de escribir ha cambiado mucho: ahora hago canciones más creativas, sin buscar siempre narrar una historia.
Como ahora se ha vuelto a poner de moda el uso de vinilos y CDs, ¿sacarás también ediciones físicas o sorpresas especiales de Fanática?
¡Claro! Tenemos una edición preciosa en vinilo transparente. Estoy muy contenta con cómo ha quedado toda la parte visual.
¿Buscas transmitir un mensaje específico con tu álbum o prefieres que cada persona lo interprete y lo viva a su manera?
Mi intención es que las personas puedan experimentar ese sentimiento de pertenencia y conexión con mi universo, y que Fanática les sirva tanto para evadirse como para vincularse con sus emociones, sus amistades o incluso con nuevas relaciones. Deseo que disfruten del álbum de la misma manera en que yo disfruto la música de mis artistas favoritos, y que, a través de él, puedan construir su propio universo.

En canciones como Cuando tú estás aquí o Ça va? Bby hay una clara presencia del francés. ¿Qué conexión tienes con este idioma? ¿Hay algún artista francés que te guste especialmente?
Fui a París a grabar el disco porque quería reflejar esa experiencia en algunas canciones. Allí descubrí el proyecto de Arøne, que me encantó. Cuando le propuse participar en una canción, le gustó tanto que en un solo día ya tenía listo su verso, que para mí resulta adictivo. Pasé un mes en la ciudad conociendo a muchos artistas. Desde entonces, he incorporado a mi escucha habitual mucha música francesa: Oklou, Danyl, Asinine, Ino Casablanca, Linlin, Miki…
¿Has asumido algún riesgo en este disco con el que antes no te habías atrevido?
No lo creo. Hoy en día existe espacio para explorar distintos estilos y ser plenamente creativa sin preocuparse por si va a gustar o no. Cuando creas desde el cariño y la dedicación, el público lo percibe y se genera una conexión genuina sin importar lo que hagas.
Tienes un par de conciertos próximamente, pero ¿qué podemos esperar de Lusillon en los próximos meses?
Quiero llevar el álbum de gira y tocar en festivales, darle vida y que la gente pueda descubrirlo. Al mismo tiempo, deseo seguir componiendo y explorar un par de colaboraciones con artistas que admiro. Sin duda, no pienso dejar de crear música.
Para terminar, quería preguntarte: ¿‘Lusillon’ tiene algún significado?
Es una conexión entre mi nombre y mi apellido, pero castellanizada: Lucía Juan, Lucy John… Lusillon. Un pequeño viaje creativo que refleja mi identidad.

