A lo largo de su carrera, Izaro ha ido dejando huella con cada acorde y palabra, uniendo tradición y modernidad. Desde sus primeros pasos en los bares de Donostia hasta conquistar escenarios internacionales, la artista ha sabido mantenerse fiel a sus raíces mientras explora nuevos horizontes musicales.
En su voz resuenan ecos de su lugar natal, de su búsqueda personal y de un compromiso con la autenticidad. En su último sencillo, Amiguita como tú, junto a Valeria Castro, Izaro celebra el amor, la amistad y la sorodidad. Porque esta artista no te dice lo mucho que te quiere, te lo demuestra. No escribe cartas, te las canta. En esta entrevista hablamos de sus comienzos, sus escondites, su vuelta a los escenarios y su última gira, cerodenero.
Izaro, naciste en Mallabia, Vizcaya, y comenzaste a estudiar en San Sebastián antes de marcharte a Estados Unidos. ¿Cómo viviste esa experiencia y cómo influyó en tu carrera?
Estudiar fuera una experiencia muy interesante. Era la primera vez que estaba tan lejos de casa, el cambio de horario era importante, toda mi realidad cercana cambió, mi círculo se limitó a las personas que allí convivíamos y todo se pausó mucho. Como que se me abrió una nueva ventana en la cabeza, la ventana del tiempo, del salirte de tu tiesto y darte cuenta de que fuera también tienes sentido. Me di cuenta de que todo lo tenemos cerrado casi: nacer, estudiar, estudiar sobre lo que se cree que se quiere trabajar, trabajar sobre lo que se ha estudiado, fin. Y allí confirmé que si tomaba distancia sobre esa realidad mía, yo lo que quería realmente era cantar. Decidí que al volver lo iba a intentar.
Posteriormente decidiste volver al País Vasco, más concretamente a Donostia, y comenzar tu carrera musical lanzándote a los bares de la ciudad. ¿Qué te motivó a dar ese paso hacia la música y cómo fue tu primer contacto con el público? ¿Recuerdas cómo fue la primera vez?
La primera vez fue en un bar de unos amigos de la familia. Me acompañó un chico que tenía un equipo de música. Montamos las cosas, puse un taburete en la mitad, cogí mi guitarra y canté las cinco o seis canciones propias que tenía y también algunas versiones. Me escondí detrás de la esquina hasta que se sentara todo el mundo y pensé: wow, supongo que esto es lo que se siente justo antes de salir. Estaba nerviosísima.
Vinieron muchas amigas y amigos, muchas profesoras de cuando yo era una niña, las madres y los padres de mis amigas. Fue muy bonito, me sentí muy arropada. Luego toqué de bar en bar. Me dijeron que la primera vez que contara más de diez personas que no conociera entre el público significaría que estaba pasando algo. Y me acuerdo también de ese día.
Vinieron muchas amigas y amigos, muchas profesoras de cuando yo era una niña, las madres y los padres de mis amigas. Fue muy bonito, me sentí muy arropada. Luego toqué de bar en bar. Me dijeron que la primera vez que contara más de diez personas que no conociera entre el público significaría que estaba pasando algo. Y me acuerdo también de ese día.
En alguna ocasión has mencionado que Donostia es el lugar en el que conseguiste reencontrarte. En la actualidad, ¿dónde o a qué acudes cuando te sientes perdida?
A mi casa. Cierro la puerta, y mi casa me arropa pase lo que pase. Y si no, a la montaña, a algún prado verde, y a bosques con árboles viejos. Me alivia sentirme efímera.
También has hablado de que con tu música ni buscas ni pretendes enseñar, sino que más bien encuentras. ¿A qué te refieres con esto? ¿Es la música otra herramienta para no perderte?
Lo es. Es una de las formas más bellas de comunicación, primero contigo misma, luego, si quieres, con el resto. Para mí es una manera de ordenar, de comprender, de depurar, de celebrar. Como respirar o dormir, es parte de mí.
Aparte de utilizar el euskera (aunque también el castellano o el inglés), también haces referencia a tradiciones arraigadas a tus orígenes, como la figura del Olentzero en tu último álbum navideño, Izaro gabonetan. ¿Qué importancia tienen para ti este tipo de referencias?
Mucha, en realidad toda. Creo que esta pregunta tiene una segunda lectura interesante. Me parece que a las personas que somos de culturas minoritarias se nos pregunta constantemente sobre la importancia que tienen nuestros idearios en nosotras. Como que a la gente de culturas con más populación les costara entender que existan identidades completas, universos completos en costumbres o idiomas que no son las suyas. Pero en realidad ¿tendría un artista español que explicar la presencia de los Reyes Magos en su disco de Navidad? ¿Sería algo curioso? ¿O serían obvias este tipo de referencias? ¿Me explico? De esa misma manera, mi idioma, mi cultura y mis referencias son mi día a día, sin ellas no sería yo. Creo que lo que no tendría sentido sería que no estuviera Olentzero en mi disco de Navidad.
“Para mí (la música) es una manera de ordenar, de comprender, de depurar, de celebrar. Como respirar o dormir, es parte de mí.”
¿Cómo surgió la idea de ese álbum?
Esta gira cerodenero ha sido mi favorita, he disfrutado mucho; estoy disfrutando mucho, ya estamos en la recta final. Tenemos preparado un adiós por todo lo alto en el 31 de mayo en el Bizkaia Arena. Me da mucha pena que se acabe, pero sé que las cosas deben acabarse. He sido tan feliz en esta gira, tan consciente de que lo que estamos viviendo es algo que no pasa a menudo, y que probablemente será finito, por lo menos con el mismo equipo íntegro. Ahora nos siento invencibles.
Miro a mi equipo, que es mi familia y es que los amo. Los adoro tan fuerte, me gusta tanto lo que somos y lo que hacemos. Sentí que no había un momento mejor para hacer un álbum navideño, para obligarnos a parar a darnos cuenta y a celebrar lo preciada que es la vida, la salud, el compartir. Situarnos en esta extraña línea del tiempo y poder cantar también al porvenir.
Miro a mi equipo, que es mi familia y es que los amo. Los adoro tan fuerte, me gusta tanto lo que somos y lo que hacemos. Sentí que no había un momento mejor para hacer un álbum navideño, para obligarnos a parar a darnos cuenta y a celebrar lo preciada que es la vida, la salud, el compartir. Situarnos en esta extraña línea del tiempo y poder cantar también al porvenir.
Además de crear esta simbiosis entre idiomas, a lo largo de tu carrera has explorado diferentes sonidos y métricas, pasando por el folklore y la bossa nova. ¿Cómo ha sido para ti mantener tu autenticidad y explorar diferentes géneros musicales mientras sigues siendo fiel a tus raíces?
Considero que las personas tenemos identidades compuestas, somos dinámicas, plurales, muchas versiones diferentes de nosotras mismas habitan juntas. Por eso creo que a la hora de interpretar sensaciones, sentimientos, situaciones, como el abanico es tan variado, la sonoridad que las representa también lo es. No es algo que busque conscientemente, creo que todos somos tronco, raíces y ramas; a veces todo está centralizado, a veces todo está desbordante. Intento no entrometerme demasiado entre la semilla y el bosque en mis canciones, me gusta más observar y poder ser un canal, un transmisor.
En la actualidad, ¿cómo definirías tu sonido y cómo te gustaría que evolucione en el futuro?
Yo creo que la mejor manera de descubrir cómo suena un artista es ir a verla en directo. Ahí creo yo que está la clave. Y sobre el futuro, prefiero no hacerme spoiler, dejaré que me sorprenda.
Tu último lanzamiento con Valeria Castro, Amiguita como tú, es una oda a la amistad y una dedicatoria preciosa. ¿Por qué decidiste escribir esta canción y por qué a Valeria?
Siguiendo con la razón de por qué hice el disco navideño, este 2024 ha sido un año abundante para mí. Un día no me pude aguantar las ganas de empezar a escribirles canciones a gente que admiro y que quiero. En vez de escribirles una carta, o llamarles para decírselo, me pidió el cuerpo escribirles canciones. La primera que escribí fue Amiguita como tú para Valeria. Ya llevamos unos cuantos años de bonita amistad y me salió cantarle esto. Ha sido una maravilla poder cantarla juntas. También ella vendrá al Bizkaia Arena en mayo, todas estas colaboraciones perlita que irán saliendo estos meses sucederán en vivo ese día.
¿Cómo es trabajar con una persona tan cercana?
Es fácil. Es sencillo. Y eso es difícil de conseguir.
A lo largo de tu carrera has trabajado con muchas mujeres artistas. ¿Qué importancia tiene para ti el apoyo mutuo entre mujeres dentro de la industria?
Es crucial, en la industria de la música y en la vida en general. Me encantaría que este apoyo entre nosotras algún día solo fuera por disfrute y para construcción. Pero por ahora las mujeres a nivel mundial necesitamos de esta red, sobre todo para sobrevivir.
Además de Valeria, en 2022 publicaste Limones de oro con colaboraciones de artistas internacionales como Álex Ferreira, Zahara y Daymé Arocena, entre otros. ¿Qué aprendiste de esas oportunidades a nivel creativo?
Muchísimas cosas. Poder ver cómo cada cerebro tiene sus propias líneas melódicas, que al juntarse hacen maravillas. Sobre todo, aparte de lo artístico, aprendí muchas cosas de valor humano, de formas de trabajar, de formas de situarse en este oficio precioso y extraño, de formas de entender el arte. Admiro mucho a todas estas personas.
El pasado 23 de enero cerraste tu última gira Cerodenero en Madrid, ¿cómo viviste ese concierto?
Jo, fue muy bonito. Siento que cada vez es más bonito el huequito que tenemos a nivel estatal, me emociona el boca a oreja, que la gente nos recomiende, me fascina eso. Ojalá cada vez un huequito más estable y más bonito.
¿Qué supone este final de ciclo para ti? ¿Puedes dar alguna pista de tu próximo proyecto?
Un final de ciclo potente. Para mí el 2024 ha sido un año para enmarcar. Venía de un año sabático mediático para poner mi cabeza en orden. De una gira que me dejó exhausta y un poco depre. Y poder volver, confirmar que he sanado, disfrutar, conectar con el público, con mi equipo y conmigo. Para mí ha sido uno de los años más bonitos de mi vida. Cerodenero para siempre va a ser para mí una oda a la sanación, un disco de autojusticia. Mis próximos proyectos son varios, uno será descansar. Estaremos un tiempito largo sin tocar. Pero estoy contenta porque ya sé cómo volver.
Finalmente, ¿qué consejo le darías a los jóvenes que aspiran a vivir de la música y están comenzando en la industria?
Que se rodeen de buena gente, que no se martiricen demasiado cuando hagan algo mal y que pregunten mucho hasta entender las cosas.
