Icono para muchos y pilar de apoyo para otros tantos, Luna Ki es una persona genuina. Solo ella es capaz de hacer un EP llamado Generación de cristal con la ironía por bandera y condensar en él todas las preocupaciones, dificultades y bendiciones que afectan a millones de personas. Todo con la transparencia y vulnerabilidad que siempre le han caracterizado.
Entrevista extraída de ACERO vol. 7, publicada en abril de 2024. Hazte con tu copia aquí.
“Cuando estoy mal, no suelo aceptar”. A Luna Ki le gusta hacer entrevistas, pero tiene muy claras sus prioridades. Al terminar esta, me confiesa que hoy no estaba bien. Aun así, Luna Górriz es capaz de dar todo de ella para que consiga todo lo que necesito.
A mitad de entrevista, el tiempo límite de llamada por Zoom se agota. Te llamo por WhatsApp, le digo. Me da su número. Unos minutos después, empieza a prepararse para coger un tren a Barcelona. Cuando pienso que la conversación está llegando a su fin por las circunstancias, me dice que podemos continuar en el taxi. Se pone los auriculares para escucharme mejor y la acompaño, en la distancia, mientras busca la vía correcta en Atocha, mientras se compra un pan de pipas para amenizar el viaje y hasta que encuentra su asiento en el tren. Entre medias, hablamos sobre los sentimientos de nuestra generación, su relación con Septiembre, un nuevo camino musical sin autotune y la importancia de ser uno mismo.
Hola, ¿qué tal Luna? Estoy un poco en la penumbra, no sé cómo ponerme.
Me tranquiliza, la verdad, porque yo estoy en un sitio oscuro también, así que se agradece que tú también estés a oscuras (risas). ¿Dónde estás?
En Madrid.
Ah, yo también.
Ah, ¿¡estás en Madrid!?
Jolín, podríamos haber quedado en persona. ¿Cómo estás?
Bastante bien. Con la habitación desordenada, como puedes ver.
Lo típico. Bueno, entonces, una charla tranquila, ¿no?
No sabía muy bien cómo meter esto en la entrevista, además seguro que hay gente que no lo sabe, pero es que estoy obsesionado con la cuenta de Instagram de Freestyle, tu perrito.
¿En serio? Está aquí. Ven, amor. (Me enseña a Freestyle en Zoom).
¡Mírale! Es que me encanta porque cada publicación que veo estás tú comentándole. Es supercute. Y además le llevas a las entrevistas. 
Estoy casi siempre con él. Todo lo que puedo.
¿Viaja contigo también?
Viaja por España sí, pero fuera no, porque aún no le he hecho el pasaporte. No he tenido tiempo, pero es una de las cosas que tengo pendientes porque me están saliendo un montón de cosas y me gustaría que viajase conmigo. Además, no sé si sabes que es certificado de apoyo emocional.
¡Sí! ¿Cómo te ayuda el perrito?
Desde que lo tengo, me siento acompañada siempre. Eso es importante para mí, rodearme de cariño constantemente. Los animales me lo dan y luego no me lo quitan.
Son los más fieles. Entonces, ¿le recomendarías a la gente que está pensando en adoptar un perrito que lo haga?
En mi caso, no es un perro certificado previamente, ni educado previamente para que yo lo tenga ni nada. Yo he adoptado un perrito y ha resultado que mi psiquiatra ha visto que este perro me estaba ayudando de una manera que se podía calificar como un perro de apoyo emocional. No sé, me ha cambiado la vida.
Como que el título ha venido después de adoptarlo.
No sé si esto lo puedo decir, pero si tienes buen rollo con tu psicóloga y te pasan de psicóloga a psiquiatra porque tomas medicación, como en mi caso, le puedes comentar la idea de tener un perro y hay un momento en el que el psiquiatra lo certifica.
Freestyle te ha cambiado la vida y hace nada lanzaste Generación de cristal. Supongo que tendrás todos los sentimientos a flor de piel. ¿Cómo estás en este momento?
Ahora estoy intentando estar momento to momento, como dice mi amigo Edu, porque la mayoría del tiempo tiendo a vivir en el pasado, que para mí es una representación de vivir en la depresión. Hay una manera de verlo así. Depresión por el pasado y ansiedad por el futuro. Si tienes ambas, como es mi caso, es común no permitirse a uno vivir el momento, aunque sea un cliché. Entonces, ¿cómo estoy ahora? Ahora estoy superhappy porque te he conocido, eres muy buena gente y no me has dado pánico. Se me ha ido todo el nervio y ya estoy tranquila.
¿En serio?
Me desprendes como buena energía y estoy tranquila. Hay veces que en las entrevistas, sobre todo por Zoom, no llegas a conectar con la persona o no la entiendes bien, y se agradece cuando es todo natural desde el principio. 
Es que lo raro es entenderse en las entrevistas de este tipo, ¿eh?
Yo estoy feliz porque me siento en mi centro ahora mismo. De entrada, porque tengo la agenda a tope. Estoy haciendo muy buena música o mucha música, creo que alguna muy buena. Freestyle, ven.
Me he sentido bastante identificado con lo de asociar el futuro con ansiedad. No poder parar a vivir en el presente. Creo que eso le pasa a mucha gente de nuestra generación. Tú has hecho un EP que gira en torno a todo esto. ¿Por qué has decidido utilizar este concepto como tema central de todo el proyecto?
Como título, Generación de cristal me encanta. Sabía que quería hacer algo que se llamase así, no sé por qué. Hice una maqueta, que era el estribillo de Generación de cristal y luego, componiendo más canciones, me di cuenta de que podía ser el título, porque las representaba todas. Al final, una generación es todo. Este EP es un homenaje a toda mi generación. 
Así es como nos llaman las generaciones anteriores, pero a la vez también tenemos que estar orgullosos de ser la generación de cristal. Como dices en la canción, somos vulnerables, transparentes y fuertes.
Sí, yo me dejo atravesar por la vida, la verdad.
¿Nunca te pones una coraza?
Supongo que cuando aparece el miedo, me protejo más o me cuido más, pero cuando me siento cómodo, soy yo mismo todo el rato. Yo quiero ser yo mismo para el público, porque es de las mejores cosas que me ha dado la vida.
Tienes una relación muy bonita con tu público. Dirías que, al igual que ellos de ti, ¿tú aprendes de ellos?
Por supuesto. Cuando pienso en cada una de ellas, de elles, de ellos, me vienen personas increíbles con las que he tenido conversaciones preciosas y conexiones inexplicables. Al final mi música es un filtro, como dice mi amigue Lomo. Lo dice de su estética, que es un filtro porque lleva muchos piercings y tiene una estética increíble y provocativa, evidentemente. Creo que mi música es un filtro gigante de personas que creen en la libertad de género, de expresión artística, de pensamiento, personas del colectivo, por supuesto. Todo tipo de personas. Yo siento que cualquiera puede ser fan de Luna Ki.
Hablas de sentimientos por los que todos pasamos en algún momento. A mí me ayuda mucho que alguien que tiene tanto alcance diga: estamos todos así. En Supernova hablas de que las estrellas nacen a partir de una explosión. Me parece que eso es muy significativo.
Defino Supernova como luz, una canción de luz que me sitúa en una ciudad metálica. Para mí, es el mundo donde va a suceder el EP. Eso fue una conversación con una niña, que es la que habla en esta canción.
¿Quién es la niña?
Se llama Noa. Es una niña muy especial que quiero mucho y con la que a veces voy a montar a caballo. Ella monta en poni. Me gustan mucho los caballos también. 
Me encanta eso que dices de que con tus sentimientos haces pop. ¿Podrías hacer canciones que no reflejasen tus sentimientos? 
Yo grabo todo lo que puedo, porque cuando no grabo muchas veces pienso que debería estar grabando. Mientras más tiempo esté grabando, más posibilidades tengo de hacer algo increíble. Es encontrar el equilibrio entre grabar y vivir. Si grabo demasiadas horas y días y meses, como me pasó en la pandemia, hay un momento en el que te falta luz para seguir escribiendo letras. Y me doy cuenta de cuando estoy siendo sincera y cuando no.
A veces te fuerzas un poco a grabar y te sale menos real.
Yo tengo la mente en blanco muchas veces, por ejemplo, cuando estoy muy concentrada en hacer música y en la melodía del momento. Si yo abro la boca, me sale una melodía. Igual suelto cosas random que son surrealismo puro, pero a veces se quedan algunas, porque ya salen icónicas. 
¿Sabes cuándo has hecho un temazo o a veces te sorprenden?
Cualquier canción puede dar cualquier vuelta. Todo puede pasar. Mira, ayer estaba haciendo una maqueta. Ya estaba en la cama, eran las dos de la mañana y la había dado por acabada. Estaba intentando dormirme y, de repente, me hizo la cabeza ¡acción! En un segundo, me vino una estructura nueva, que significa que tenía que cortar los trozos que había hecho y colocarlos todos de otra manera. Bueno, me fui a dormir a las cinco de la mañana con un tema que ya podía escuchar. Me lo grabo aquí en casa, con este PC con el que estamos hablando, mis cascos, mi tarjeta de sonido y mi micro, que es el de la Billie Eilish, con el que grabó el disco que hizo en su casa.
Lo grabas todo en tu casa y luego te vas a un estudio profesional, ¿no?
Claro. Por ejemplo, un día estaba en la ducha y empecé a cantar. Buah, es que me encanta cantar en mi ducha, o sea, tengo el sonido pilladísimo ahí. Empecé a cantar (Luna se prepara para cantarme un adelanto de uno de sus próximos temas y me sorprende escuchar su voz al natural). Bájame del trono, no soy diosa. / Quiero salir corriendo y huir de ti. / Aquí no quiero estar. No es este mi lugar. / Yo me quiero escapar. Empecé a cantar así. Y digo, a ver, espérate… (risas).
¿Con la letra y la melodía, la melodía solo…?
No, todo.
Suena muy guapo.
Gracias. Esa fue la primera canción con la que dije, voy a grabar sin autotune, a la mierda. Pero no por nada, amo el autotune. Tenemos una relación muy cercana. Nos queremos mucho, pero es que cada vez me llevo mejor con mi voz también y a veces no tienen que estar los dos a la vez. Hay veces en que lo uso más y otras menos.
¿Por qué no tiene sentido estar en contra del autotune hoy en día? 
Es una herramienta alucinante. Yo no sé si tú te identificas como Homo sapiens-sapiens. Yo me estoy empezando a identificar con algo nuevo, que no soy yo quien tiene que darle el nombre, pero la tecnología está cambiando nuestras vidas. Está afectando a todos los niveles, a casi todas las personas. Yo me identifico con lo que tenga que venir, pero la tecnología ha venido con todo y ha venido para quedarse. Si no la exploramos, no estamos siendo futuristas ni estamos en el presente. Lo que ha pasado, ha pasado. Hay cosas que son inevitables y, por lo tanto, naturales. La tecnología es natural. Es parte de nuestra evolución ahora mismo. 
Hablábamos del autotune…
Para mí, el autotune es como vestirme con algo extravagante. Es una gran herramienta de composición. Empecé a cantar rodeada de personas y productores que lo utilizaban siempre. Gente muy joven que estaba haciendo trap y viviendo la vida del trap, y lo que se llevaba era el autotune. Es verdad que mi voz quizá quedaba en otro plano, ni siquiera canto de la misma forma cuando canto con que cuando canto sin.
Esa es otra. No cantas y te hace sonar de forma espectacular. Hay que saber utilizarlo. 
Igual que la voz, hay que saber utilizarla. Estoy aprendiendo a utilizar mi voz, supercentrada y preparada para cantar sin autotune.
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¿De qué dirías que te han servido, o no, tus estudios en el conservatorio de cara al uso del autotune?
Yo creo que el click de relacionar una cosa con la otra. Es decir, ahora hay cosas de música que estoy reaprendiendo y que digo, hostia, esto ya lo había estudiado. O cosas que hago naturalmente, que vienen de haber estudiado música. Desde muy peque me ha gustado cantar e inventarme cosas. Me hacía canciones para anuncios en mi cabeza.
Hemos hablado de que somos una generación que tenemos problemas muy comunes a la vez que muchas virtudes. ¿Qué crees que es lo mejor que aporta nuestra generación al mundo?
Creo que podemos abrir las mentes de las generaciones anteriores. A veces no se dejan, así que hay que ir con pala. Al final, lo mejor que le puede pasar a un padre o una madre es que su hija o hijo le enseñe cosas. Yo, si tengo un baby algún día a mi cargo, por supuesto que quiero aprender de ella. Los niños saben demasiado. Siguen sus instintos y son libres, como los animales, porque no te juzgan.
Los que juzgan son los mayores. Como en la intro, cuando nos dicen que somos caprichosos, pesimistas, quejicas, narcisistas… ¿Por qué se nos atribuyen estos adjetivos? ¿Crees que somos así por naturaleza o que tenemos cosas en común que nos hacen parecer así a toda la generación?
Yo creo que más lo segundo.
O sea, ¿que esto es por culpa de las generaciones pasadas?
Es una consecuencia. La tecnología ha entrado en nuestras vidas siendo muy jóvenes. Al menos, yo tenía trece años cuando me abrí Facebook y engañaba con la edad en la aplicación. Es peligroso. Es un arma. Es una herramienta. Es como el palo para el mono.
Somos ratas de laboratorio.
Con lo que hacemos con los animales, ya me parece justo que se nos vuelva encima todo esto.
Esa podría ser una de las cruces que tenemos un poco todos en común, porque la tecnología es una bendición para muchas cosas y luego, para otras, es una mierda.
Es una putada, claro. Son las dos caras. Eso es lo que nos está pasando, que estamos evolucionando.
En este EP, hay una canción que se llama Enero. También tienes Septiembre, por supuesto, y Febrero en CL34N. ¿Has creado una colección sin saberlo o tiene algo detrás?
Igual que puedes tener  un proyecto en forma de disco, puedes tener un proyecto en forma de recopilatorio, en un futuro. Me hace gracia esta colección porque el tiempo es algo que me importa muchísimo y que me preocupa. Por ejemplo, Abril ya está compuesta. Y es preciosa, es increíble. 
¿De qué va Abril?
No lo puedo decir. Está dedicado a una persona muy concreta.
Soy consciente de que, en abril, una de tus mejores amigas falleció. Imagino que irá un poco por ahí… 
El suicidio es muy peligroso y se está cargando a muchas personas muy valientes, muy fuertes y vulnerables. Se llevó por delante a una gran persona.
En el hilo que le dedicaste, había una frase que decía: “El acoso sí mata y las enfermedades mentales sí matan”. ¿Crees que hay gente que no se cree del todo esto todavía?
Por supuesto. Hay negadores y negadoras.
Ser negacionista de la salud mental es muy fuerte.
Lo hacen sentir a uno invisible, porque te están pasando cosas y no reaccionan. ¿Qué me tiene que pasar para que reacciones? Hay personas que están muy solas, que no se permiten recibir cariño, que tienen miedo, que tienen traumas. Cada persona es un mundo. El 26 de abril hizo un año que se suicidó Dinastía del Carmen.
Siempre has sido muy activista con la salud mental, el amor libre… ¿Crees que tendría sentido el proyecto de Luna Ki sin esta vena activista?
Sí, el proyecto podría tener sentido, pero la persona detrás de él sería distinta. Intento hablar de lo que me preocupa, de lo que me pasa, porque creo que a más personas les está pasando y saber que nos preocupamos dos es mejor que pensar que solo te preocupas tú. 
¿Crees que las personas que tienen más sensibilidad artística son más propensas a lidiar con la vida de una forma más intensa?
Bueno, el gran dilema. Que si el artista está loco, que si hay que estar loco para ser artista, que si hay que tener problemas… Creo que hay espacio para todo. Hay personas que son de negocios y de arte, hay personas que son de arte y deporte, hay personas que son de arte y hospital. El arte nos ayuda a todos los que queremos dejarnos llevar por él. Es maravilloso. Yo me enamoro a través del arte. Para que me guste una persona, me tiene que atraer su arte, para vivir, para hablar, para caminar, para pintar, escribir, lo que sea. A mí me atrae lo artístico.
Hablando del amor, ¿qué relación tienes ahora con Septiembre?
El otro día justo estaba con unos amigos y había una persona que no me conocía a nivel artístico. No conocía mi obra. Era una persona muy graciosa y tierna, y le pusimos el vídeo de Septiembre, directamente. Casi lloro viendo el vídeo de la emoción. Septiembre para mí ha sido una bendición, ha sido el momento perfecto, la canción perfecta y forma parte de los recuerdos más bonitos de mi carrera. Es una canción que en un momento fue más grande que yo. Había muchas personas que me gritaban por la calle “quémame el piti en la espalda”. Hice esa canción en diez minutos, y eso era: diez minutos de mi vida. Era una demo de lo que soy. Un pedacito. Lo que pasa es que era un pedazo que brilló muchísimo y que hizo un poco de escándalo, que me gusta a mí también. Yo me veo muy divertida en ese vídeo y a día de hoy digo, qué jefa. Con veinte o diecinueve años, haciendo el payaso de esa manera. 
Cuando sacaste Septiembre, el sonido generalista era mucho más trap y tú ya te empezabas a desmarcar con un sonido más pop. Toda tu carrera ha ido girando más hacia esto. ¿Por qué te has dejado llevar por este género?
A mí el pop y las superestrellas me encantan. Desde que soy peque, me gustan muchos artistas y he sido fan. Con once años fui a ver a Shakira a Barcelona. Siempre me ha gustado lo universal también, que creo que es lo popular de alguna manera. Me gusta llegar a las personas. Me encanta ver a tantas personas juntas. Aún sigue siendo una locura cuando se juntan un montón de personas para estar conmigo y verme. Sigue siendo algo que me cuesta asimilar y que valoro un montón, porque es un regalo.
¿Tú crees que una persona con una vida más o menos acomodada, con ciertos privilegios, puede enamorarse igualmente de la música urbana?
Para mí tener calle es algo que cualquiera puede tener. La calle está ahí, la noche está ahí, y en la noche se mezcla la gente. Y con el alcohol y otras sustancias, las personas se mezclan más. Yo creo que en la calle realmente hay de todo. Que sí, que hay muchas personas con vidas más difíciles. Sí, pero es que la vida difícil la puede tener una niña que lo tenga todo, como dicen. Se puede ser acomodado, por ejemplo, pero de familia desestructurada también. Para mí tener calle es poder hablar con cualquier persona.
Puede haber familias perfectas con muy poco también.
Claro, que el dinero nos divida es una pena también, ¿no? Es absurdo.
Tú escribiste Septiembre súper joven y te viniste a Madrid poco después. Leí que acababas de dejar la uni y que tenías una deuda con el piso en el que estabas, justo antes de petarlo. ¿Cómo recuerdas esta época?
Lo que estaba pasando es que yo vivía con una persona con la que tenía una relación y le había dedicado Septiembre. La relación terminó ese mes. “Algo cambiará cuando empiece septiembre”, y cambió (risas). Se fue a la mierda. Yo le quería mucho. Un beso para Ariel, que es una persona importante para mí. Y nada, esa relación se terminó, se llevó a la gata, fue un puto drama, y yo no tenía para pagar el piso entero. Lo pagábamos a medias. Entonces, buscando  con quién compartir piso, me habló Khaled, de la PXXR, y empezamos a vivir juntos. Y debo decir que fui yo quien la lió.
¿Y eso?
Empecé a venir con gente que conocía por ahí, en la calle. La mayoría era gente que hacía trap, el Flaco, el Palmera, el West Dubai... Éramos un grupo. Y luego había muchas chicas también. Fue un momento complicado. Estábamos en la mierda y teníamos ese piso donde, yo que sé. Qué locura. Yo tenía un montón de posters y figuritas de anime y tal. Y mira, un día volví a casa y habían hecho una fiesta sin mí. A mi muñeca le faltaba la cabeza. Nunca he encontrado la cabeza de esta muñeca. Pasaban cosas muy raras y muy intensas en esa casa. Conservo algunas amistades de esa época, pero agradezco donde estoy ahora.
A los artistas se les exige muchas veces un grado de responsabilidad moral. Tú que eres abiertamente activista, ¿qué piensas de esto? ¿Crees que los artistas deben ser abiertos sobre ciertos temas?
Yo no me considero activista tampoco, a mí lo que me gusta es poder hablar las cosas. Si tengo alguna duda, lo hablo con los amigos, amigues, amigas que quiera, para poder hablar de todo con libertad. A mí me molan los temas que me ayudan, y cuando digo que me ayudan, me refiero a lo que me hacen sentir. Sentir es bueno, es síntoma de estar vivo. Si tú sientes alegría escuchando algo, si tú sientes tristeza escuchando algo, estás vivo, estás sintiendo cosas. Por ejemplo, hablar de mi amiga me pone triste. Pero también lo agradezco, porque es como que existo, que no soy de goma, que me dices algo y reacciono. Carmen se merece que si pienso en ella, me entristezca, ¿no? Aunque a ella igual le gustaría verme feliz. No sé si tiene sentido…
Sí, creo que tiene mucho sentido. Hay gente que lleva eso de la manera contraria, diciendo que igual están en un lugar mejor.
No sabemos dónde están. En mi recuerdo están las personas, pero su cuerpo no está y su alma, su espíritu, sus ideas, su amor, ¿dónde están? Yo creo que en nosotros. Cuando se murió mi bisabuela, me dio mucho power. O sea, me puse supertriste, pero me dio power. Sentí que me había convertido en una señora. Sentí cómo se me transfería su sabiduría. Cómo se metía dentro de mí.
¿Entonces crees en el recuerdo después de la muerte?
No sé en lo que creo. Quizás mañana pienso otra cosa. 
Ya que estamos rememorando, te viniste a Madrid a estudiar moda. Y se nota que el estilismo es muy importante para tu proyecto. ¿Piensas que en la escena urbana hay últimamente más preocupación en cuanto a este aspecto?
Claro, nos multiplicamos las personas a las que nos preocupa la moda. La moda está de moda.
Has trabajado como supervisora de arte para Paula Cendejas. ¿Cómo estás equilibrando estas dos facetas?
He aprendido muchísimo trabajando en otros proyectos musicales. Yo no paro de trabajar y de pensar ideas. Soy así. Me gusta hacer cosas y dar mi opinión. Me gusta mucho hacer preguntas a artistas, impulsarles un poco, meterles caña. Surge con mis amigos. Carlos Ares es el productor ejecutivo de GDC y Paula es una artista con la que Carlos compone y produce. Paula y yo nos queremos un montón, he tenido la suerte de escuchar sus canciones antes de que salieran y Carlos es un genio. Hemos pasado muchas cosas juntos. Para su disco, he participado en estilismo, dirección de arte, dirección creativa para la portada…
¿Aspiras a convertirte en el próximo icono de esta generación?
Eso creo que lo tiene que sentir o decidir el público. Conozco a mucha gente a la que haría icono si pudiese decidir, y por supuesto a mí misma, porque yo intento caerme bien y ser la mejor versión de mí misma. Quien decide es la sociedad y es el conjunto de un montón de mentes, de pensamientos, de ideas y del tiempo. Yo estoy trabajando muy duro y evidentemente quiero más.
¿Qué características debería tener un icono?
Que sea uno mismo, que sea auténtica la persona. Para mí eso es un icono. Es alguien que es auténtico. Eso para mí es único. Si todos fuésemos nosotros mismos, todos seríamos iconos, pero hay mucha gente que tiene inseguridad, vergüenza, maldad o demasiada bondad. Hay que encontrar un equilibrio para ser un icono. 
¿De qué dirías que flaqueas de cara a convertirte en icono?
De un montón de cosas, pero cualquier cosa en la que flaqueas puede ser una virtud si te ríes de ella. Yo creo que en lo que más flaqueo es en la relación que tengo conmigo misma. Mientras yo no me acepte, ¿de qué me sirve que me acepte el mundo? Me tengo que aceptar y, loco, estoy en ello. Estoy intentando aceptarme a lo bestia. Y creo que lo estoy consiguiendo.
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