Aprender a relacionarse es como decorar tu habitación por primera vez. Haces limpieza, y entre el desastre y un espacio diáfano casi irreconocible vuelves a construir, esta vez escogiendo tú qué se queda y según qué disposición. Bueno, igual vincularse con personas es más complicado que escoger unos muebles y una decoración, pero las metáforas nos ayudan a ver, a conectar con lo que nos sucede. Las metáforas, la simbología y el arte le dan una forma a ese amalgama emocional que llevamos dentro.
En un espacio, a veces más alegórico y a veces más directo, se mueve Julia Amor que, en su último disco, Lo que pensé que era el amor, nos abre la puerta de esa habitación destartalada para que la montemos (o la desmontemos) con ella. Con unas letras intimistas y un sonido bailable, Julia reivindica ese sentir intenso, el derecho a expresar las emociones. Todo esto sumado a la reflexión sobre la manera que tenemos de relacionarnos. Julia apuesta por la ternura y el apoyo mutuo frente a la fugacidad y las obsesiones.
Lo que pensé que era el amor es el segundo disco de la cantante, que debutaba en 2021 con el EP No habrá hogar. En este último proyecto, bajo el sello de Primavera Labels, le acompañan en la preproducción Chri Brau –pieza imprescindible para Julia Amor–, Sergio Pérez con la producción, la grabación y las mezclas, y Alex Ferrer con la masterización.
La cercanía de las letras invoca el entorno de una habitación y la honestidad de un diario. ¿Cómo describirías esa habitación donde Julia vomita sus sentimientos?
Como una habitación nueva o de la que te estás reapropiando, como cuando eres adolescente y de repente cambias mucho y tienes que acomodar tu habitación a tu nueva personalidad. Semivacía y bastante desordenada, pero las cosas que se van a quedar ahí, son las que siento más propias y significativas.
En Lo que pensé que era el amor narras un proceso emocional. Empiezas por la evasión del conflicto en la experiencia amorosa, pasas por la resignación, por múltiples contradicciones, por el deseo de aferrarse y, finalmente, la superación del dolor. ¿Cuáles serían las frases clave del disco para dibujar este trayecto?
Siento que podría profundizar mucho más, pero las más importantes son:
“No quiero tocar nada, no te vayas a despertar, y te alejes más y más, no te alejes más y más” como evasión del conflicto y deseo de aferrarse.
“Todo lo que ves es todo lo que quiero ser, pero no tengo fuerzas para resistir” como resignación.
“Voy a escapar de las voces que narran todas las tragedias que hoy nos separan” como voluntad de superar el conflicto.
“No hay nada de valor aquí desde que te marchaste ayer, no hay nadie en esta habitación, no volveré a querer”, como contradicción y deseo de aferrarse.
“Voy a esconder en un rincón lo que pensé que era el amor, y atravesar una ilusión para volver al exterior”, como voluntad de superación del dolor y la luz al final del túnel.
“Son los recuerdos entre tu y yo, recuerdos lejanos que parecen muertos”, finalmente, superación del dolor.
El amor ha sido el tema central de tus dos discos. ¿Cómo te sientes en relación a los discursos amorosos que imperan en los productos culturales?
Siento que hay un énfasis constante respecto a la pasión y la intensidad en las relaciones, algo evidentemente muy importante, pero que me deja con una sensación de fugacidad que me ahoga. Poner el foco en la ternura y la comprensión y dejar en segundo plano lo otro me tranquiliza, porque he pasado demasiado tiempo (aunque todavía me cuesta) intentando evitar que las relaciones con lxs demás acaben, en lugar de acompañarnos de la mano durante el camino y ya está.
¿Cómo te ha influenciado el arte en tu manera de relacionarte?
Es la forma más eficaz que tengo para conectar con las personas. Me cuesta mucho abrirme, con lo que me es mucho más fácil conectar con las emociones y con los pensamientos a través del arte que en la vida real.
Lo que pensé que era el amor brilla por sus contrastes. Las letras introspectivas se revisten con unos sonidos que nos arrancan a bailar. ¿Bailar las penas sería una estrategia para lidiar con el dolor emocional?
Segurísimo que sí, aunque no he ido en busca de los contrastes de forma consciente, simplemente salieron así por mis influencias y por las de Chri (que es con quien trabajamos en las canciones desde el inicio del proyecto, y el productor del disco junto con Sergio Pérez), y porque supongo que sería demasiado intenso todo lo que cuento si la música también fuera trágica (risas). Lo único que sí intento para lidiar con el dolor es soltar todo lo que siento e intentar no quedarme nada dentro.
Tu último álbum cuenta con tres videoclips con una continuidad narrativa. Piezas audiovisuales muy estéticas y llenas de simbología. Hay algunos elementos que se repiten como metáforas visuales: el conejo de porcelana, el ojo, la copa de cristal, etc. ¿Qué representan estos símbolos?
A parte de la simbología que tienen de por sí elementos como el conejo o el ojo, dentro del universo del disco hay varias canciones que siempre me ha parecido que tienen una energía un poco onírica, por ejemplo, Poema de amor. Entre la letra y los sonidos tiene bastante energía de pesadilla, y queríamos intentar reflejar eso en los videoclips añadiendo un poco de fantasía.
El conejo, en este contexto y también según la astrología china, simboliza la sensibilidad, y por otro lado, el conejo blanco simboliza seguir algo ciegamente, es decir, seguir las pautas de lo que nos han enseñado que deben ser las relaciones.
El ojo simboliza una presencia que me observa de forma constante. Para mí hace referencia a sentirte juzgada en todo momento, sintiendo que tengo que actuar de una forma determinada para ser aceptada. Es decir, cuando hablo en el disco de lo que pensé que era el amor, no me refiero solamente a las relaciones románticas sino al amor de la forma más naif que pueda percibirse, y a las relaciones humanas en general, a lo que hemos aprendido socialmente que debemos poner en el centro y a lo que debemos dejar fuera.
La copa de cristal no es tan importante, de hecho, es más significativa la cuchara que uso en un momento muy concreto, que es una gota de cristal, de nuevo simbolizando la sensibilidad, algo muy importante para mí ya que desde muy pequeña me dijeron que debía ser menos sensible, para hacerme más dura y fuerte, enseñándome así que mostrar tanto las emociones era algo de lo que avergonzarse.
El videoclip del último tema, Ya no lo siento, termina revelando el equipo técnico y el decorado, enunciando la ficción. Más allá del decorado se extiende el universo y nos demuestra que hay mucho mundo al otro lado del aislamiento personal. ¿Cómo crees que podemos derribar los muros, romper el bucle?
Creo que dejándonos sentir todas las emociones y creando vínculos con lxs demás desde la sinceridad y la vulnerabilidad. Los bucles seguramente siempre estén ahí, por eso creo que tenemos el derecho de permitirnos querer a otrxs aunque no estemos bien.
Si Julia Amor fuese una amiga y Lo que pensé que era el amor su último drama, ¿qué le dirías?
Que lo está haciendo genial. Ojalá tenerlo yo tan claro como ella (risas).
¿Qué esperas despertar en la persona que te escuche?
Con que entre en contacto con sus emociones yo estaré contenta. Cada unx tiene su camino, pero lo que más me importa de hacer música en estos momentos es no dejar de lado jamás la sensibilidad y revelarme contra los que me dijeron que estaba mal. Así que supongo que solo quiero despertar emocionalidad, sea de la forma que sea.
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