Tres años… tres años han pasado hasta llegar a este momento. Una temporada que a Las Ninyas del Corro se les ha pasado rápido, pero que a nosotros se nos ha hecho eterno. Este lunes 11 de marzo se presentaban en la escucha de medios de Warner para presentar su nuevo proyecto, Bitches in Business, y aunque el resto tengamos la sensación de que Onna Bugeisha salió hace demasiado, ellas no han podido parar hasta hace muy poco a sentarse para preparar el disco. Giras, colaboraciones, festivales… cuando tienes una agenda muy llena te das verdaderamente cuenta de que el tiempo es relativo.
Pasadas las cinco y media, un poco más tarde de lo acordado (due to rapper’s shits), empezaron a explicar a los presentes que lo que se iba a escuchar no era lo que esperábamos. Si el concepto de su álbum debut era más cerrado, noventeramente pesado y ambientalmente crudo, la nueva idea era más la de divertirse y retarse. Sin perder la esencia pero sonando más fresco. Romper estereotipos de lo que es una rapera clásica, dijeron ellas casi literalmente, porque pueden seguir siendo reales y underground incluso desabrochándose la Adicolor para ponerse botas de pelo. Eso es en esencia este trabajo, demostrar que después del hardcore rap siempre llega el momento de divertirse.
Y con esta idea, las dos se han probado en mil y un géneros. Empezando por una intro de atmósfera casi tecno-hop industrial, se han atrevido en los quince tracks con R&B, Jersey e influencias del sur de los Estados Unidos, entre otros. Sonoramente, el disco que nos enseñaron es un viaje por el hip-hop de los Estados Unidos, con un apartado rítmico muy artesanal y protagonista. Ambas mencionaban constantemente el reto que se han autoimpuesto, y la poca presencia de loops definidos sobre los que rapear les dan la razón. Se sabía de su gusto por Nueva York; lo de Los Ángeles, Atlanta, Chicago o Nueva Orleans era más desconocido y se agradece.
Entre todo esto, el mensaje, siempre importante en su obra. Con orgullo lo explicaban cariñosa y detenidamente entre tema y tema. Sus preocupaciones, el pasar inadvertidas por cantar en castellano siendo catalanas, el tiempo que pasan fuera de casa y de su gente, lo agotador que es tener que ser perfecta constantemente o el vértigo que les da el consumo rápido de la música son solo algunos de los spoilers que te hago. Para más información, escucha el disco con detenimiento, que merece la pena y no se le quiere quitar valor a la primera escucha. También hay algo de ego trippin’, que aunque quieran romper clichés siguen siendo unas raperazas.
Sin mucho tiempo para más, acaba la escucha. Las Ninyas siempre tienen que hacer algo, y a las ocho empezaba su listening party en la Sala Clamores de Madrid. De la fiesta no puedo contar mucho, más que nada porque no estaba, aunque todos los presentes fuimos invitados personalmente por Felinna y Laüra. Lo único que sé es que hubo dress code y que estaba más cercano a las pieles (siempre de imitación, obviamente) que al chándal, aunque alguno de los invitados se quejara. Ellas seguro que les perdonan su queja. Bitches in Business todavía no está en la calle y alguno no se ha dado cuenta de que sigue siendo underground aunque deje la New Era en casa.
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