Activamos una vez más nuestro radar de marcas emergentes que tienes que conocer. Kagrillo, una casi recién nacida, desafía las microtendencias y la uniformidad que la globalización están trayendo a la moda. “Mi intención con este proyecto es rescatar la estética de nuestras costumbres y verla desde un nuevo prisma, alejada de cualquier ideología política. Quiero mostrar que el folklore y la tradición pueden ser una fuente de inspiración moderna y relevante sin necesidad de estar ligados a connotaciones anticuadas o polémicas”, explica Marina, la fundadora de la marca. Hoy hablamos con ella sobre tener la sede en una granja en Murcia, los prejuicios hacia lo rural y la importancia de reivindicar los orígenes familiares.
Hola, Marina. En primer lugar, ¿cómo estás?
Pues muy contenta por esta oportunidad, como marca emergente es complicado tener una plataforma que te dé visibilidad, así que muchas gracias.
¿Podrías hablarnos sobre Kagrillo y cómo surgió?
Siempre he visualizado un futuro creativo. El nacimiento de Kagrillo fue algo muy orgánico. Surgió de la necesidad de crear una marca que no se limitara a ser simplemente estéticamente atractiva o que siguiera ciegamente las tendencias. Esa idea me inquietaba profundamente, ya que sentía que con la globalización se estaba perdiendo la esencia del vestir, convirtiéndose en algo parecido a llevar uniformes. Kagrillo no solo se trata de moda sino también de transmitir un mensaje significativo y auténtico. A través de cada colección, buscamos contar historias y provocar reflexiones.
El objetivo de la primera colección es contar una historia familiar. ¿Cuál es esa historia?
Esta colección trata sobre la transformación y la reinterpretación, en concreto de mis orígenes familiares. Esta reinterpretación empieza con el nombre de la marca. El apellido Carrillo siempre ha sido un distintivo en mi familia. Modificado fonéticamente, refleja una intención de ruptura y rebeldía, pero también rinde homenaje a mis raíces y a las figuras más importantes de mi vida. En la colección puedes ver tres looks principales.
Jinete: Este look está inspirado en mi padre y mi abuelo. Ellos me han transmitido la pasión por la naturaleza y la belleza de los animales, especialmente los caballos. Para rendirles homenaje, me inspiré en los jinetes. El look está formado por un pantalón y una chaqueta con formas y patrones típicos de los trajes de jinete. La mayor parte del tejido proviene de antiguos tapices heredados con motivos ecuestres.
Manola: Este look está inspirado en mi madre y mi abuela. Quería rendirles homenaje a ellas y a las manolas. Este vestido se ha hecho con una mantilla original que mi abuela usó para vestirse de manola. El apelativo de ‘manolas’ se utilizaba tradicionalmente para denominar a las mujeres que acudían a las procesiones vestidas de negro, con mantilla y peineta en señal de duelo por la muerte de Cristo. Discreción y sobriedad son las bases que, en general, las mujeres que salen como manolas han de cumplir. En la actualidad, las cosas han cambiado, pero no en todos los casos. En 2015, un concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Astorga (León), Javier Rodera Fuente, afirmó que algunas mujeres van a las procesiones de Semana Santa vestidas como si fueran “estrellas del porno”. La reinterpretación de este look tiene una intención de reivindicación y provocación, lo cual nos parece necesario. El traje cuenta con formas y volúmenes que estarían prohibidos en un auténtico traje de manola.
Ataduras: Este look habla del peso de la tradición y las costumbres, y un poco de mí (risas). Representa cómo las tradiciones pueden ser tanto un lastre como una fuente de identidad y fuerza.
Kagrillo utiliza un setenta por ciento de materiales reutilizados en las prendas, especialmente para la línea sastre. ¿De dónde consigues esa variedad de tejidos tradicionales, tapices, herraduras y más?
Para esta primera colección, al tratarse de nuestra historia familiar, todos los materiales los he reciclado de cosas que tenía en la casa de mi infancia o de mis familiares. Mi madre y mi abuela son coleccionistas y han acumulado años de tesoros encontrados en los mejores mercadillos de la zona. Mi padre y mi abuelo son granjeros, de quienes también recogí muchos materiales. Ir allí es muy inspirador para mí, me siento como en un mercadillo donde puedo encontrar prácticamente de todo.
¿Cuál ha sido el lugar más inesperado donde has encontrado algo para usar en tus diseños?
Uno de los materiales más sorprendentes para el público ha sido el utilizado en el look K.S.003. Ataduras. La idea de este vestido surgió un día mientras limpiaba con mi madre una cuadra de nuestra granja. Vi las antiguas cortinas de metal de la puerta de mi casa tiradas en una esquina, cogiendo polvo, y rápidamente le dije que debíamos limpiarlas porque iba a hacer un vestido con ellas. Al principio hubo risas y escepticismo, pero luego se convirtió en una de sus prendas favoritas.
¿Prefieres el folklore español o la contracultura del punk?
No puedo elegir uno o el otro, es por eso que reivindico esta fusión. Cada uno tiene su parte positiva y negativa, así que simplemente me centro en tomar lo mejor de ambos mundos.
En el fashion film, me he dado cuenta de que la música juega un papel fundamental para Kagrillo. ¿Podrías hablarnos sobre ello?
La música es una forma de expresión, al igual que la ropa; no podíamos presentarnos al mundo sin una parte sonora. Esta canción la creé junto a mi buen amigo Vizius-x. Nos inspiramos tras un viaje a Murcia. La música en la Semana Santa de Lorca nos impactó profundamente y fue una referencia directa para nosotros. Basándonos en el concepto de esta primera colección, decidimos mezclar la música folclórica, como las saetas, con el techno y la música más experimental. Puedes escuchar la canción en el perfil de Spotify de Legalizegai, donde, junto a Vizius-x y Adinaplastinina, tenemos otros temas de hyperpop, techno y experimentación.
Si pudieras escuchar un álbum por el resto de tu vida, ¿Cuál sería?
Odio esta pregunta, es como cuando me preguntan por mi película favorita y me quedo en blanco. No sé decirte un álbum, pero sin duda, una artista que me encanta es Lola Flores. No es solo su voz, que también, sino su presencia y lo que transmite. Escucharla me da mucha fuerza. Tiene entrevistas muy interesantes donde cuenta abiertamente su vida sin miedo al qué dirán, y aunque tengamos algunas ideas contradictorias, me gusta mucho su forma de ser y expresarse.
Como marca emergente, ¿qué es lo más importante a la hora de crear una colección?
Sobre todo, tener ganas. Suena muy hippie, pero es cierto. Al principio, trabajar y no ver resultados puede ser muy duro y desmotivador. Suelen rondar por tu cabeza miles de pensamientos intrusivos como, estoy gastando mi tiempo y dinero, ¿por qué hago esto? ¿Cuál es la finalidad? Por eso es muy importante creer en nuestras ideas y seguir trabajando sin parar, aunque el resultado no sea el que esperábamos. Es parte del proceso de crecer y aprender en cualquier proyecto creativo o emprendimiento.
Las gorras de la marca son geniales. ¿Cómo surgió la frase “I am not a fashion victim, I am a cateta”?
Cuando explicaba a amigos cercanos la idea de este proyecto, les costaba entender por qué quería hablar sobre el folklore o la tradición. Enseguida asociaban la idea a una imagen muy antigua y estereotipada de las tradiciones españolas, y especialmente, a temas políticos. Mi intención con este proyecto es rescatar la estética de nuestras costumbres y verla desde un nuevo prisma, alejada de cualquier ideología política. Quiero mostrar que el folklore y la tradición pueden ser una fuente de inspiración moderna y relevante sin necesidad de estar ligados a connotaciones anticuadas o polémicas.
Esta frase encapsula perfectamente la mezcla de nuestra herencia rural con nuestra visión contemporánea. La usamos de forma irónica para hacer burla de las asociaciones negativas que a menudo se hacen con España, especialmente con las ciudades más al sur. A menudo la gente se sorprende al saber que nuestra sede está en Murcia, concretamente en una granja de un pequeño pueblo.
Los visuales de la campaña y de las fotografías (también las inéditas) son increíbles. ¿Cómo fue el proceso?
La verdad es que ha sido sorprendentemente fácil. He tenido la suerte de contar con amigos maravillosos y con muchas nociones artísticas. Me he encontrado con personas entusiasmadas por participar en el proyecto y que rápidamente captaron la esencia de la marca. Quiero destacar mi profundo agradecimiento a Alba Robbins por su trabajo como fotógrafa, a Anna Ventura por editar los montajes (inéditos) y a Anna Melendez por su labor como videógrafa.
Si pudieras escoger solo una, ¿cuál sería?
Mi madre siempre dice que quiere a todas sus hijas por igual, que es imposible elegir una, así que me adapto a lo dicho ¡jaja!
¿Cuál es el siguiente paso para Kagrillo?
Estamos trabajando en ello día a día. El 15 de junio lanzamos un mini drop para el verano en el que hemos estado trabajando durante meses. Sin embargo, no es una tarea fácil, ya que somos un equipo muy pequeño y tratamos de hacer las cosas de la mejor manera posible dentro de nuestro alcance. Para nosotros, la calidad de los productos y una producción respetuosa son valores prioritarios. No es fácil, pero tampoco imposible. Por otro lado, nos estamos enfocando mucho en nuestra línea sastre, colaborando con artistas musicales y adentrándonos un poco en el cine y el teatro. Pero esto es un secreto, así que tendréis que estar atentos para verlo.
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