Tras un tiempo alejada de la música, La Favi regresa con Adicta, un álbum que refleja su lucha interna, la madurez artística y sus vivencias personales. En esta entrevista, la cantante y compositora habla sobre cómo la maternidad, las dificultades personales y su necesidad de reencontrarse la impulsaron a crear este disco tan auténtico. Con influencias de flamenco, dark wave y música urbana, Adicta es un reflejo de su viaje emocional, un trabajo que le ha permitido experimentar con total libertad creativa.
Natalia García, más conocida como La Favi, nacida en San Francisco, ha sido una de las voces más destacadas de la música urbana en su faceta más introspectiva y experimental. Desde sus inicios en el rap underground a sus dieciséis años, la artista ha desafiado las convenciones del género, transformando el sonido urbano y creado un estilo propio que mezcla flamenco, R&B, dark wave y electrónica. Fue de las primeras en darle una dimensión más romántica y emocional al trap, algo que la hizo sobresalir de manera natural en la escena. Su autenticidad la llevó a colaborar con artistas como Ms Nina, Yung Beef, y a ser nominada a los Latin Grammys, consolidando su lugar dentro de la industria.
Su nuevo disco, Adicta, es el resultado de un tiempo de reflexión y transformación personal. Después de la maternidad y una difícil separación, La Favi redescubrió su necesidad de expresarse a través de la música. Este álbum, que explora la dependencia emocional, el amor tóxico y la lucha interna, es su trabajo más completo hasta la fecha. Con colaboraciones de Foudeqush, Brodinski y otros artistas internacionales, Adicta es un testimonio de su evolución, en la que mezcla su herencia cultural, su pasión por la música experimental y su profunda sinceridad.
En esta entrevista, La Favi se abre sobre el proceso detrás de Adicta, su retorno a la música tras un largo periodo de ausencia y cómo su vida personal, marcada por luchas internas y transformaciones, ha sido la base de este disco tan único.
Acabas de lanzar Adicta, un disco muy personal y con un sonido muy tuyo. ¿Qué te llevó a hacer este álbum ahora? ¿Qué te movía creativamente en este momento?
Estoy tan agradecida de haber podido hacer este álbum. Realmente lo considero mi primer disco. He tenido libertad para escribir y expresarme, fue como un diario para mí. Me inspiró bastante que Promesses me escribiera para trabajar conmigo. De hecho, me habían contactado hace varios años para trabajar juntos. Han sabido de mí, básicamente, desde el principio de mi carrera.
Empecé como artista joven y creo que me desilusioné de la industria. Por muchas razones llegué a sentirme muy perdida. Me motivó, creativamente, la necesidad. Después de nacer mi hija y de separarme de su padre, estaba pasando por cosas muy difíciles. La necesidad me motivó a reencontrarme y enfocarme. Lo hice por y para ella.
Escribir y cantar siempre ha sido una forma de desahogarme; lo haría aunque no me escuchara nadie. El hecho de que haya personas que, por diferentes motivos, se identifiquen con mi música, que me han escrito, también me ha inspirado mucho. Saber que sí hay personas que me están escuchando cuando me he sentido tan sola...
Todo lo que está pasando en el mundo también me mueve, para ser honesta. Me duele y no sé qué hacer. Entre todo lo malo, intento hacer algo bonito para hacerles sentir algo bueno, espero. El saber que mañana nunca está prometido me está motivando a escribir y a hacer las cosas con mucha intención. Estoy agradecida porque después de muchas cosas que han pasado, tengo la oportunidad.
Empecé como artista joven y creo que me desilusioné de la industria. Por muchas razones llegué a sentirme muy perdida. Me motivó, creativamente, la necesidad. Después de nacer mi hija y de separarme de su padre, estaba pasando por cosas muy difíciles. La necesidad me motivó a reencontrarme y enfocarme. Lo hice por y para ella.
Escribir y cantar siempre ha sido una forma de desahogarme; lo haría aunque no me escuchara nadie. El hecho de que haya personas que, por diferentes motivos, se identifiquen con mi música, que me han escrito, también me ha inspirado mucho. Saber que sí hay personas que me están escuchando cuando me he sentido tan sola...
Todo lo que está pasando en el mundo también me mueve, para ser honesta. Me duele y no sé qué hacer. Entre todo lo malo, intento hacer algo bonito para hacerles sentir algo bueno, espero. El saber que mañana nunca está prometido me está motivando a escribir y a hacer las cosas con mucha intención. Estoy agradecida porque después de muchas cosas que han pasado, tengo la oportunidad.
El título ya sugiere bastante. ¿Qué significaba para ti esa palabra mientras lo escribías?
Es un tema que siempre ha abarcado La Favi, me aparece mucho. En este disco lo explico de diferentes maneras. Sobre todo, para mí, creo que el significado más importante es la adicción o dependencia emocional. El apego, el escapar del dolor. Lo viví de una forma muy difícil con el padre de mi hija. Tuve que separarme de él y luchar por mi vida y la de mi hija. Tuve que darme cuenta que, como muchas, yo era la adicta en la relación. Lo único que quería era hacerlo funcionar (incluso cuando me hacía mucho daño).
El hecho es que tenía que actuar no pensando en mí, sino en mi hija. Eso me hizo despertar, tener que mirarme de verdad y buscar entender cómo llegué a caer en esa situación. También, analizar el mundo a mi alrededor y por qué ciertas cosas están pasando. En el disco estoy hablando de eso y también de sexo, las drogas, el dinero, el contrabando. Todo está conectado y tiene que ver con querer quitar el dolor o llenar un vacío.
Desde mi punto de vista, estando en Estados Unidos (específicamente en California), creo que los diferentes desastres que están pasando nos hacen ver que, quizás, todos somos adictos al dinero, a ese estilo de vida. Es algo insostenible, tanto ecológica como económicamente. Hay una adicción a una fantasía, a un sueño que ya no existe. Realmente nunca existió. Ser adicta es vivir en una fantasía y no mirarte ni ver quién eres de verdad.
El hecho es que tenía que actuar no pensando en mí, sino en mi hija. Eso me hizo despertar, tener que mirarme de verdad y buscar entender cómo llegué a caer en esa situación. También, analizar el mundo a mi alrededor y por qué ciertas cosas están pasando. En el disco estoy hablando de eso y también de sexo, las drogas, el dinero, el contrabando. Todo está conectado y tiene que ver con querer quitar el dolor o llenar un vacío.
Desde mi punto de vista, estando en Estados Unidos (específicamente en California), creo que los diferentes desastres que están pasando nos hacen ver que, quizás, todos somos adictos al dinero, a ese estilo de vida. Es algo insostenible, tanto ecológica como económicamente. Hay una adicción a una fantasía, a un sueño que ya no existe. Realmente nunca existió. Ser adicta es vivir en una fantasía y no mirarte ni ver quién eres de verdad.
Este disco tiene algo muy emocional, pero también oscuro, sensual, incluso crudo a veces. ¿Cómo encontraste ese equilibrio?
En este disco me expreso en diferentes niveles. Tiene sus momentos más introspectivos, más agresivos, más románticos y más crudos, se podría decir. No lo pensé mucho, creo. Solo me di permiso para expresar lo que se me viniera a la mente y darles algo para disociar y dejarse llevar, para la noche. A fin de cuentas, estoy contando historias, recuerdos. El sexo y el personaje también forman parte de eso. Me basé mucho en las producciones de los colaboradores del disco, lo que compartieron ellos y el sello conmigo. Empecé a base de freestyles, cantando lo que me viniera a la mente.
Háblame sobre esas colaboraciones, ¿cómo fue trabajar con un sello como Promesses y con gente como Foudeqush o Brodinski?
Verdaderamente, lo digo de nuevo, tengo suerte. Por la música he llegado a conocer a mucha gente tan linda, grandes artistas. Conocí a Foudeqush en México. Ella me invitó a su estudio (Finesse Records). Me presentó a Monvco y Kali cuando estaba en CDMX haciendo unos shows. No sé, fue muy natural. Los respeto mucho como músicos y sentí que pudimos entendernos. Eso es algo muy lindo de la música.
Creo que estaba lloviendo, y estaba escuchando bases, haciendo freestyles. Román (Monvco) sacó la guitarra. Así fue que hice los primeros tracks que llegaron a ser del disco. Promesses me había escrito, querían hacer sesiones conmigo. Los conocí cuando estuve unos días en París. Fue igual. Pusieron bases de Brodinski y Modulaw, así como un trap oscuro, que me gustaban mucho. Grabé freestyles sobre ellas ese primer día en París. Fue algo muy natural, y el resto del disco lo hicimos así.
Promesses me conectó con algunos productores que son colaboradores suyos, DJs que vienen de la escena underground europea. Invité a algunos amigos míos para colaborar también. Creo que al hacerlo así es que el proyecto resultó ser lo que es: algo muy nuevo, incluso por la mezcla de estilos que hay allí. Para algunas personas, quizás, es muy random, tal vez no lo entiendan. Pero siento que la persona que lo escuche, si se sienta con el disco y lo escucha todo, puede llegar a sentir algo. Creo que puede llegar hasta entrar dentro de mi cabeza, de mi subconsciente.
Creo que estaba lloviendo, y estaba escuchando bases, haciendo freestyles. Román (Monvco) sacó la guitarra. Así fue que hice los primeros tracks que llegaron a ser del disco. Promesses me había escrito, querían hacer sesiones conmigo. Los conocí cuando estuve unos días en París. Fue igual. Pusieron bases de Brodinski y Modulaw, así como un trap oscuro, que me gustaban mucho. Grabé freestyles sobre ellas ese primer día en París. Fue algo muy natural, y el resto del disco lo hicimos así.
Promesses me conectó con algunos productores que son colaboradores suyos, DJs que vienen de la escena underground europea. Invité a algunos amigos míos para colaborar también. Creo que al hacerlo así es que el proyecto resultó ser lo que es: algo muy nuevo, incluso por la mezcla de estilos que hay allí. Para algunas personas, quizás, es muy random, tal vez no lo entiendan. Pero siento que la persona que lo escuche, si se sienta con el disco y lo escucha todo, puede llegar a sentir algo. Creo que puede llegar hasta entrar dentro de mi cabeza, de mi subconsciente.
Tu música siempre ha estado fuera de lo obvio, sin sonar mainstream, pero aún así has tenido reconocimientos importantes. ¿Cómo vives ese contraste?
Espero que este año sí, quizás, les llegue al mainstream (risas). Repito, estoy más que agradecida por el reconocimiento que he recibido y por tener oportunidades de trabajar en la industria. Este año, aparte de mi disco, he estado trabajando, escribiendo y componiendo con otros artistas que también trabajan en sellos mayores. No sé bien cómo definir el mainstream, pero quiero hacer música que llegue a todo el mundo. Lo que sí puedo decir es que al trabajar en el underground y ser independiente puedes tener más libertad. Nadie te puede decir qué tienes que decir o cómo decirlo.
En varias entrevistas dices que no te gusta encasillarte en ningún género. ¿Sientes que todavía hay presión por encajar en ciertas etiquetas dentro de la música latina?
Creo que ahora está muy, muy diferente la cosa que hace diez años. Pero sí siento que cuando hay cosas verdaderamente nuevas, siempre va a ser más difícil de comercializar. Va a haber gente que no le va a gustar, que no lo va a entender. Primero vendrá del underground.
“Escribir y cantar siempre ha sido una forma de desahogarme; lo haría aunque no me escuchara nadie.”
Mezclas desde R&B y reggaetón, hasta flamenco o electrónica. ¿Lo produces y mezclas de forma consciente o simplemente te sale así?
No fue algo que empecé a hacer conscientemente. Era resultado de mi entorno y de los productores que se acercaron a mí, de los DJs a quienes les gustaba mi voz.
Tu voz fue clave en transformar el sonido urbano hacia algo más romántico y emocional. ¿Sientes que ahora hay más espacio para propuestas como la tuya?
Claro. No inventé nada, pero sí creo que, de alguna manera, al expresarme, abrí puertas. Cuando empecé en esto, grabando en estudios, en general, siempre era la única mujer. De hecho, yo todavía era una niña. Nunca fue fácil. Ahora no es como antes porque creo que se han abierto más oportunidades.
Lo visual y lo estético han tenido siempre un peso muy importante en tu identidad artística. ¿Cómo los reflejas en esta nueva etapa de La Favi?
En Adicta, estéticamente quise representar a mi entorno, a California, a mí misma y mis sueños. En mi universo artístico represento mis recuerdos en el Norte y el Sur de California, donde he vivido la mayoría de mi vida. También hago alusiones a Al-Ándalus pensando en una realidad histórica alterna. Visualmente represento recuerdos, lo que ha sido y lo que podría ser.
Tus inicios en San Francisco son rapeando en español, ¿cómo han influido esos primeros pasos en quién eres hoy como artista?
Crecí rodeada de música: clásica, tradicional, religiosa… de todo. Así fue que aprendí a cantar. También, desde chica, fue así con letras y poemas. Yo era emo desde pequeña (risas). Melódicamente tenía esa influencia aflamencada, por así decirlo. De niña escuchaba a Mala Rodríguez, Haze. Gente que conocía que hacía rap, trap o reggaetón me invitaba y me metía allí a mi manera. Así empezaron a conocerme, primero en el Bay Area y luego en México, España, Latinoamérica, Europa. Por internet también pude definirme. Podía hacer cosas así, experimentales, y llegar a conectar con gente que me entendiera y siguiera lo que hago.
He podido expandir y mantener mi esencia, básicamente. La defino por mi lirismo y mi forma de mezclar elementos tradicionales con lo más nuevo. Me gusta mezclar lo oscuro con lo etéreo, con el más allá. Busco incorporar nuevas texturas para transmitir emociones. Lo veo como pintar con sonidos. Empecé escribiendo en español porque es mi primer idioma y tengo facilidad para expresarme más profundamente. Y aunque últimamente me he esforzado a hacer más en inglés, sí siento que es parte de mi identidad artística, se relaciona con mi identidad hispanoamericana.
He podido expandir y mantener mi esencia, básicamente. La defino por mi lirismo y mi forma de mezclar elementos tradicionales con lo más nuevo. Me gusta mezclar lo oscuro con lo etéreo, con el más allá. Busco incorporar nuevas texturas para transmitir emociones. Lo veo como pintar con sonidos. Empecé escribiendo en español porque es mi primer idioma y tengo facilidad para expresarme más profundamente. Y aunque últimamente me he esforzado a hacer más en inglés, sí siento que es parte de mi identidad artística, se relaciona con mi identidad hispanoamericana.
Tu historia mezcla muchas raíces, ¿cómo conviven todas esas influencias dentro de ti cuando haces música?
Creo que, como todos los hijos o nietos de inmigrantes, creces con lo que te enseñan en tu casa y lo que aprendes afuera. Mi familia vino de España después de la Guerra Civil; después de haber sufrido mucho, pudieron venir a Estados Unidos a través de Cuba y Venezuela. A mí me educaron con una identidad hispana, pero la experiencia de mi familia es diferente a donde crecí. La mayoría de la gente era de ascendencia mexicana y centroamericana.
Aunque el Bay Area está más al norte, considero que así es toda la frontera, porque allí llega mucha gente de todo el mundo. Es un puerto de llegada. Económicamente, también es un lugar donde hay diferencias extremas. Hay oportunidad pero también, mucho peligro. Tuve que crecer y aprender rápido. Eso también me impactó porque, a la fuerza, tuve que aprender cómo moverme, cómo comunicarme con muchos tipos de personas. Aunque siempre me sentí ‘ni de aquí ni de allá’, fueron influencias y lecciones que me dieron la oportunidad de poder moverme y adaptarme a diferentes situaciones. Sobre todo, de no tener miedo. No soy la persona más extrovertida, pero a la fuerza aprendí muchas cosas.
Aunque el Bay Area está más al norte, considero que así es toda la frontera, porque allí llega mucha gente de todo el mundo. Es un puerto de llegada. Económicamente, también es un lugar donde hay diferencias extremas. Hay oportunidad pero también, mucho peligro. Tuve que crecer y aprender rápido. Eso también me impactó porque, a la fuerza, tuve que aprender cómo moverme, cómo comunicarme con muchos tipos de personas. Aunque siempre me sentí ‘ni de aquí ni de allá’, fueron influencias y lecciones que me dieron la oportunidad de poder moverme y adaptarme a diferentes situaciones. Sobre todo, de no tener miedo. No soy la persona más extrovertida, pero a la fuerza aprendí muchas cosas.
¿Ese ‘entremedio’ cultural y emocional te pesa o crees que es precisamente lo que te hace única?
Sí, me pesa a veces. Creo que, más que nada, últimamente me ayuda. Acepto que no todo el mundo me va a entender y que me hace única. Todas somos únicas. Por eso no me siento en competencia con nadie, solo conmigo misma.
Me encanta esa visión. Como última pregunta, ¿qué podemos esperar de esta nueva etapa de La Favi?
Estoy muy enfocada. Se vienen muchas emociones fuertes.
