Los que seguimos en bucle un año después de De la forma en que yo quiero nos hemos acostumbrado a tararear sus letras yendo a todos los sitios. La doble cita de L’haine en La Paqui congregó a todos los que todavía estamos buscando su piel en una de Wong Kar-wai. 
Estamos muy acostumbrados como público a consumir álbumes y desecharlos al instante. Un viernes lo escuchamos y el domingo ya se nos han olvidado la mitad de las canciones. Un ritmo vertiginoso que no nos permite valorar el calado que tienen algunos proyectos como De la forma en que yo quiero, el último disco de L’haine que el pasado mes de marzo cumplió un año y que el artista de Logroño ha conmemorado con conciertos en Madrid y Valencia. 
L’Haine es uno de esos artistas que o lo sientes o no lo escuchas. Esto se nota mucho cuando pasas por la puerta dos horas antes de que empiece el concierto y la cola ya da la vuelta a la calle, con gente bebiendo yonki latas y escuchando su música en el móvil. Antes de salir el público ya especulaba con los artistas que aparecerían en el show, contaminados por los vídeos de TikTok que todo el mundo subió en la primera fecha de Madrid. Abhir, Juicy Bae, Natalia Lacunza, Claudio Montana… Había suficientes nombres como para montarse un festival interesante. 
La entrada más épica que recuerdo en varios meses puso a la gente a grabar los cuidados visuales de De la forma en que yo quiero, a la que siguieron dos temas motivadores como 130 Freestyle y MARLO, comenzando el show con una energía que después fue transformándose en cada canción. El concierto pronto tomó un giro sentimental con la salida de la reina de Sevilla, aka Juicy Bae, para cantar 7 Vidas y Buena y mala y L’Haine intentó que el público pusiera en palabras su vacío existencial con Looooong Lashes, la canción de los que siguen atormentados por aquello que pudo ser y nunca fue. 
Para creer un poco en el amor salió una enérgica Natalia Lacunza a cantar Connie Nikas y acaparar todos los vídeos que se subieron a TikTok esa noche, aunque esta vez sin hacerle spoiler a nadie por lo menos. La cosa se puso íntima con huyend0 y Giovanni de Luca, momento en el que todo el mundo enloqueció con la salida de Claudio Montana, entre el público se escuchó algún comentario que le pedía que sacara nueva música de una vez. Sus fans comen muy poco, los pobres. 
Tras esta bonita travesía por canciones intimistas y relajadas, el artista riojano volvió a meter el turbo con Laberinto de pasiones (peliculón), Brangelina y Lilo, donde salió Rusowsky bastante abrigado, como siempre, desafiando al insoportable calor que hacía en La Paqui el jueves por la noche. Siempre mola cuando los artistas se juntan y Abhir no iba a perder la oportunidad de volver a cantar Viridiana y que todo el mundo le pudiera decir alto y claro a aquella persona tóxica que “lo que no me diste tú me lo reclamas, quieres que yo vuelva con las mismas ganas. Y no funciona así”. Porque, ante todo, el concierto de L’Haine son casi dos horas de terapia grupal de gente que está constantemente deseando amar y se sabe todas las referencias de películas que Juan mete en cada canción. 
Al final llegaron los hits para los más reales, Triste xq sí y Habanera, antes de que apareciera la gran sorpresa de la noche, la salida de Diego 900, que el día anterior no había acudido al show preocupando a los más fanáticos de la dupla galáctica. Síntomas se sintió en la sala como la canción más personal de dos hermanos que han recorrido un largo camino juntos y Baby José, con la vuelta de Natalia al escenario, el fin de fiesta perfecto para aquellos que han empalmado De la forma en que yo quiero con La espalda del sol y Duro y han llorado con los tres. Raperitos intensos que nos acompañan en nuestros peores momentos. 
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