Hace tan solo un par de semanas, en una peluquería de pijas del centro de Madrid, me estaban echando el tinte mientras Avions volant salía de los altavoces. En ese momento lo tuve claro: Julieta ya era un fenómeno en todo el territorio español. Precisamente por eso, horas después no me extrañó ver un Story donde la catalana anunciaba el sold out de su primer concierto en Madrid. Ella es la chica del momento.
Todo eso pasó mucho tiempo antes de que Julieta pisara la ciudad, por ese motivo el 5 de octubre todo el mundo estaba bien preparado para recibirla. Eran las ocho de la tarde y la cola de la Sala Independance estaba a reventar, las camisetas del FCB fueron el look escogido por muchos, porque a 620 kilómetros de Barcelona, la gente quiso hacer sentir a Julieta como en casa. Y creo que lo consiguieron.
Milésimas de segundo después de que la catalana saliese al escenario, a todos los presentes se nos dibujó una sonrisa en la cara que no pudimos borrarnos hasta mucho después de que el concierto se terminase, y es que, ¿cómo no vas a sonreír viendo a Julieta? Acompañada de sus fieles bailarines, hubo tiempo para todo, para canciones tristes como Com aquell agost como para canciones que llevaron la sala al éxtasis, que no fueron pocas, como T’enxules o SECR3T.
Sabíamos perfectamente que Julieta nos tenía guardado algún momento especial, porque después de que durante las fiestas de la Mercè casi se teletransportara de su concierto al de Mushkaa para terminar la noche junto a The Tyets, para su primer concierto en Madrid no nos podía dar menos. Y así fue, llegó el momento de No M’estima + y Mushkaa se subió al escenario para regalarnos the ultimate Catalan dream a coro de “Tiene el mando Bachatita, balla Romeo Santos…”.
La máquina de aire le sacudía la melena rubia y, desde la primera fila hasta la última, la gente boquiabierta la miraba intentando abrazar esos minutos de Avions volant. Con la piel de gallina, el concierto llegaba poco a poco a su fin. Con apenas tres años de recorrido, Julieta sabe perfectamente lo que queremos, un show coreografiado al milímetro donde incluso hubo un poco de tiempo para el mamarracheo al ritmo de Las divinas. Y pese al calor infernal de la sala, que parecía una olla a presión, la gente lo dio todo. Madrid cantaba en catalán para concluir, justo en el instante en el que se encendieron las luces, que Julieta es una estrella del pop en mayúsculas.
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