Salir de esa gigantesca estación de tren y que el cierzo te golpee la cara. Para algunos puede ser como un bofetón; para otros, una caricia que les recuerda que ya están en casa. Podrán haber vivido cientos de aventuras, haber querido y perdido, haber jugado… nada de eso importa cuando se regresa al hogar por las carreteras que atraviesan paisajes amarillentos y montañas talladas por el tiempo. En ese regreso todo adquiere una nueva perspectiva, porque es en el hogar donde se encuentra la calma, el origen, la raíz que nos define. Ese mismo lugar que, a pesar de los giros del destino, sigue siendo el punto de partida para todos aquellos que, como el viento, se sienten atrapados entre la nostalgia y la necesidad de continuar su camino.
Uno de ellos es Juanjo Bona, un joven que ha sabido combinar la tradición de su tierra aragonesa con sonidos modernos, creando una propuesta musical única. Su viaje personal y artístico ha sido marcado por la importancia de volver a casa, de redescubrir sus raíces y, sobre todo, de compartirlas con el mundo. En esta entrevista, Bona nos habla de su disco Recardelino, un trabajo que no solo habla de su evolución como músico desde su sonado paso por Operación Triunfo, sino también de su identidad como ser humano, de cómo la jota se ha fusionado con el pop contemporáneo y de cómo su música le permite explorar temas universales mientras rinde homenaje a lo que le ha formado. Con él, descubrimos cómo los contrastes entre lo moderno y lo tradicional pueden ser más que una lucha; pueden ser la clave de una nueva forma de entender la música y la vida misma.
Juanjo, ¿qué tal has vivido estos días tras el lanzamiento de tu primer disco?
Pues muy bien. Vengo del pueblo, donde he estado cinco días recargando energías, y he vuelto con ganas de hablar.
¿Qué has hecho ahí?
No mucho, la verdad. Tenía ganas de no hacer nada. Bueno, tuve una grabación para un proyecto, pero en general he estado haciendo planes cotidianos. Eso es lo que más me motiva, lo que más me alegra e ilusiona. Las cosas simples: quedar para cenar o dar un paseo por el parque. Esas cosas normales son las que más me llenan.
¿A cuánto está tu pueblo de Zaragoza y en qué zona exacta está?
Está a unos cuarenta y cinco minutos. Aunque parezca lejos, me gusta mucho el trayecto porque me permite ver los paisajes mientras me adentro en la zona. Está muy cerca de Navarra, justo en la frontera, no sabría decirte las coordenadas exactas, y bastante cerca del Moncayo, que es una de las montañas más importantes de allí.
¿Sueles ir con frecuencia?
Sí, suelo ir un par de veces al mes, o incluso más.
¿Un par de veces al mes?
Sí, sí, cada mes. A veces incluso más de dos. Aunque últimamente había pasado más tiempo sin ir, me viene muy bien desconectar. Normalmente voy un par de días, o cuatro o cinco como mucho, y luego vuelvo. Porque claro, allí mis amigos están estudiando; ya no tengo la misma rutina que ellos. Esta vez llegué el domingo y me quedé toda la semana, sin hacer nada en especial, pero es que necesito aburrirme. Creo que con tanto ajetreo se nos olvida lo importante que es simplemente aburrirse.
Pero cuando estás allí, ¿qué haces?
Descanso, paseo… Hago los planes típicos del pueblo: ir al banco, ir a comprar.
¿Al banco?
Sí, porque conozco a todo el mundo. Es parte de la rutina, ¿sabes? Mis padres tienen una tienda en la plaza, así que paso por allí a saludar. También voy al estanco de mis abuelos, que ahora lo lleva mi tío. La tienda de enfrente es de la madre de una amiga. Siempre hay alguien por ahí. Y luego, claro, me tomo el café en la plaza.
Juanjo_Bona_2.jpg
Oye, me gustaría hablar de cuando diste el pregón de Las Fiestas del Pilar el año pasado.
Fue un sueño increíble. La verdad es que lo recuerdo todo un poco difuso porque fue muy impactante. La cantidad de gente era impresionante, era como una marea. Parecía una manta que se movía. Recuerdo salir al balcón por primera vez y quedarme flipado al ver tantas cabezas, tantas personas. Simplemente me ceñí a leer el papel porque estaba temblando.
¿Lo escribiste tú?
Sí, lo escribimos nosotros. Nos ayudaron un poco. Lo hice con Naiara, así que unos guionistas nos echaron una mano para darle forma. Pero sí, lo escribimos nosotros.
¿Volverás este año?
Tengo que mirar si tengo algún compromiso durante esas fechas, pero espero poder ir. La verdad es que cuando llego a Zaragoza y salgo de la estación, es como si respirara de una manera diferente.
Hablemos de cómo empezó tu aventura en el mundo de la música.
Empecé con ocho años. En mi pueblo hay mucho interés por la música en general. Mucha gente toca algún instrumento o participa en el grupo de jota. Mis padres tienen amigos que forman parte del grupo, aunque ellos nunca cantaron ni nada por el estilo. Un día, siendo niño, nos fuimos de viaje con el grupo a Salou, a un hermanamiento que celebraban. Allí me empezaron a animar a cantar y a bailar. Me pedían cosas como ‘canta esto’ o ‘baila aquello’. Se dieron cuenta de que, incluso siendo tan pequeño, afinaba bien. Entonces me dijeron: cuando volvamos del viaje, ven a la escuela y prueba. Volví, me apuntaron a guitarra… y hasta ahora.
Tengo entendido que te gusta vestirte de jotero.
Sí. Hasta el verano anterior a entrar en Operación Triunfo formaba parte de un grupo de jota. Dejé la orquesta y me uní a un grupo tradicional, con traje regional y canto puro.
¿No sería muy guay incorporar un traje de jotero a los conciertos de tu gira?
La verdad es que la música que hago ya tiene mucha influencia folclórica y tradicional, así que no siento que lo estético sea esencial. Prefiero que todo respire folclore, ¿sabes? Mi imagen puede ser más moderna, y a mí también me gusta esa idea. Es cierto que todavía estoy encontrándome, no creo que haya dado aún con mi estética definitiva.
Al principio sí intentábamos que mi imagen y mi outfit reflejaran más esa tradición de la que vengo, pero ahora pienso que no es necesario. Prefiero algo más moderno y elegante pero sin perder ese toque personal. Además, creo que el traje regional tiene una belleza propia en su esencia. Si te vistes de jotero, te vistes, pero las innovaciones deben ser muy cuidadas para no perder esa esencia.
Entiendo que te encuentras en una etapa de descubrimiento, no solo musical, sino también en lo que a moda se refiere, ¿verdad?
Sí, este primer disco se ha convertido en algo muy… yo lo llamo infantil, naive o de cuento, porque siento que refleja una parte de mí muy auténtica, pero también la más ingenua e inocente. Ha abierto un canal para mí pero también desde un lugar muy nostálgico y emocional. Creo que todavía tengo mucho por explorar, en un sentido más fiestero, más atrevido. Porque aunque siempre me he sentido más afinado a ese menos es más, ahora siento todo lo contrario: más es más.
Juanjo_Bona_6.jpg
¿Pero te consideras alguien ‘buenecito’?
A veces noto que hay una diferencia entre cómo me veo musicalmente, como alguien quizás más desconocido, y cómo soy realmente. Soy muy divertido, no me aburro fácilmente.
¿Entonces te reconoces en Recardelino?
Cien por cien. Porque es lo más, es como si imaginaras un árbol y este disco fuera una tajada de la raíz más pura. Hay mucha verdad en él, con melodías tradicionales que siempre han existido y siempre existirán. Las letras me identifican un montón. Además de ser historias muy concretas, también son generales, y creo que cualquiera, en distintas etapas de su vida, puede sentirse identificado. No son algo exclusivo.
Siempre voy a recordar todas estas historias con cariño, sobre todo porque soy muy nostálgico. No creo que se me olviden: las tías, el Moncayo, etc. Espero que siempre estén ahí. Creo que este disco me define muy bien. Es mi presentación al mundo. Ahora mismo es esto. Me hubiera encantado meter más cosas.
¿No temes glamorizar el pasado?
Es  una pregunta que me he hecho un montón y aún no he encontrado una respuesta clara. A veces, aún siendo el pueblo el mismo, y aunque sea un lugar que a veces puede ser hostil o de donde he sentido la necesidad de salir, me pregunto por qué he sido siempre tan defensor de ese sitio, cuando a veces no he sido completamente feliz allí. Es algo que me cuestiono. A la vez, entiendo que ha sido lo que me ha hecho ser quien soy, porque ahí he vivido tanto mis problemas como mis alegrías. Así que sí, tienes razón, es algo que me planteo.
¿Cuándo te marchaste de tu pueblo?
A los diecisiete. Me fui muy pronto y por eso ahora me gusta volver cada vez más.
¿Qué recuerdas de cuando te trasladaste a vivir a Madrid?
Al principio, mal. Tuve muchos sentimientos que nunca había experimentado antes, como la soledad. Pensaba: me pongo malo y no está mi madre, no tengo amigos, he venido solo. Había compañeros del colegio mayor que venían con alguien de su pueblo, con algún amigo. Yo no. Llegué con la maleta a Madrid, por la cara. Desde Magallón. Fue un cambio enorme.
Pero quería venir porque sabía que aquí iba a encontrar más oportunidades que en Zaragoza. Ya sabía que allí era muy complicado dedicarme al arte, por los compañeros y amigos que tenía. En general, siempre es difícil, esté uno donde esté. Nunca confié del todo en que podría dedicarme a esto, así que siempre iba contando con un plan B. Y Madrid me llamaba. No sé por qué, pero me llamaba. Quizás porque mi madre también estudió aquí.
Hay una canción de tu disco dedicada a tu etapa en un colegio mayor, ¿no es así?
Sí, el colegio mayor me ayudó un montón. Era como un hogar, ahí estábamos educadísimos. Se encontraba en una zona muy tranquila, todos estudiantes.
Juanjo_Bona_4.jpg
¿Te hacían novatadas?
No, justo en mi colegio no. Además, firmábamos un montón de papeles en los que nos lo garantizaban.
¿En serio?
Te lo juro. Y no nos hicieron nada. De hecho, ese año fue el primero en el que estaban prohibidísimas. Y menos mal, porque en mi colegio, anteriormente, sí que había habido gente que las había sufrido.
¿De qué manera ha cambiado la fama tu forma de relacionarte con los demás?
Ha cambiado un poco. Es verdad que a mí la gente me encanta. Pienso que sigo siendo igual de sociable y cercano con todo el mundo. No voy de nada, no creo que se me haya subido ni que haya tomado distancia con la gente, porque mi personalidad es así. Me encanta conectar con los demás. Pero sí que, a veces, estoy más bajo de energía, o no tengo tanta como para mostrar toda mi personalidad y mi carácter con plenitud.
Últimamente me ha tocado aprender a dosificar un poco. Por ejemplo, cuidarme la voz. No puedo hablar tanto con todo el mundo ni entregarme igual, porque estos meses han sido durísimos, de no parar. Así que me toca, de vez en cuando, ir un poco más a mi bola.
¿Por qué dirías que a la gente le interesa tanto tu vida privada?
Creo que esto viene, obviamente, por el fenómeno OT, que es brutal y te expone muchísimo. La gente te conoce en profundidad, y muchas personas que también están pasando por momentos difíciles se acostumbran a verte durante días y días en un directo veinticuatro horas. Y claro, entiendo que se crea una relación muy intensa. Es como si se convirtieran en amigas que no existen, ¿sabes? Como si realmente sintieran que han compartido todo ese tiempo contigo. Y luego, de golpe, se corta. Entonces, claro, hay una necesidad muy fuerte. Me lo dicen muchísimo: ojalá pudiera ser tu amiga. Y es que yo me entregué. En el programa, te abres y te conocen a fondo.
Después de OT, ¿cuánto has tardado en tener el control de tu propia imagen?
Aún no lo tengo.
¿No?
No. Todavía estoy encontrando ese equilibrio entre hasta qué punto me expongo y hasta qué punto no. Siento que ahora tengo más control sobre mis redes; no puedo subir cien cosas un día y al siguiente desaparecer. Pero indirectamente siempre hay una pequeña presión de que tienes que estar activo.
¿Lees los mensajes directos?
Al principio muchísimo, pero luego me hizo clic algo en la cabeza. Cuando empiezas a ver que el boom del fandom se estabiliza, te das cuenta de que va bajando. Y si previamente te has creído todo eso (yo siempre digo que no hay que creerse ni lo bueno ni lo malo), la hostia es real. Porque lo bueno, cuando sales, es algo muy irreal. Si te lo crees demasiado y luego ves cómo baja, el golpe es fuerte. Por eso he decidido esperar a que todo se estabilice de verdad, que pase el tiempo y que consiga encauzar mi camino. Entonces sí, podré disfrutarlo todo.
¿Crees que la gente que te vio en OT llegó a entenderte?
Yo creo que sí. Aunque dentro de OT no supiera muy bien qué estilo musical quería hacer, es verdad que yo ya hablaba de folclore todo el día en la academia. Ya estaba siendo como soy, literalmente. Lo que pasa es que tenía una concepción musical algo errónea, al principio no sabía qué camino tomar. Pero sí que siento que las canciones de ahora representan al Juanjo de la academia, al de antes y al de toda la vida. Porque son mi esencia hecha música.
Juanjo_Bona_5.jpg