Cristina Vela nació en Sevilla para que Juicy Bae fuera quién Juicy es. Indudable. Su relato comienza en el sur entre zapateados, verborrea, calle y poesía al estilo de Camarón. Allí recolecta los pedazos que, sumados a una pasión hacia la música negra, componen el core de su expresión artística.
Entrevista extraída de ACERO vol. 7, publicada en abril de 2024. Hazte con tu copia aquí.
El relato continúa en Barcelona. “En Sevilla la gente sueña flojito porque no cree que lo pueda hacer”, me cuenta. Pero ella sí confió. Por eso se mudó en busca de las oportunidades que, por supuesto, consiguió encontrar; aunque algo me hace pensar que la habrían acabado encontrando a ella igualmente. En la capital catalana perfiló las aristas de su arte. De esa época se lleva nombres como Aleesha, Blackthoven o incluso La Joaqui. Quedamos con Juicy ya en Madrid, donde posa frente a la cámara vestida con algunas de las prendas de New Era’s Own Label Collection, o lo que es igual, la primera colección de New Era pensada para chicas, y de la New Era MLB Collection, inspirada en los grandes equipos de la liga de béisbol estadounidense.
Y es que Juicy Bae ya hace dos años que vive en Madrid, pero hablar de ciudades ya se le queda muy chiquito. Dos álbumes más tarde, PTSD y Antes de conocerte (Parte I: premonición), y preparando el tercero, Juicy ha caminado por todos los continentes sembrando talento, sinceridad, romanticismo y flow. Piensa en ella como en un lanzallamas. Un arma que te mira fijo a los ojos justo antes de arrasar con todo. No se me ocurre metáfora mejor.
Hola Cristina, ¿qué tal? Llevaba varios números queriendo verte de portada. Me alegro de que por fin estés aquí. ¿Qué tal las fotos, frío?
El placer es mío. Sí, tía (risas), en algunas fotos salgo con la nariz casi rojilla, pero son lo más.
Sobre la etiqueta ‘flamenco trap’ hace cuatro años respondías que si al menos tenía la palabra flamenco, te iba bien. ¿Qué piensas ahora? Acabas de sacar un mambo, con Nico Mir y Mhtresuno.
El flamenco siempre está en mí. Es mi tono y la escala en la que yo canto, la arábiga. Está inevitablemente ligado a mi expresión artística. Pero ni de coña me podría definir así del todo tampoco. Mi intención no es sonar ‘trap flamenco’, es más: ¿qué es el trap flamenco? ¿Cuál es la referencia?
Lo curioso es que esa respuesta tenga cuatro años, porque tu último disco Antes de conocerte (Parte I: premonición) es el trabajo donde más se sienten esas raíces.
Sí, tienes razón. Cada vez se nota más. Y en el siguiente disco más todavía porque me estoy quitando el autotune.
Yeeah, primera exclusiva. ¡Qué distinto! Además tú te lo puedes permitir. Que yo amo el tune, ¿eh? (risas).
¡Sí, sí! Yo también, y lo sigo usando. No está full quitado, pero he pasado de tenerlo al dos a meterlo en un ocho o incluso al diez. Se escucha mucho más mi voz. Al principio es verdad que me generaba más inseguridad por una cuestión de respeto, pero creo que puedo con ello.
¿Cómo se adapta Pedro (PMP), madrileño y proveniente de la electrónica, a todo esta deriva más folklórica?
Wow, pues creciendo juntos. Él venía de ahí pero siempre ha tenido mucho amor por el R&B y el trap soul, ¿sabes? The Neptunes, Don Toliver… Ahí conectábamos. Fue entendiendo mi persona poco a poco y yo produzco un poco con él también. Lo del flamenco le costó más, no tenía tan interiorizados los compases.
Pero le encanta, ¿no? Recuerdo que dijo que producir la intro de tu último disco era de lo mejor que había hecho. Y es flamenco.
Sí, me pasa con mucha gente, con Yessan también. Él es argentino y yo le enseñé a tocar las palmas, pero luego fue él quien me hizo mi canción flamenca más popular, Malas lenguas.
Tía, por cierto. Bueno, yo uso Tidal…
Yo Apple Music (risas).
En tu perfil de Tidal Spain hay una playlist tuya curada de no sé ni hace cuanto tiempo…
Whaaat!? ¡Mira las canciones que hay! Qué fuerte, eso lo hice en Barna. En esa época yo estaba todo el día en Soundcloud. Mucho Coi Leray, movida UK, las cosas que producía Nafe Smallz para M Huncho…
En esa playlist me enseñaste mi canción favorita de M Huncho, Wait til' I finish.
Buenísima, sí. Superpegadizo lo que hace. Nunca me ha dado por escuchar mucha música en español que no fuera o flamenco o latina. Algo de rap, SFDK y cosas así.
(Risas) ¡Es que eres de Sevilla!
Justo (risas). Algo del Tote en algún momento también he escuchado (risas). O pop.
¿Qué meterías ahora?
Mucha más música en castellano. Yo en su momento escribía en inglés porque solo escuchaba música en inglés. Tuve que estudiar música en castellano para aprender. Pero tampoco creo que cambiase mucho la vaina. Metería Nafe Smallz, B Young, y quizá algo de bachata, he escuchado mucha bachata este mes. Me encanta también Marc Anthony, sobre todo los lives. También Romeo Santos, Bebo Valdés.
Marc viene a España.
Pasa por Sevilla. Me voy a verlo con mi madre, no sé quién de las dos tiene más ganas (risas).
Pensaba en tu puesta en escena en el Riverland, superflamenca, bailando, luego recuerdo que fuiste la bailarina más joven de la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2006. ¿Hay algo más contemporáneo que un zapateao calzando unas Rick Owens? (risas). ¿Se está redefiniendo el flamenco?
El flamenco es música de calle. Ha cambiado mucho, también es más académico, pero sigue habiendo mucha música de calle. Creo que ha evolucionado a un nivel aún más pop, también. Fíjate, lo veo por dos lados: por el lado de Omar Montes, pero también por el rollo Guitarricadelafuente, aun sin ser del todo flamenco. Incluso Rosalía. La parte esa bonita, melosa, del sentimiento.
¿Con quién grabarías?
Con Omar me encantaría hacer una canción. Sería épico, ¿no? Muy gitano todo.
¿Cómo influye esa experiencia de la Bienal en tu desarrollo artístico? ¿Cómo fue volver a subirte a un escenario pero ahora para cantar tus temas?
Me sirvió para no tenerle miedo a subirme al escenario, como dices. Para bailar no tenía problema ninguno. La cosa fue superar la barrera de cantar, no me atrevía tanto a hacerlo delante de la gente, pero desde que lo conseguí nunca me ha dado vergüenza. Creo que solo recuerdo tener pánico escénico una vez. Tengo mucha seguridad en mí misma: me subo a un escenario y me da igual lo que pase. Tengo claro cómo proyecto mi energía.
Ojalá se viera tu postura corporal mientras dices esto. Estás con los hombros hacia atrás, el pecho erguido, la barbilla alta (risas). Como si fueras a cantar ahora.
¡Tía, sí! (risas) Eso me lo enseñaron a mí desde muy pequeña: a proyectar. La posición es muy importante para el poderío. Si me alumbra un foco, yo ya estoy automáticamente en planta. ¿Pa’ qué vas a estar ahí si no? Al menos ese es mi flow.
Hablando de baile, te vi dando clases en Élite Studio. ¿Cómo fue?
No di clase, es solo que me llevo muy bien con Leire, la profe, y quisimos preparar una sorpresa. Le pasé la canción de Suerte antes de que saliera para que hiciera la coreo y se la enseñara a sus alumnos. Y luego aparecí en la misma clase (risas). Ellos sabían que iban a tener un tema unreleased mío pero no que yo iba a aparecer. ¡Flipando! Al final les enseñé yo la coreo también, bailamos juntos, sudé con ellos, fue genial.
¿Te has imaginado incluir bailarines en tu show? Ya lo hace hasta gente sin formación también.
Claro, me lo he planteado un montón. Pero le tengo mucho mucho respeto a eso por mi pasado. Para este disco sí que lo voy a hacer, anteriormente creo que no tenía ni un presupuesto ni un show que lo mereciera. Todo mi respeto a la gente que mete un triángulo de bailarines y se pone a sí mismo o misma en el centro, pero no es mi movida (risas). Yo coreografío, tía. Cojo estudios de bailes de flamenco en Lavapiés para bailar sola. Si lo hago, lo hago bien.
También te gusta mucho tener instrumentación orgánica en tus proyectos. Pienso desde la PTSD Live Studio Session hasta canciones como GPS Interlude, Cielo_Infierno o 11/11. ¿Te gustaría plantear un show en acústico?
De hecho, lo he hecho (risas). Lo hice en la Clamores hace un montón de tiempo con banda, y cuando presenté PTSD en Razzmatazz también, pero creo que ahora lo podría hacer mejor. Mi objetivo con el disco siguiente es hacer menos conciertos pero con banda todos.
¿Ves que la escena urban sevillana ha evolucionado de alguna manera en los años que llevas fuera? ¿Volverías? Pienso lo desértica que se quedó Zaragoza tras Violadores del Verso y me vino a la cabeza SFDK.
Yo respeto mucho a Zatu, de verdad, pero creo que el momento ya fue. Sevilla está muy difícil. Falta movida. Creo que tampoco se le da mucha importancia a lo urbano allí, destaca más lo flamenco o incluso lo electrónico. Y hay mucha música bacana pero no hay plataformas. Algunos de mis mejores amigos de Sevilla no tienen alcance aunque lo luchen muchísimo. La forma en la que está montado el circuito te obliga a marchar a Madrid.
¿Quién más ha salido de ahí destacable en estos años? ¿Cómo lo ves?
Pedro LaDroga abrió la mente de mucha gente. Yo tenía dieciséis cuando fui a verle por primera vez, ni hacía música entonces, y él ya cantaba con tune. El problema es que allí la gente no cree que lo puede hacer, entonces sueñan pequeño. Ahora que a JC Reyes le está yendo muy bien, es distinto. JC es del barrio de Los Pajaritos, como mis padres, aunque obviamente nos fuimos de ahí lo antes que pudimos porque básicamente muere gente. JC es de la Candelaria pero ha salido de ahí con la música. Y que pasen cosas así es lo que hace que la gente tenga más fe en poder salir. Aun así creo que las cosas que se pegan son un poco más cani, un poquititito más marchirulo. Que no se me entienda mal. Pero si no hago reggaetón, me visto de colores y tengo unas tetas enormes… Igual es más difícil (risas).
Eso pasa también en Latam. Además que sé que las dos amamos muchísimo esos sonidos y culturas. Por otro lado, tus letras. Hay una narrativa sobre el amor que capitanea casi todas las canciones. Incluso me gusta imaginar que le cantas siempre al mismo pibe (risas). Cuando lo escuchan tus ex, ¿cómo se sienten? Hay letras muy viscerales.
Pues tía, es muy loco. Es una muy buena pregunta (risas). ¿Has escuchado la canción de Abhir?
Claro. “Todas las putas de mi ex son mi fan” (risas).
¿Sabes la repercusión que tuvo eso en mi vida? (risas). Cuando me salió la frase en el estudio recuerdo mirar a Abhir, mirar a Saint, y todos como… WTF. Pero la música es lo único que tengo mío al 100%. Si no tuviera ese camino para comunicar lo que siento, ¿dónde lo hago? ¿Lo escribo en un papel y lo tiro? (risas).
Y como es arte, aún puedes exagerarlo aún más. Canalizas y luego, “ups, perdón”. Britney (risas).
Exacto. Me quito de cosas que ya no puedo decir, o que he dicho y quiero volver a decir.
¿Y has recibido respuesta?
Por supuesto. Mi ex puso un tuit y todo. Le contesté que no era por él la frase. Y era verdad. No eres mi único ex, amor. Hay más.
Un besito para tu ex (risas). Toda esa lectura es muy diferente en Antes de conocerte (Parte I: premonición). ¿Cómo y cuánto ha cambiado tu visión del amor entre los dos álbumes?
Muchísimo. Incluso me siento distinta a como me sentía cuando escribí Antes de conocerte, por eso no salió la segunda parte. ¡Porque la segunda parte estaba! Y tengo un montón de canciones que podría haber sacado. Pero no creo que coja ni una sola.
¿Ni una?
Es que lo que digo en las canciones es mi vida, mis cosas de verdad. No tiene sentido hacer una segunda parte cuando son canciones de amor para mi ex si ya no me siento así. Estoy en otra. Quiero hablar de algo que no sea amor también. Aun así me gusta que me relacionen con eso. Hice una bachata con Taiko, que es un produ chileno, hablando de traiciones y juegos de tres. ¡Una bachata! Me gusta la música un poco tóxica, con drama (risas). La música que consumo habla mucho de amor.
Como el R&B… A ti que te mola Don Toliver, cuando se junta con Kali las letras son superiores. ¿Drugs N Hella Melodies? ¿Hola?
¿Sabes que Cielo_Infierno es un remix de esa canción?
Es verdad. Mi cerebro acaba de eclosionar. Oye, y hablando de remixes, tienes un remix de una de mis canciones favoritas de Justin. Es tu primera canción, ¿no?
¡Mi primera canción en YouTube! Esa canción la grabamos en el estudio que construimos nosotras solas muriéndonos de calor, en bikini y echándonos agua por encima. No sabíamos ni grabar casi. Y los niños lo pusieron en alto y sonó por todo el barrio. La portada también la hice yo, eran los baños del estudio.
Hablando de letras aún, pienso en que el uso del tune a veces ensombrece un poco el hecho de que tú escribes genial.
Y mi acento.
Pero luego te cruzas con frases como, “siempre llevo perlas en la mano con las que yo te toco, cuando duermes, el pelo” y la estructura es de poesía. ¿Qué te hace escribir así? ¿El flamenco?
Justo. Me gusta mucho Lorca y tal, pero tiene mucho más que ver con Camarón o con El Torta. Yo analizo las letras de Camarón y flipo, hay veces que ni se entiende lo que quiere decir hasta que escuchas todo el verso, o que directamente es abierto. Son símbolos o conceptos, a veces no son ni frases. La conclusión es que no hay que hablar tan claro (risas). Quizá la gente ahora ya no se complica tanto escribiendo. Que oye, cada uno con su vaina. Pero a mí me parece que a las cosas hay que darles una vuelta.
Y tú eres muy visual escribiendo, dibujas escenas. Los títulos de los álbumes son casi conceptuales. ¿Por qué Premonición?
Me lo dicen mucho (risas). Porque tuve una premonición de verdad. Estaba yo en una relación en ese momento y tenía que irme de gira. Le dije que se viniera conmigo a Argentina, porque yo presentía que algo iba a pasar. Y yo soy superleal, te lo juro, pero lo sentí. No vino. Pues el once de noviembre me cambió la vida; por eso hay una canción que se llama 11/11 en mi disco.
Brutaaaaal (risas).
¡Y yo lo sabía! ¡Es que lo sabía! Por eso premonición (risas).
Hablando de antiguo, en entrevistas antiguas, porque todas son antiguas, hablabas de tus ganas de ir a Latinoamérica y a Estados Unidos. Lo primero ha pasado y mucho, ¿lo segundo?
Pude ir a Estados Unidos cuando fui a Miami con Aleesha, en 2021 o 2022, para grabar el vídeo de la colaboración con Taichu. Luego no volví, porque la verdad es que no me llamó nadie (risas).
"Soy persona antes que artista, si me hacen bullying, tendré derecho a deciR algo".
¿Cómo?
Ahora sí. Después del BBK me llamó Sky Rompiendo y me llevaron para allá para hacer música con mucha gente bacana. He ido tres veces más después de eso. Tengo temas muy heavys en el disco.
Pero eso, Latinoamérica sí que se te ha dado, se te ha dado increíble.
Sí, sí. Y cada vez más. Alucino.
Y también has sabido darle entrada a artistas de allí. La primera canción que escuché de Taichu fue contigo, incluso tenéis un EP, y también un tema bastante antiguo ya con La Joaqui. ¿Tú crees que las mujeres argentinas enfocan la música de otra manera?
For sure. Las niñas tienen que ser mucho más grrrr para sobrevivir y eso se traslada. Se nota mucho.
Justo el disco de Taichu se llama RAWR, ¿no?
Sí, exacto. Las mujeres que han salido de Argentina lo pelearon pero a full. ¿Emilia? Lo peleó y lo trabajó muchísimo y se lo merece muchísimo lo pegada que está. ¿La Joaqui? La Joaqui tiene dos niñas y hasta fue adicta a las drogas. ¡O Cazzu! Todas las que yo conozco de allí tienen una gran historia de superación. Y con La Joaqui, como que nos reconocimos. Vino a Barna a grabar y ella quería estar por el Raval, ¿me entiendes? Quería entender dónde se vivía, los barrios, quería entender de mí también. Real reconoce real, ¿sabes? ¡O Lali! Me llevo superbien con ella. Se nota dónde crece la gente. Hay cuatro personas famosas en Argentina: Milei, Messi, Duko y Lali (risas).
¿Te sientes más querida por la audiencia de América?
No sé si más querida, pero creo que en Argentina, México, Chile, la gente muestra más. Es más cariñosa, te dicen ¡te amo boluda! Aquí cuesta. La primera vez que llené Chile, en mi último concierto, lo vendí en menos de cuarenta y ocho horas. Me pusieron un guardia de seguridad enorme para escoltarme, tuve que salir de ahí casi pisando a gente, ¡loco! Me acompañaron a la discoteca de enfrente donde hacíamos el after porque no podía andar. Igual eran setecientas personas.
Uf, qué agobio.
Me agobié un poco pero me alegro un montón. Y ojalá sea muchísimo peor. ¿El siguiente bloque se llama redes sociales? Uf, que agobio (risas).
No te hagas spoiler. Es que eres muy sonada tú en redes (risas).
Porque soy persona antes que artista. Si veo que me hacen bullying por ejemplo en el Gallery Sessions, digo yo que tendré derecho a decir algo. Igual hay otras cuarenta actuaciones más (además, de hombres) y a nadie le dicen nada de su puta cara. Si no soy una persona que se calle de normal, ¿por qué tengo que hacerlo solo por hacer música?
Lo que hicieron contigo fue muy heavy.
Tía, trauma enorme. ¡Y que ese día además me veía muy bien! Me gasté mi dinero en todo lo que llevo ahí. Han conseguido que no me vea bien en el vídeo. Y eso que yo voy a los sitios sin pintar, ¡me veo estupenda de normal! Por suerte, en la vida sí (risas). Pero en ese vídeo no.
A Abhir también le dieron.
España es muy racista y ni nos damos cuenta.
Y mira que Gallery no suele tener situaciones así.
Me pidieron perdón. Que a ellos les parecía una sesión brutal, con muchísima energía. Aun así, aunque me puedan doler estas cosas, una vez lo interiorizo y aprendo de ello, ya está. Yo haría otro Gallery con mi disco.
Molaría.
Sí, que me dejen quitarme la espinita. Y callar un par de bocas (risas). Hubo gente poniendo con maldad comentarios a los que no he ni podido responder, gente se ha aprovechado y ha reflejado ahí su odio de situaciones anteriores. Y yo siento como que no puedo contar mi verdad. Me he visto teniendo que quitarme X, que me encanta, porque no puedo estar ahí. Pero me voy acostumbrando. Es la vida que elegí, es lo que hay.
Y lo que vendrá después.
Me da igual ya. De pequeña en mi barrio me acosaban. Pero es otra cosa cuando el bullying es todo tu país o incluso otros países. No me apetece ser un meme internacional.
Hablando sobre Mango Lassi, ¿“la más mala de España soy yo, a ti te van a pegar”?
(Risas) Emmm, no fue una frase directa para una persona. Pero me gustaría que la gente viera la realidad de las cosas. En la vida real la gente no es siempre como es en la música, nada más.
En X también te he visto hablar muchas veces de querer retirarte.
Pf, no estoy hecha para la industria musical. No estoy hecha para el negocio. Peco de ser muy artista y tengo que pensar más con frialdad. Pero si hago eso, pierdo parte de mi concepto artístico. Me da ansiedad todo lo de los deals, los adelantos, no sé. Me han estafado mucho también al principio de mi carrera, a veces no me siento reconocida como me gustaría. No por los números. Yo con mi música pienso que puedo llegar hasta a ganar un Grammy, ¿por qué no? Y sé que soy una persona de Andalucía, con contactos normales. Pero creo muchísimo en mi proyecto y en mi visión. Yo he llegado a pedir préstamos para los discos, todo lo he pagado yo, nada de adelantos.
La gente no sé si sabe que tú, además, estudiaste diseño de moda. ¿Has vuelto a planteártelo? Diseñando el merch o yo que sé...
Ojalá. Pero creo que todo el mundo que se está metiendo por ahí es un poquito más boogie, ¿no? Más pijas.
Más... ¿Bulli? ¿El restaurante?
No, 'boogie' de joyería (risas). Veo que ellas me consideran rara. La moda me interesa desde pequeña.
Quizá es más snob.
Sí, justo eso. Eso es lo que pasa, es snob. No me gusta ese flow, ¡huyo de ese flow! Puedo ponerme una careta durante media hora pero no más, se me nota. No me gusta chupar culos, no lo hago.
Va, terminamos con esta ya. Llevamos toda la conversación hablando trasversalmente del disco, pero, ¿cuál va ser su forma? ¿Cómo lo resumirías?
Sigo en su desarrollo pero tengo muchas ideas. Nombres y así.
¿Poéticos? (risas).
Pensaba en Heartbreak nº4. Porque estoy ahí, en el heartbreak número cuatro y eso me ha condicionado mucho. Me estoy conociendo más a mí misma, estoy en una introspección grande. Estoy mirando muchas referencias de arte también.
¿De qué tipo?
Escena del diluvio de Joseph-Désiré, una locura: un padre salvando antes a su mujer que a su hijo, es la muerte del futuro. El miedo hacia el futuro le hace aferrarse al pasado.
¿Cómo plasmas todo esto luego?
Sobre todo, me inspira para escribir.