Nos hablan de música, de juntarse durante la pandemia y empezar a tocar. De crear canciones según les nazca, les surja, les apetezca. Tras un primer EP, Una idea, pero es triste, ahora exploran nuevas temáticas y vivencias con tintes de melancolía y garage rock en su nuevo ábum Todavía no. Esto va sobre cómo La Paloma se ha vuelto en un abrir y cerrar de ojos en uno de los grupos madrileños de referencia.
“Todavía no, que aún me queda tiempo”, sentenciáis a coro en Sigo aquí, el tema que da entrada a vuestro primer LP Todavía no. ¿Es este un manifiesto sobre el espíritu del grupo?
Somos muy autorreferenciales en las letras. La gran mayoría de ellas hablan de reflexiones y vivencias personales y particulares. Cuando nos pusimos delante de todas las canciones para decidir el orden que llevarían en el disco lo hicimos de forma muy natural. Nos parece que Sigo aquí conceptualmente encajaba muy bien como primer tema. Compositivamente, muestra una nueva cara de la banda, que rompe un poco con lo que presentamos en nuestro primer trabajo y, en cuanto a letra, creemos que resume bien la temática general del disco; aunque tampoco es algo premeditado. Cada canción tiene su tema, aunque el conjunto tiene un ruido de fondo que las sitúa en el mismo universo.
En El adversario cantáis desafiantes que “estáis a punto de perder una carrera de fondo”. ¿Quién sería ese adversario? Leyendo entre líneas, se me viene a la mente las críticas que habéis recibido por dar el salto al otro lado del charco a poco de empezar. No sé si irán por ahí los tiros, ¿qué me decís?
El adversario son muchas cosas, es un concepto. Cada persona tiene el suyo. Como ya hemos dicho, las letras suelen tener un carácter muy personal y sincero, pero a la vez por lo general solemos ser poco explícitos en el contenido. Nos parece importante que las temáticas de las canciones no tengan solo una única dirección y un único significado, aunque para nosotros personalmente lo tengan. Para nosotros, cuando escuchas una letra, debes poder apropiártela, adaptarla a tus propias vivencias, que encaje con algo de ti que es solo tuyo.
Llegados a este punto, ¿qué os parece presentaros a nuestrxs lectores? Sois Rubén, Nico, Lucas y Juan, pero ¿por qué el nombre de “a Paloma? ¿Y cuándo surge?
El nombre está ahí desde el comienzo. La Paloma se ha convertido en un concepto en sí mismo, ya es parte de la identidad de la banda. Es nuestro nombre propio como conjunto. Surgió como referencia al barrio donde empezamos a desarrollar el proyecto y donde seguimos haciéndolo. En los años duros de pandemia nos juntamos los cuatro y empezamos a escribir canciones. Desde ese momento no hemos dejado de hacerlo.
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¿Ha cambiado mucho el proceso de creación a la hora de plantear vuestro primer álbum?
En nuestro álbum hay un poco de todo. Han entrado canciones que llevamos tocando desde nuestro primer concierto, ideas o melodías que llevan ahí también desde que empezamos, canciones que hemos ido componiendo este último año, e incluso alguna que se acabó días antes de entrar al estudio. Es una mezcla que nos gusta; en ningún momento nos sentamos y hablamos de hacer un disco, fue más como coger lo que teníamos y decidir cómo lo íbamos a enfocar. Donde sí ha cambiado mucho el proceso respecto a nuestro anterior EP fue en la grabación y producción (todo a cargo de Diego Escriche). Buscábamos un sonido de disco más pulido y “profesional” siendo más meticulosos con los detalles y trabajando mucho las canciones una vez acabadas de componer.
Mientras que vuestro primer tema Ya está se fundamenta en lo instrumental y la letra está en un segundo plano, ahora en vuestros temas la letra parece haber asumido bastante más peso. ¿Qué creéis que ha podido pasar para que ocurra esto?
Es probable que sea una evolución natural en la forma de componer, no creemos que sea deliberado ni mucho menos. Si es cierto que los letristas, Nico y Lucas, vienen de otros proyectos en los que no cantaban, y el bagaje de conciertos hace que te acostumbres a nuevas formas de hacer música. También depende mucho de las canciones en sí, creemos que en el disco hay un buen equilibrio entre instrumental y partes vocales, pero tampoco es algo en lo que nos fijemos mucho en el momento de hacer canciones. Cada una te va pidiendo una cosa distinta según vas componiendo.
Ese cambio no es solo vocal, ya que empezáis nueva etapa con un cambio estético también. Habéis cambiado el logo y la forma de hacer las portadas, ¿se viene nueva era del grupo? ¿Qué me podéis contar?
Queríamos dar un aire nuevo a la parte estética de la banda que representase lo que somos en el momento de publicar y tocar el disco, un cambio que para nosotros refleja la música que hay detrás de todo lo que se ve. También hemos decidido externalizarlo todo, antes los diseños venían de Lucas, y ahora hemos recurrido a Willow y a Paula Yubero para que plasmasen todo lo que teníamos en mente a través del diseño y la fotografía.
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Además, si no me equivoco, estáis con La Castanya porque ellxs también le dan mucha importancia al formato físico, algo que parecía casi olvidado con toda la obsesión actual por los streams. ¿Por qué ese revival del formato físico? ¿Le da un valor añadido a la música o a su significado?
Bueno, es una de las razones en las que nos fijamos en ellos desde un principio, y por la que son bastante conocidos. Tienen un mimo a la parte visual que se echa un poco de menos en otros lados. Para nosotros, la música forma parte de un conjunto de elementos imprescindibles que hacen que un proyecto nos guste o nos llame la atención, desde la puesta en escena hasta el formato físico y el merch.
Mientras que en los singles que habéis sacado previos al disco os presentabais desafiantes y despreocupados, en temas como Tiré una piedra al aire o Cosquilleo se os escucha más vulnerables. Por ejemplo, en Cosquilleo parece que cantéis sobre inquietudes que os quitan el sueño. ¿Os habéis encontrado con problemas durante este año debut? ¿Podríais hablarme de ello?
Somos bastante literales en cuanto al significado de las letras en nuestras canciones. Sí que es cierto que hay elementos entre líneas, pero en general todo lo que nos ha gustado, rayado o pasado en el último año está ahí.
Por cierto, me gusta muchísimo el puente de Quejas célebres. ¿Qué os llevó a romper con la dinámica de la canción y ponerle ese efecto entrecortado?
Hemos trabajado muchísimo las canciones en el local de ensayo. Cuantas más vueltas le das a una canción más evoluciona. En el caso de Quejas célebres, la canción siempre nos pidió un outro. A base de darle mil vueltas conseguimos dar con el que consideramos el final perfecto para el tema. La canción es muy intensa y siempre creímos que un valle instrumental que llevara a un final apoteósico le iba al pelo.
¡Cómo mola! ¿qué bandas tenéis como referentes para vuestra música? A mí me vienen Apartamentos Acapulco o Triangulo de Amor Bizarro.
Hay miles de bandas que nos inspiran. Vemos difícil poner ejemplos concretos, ya que queremos pensar que La Paloma es un proyecto que junta influencias y gustos de los cuatro miembros. No tenemos bandas referentes directas, pero llevamos con nosotros la influencia de muchas.
Por último, después de este disco, ¿qué? ¿Volvéis de gira? ¿Pisáis México de nuevo? Contadnos un poco.
Después de este disco vamos a muerte con todo. Volvemos a girar con ganas infinitas de presentarlo en todos los sitios que podamos y de seguir tocando y componiendo. Para nosotros el proyecto, aunque tenga etapas y tiempos que hay que aprovechar y disfrutar, es algo en constante evolución y cambio. Nos encanta seguir desarrollándolo e ir viendo hacia dónde nos lleva.
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