Rubén no llegó a la cabina de casualidad. Lo suyo con la música empezó mucho antes: en casa, de pequeño, ordenando CDs por temas, obsesionado con videoclips, inventando coreografías y escribiendo letras. Hoy, bajo el alias de Juguete, es DJ, promotor y ahora parte del roster de Jägermusic 2025, que lleva años construyendo su camino desde lo emocional, lo colectivo y lo sonoro. Lo suyo va de crear narrativas, compartir, abrir espacios seguros desde la cabina y más allá.
¡Hola Rubén! Bienvenido a Acero, un placer tenerte por aquí. Para quién no te conozca, ¿quién es Juguete?
Hola, ¡gracias por invitarme! Siempre es medio raro definirse a uno mismo, pero por sintetizar, soy DJ y promotor. Llevo pinchando más en serio unos cuatro años, y montando fiestas con mi colectivo Girltoy casi uno entero. Voy haciendo otras cosas por aquí y por allá, y he formado parte de otros proyectos, pero diría que, a día de hoy, estas son las facetas que más me definen.
Por lo que he podido leer, la inspo para tu AKA nace a raíz de una canción de Dinamarca, DJ y productor de Estocolmo que ha colaborado con artistas como rusowsky o AMORE. ¿A qué te recuerda esta canción y qué te hizo conectar con ella?
Cuando empecé a salir más y a interesarme por pinchar, como por 2017 o 2018, Dinamarca sonaba un montón en las fiestas a las que iba, así que diría me lleva a esos momentos de primeras veces. Él es lo más, tiene un sonido súper característico y ha sabido serle muy fiel pero mantenerse fresco con el tiempo; su música me ha acompañado mucho durante los años. En realidad, justo esa canción se aleja un poco del estilo al que le asocio, pero el nombre me llamó la atención y por eso lo tomé prestado.
Soy una persona que le da mucha importancia a las palabras; me fijo mucho en los títulos de las canciones, en cómo resuenan ciertas frases y así. El momento de decidir un AKA me intimidaba un poco porque me parecía algo muy determinante, pero creo que acerté bastante. Ha cobrado sentido con el tiempo.
Soy una persona que le da mucha importancia a las palabras; me fijo mucho en los títulos de las canciones, en cómo resuenan ciertas frases y así. El momento de decidir un AKA me intimidaba un poco porque me parecía algo muy determinante, pero creo que acerté bastante. Ha cobrado sentido con el tiempo.
Desde pequeño has tenido una gran sensibilidad y conexión con la música. Bailabas, cantabas, escribías letras y también organizabas canciones en CDs por temas. ¿Dirías que ahí empezaron tus primeros inputs?
100%, mis actividades gays de cuando era pequeño han hecho de mí el gran gay que soy hoy. Lo guay de ser un niño es que eres mucho menos crítico con lo que haces, no le das tantas vueltas. Afrontas las cosas no tanto buscando obtener un resultado, sino más bien porque disfrutas del aprendizaje y el proceso en sí. Tenía una necesidad de sacar afuera lo que se me pasaba por la cabeza y me daba un poco igual la forma. Me gustaría reconectar con esa visión más naïf, pero, a medida que voy creciendo, me da la sensación de que cada vez me cuesta más. Estamos en ello.
Según mencionas, también eras un gran apasionado de los videoclips, quiero que nos remontemos justo a esa época. Además de las influencias cotidianas, ¿hay alguna canción o videoclip de tu infancia que te marcara especialmente y que aún hoy influya en tu estética o en tu selección musical?
¡Un montón! Bebo mucho de la cultura pop de principios de siglo. Intento no caer en la nostalgia fácil, pero sí que es una referencia que tengo muy presente en lo que pincho y en las cosas que hago, en general. Soy del 2000, así que se podría decir que los años de mi infancia fueron una época dorada para el pop y, específicamente, para los videoclips. En mi casa siempre estaba de fondo el canal de Los 40 Principales con videos musicales reproduciéndose, así que muchos los ví por primera vez ahí. Luego, aprendí a buscar en YouTube y la cosa se puso seria. Recuerdo mucho Smile de Lily Allen, con la escena en la que mandaba a unos matones a destrozar la casa de su ex, What You Waiting For? de Gwen Stefani, que me encantaba porque tenía temática Alicia en el país de las maravillas o Come Into My World de Kylie Minogue, que directamente me voló la cabeza. De hecho, a día de hoy, sigo sin entender muy bien cómo está hecho. En general, Kylie tiene mil videos increíbles de esa época que han envejecido genial: Slow, Spinning Around, In Your Eyes…
En cuanto a lo nacional, tengo grabadísimo en la mente Retorciendo palabras de Fangoria. El look de Tormenta de Alaska con el pelucón naranja… lo puto más.
En cuanto a lo nacional, tengo grabadísimo en la mente Retorciendo palabras de Fangoria. El look de Tormenta de Alaska con el pelucón naranja… lo puto más.
La sensibilidad por la música y el arte es, sin duda, una enorme virtud. Proporciona una visión 360º del proyecto y te da una capacidad especial para conectar con el público, pero también puede hacerte más vulnerable ante la exposición constante. ¿Cómo gestionas ese equilibrio entre mostrar tu mundo interior y protegerte en una industria tan intensa como la nocturna?
El clubbing y pinchar, en general, son experiencias colectivas por naturaleza, y eso es, en gran parte, lo que las hace tan poderosas. He aprendido que, justo por eso, es importante marcar límites y no caer en la autoindulgencia, porque es muy fácil entrar en bucle o simplemente desatender tus propias ambiciones e intuiciones cuando estás constantemente rodeado de inputs. En lo personal, soy bastante sensible, así que a veces necesito bajarle un par de marchas para reconectar conmigo mismo y con mis deseos. Creo que, a grandes rasgos, todxs podemos beneficiarnos de dar un paso atrás de vez en cuando para preguntarnos qué queremos, qué hacemos para conseguirlo y, en definitiva, relativizar.
Con el ritmo tan rápido e intenso al que va la noche, a veces los problemas simples se hacen un mundo, y los momentos felices pierden la gracia. Por eso, para protegerte un poco, me parece bastante clave intentar encontrar tu propio balance: identificar las cosas que te gusta hacer y que te anclan a la realidad, escucharte y no tener miedo de no estar en todo. Son cosas que parecen obviedades, un poco psicología barata, pero creo que hay que hacer un esfuerzo por tenerlas presentes. Al final, nada es tan importante: lo único fundamental es respetarte a ti mismx y a tus propios procesos.
Con el ritmo tan rápido e intenso al que va la noche, a veces los problemas simples se hacen un mundo, y los momentos felices pierden la gracia. Por eso, para protegerte un poco, me parece bastante clave intentar encontrar tu propio balance: identificar las cosas que te gusta hacer y que te anclan a la realidad, escucharte y no tener miedo de no estar en todo. Son cosas que parecen obviedades, un poco psicología barata, pero creo que hay que hacer un esfuerzo por tenerlas presentes. Al final, nada es tan importante: lo único fundamental es respetarte a ti mismx y a tus propios procesos.
“El clubbingy pinchar, en general, son experiencias colectivas por naturaleza, y eso es, en gran parte, lo que las hace tan poderosas.”
Tu primera actuación fue en tu cumpleaños en un local de tu pueblo. Al parecer, tuviste que insistir un poco al dueño para que te dejara tocar aquella noche. ¿Qué recuerdo tienes de aquel día?
Era todo súper distinto a ahora, pero tengo muy buen recuerdo de esa noche y de ese verano, en general. Al final, estaba materializando algo que había aprendido por mi cuenta y dándole un poco de forma real a mis ideas, y eso siempre es una sensación muy potente. Recuerdo también sentirme muy apoyado y arropado, que era algo que quizá antes de ese momento no había experimentado tanto, o por lo menos no de esa manera. Ver que la gente le da valor a las cosas que haces siempre te empuja a seguir. La verdad es que me sorprende la determinación que tenía para ni siquiera haber pinchado nunca en un club, he tenido momentos de mucha más inseguridad en lo que hacía en puntos en los que ya tenía muchos más “logros” en los que apoyarme. Hay que traer esa vibe de vuelta.
¿Qué te empujó a dar ese paso de la habitación a la cabina, y cómo supiste que estabas listo?
Diría que las ganas de querer sacar las cosas adelante. La sensación de estar 100% preparado para algo nunca llega del todo, creo que hay que restarle importancia a tus pensamientos y forzarte un poco a ponerte en la palestra para avanzar. Al final, nadie nunca está completamente seguro de sí mismo, pero es enfrentándote directamente a algo cuando te das cuenta de que puedes con ello y de que no tiene sentido sobreanalizar tanto cada movimiento.
A día de hoy, a la hora de enfrentar un set, hablas de transmitir un mensaje coherente, que tenga sentido y siga una narrativa. ¿Cómo preparas el setlist?
La intencionalidad en las cosas que hago es algo que me obsesiona un poco. Hay algo muy fuerte en ser capaz de visualizar un mensaje en tu cabeza y encontrar la manera de que este llegue a la gente. Creo que la música es un medio muy democrático para transmitir porque no requiere tanto de formación o de contexto para entenderla, sino que apela directamente a lo emocional. Es muy potente usar la selección a tu favor para evocar sensaciones o contar historias. No me refiero necesariamente a mensajes complejos o intelectuales, simplemente ser capaz de escoger música que te emociona o que te hace disfrutar y conseguir que esa sensación se traslade a otras personas ya me parece algo a lo que aspirar.
Cuando estoy buscando música intento mantener esa visión un poco narrativa. Me gusta pensar en sitios y momentos concretos donde vería sonando una canción, o escuchar un tema y pensar “que ganas de poner esto porque sé que x persona va a disfrutarlo”. Tratar de ver hacia donde me lleva la música y qué universo se forma a su alrededor, más allá del sonido en sí.
Igualmente, creo que las cosas cobran sentido de forma natural si tienes claro tu criterio y le eres fiel; tampoco hay que darle demasiadas vueltas. Para mí, marca 100% la diferencia cuando alguien confía en su visión y hace las cosas atendiendo a esta. Una declaración de intenciones - aunque parta de la intuición - siempre va a ser mucho más poderosa que algo hecho por hacer.
Cuando estoy buscando música intento mantener esa visión un poco narrativa. Me gusta pensar en sitios y momentos concretos donde vería sonando una canción, o escuchar un tema y pensar “que ganas de poner esto porque sé que x persona va a disfrutarlo”. Tratar de ver hacia donde me lleva la música y qué universo se forma a su alrededor, más allá del sonido en sí.
Igualmente, creo que las cosas cobran sentido de forma natural si tienes claro tu criterio y le eres fiel; tampoco hay que darle demasiadas vueltas. Para mí, marca 100% la diferencia cuando alguien confía en su visión y hace las cosas atendiendo a esta. Una declaración de intenciones - aunque parta de la intuición - siempre va a ser mucho más poderosa que algo hecho por hacer.
Cada vez hay más cultura de club y más sonidos nuevos que emergen con fuerza. ¿Qué crees que está cambiando en la escena?, ¿sientes que el público está cada vez más abierto a sets impredecibles o sigue habiendo una demanda de “lo que ya conocen”?
Las redes han pasado a tener un rol muy importante en el circuito club de hoy en día, y, aunque a veces esto sea un poco desalentador, es algo que hay que asumir. La exposición forzada, la búsqueda de viralidad y las nuevas dinámicas de consumo que impone esto son cosas que se alejan bastante de los valores que, para mí, van con la cultura club: colectividad, liberación, resistencia… Por otro lado, sí que veo positivo tener acceso a más información; podemos ver lo que pasa en la escena de otras partes del mundo, y, en consecuencia, la oferta actual es mucho más diversa a la que había hace unos años cuando yo empecé a salir. Creo que si me enfrentara a la noche por primera vez con el panorama de hoy en día hubiera llegado mucho antes a descubrir qué me gustaba y qué no.
Hay una parte interesante en que ciertos estilos de música cobren relevancia y alcancen un lugar más mainstream, pero creo que es inevitable que, una vez algo toma una ruta más comercial, pierda en mayor o menor medida esa frescura y ese edge que lo hace atractivo. El club y sus sonidos son algo que se gesta en los márgenes, y, para acercarlo a un público más masivo, hay que descafeinarlo de alguna manera.
En cuanto a la respuesta del público, depende en gran parte de los ambientes por los que te muevas. Marca mucho la diferencia pinchar en un espacio que cuida su programación y que se presta a ayudar a lxs artistas para que puedan desarrollar su propuesta a gusto, porque, al final, eso atrae un público que encaja con esos valores y está abierto a descubrir. Yo mismo he tenido muchos prejuicios con algunos estilos de música, y he tenido que pasar por escucharlos en contextos específicos o ejecutados de x manera para entenderlos y disfrutarlos. La cosa es que, en muchos casos - y sobre todo en España - los espacios con propuestas más cuidadas se mueven en el underground, y es en los lugares más mainstream en los que hay dinero y se pueden ofrecer determinadas condiciones. Es la batalla eterna.
Hay una parte interesante en que ciertos estilos de música cobren relevancia y alcancen un lugar más mainstream, pero creo que es inevitable que, una vez algo toma una ruta más comercial, pierda en mayor o menor medida esa frescura y ese edge que lo hace atractivo. El club y sus sonidos son algo que se gesta en los márgenes, y, para acercarlo a un público más masivo, hay que descafeinarlo de alguna manera.
En cuanto a la respuesta del público, depende en gran parte de los ambientes por los que te muevas. Marca mucho la diferencia pinchar en un espacio que cuida su programación y que se presta a ayudar a lxs artistas para que puedan desarrollar su propuesta a gusto, porque, al final, eso atrae un público que encaja con esos valores y está abierto a descubrir. Yo mismo he tenido muchos prejuicios con algunos estilos de música, y he tenido que pasar por escucharlos en contextos específicos o ejecutados de x manera para entenderlos y disfrutarlos. La cosa es que, en muchos casos - y sobre todo en España - los espacios con propuestas más cuidadas se mueven en el underground, y es en los lugares más mainstream en los que hay dinero y se pueden ofrecer determinadas condiciones. Es la batalla eterna.
En tú caso, el sonido que llevas a los sets puede etiquetarse dentro del género de la electrónica, pero aseguras no querer encasillarse. ¿Qué otros sonidos podemos encontrar en tus actuaciones?
Como decía antes, creo que tengo una sensibilidad bastante pop que se refleja en lo que pincho. En general, todo lo que escucho más allá de la electrónica asoma un poco la cabeza en mis sets: synth-pop, electroclash, electropop… música gay. Siempre intento buscar esas melodías que sientes que has escuchado antes, pero no sabes identificar del todo.
Es útil para algunas cosas, pero creo que no tiene mucho sentido definirse de forma muy cerrada en este sentido. Mi sonido ha cambiado y se ha ido afinando un montón durante los años, pero sí que me gusta pensar que mantiene un hilo conductor.
Es útil para algunas cosas, pero creo que no tiene mucho sentido definirse de forma muy cerrada en este sentido. Mi sonido ha cambiado y se ha ido afinando un montón durante los años, pero sí que me gusta pensar que mantiene un hilo conductor.
Tu incorporación al roster de Jägermusic 2025 marca un nuevo capítulo en tu carrera, ¡enhorabuena! ¿Qué significó para ti recibir esa confirmación?
¡Gracias! La verdad es que el timing fue perfecto, llegó en un momento en el que estaba un poco desencantado. Desde que empecé a pinchar, he tenido la suerte de que han ido surgiendo bastantes cosas de manera muy orgánica, y estaba en un punto en el que, de repente, me veía un poco estancado. Más allá del factor económico, que es asfixiante, bajar el ritmo de bolos era algo que me afectaba a la autoestima. En redes, estamos todxs muy expuestxs y, cuando las cosas no van como quieres, es súper fácil compararse y preguntarse por qué no estás en x sitios o entrar en bucle pensando en qué tienes que cambiar. Siento que, a raíz de entrar en el roster, reconecté un poco con la ambición y la ilusión que tenía cuando empecé. Fue una especie de wake up call para ser más disciplinado y no dar las cosas por sentado. Este año voy a estar en sitios muy guays con Jägermusic, y me están echando un cable con algunas cosas que ya irán saliendo. Estoy muy agradecido.
Jägermusic siempre ha apostado por propuestas con personalidad, arriesgadas y frescas. ¿Qué crees que vieron en ti para querer sumarte a su familia?
Qué difícil. En España hay un montón de gente haciendo cosas increíbles, pero creo que soy un perfil bastante específico. Siempre me he esforzado bastante en crear un universo Juguete más allá de la música en sí, y creo que eso marca la diferencia. Supongo que tengo personalidad, soy arriesgado y fresco. Estaba escrito.
¿Qué le dirías a tu “yo” de hace unos años, el que pinchaba por primera vez en la discoteca de su pueblo, al saber que ahora formas parte de esta red de artistas?
Me costaría un poco enfrentarme a mi yo de esa época, he cambiado tanto que creo que nos llevaríamos un poco mal. Pero bueno, dejaría atrás nuestras diferencias y me daría una palmada en la espalda. Joder, miro atrás y en estos años he hecho cosas increíbles en las que ni pensaba cuando empecé, y ni siquiera ha pasado tantísimo tiempo. Yo creo que le diría que no tenga prisa porque todo pase de golpe, las cosas van llegando cuando tienen que llegar y hay tiempo para todo. Que confíe a tope en sus ideas y que le ponga ilusión y ganas a lo que va saliendo. Y que disfrute, aunque justo eso creo que ya lo tenía claro desde bien pequeño.
Además de formar parte del roster de Jägermusic 2025, también eres uno de los fundadores y promotores de Girltoy, un colectivo de artistas que trabajan por y para la escena queer underground. En un ambiente donde aún faltan espacios seguros y representativos, ¿qué significa para ti Girltoy?
A título personal, diría que es de las cosas de las que más orgulloso me siento de haber hecho nunca. Empezar algo poco a poco, poner tanto cuidado a los detalles y ver como va cobrando sentido es súper gratificante. Además, tengo la suerte de currar con Albal en este proyecto, que es una de mis mejores amigas y, también, una de las personas con las que mejor me entiendo, así que la ilusión siempre es compartida y Girltoy nos hace vivir experiencias muy emocionantes. Para ambos era importante crear un espacio que nos representase musicalmente y que atendiera a ciertos valores que nos parecen básicos para poder disfrutar de una fiesta. Al final, somos personas queer y entendemos la pista como un sitio que te libera de la rutina y del peso del día a día, y que, por tanto, tiene que cumplir con ciertos estándares para que puedas estar a gusto y let loose al 100%. Tratamos de poner mucho cuidado en lo que hacemos e involucrarnos al máximo en todas las partes del proceso para que el resultado sea lo más redondo posible. Básicamente, intentamos hacer la fiesta a la que nos gustaría asistir como público.
La verdad es que, desde el día uno, hemos recibido muchísimo apoyo de otros colectivos y promotores locales y nacionales. En Madrid, estamos en un momento bastante bonito de unión en la escena club queer que yo nunca había vivido antes. La respuesta del público ha sido súper positiva y hemos conectado con gente increíble (como Belén Bru, que lleva la identidad gráfica del proyecto y es, básicamente, la mejor). Long live Girltoy. Es un bajón pero, como promotor independiente en España, especialmente si tu proyecto está orientado a un circuito más under, tienes que asumir que el crecimiento va a ser bastante lento y que el dinero no puede ser una prioridad. Esto es, cómo mínimo, frustrante y limitante, pero, al menos por ahora, los momentos bonitos que vivimos y la gente que conocemos a través de Girltoy nos hacen querer seguir a tope. Aunque si alguien quiere darnos muchísimo dinero para llevar nuestras ideas al siguiente nivel, estaremos encantadxs de recibirlo.
La verdad es que, desde el día uno, hemos recibido muchísimo apoyo de otros colectivos y promotores locales y nacionales. En Madrid, estamos en un momento bastante bonito de unión en la escena club queer que yo nunca había vivido antes. La respuesta del público ha sido súper positiva y hemos conectado con gente increíble (como Belén Bru, que lleva la identidad gráfica del proyecto y es, básicamente, la mejor). Long live Girltoy. Es un bajón pero, como promotor independiente en España, especialmente si tu proyecto está orientado a un circuito más under, tienes que asumir que el crecimiento va a ser bastante lento y que el dinero no puede ser una prioridad. Esto es, cómo mínimo, frustrante y limitante, pero, al menos por ahora, los momentos bonitos que vivimos y la gente que conocemos a través de Girltoy nos hacen querer seguir a tope. Aunque si alguien quiere darnos muchísimo dinero para llevar nuestras ideas al siguiente nivel, estaremos encantadxs de recibirlo.
De hecho, en junio estarás en el Morrete Fest de Logroño con Girltoy, ¡suena súper! ¿Qué supone para ti pinchar con tu propio colectivo en un festival?
Admiro mucho proyectos como Morrete que trabajan pico y pala por llevar propuestas musicales interesantes y crear espacios queer de calidad fuera del binomio Madrid-Barcelona, creo que no es una tarea nada fácil y que hacen una labor increíble y, sobre todo, necesaria. Tengo mil ganas, Logroño es divertidísimo y compartimos cartel con artistas que me flipan como Ceretti o Hidrogenesse. Es de los bolos que más ilusión me hacen de este verano y hacerlo representando Girltoy es muy especial para mí.
Más allá de esta fecha también pasarás por Barcelona el 11 de julio; 17 de julio Valencia; Madrid el 31 de mayo y 5 de julio; o el Puerto de Santa María el 15 de junio. Rubén, ¿qué puede esperar el público que vaya a verte en esta gira?
Me da la vida tener estas fechas alineadas, estoy muy agradecido de poder hacer lo que me gusta con frecuencia. Se me hace un poco raro llamarlo gira, pero es verdad que hay que apuntar a lo alto. Que esperen energía desbordante, pasión homoerótica, trucos de magia y, en definitiva, puro sonido Juguete. No queda otra.
Lo verás tras los platillos en Morrete Fest de Logroño el 8 de junio; en Barcelona 11 de julio; en Valencia el 17 de julio; en Madrid el 31 de mayo y 5 de julio; y en El Puerto de Santa María el 15 de junio.





