Lugar nº0 (DLY) es uno de esos discos que más gustan cuanto más escuchas. Que va in crescendo, como el subidón de una de esas fiestas quinquis a las que podría poner banda sonora. Por eso no es de extrañar que La Plazuela abran su segundo largo pidiendo que paremos un segundo. Y a través de sus catorce canciones eso hacemos.
De ellos pa’ nosotrxs. Así, de este modo tan natural que ya es impronta del dúo granadino, hacen entrega de su nuevo gran trabajo. Uno en el que hay espacio y tiempo para casi todo, y que invita a detenerse en cada uno de los rincones que arropan sus sintetizadores. Hace ya dos años que estos jóvenes andaluces, abanderados de su tierra, abrieron una pequeña e inesperada puerta en la nueva música de la región con su ópera prima, Roneo Funk Club. Aquella mezcla, que ya en 2019 habían tanteado con Yunque, Clavos y Arcayatas, siguió tomando forma en su más reciente EP, La caleta. Era un sonido que tenía algo de alquimia de barrio: imperfecta, salvaje, pero honesta, y que con Lugar Nº0 (D.L.Y.) alcanza cierta madurez y toma dirección. En este trabajo, Manuel Hidalgo Sierra ‘Indio’ y Luis Abril Martín ‘Nitro’ deciden no repetir la fórmula, sino expandirla. 
Así, en este segundo asalto, el grupo mantiene abiertas cuestiones que ya vienen tratando de cerca, sobre amor y desamor, y sobre la necesidad de volver a los nuestros para hallarnos a nosotrxs mismxs. Se respira con el dub-funk-flamenco tan propio de la casa en Eterna primavera o Mala de verdad, así como el latin jazz que se mezcla con salsa y bossa nova en Cara de Dios. Musicalmente, este crecimiento se traduce en un sonido más elaborado, más ancho, con más capas y también más riesgo. Se hace notar desde el minuto uno con el tema que da nombre al disco junto a D.L.Y. Ambos atraviesan el álbum a modo de mantra y sientan las bases sobre la necesidad de recuperar la calma y disfrutar de la soledad escogida.
En este trabajo se habla con dureza del ritmo frenético de una sociedad ‘yaísta’ y consumista, tanto en lo musical como en lo personal. Se escucha en Si miro patrás y en 18010, código postal de su Albaicín y Sacromonte que subraya aquello de “siempre seremos los mismos”. Pero entre reflexión y reflexión, La Plazuela también deja espacio al disfrute con B12, la verdadera fiesta de este disco y el hit que, de igual forma, nos hace digerirlo sin desgana.
Lugar Nº0 (D.L.Y.) es un paso firme hacia la elevación del proyecto: un disco que mira al pasado más noventero y trae de vuelta reminiscencias de aquellos Chunguitos de los 90, de ese Vuelvo a casa de Los Chorbos, tan latente en ciertas canciones, e incluso del legendario Last Dance de Donna Summer, muy presente en el inicio de Sólo eres pa mí, única y grandiosa colaboración del álbum, junto a Ángeles Toledano. Samples o no, toda esta amalgama de sonidos sirve para entender su presente, que también suena a Daft Punk, a Jamiroquai y a la cuidada producción de Álvaro Arellano, por supuesto. Y puede, quizás, que ya no encontremos aquí la chispa imprevisible del primer disco, pero gana en profundidad, en intención y en discurso.
De pronto, un interludio jazz telefónico da paso a la segunda mitad del álbum, más enfocado a la aceptación y al seguir creciendo, que concluye con un broche de oro perfecto. De 2 en 2 y De mí pa ti. Qué maravilla. Dos canciones interconectadas que no pueden acabar ni empezar la una sin la otra. 
Como, al fin y al cabo, ocurre con La Plazuela y con este disco, que no deja de ser de ellos para nosotrxs. Y aunque en este proceso echemos de menos algunas aristas, los de Granada consiguen su mayor objetivo: sonar a ellos mismos en un disco que no solo se baila, sino que se piensa, se mira hacia dentro. Y permanece.
Track favorito: Solo eres pa mí  ft. Ángeles Toledano.