De Madrid a Madrid y tira porque le toca. Kei Linch está de visita por la capital española y, aunque es la primera vez que sale de su país, no juega fuera de casa. La rapera colombiana nacida en los madriles cafeteros está entre nosotros estos días para celebrar muchas cosas. Entre todas ellas, la principal es el lanzamiento de su álbum debut, Dulcinea, que ya está en la calle para llenarla de dulzura. Este es un proyecto lleno de concepto, de sonidos clásicos traídos de su infancia, de autodenominación de origen y de mucho hip-hop. Pero mejor que lo cuente ella.
¿Qué tal por Madrid? Creo que es tu primera vez por aquí y es gracioso que justo hayas nacido en el Madrid de Colombia.
Es mi primera vez saliendo del país también. Siempre me confunden porque digo que soy de Madrid y la gente piensa que es de Madrid, España (risas).
¿Qué has venido a hacer?
Hay varias cositas que estoy estrenando. Vine a promocionar mi álbum y salió un evento para el Pride, el 6 de julio en Plaza España. Es la primera vez que voy a cantar por acá y pues nada, feliz. También hay algunas sesiones con productores y he estado por Berlín en un campamento musical de mujeres organizado por Warner Chappell.
Dulcinea es el nombre del disco del que hablas, que además es tu álbum debut. ¿Cómo ha sido el recibimiento del público?
Dulcinea ha sido mi primer álbum y ha estado muy lindo el recibimiento de parte de la gente. Siento que hay muchas personas que se identificaron con el concepto que he querido traer. Me gusta mucho el juego de palabras de lo ‘Dulce’ y lo ‘Nea’, que en Colombia hace referencia a la parte más cruda de la calle. La combinación de estas dos características me representa un montón a mí y a un montón de mujeres que vienen del barrio.
Este no ha sido tu primer trabajo, tienes varios EPs fuera, pero sí que es tu primer álbum de larga duración. No sé si lo has trabajado de forma diferente al resto de lanzamientos.
En mi caso, en mi proyecto, intento que todo tenga una coherencia. Al ser el primer disco tuve que esperar diez años, que es lo que llevo haciendo música, para poder encontrar realmente un concepto con el que me sintiera cómoda. El disco es lo que soy yo en totalidad y quiero entregárselo al público para que conozca en qué punto estoy como persona y como artista. Dulcinea es esta etapa nueva que estoy viviendo y que me está trayendo un montón de cambios y bendiciones. El proceso para crear esto es diferente porque tuve que entender quién soy después de estos diez años de carrera.
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Para ti, entonces, ¿los álbumes tienen que ser conceptuales?
Claro, como te decía, a mí me gusta mucho que todo tenga un significado. Me gustan mucho los códigos, dejar señales, jugar con los símbolos… Siento que todo tiene que ser una unidad.
En el caso de Dulcinea, ¿por qué has querido diferenciar cuatro partes del concepto y no mostrarlo como una idea única compleja?
Porque son cuatro etapas dentro de un mismo universo. Siento que de esta manera es más sencillo concentrar todo lo que soy y lo que estaba sintiendo cuando escribía. Con la etapa del agradecimiento quería hablar de todas las cosas lindas por las que estoy empezando a pasar. Con la etapa del despecho quería mostrar esa parte del corazón roto que es muy necesario porque siento que desde siempre mi música se ha basado en eso de que ‘lo que duele inspira’. La parte del viaje del ego también la veía muy necesaria porque es una realidad. Y, por último, la etapa motivacional y aspiracional para no dejar de soñar más allá de lo que ya se ha logrado. Todo esto constituye y construye quien soy yo como persona, y tenían que estar las cuatro visibles.
Sobre estas cuatro partes diferenciadas hablas en la nota de prensa del disco, de igual manera que mencionas la influencia que el hip-hop de los 2000 tiene en tu arte. ¿En qué parte de Dulcinea se puede notar más este gusto?
Bueno, hay un R&B inspirado en los sonidos de los 2000 que se llama Ya no kiero </3. Es una canción que siempre había querido hacer. Crecí escuchando mucho rap de los 2000, y cuando empezamos a grabarla con todas las armonías… Es una canción que disfruté muchísimo. Un sueño materializado donde se siente toda esa magia.
Mezclando “lo fresh con lo classic”, como dices en una de tus canciones. ¿Esas ganas de juntar lo nuevo con lo clásico también te ha llevado a elegir las colaboraciones? Rapsusklei, MelyMel, o incluso Nanpa Básico son clásicos de la cultura.
Sí, siento que tenía que tener ese tinte clásico y fresco también. Rapsusklei es realmente clásico y para mí fue un honor trabajar con él. Crecí escuchando su música y en el momento en el que me envió su letra me puse a llorar. Es una persona que me ha inspirado muchísimo. A MelyMel tuve la oportunidad de conocerla en un campamento y es tremenda persona. Quería también tener a una mujer del rap en mi álbum, ¡y quién mejor que la mamá del rap! Siento que fueron muy oportunas y lograron entrar al universo de Dulcinea, adaptarse a él y dejar un poquito de lo que son ellos.
“En Colombia todavía se sigue siendo muy radical y purista cuando se habla de rap. Propuestas como la mía son nuevas y transgresoras.”
Eres una artista muy joven, de veintitrés años, que sorprende en sonidos porque no parece que te sean contemporáneos. ¿Por qué esta unión con el pasado?
Hice un ejercicio de ir muy a mi raíz. Soy yo desde mí raíz, desde mi familia con todas las influencias musicales de mi crianza y mi territorio. Yo vengo del campo, entonces también quise acercarme muchísimo a todos esos sonidos colombianos populares. Además crecí siendo la más pequeña, y al estar siempre rodeada de gente más grande que me ha influenciado muchísimo. Por todo esto siento que le tengo tanto amor y respeto a lo clásico. Me gusta mucho estudiar mi cultura, entender cuáles son sus bases y quise rescatar un poquito de todo eso, la identidad del rap colombiano.
Puedo notar mucha esa identidad del rap clásico colombiano en tus letras. Tus líricas mantienen esas formas del Rap Conciencia que ha sido tan tradicional en Latinoamérica.
Empecé escuchando a Tres Coronas de Colombia. En mi infancia estuvo el Canserbero y me gustaba mucho la escena española. Siempre me ha gustado ese estilo de Nach, Sharif o el de Portavoz de Chile. Rap Solo, Violadores del Verso, que les tengo aquí [NdR: Kei muestra un tatuaje de Rap Solo en su brazo derecho], me influenciaron un montón. Siempre he estado muy ligada al Rap Conciencia y aquí en Bogotá, especialmente, sigue siendo muy fuerte. Siento que es algo que siempre va a llevar conmigo porque me representa totalmente.
Se puede decir que tus gustos no son muy normales en alguien de tu edad, y que como resultado tu música tampoco lo es. ¿Te sientes diferente al resto de colegas de la profesión?
Desde Colombia, un montón. Sí siento que es una propuesta muy nueva porque respeto, digamos, lo clásico, pero también estoy aprendiendo todo el tiempo. Me gusta muchísimo estar pendiente de los nuevos sonidos e incursionar en ellos. En Colombia todavía se sigue siendo muy radical y purista cuando se habla de rap. Propuestas como la mía son nuevas y transgresoras para lo que está pasando allí, pero entiendo lo que está pasando en el resto del mundo e intento abrirle la puerta a esos nuevos sonidos en mi país. Sí, me siento distinta y me hacen sentir distinta, pero eso es muy bueno. Estoy muy orgullosa de lo que soy.
Ya para terminar. Acabas de sacar tu primer disco con unos números increíbles, te han hecho portada de la Playlist Equal Andes de Spotify, estás en tu primera gira internacional… ¿Ves algún techo en tu carrera?
No, no me veo techo. Desde muy pequeña, lo que más agradezco de mí es mi visión. Me he caído mil veces, pero mil veces me he levantado también y cada vez he sido más fuerte. Entonces siento que estoy caminando y guerreándola. Voy de la esquina al cielo, como dice mi canción.
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