“Libres, con menos ataduras, sabiendo captar las tendencias que aún son poco conocidas y reinterpretarlas”. Eso dice La Plata de Valencia. Y yo de repente he pensado que así es como yo los veo. La Plata es como Valencia. Muchas veces como vemos nuestra ciudad creativa es cómo nos proyectamos o cómo plasmamos nuestros universos.
Este nuevo EP, titulado Sueños, es como una tormenta de nostalgia romántica y desgarrada, un viaje a los 90 de cabeza y sin frenos, con las distorsiones casi como gritos ahogados y las voces tapadas, acariciadas como por una nube de gas, que es la música con los instrumentos que pesan. La emocionalidad de este EP es precisamente esa conjunción: la de cinco personas con diferentes formas de pensar y sentir, armados con sus instrumentos y formando parte de un tejido social estimulante y revulsivo en una ciudad “siempre luminosa pero con cierto peligro”, de “noches infinitas en las que cruzas la ciudad andando con olor a pólvora y a sangre en los bordillos”.
Esta propuesta responde totalmente a esa esencia suya del fluir y de plasmar en el sonido la emoción que la vista mejor. Sueños es una tormenta nostálgica. No podía despertar otra cosa.
¿En qué mood está La Plata? Somos cíclicos, ¿vuelve la ruta? ¿Cómo fue la experiencia de salir en la serie?
Es difícil hablar por toda la banda, somos cinco personas y lo vivimos de maneras diferentes. El intento de revivir la ruta con un lavado de cara está bien, todo lo que sitúe a Valencia en el mapa artístico aumenta las posibilidades de que la ciudad se convierta en un lugar más habitable para les trabajadores culturales, pero siempre que no conlleve romantizar, gentrificar o expulsar a la población existente.
¿Creéis que la serie ha precipitado la vuelta a la Valencia de finales de los 80 o realmente ya estaba sucediendo porque estaba escrito?
Tenemos la sensación de que en Valencia las corrientes artísticas se mueven a un ritmo más libre, con menos ataduras, que aquí la gente sabe captar las tendencias que aún son poco conocidas y también reinterpretarlas. Además el moderneo es muy libre y las comunidades que se crean alrededor del ámbito musical son bastante heterogéneas. Y en cuanto a fiesta alternativa, también es un territorio con larga historia. Ese sonido con tintes de ‘vuelta a los 80’ ya había sucedido hace más de cinco años con muchos grupos en Valencia y, de hecho, ahora lo que más hay es un desapego de ese tipo de sonido.
El tejido creado en la escena underground valenciana ha salido de ese terreno a petición popular y está convirtiendo a Valencia en una ciudad llena de estímulos diferentes que casan entre sí. ¿Cómo sentís a Valencia?
En Valencia hay unas capacidades de organización ciudadana muy fuertes, tenemos referencias de autogestión y colectivos culturales asamblearios y comunitarios de hace más de una década de los cuales aprendemos, colaboramos y proponemos continuidades. Esto quiere decir que, ya por costumbre, no esperamos a que se nos ofrezca una programación cultural porque sabemos lo que queremos y sabemos cómo llevarlo a cabo, y al hacer cosas en común se crean redes comunitarias muy potentes, estimulantes y también experimentales.
Dicho esto, no pretendemos romantizar estas formas de hacer, que están siempre atravesadas por la precariedad y otras muchas dificultades, y lo que prevemos es que antes de que desde la política cultural se apoye la autonomía del tejido cultural en Valencia, que sería lo ideal, llegarán empresas privadas que fagociten este contenido que se crean en los márgenes y lo vendan a un público, cuando nunca se trató de ventas ni públicos sino de compartir y aprender en colectivo.
Dicho esto, no pretendemos romantizar estas formas de hacer, que están siempre atravesadas por la precariedad y otras muchas dificultades, y lo que prevemos es que antes de que desde la política cultural se apoye la autonomía del tejido cultural en Valencia, que sería lo ideal, llegarán empresas privadas que fagociten este contenido que se crean en los márgenes y lo vendan a un público, cuando nunca se trató de ventas ni públicos sino de compartir y aprender en colectivo.
Hay un sonido atmosférico que viste a Valencia. Es Xenia, es Margarita Quebrada, es BluBoi, y ahora vuestro último EP. Habladnos de la poesía de este sonido, ¿quiénes os han inspirado?
Quien se ha criado en Valencia entiende este sonido, que nos ha acompañado siempre y al que estamos dando forma. Es el sonido de una ciudad siempre luminosa pero con cierto peligro, ruidosa en la oscuridad y a su vez tranquila y bonita a la luz del día y en la que mucha gente se ha perdido por el camino y otra mucha ha encontrado el suyo propio, en la que nos conocemos todes desde la adolescencia. El brillo blanco y la frialdad azul del puerto, la tranquilidad amarilla y verde del Saler, las baldosas cuadradas grises, las noches infinitas en las que cruzas la ciudad andando y el olor a pólvora y a sangre en los bordillos.
Decíais en otras entrevistas que para cada proyecto nuevo, cada integrante de la banda escucha nuevas propuestas y juega con su instrumento para evolucionar y aportar algo diferente, para luego sumarlo todo en un mismo sonido. ¿Cómo ha sido jugar en este EP?
Este EP se compuso, produjo y grabó en un solo mes. Dada la hiperaceleración de la vida y las dobles y triples jornadas laborales con las que cada une tenemos que hacer malabarismos en nuestro día a día para poder encontrarnos para crear música, esta fue la única manera en la que conseguimos aunar fuerzas para crear esta obra. Quisimos dejarnos llevar por nuestras emociones y dimos rienda suelta a nuestra imaginación durante todo este mes en el que primó la libertad artística, y pensamos que así hemos conseguido consolidar un álbum que es irrepetible y con mucha personalidad.
¿Cuánto tiempo habéis estado soñándolo? Las voces pasan casi a un segundo plano en Sueños, sobre todo en el tema que le da nombre al EP, ¿cuál es la historia detrás de esta distorsión onírica caótica? Tiene mucha poesía, dadme historia dura sin cortar.
En Sueños quisimos jugar con las voces como lo hacemos con el resto de instrumentos: modularlas, distorsionarlas, filtrarlas, romperlas y moldearlas utilizando herramientas contemporáneas con las que experimentar y alejarnos de los patrones normativos de producción del ‘indie pop español’ en el que se nos etiqueta. De esta forma conseguimos darle una vuelta al género y cambiar de nuevo nuestra dirección estética, que ya se estaba estancando a ojos de los medios de comunicación que nos presentan, que parece que solo veían la que diseñamos en 2016, cuando por entonces lo que queríamos era romper con la estética garage utilizada en el ‘indie pop español’ de ese momento.
Ángel Gris me humedece los ojos, es como una carta de amor a Nirvana, y el videoclip es como ver a Benavente y a Curra víctimas de un akelarre a lo Jóvenes y brujas en una era digital. ¿Qué historia tiene esta canción cantada a dúo? <3
En esta canción quisimos dejar que nuestras emociones más viscerales fueran las que nos guiasen. Una vez terminada la canción se sintió como si las hubiésemos encerrado en ella y las pudiésemos dejar atrás y mirarlas ahora en forma de artefacto.
El videoclip es un instante de la vida real captado en vídeo. Se grabó espontáneamente en una toma por la gente que vino a vernos a un concierto en Zaragoza. Esa noche prácticamente no habíamos dormido, fue terrorífica, nos encontrábamos en un mal momento pero lo capturamos desde esa visión múltiple y la convertimos en una pieza artística.
El videoclip es un instante de la vida real captado en vídeo. Se grabó espontáneamente en una toma por la gente que vino a vernos a un concierto en Zaragoza. Esa noche prácticamente no habíamos dormido, fue terrorífica, nos encontrábamos en un mal momento pero lo capturamos desde esa visión múltiple y la convertimos en una pieza artística.
Hablabais en otras entrevistas de una intencionalidad y necesidad de cambiar el sonido de La Plata en cada disco como una cuestión lógica y necesaria: es la evolución de una banda cuyos miembros crecen juntos y crean juntos, ¿cuál es la intencionalidad de este EP? ¿Es la antesala a otro nuevo y emocionante sonido de La Plata? ¿Augura nuevo disco?
Este EP, al igual que todo nuestro trabajo anterior, es la amalgama de cinco artistas con perspectivas e intereses diferentes que, sin embargo, remamos en la misma dirección cuando nos convertimos en La Plata. Nunca sabemos qué va a ser lo próximo que vamos a hacer porque no sabemos dónde nos habrá llevado la vida, solo plasmamos la situación y ordenamos nuestras ideas del momento, por eso todo nuestro trabajo es auténtico.
Y a colación, una cosa que me gusta mucho es vuestra reivindicación de fluir como la banda quiera sin acotarse al estilo que le marcan. Como decía María en alguna entrevista que os hicieron, “las etiquetas solo sirven para que la prensa pueda incluirnos en un estilo y así poder ordenar sus publicaciones”. Sin etiquetas musicales, ¿cómo describirías este EP?
Este EP son las experiencias que hemos vivido desde que salió el disco.
¿Con qué asociarías cada tema del EP? Un ciego, un lugar, un viaje, una sensación… Lo que os dé la gana, vaya.
Hemos tratado de trasladar las sensaciones musicales a un plano visual con el trabajo que hemos hecho con los vídeos, también autoproducidos, así que preferimos que sea la estética la que hable.
Esta pregunta la acabo de añadir. La gran debacle que tuvimos hace escasas semanas en un negro domingo en Valencia, ¿cómo vais a afrontarla? ¿Más música? ¿Más irreverencia? ¿Tal vez un EP que siga Sueños titulado Malsons?
Es devastador pensar en que la apuesta institucional por la cultura y la comprensión de la propia cultura va a dar un vuelco tremendo. Todos los –todavía– pequeños pasos que se habían dado en dirección a valorar el papel de la cultura como algo trascendental en la vida de las personas y dejar de utilizarla como un recurso para sacar únicamente beneficio económico, el empezar a valorar que los trabajos culturales son trabajos que deben estar dignamente remunerados y no meros pasatiempos, el empezar a introducir discursos contrahegemónicos o disidentes en los espacios culturales públicos, etc. No sabemos si en los últimos ocho años ha dado tiempo para crear estructuras lo suficientemente sólidas para que estos pequeños pasos hacia delante sobrevivan o si de un plomazo vamos retroceder a la comprensión neoliberalista de la cultura del espectáculo, del privilegio y del beneficio económico.
Ante este panorama solo podemos seguir defendiendo lo que hacemos de la manera en la que ya la hacemos, con un ojo puesto en lo que la industria musical quiere visibilizar para no quedarnos fuera y poder seguir teniendo la música como una profesión que apoya parte de nuestro sueldo, pero sin ceder nada en identidad y valores propios.
Ante este panorama solo podemos seguir defendiendo lo que hacemos de la manera en la que ya la hacemos, con un ojo puesto en lo que la industria musical quiere visibilizar para no quedarnos fuera y poder seguir teniendo la música como una profesión que apoya parte de nuestro sueldo, pero sin ceder nada en identidad y valores propios.